¿Por Qué Debo Hacerme Miembro de una Iglesia?

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Por Jim Elliff sobre Membrecía de la Iglesia
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Traducción por Joseluis Burgos


El título de este artículo plantea una buena pregunta , ¿no? Incluso entre aquellos que apoyan la idea de la membresía de iglesia, hay razones válidas para preguntarse por qué la mayoría de las iglesias han establecido listas de membresía, así como procedimientos para dar a la gente la bienvenida a la membresía.

Por ejemplo, no podemos pasar por alto el hecho de que la palabra "membresía" no se utiliza en ningún lugar en la Biblia. No importa cuanto busque, nunca encontrará un versículo o pasaje en el Nuevo Testamento que directamente ordene a los creyentes mantener funciones de miembro o que establezca los procedimientos de membresía. Tales mandamientos directos simplemente nunca se dieron. Y no hay ejemplos claros en el Nuevo Testamento de que se guardasen listas de membresía escritas.

Con esto en mente, uno no puede dejar de preguntarse si la idea de la membresía de la iglesia en su conjunto no es una adición innecesaria a la Escritura - una tradición legalista agregada a la simplicidad de la vida cristiana. Si la membresía de la iglesia se considera como tal adición, no es ninguna maravilla que se haya convertido en una idea impopular.

Entonces, cuando uno introduce en esta discusión las filosofías individualistas del pensamiento occidental (particularmente del Americano), la membresía de la iglesia llega a ser aún más impopular. En una cultura donde la independencia, el valor propio, la autoestima, y la auto realización se consideran las características personales más deseables, la membresía en una iglesia local, donde la sumisión uno al otro, el rendir cuentas, y la interdependencia mutuas son el modo de vida, parece extraña e incluso contraproducente.

Por el mismo hecho de que hayamos escrito este artículo, usted sabe que valoramos la idea de la membresía a la iglesia. Esperamos que también se haya dado cuenta de cuán altamente valoramos la Biblia, no simplemente como el único mensaje para la salvación de la humanidad y el estándar divino para la santidad personal, sino también como manual de instrucción para la conducta de la iglesia. Con esto en mente, queremos ofrecerles las siguientes tres razones bíblicas con las cuales esperamos contestar la pregunta, ¿por qué debo hacerme miembro de una iglesia?.

Primera Razón - Seguridad Personal

Lo peor que le puede suceder a un cristiano no es la persecución, el daño físico, o la muerte. En muchos aspectos, éstas son las mejores cosas que pueden sucedernos. Jesús dice que somos dichosos cuando somos “perseguidos por causa de la justicia” (Mateo 5:10). Pablo dijo “me complazco en las debilidades ... por amor a Cristo ... porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”.(2 Corintios 12:10). Jesús dijo a sus seguidores, “Y yo os digo, amigos míos: no temáis a los que matan el cuerpo, y después de esto no tienen nada más que puedan hacer”. (Lucas 12:4). Esto tiene todo el sentido, porque para el creyente, "estar ausente del cuerpo” es “estar presente con el Señor." Ninguna de estas amenazas terrenales debe ejercer dominio sobre nosotros en forma alguna.

Pero si hay una cosa que nos debe hacer temblar, y es la idea de ser vencido por el pecado. El pecado es la razón por cual Jesús sufrió en la cruz (2 Corintios 5:21). El pecado entristece al Espíritu Santo de Dios (Efesios 4:30). El pecado en la vida de un verdadero creyente invita la disciplina del Padre (Hebreos 12: 5-8). Y el pecado, si caracteriza la vida del que profesa ser cristiano, puede indicar que dicha declaración de fe fue falsa (Tito 1:16, 1 Juan 2:3-4). Aunque somos aquellos que hemos sido perdonados del pecado, jamás debemos olvidar que el pecado es aquello que manda a la gente al castigo eterno en el infierno.

Como cristianos, estamos envueltos en una batalla. Nuestro enemigo principal es Satanás quien "anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar" (1 Pedro 5:8). La manera en cual él devora la gente incauta es tentándolos a pecar - convenciéndolos de que el pecado es un maestro más gratificante que Cristo. Por eso él se disfraza a si mismo y a sus agentes y hace que los placeres del pecado nos parezcan muy atractivos. Y Satanás no sólo nos ataca de frente donde lo podemos ver claramente, sino que ataca desde todos lados.

Que bueno sería, por tanto, tener ojos espirituales en la parte posterior de nuestras cabezas. Si fuera así, podríamos ver “los engaños del diablo” más claramente. Incluso estando solos, podríamos protegernos contra sus artimañas. Pero no tenemos una visión espiritual tan panorámica. De hecho, ni siquiera tenemos una visión periférica muy buena. ¡ Necesitamos ayuda! Y ese, precisamente, es el propósito de la iglesia - los compañeros cristianos a quienes nos unimos en relaciones para rendir cuentas personalmente.

Por esta razón se nos dice en la palabra“exhortaos los unos a los otros cada día . . .no sea que alguno de vosotros sea endurecido por el engaño del pecado” (Heb 3:13). Por esto es que Pablo le dice a la iglesia en Roma que estando ellos “llenos de bondad” tenían que “amonestaros los unos a los otros” (Romanos 15:14). Y por esto es, que en el conocido pasaje de Hebreos 10, se nos dice “Consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras”. Todos estos pasajes hablan del compañerismo de la iglesia como una medida preventiva - una forma de refrenar el pecado los unos de los otros.

Nunca en el Nuevo Testamento se dice a los cristianos que deben “hacerse los fuertes” por si mismos. Al contrario, para aquel que piensa que puede hacer eso, en 1 Corintios capitulo 10, Pablo da varios ejemplos del Antiguo Testamento de descuidos - de pecados que llevaron a destrucción. Luego en los versículos 11 - 12, dice que “ Estas cosas les sucedieron como ejemplo, y fueron escritas como enseñanza para nosotros . . . . Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga”.

No somos llamados a vivir la vida cristiana aparte de la protección de la iglesia. El compañerismo de un grupo de creyentes comprometidos es esencial para nuestra salud espiritual y para la perseverancia en la fe. La iglesia, en medio de una “generación torcida y depravada”, es tan importante como el arca era para Noé y su familia; simplemente no hubieran sobrevivido sin el arca.

Esta necesidad por la protección de los hermanos y hermanas comprometidos se ve más claramente en la verdad de que aun teniéndola, muchos cristianos caen en el pecado. En Gálatas 6:1, Pablo escribe, “Hermanos, aun si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado”.

Lo que Pablo describe aquí es una misión de rescate. Un soldado está caído tras las líneas del adversario abatido por el fuego enemigo, y aquellos que pueden están dispuestos a rescatarlo con cuidado, pero valerosamente. Pablo no esta describiendo una reprimenda cruel y orgullosa; no quiere que ridiculicemos al soldado por haberse dejado herir. En otra parte escribe,“Sin embargo, no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a un hermano.” (2 Tesalonicenses 3:15). Lo que nos pide hacer es suavemente, cuidadosamente traer a ese soldado herido de nuevo a un lugar seguro, velando también que nosotros no seamos heridos por el mismo francotirador enemigo que disparó a nuestro hermano. En este contexto, un soldado solitario, fuera de la protección de su pelotón , no tiene oportunidad de sobrevivir.

De manera similar, cuando una persona que mantiene que su cristianismo es “una cosa privada” es vencido por el pecado, no tiene nadie para rescatarlo por medio de la rendición de cuentas personal. Tal vez simplemente se retirará de la iglesia a donde ha estado asistiendo, pero a la que nunca se unió. Si no se ha comprometido a un cuerpo particular de creyentes, y ellos con él, puede llegar a debilitarse y morir sin que nadie se de cuenta nunca ni siquiera de que estaba herido.

¿Por qué debes hacerte miembro de una iglesia? Porque tu supervivencia espiritual depende en ello. En aquellas iglesias donde el compañerismo parece ser positivo y de buen ritmo, pero no se establece ningún procedimiento de membresía, tal vez habrá una buena disposición para enfrentar el pecado de manera biblica, pero no existe autoridad para tomar una rendición de cuentas cristiana al nivel final cuando sea necesario. Ese tipo de autoridad - la capacidad para practicar tal rendición cariñosa de cuentas apropiada y constantemente - es el tema de la próxima sección.

Segunda Razón - Simple Obediencia

Ya hemos dicho que la membresía nunca es ordenada directamente en el Nuevo Testamento. Pero aunque nunca se ordena directamente, definitivamente si que se implica y también se enseña por medio del ejemplo. Esto se ve más claramente en las ordenes dadas por Cristo y el apóstol Pablo en relación con la expulsión de la iglesia de un miembro impenitente. En Mateo 18, versículos 15-17, Jesús le da a la iglesia instrucciones paso por paso para tratar con un “hermano” (un cristiano declarado) que cae en pecado. Si ese “hermano” sigue en su comportamiento pecaminoso después de haber sido enfrentado de manera privada, el caso entonces se le dice “a la iglesia.” A menos que no haya una línea de división establecida - una manera de saber quien es parte de la iglesia y quién no lo es - no tendremos una manera apropiada de obedecer el mandato de Cristo.

Entonces, si el hermano todavía no se arrepiente después de que el asunto se le haya dicho a la iglesia, se debe considerar como un“gentil o un recaudador de impuestos” (en otras palabras, como uno que no es cristiano). El entendimiento claro de Cristo es que tal persona debe ser expulsada de la comunidad de creyentes (el término “excomunión” se usa comúnmente para describir esta acción de la iglesia).

Pablo utiliza un lenguaje aun más fuerte para describir la expulsión de un "hermano" impenitente de la iglesia. En 1 Corintios capitulo 5, en relación a un cristiano declarado que vivía una vida gravemente inmoral, le dice a la iglesia que lo “entreguen a Satanás. . . ” (v. 5). Él sigue diciendo que“no andéis en compañía de ninguno que, llamándose hermano, es una persona inmoral . . . ni siquiera comáis” (v. 11). Luego en el versículo 12, Pablo hace una distinción interesante. Escribe, “ ¿Por qué he de juzgar yo a los de afuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro de la iglesia?” ¿Qué quiere decir Pablo al distinguir entre aquellos que están “afuera” y los que están “dentro”? Se hace claro que se refiere a alguna forma de separación entre grupos. Aquellos que estaban “dentro” tenían que haber sido un grupo reconocido - una lista (aún cuando no estuviese escrita) de la gente que formaban parte de esa iglesia local. Este grupo debe haber estado unido por algo más que una relación informal- no solamente por un vínculo de unión entre personas que decían ser cristianos (recuerden que el hombre que fue echado fuera “se llamaba un hermano”).

En otras palabras, tenía que haber existido un sistema por el cual se afirmaban los unos a los otros como cristianos-como miembros de esa iglesia. ¿De qué otra manera podían esta gente haber obedecido la instrucción de Pablo en el versículo 13 cuando decía, “Expulsad de entre vosotros al malvado”? Si una persona nunca fue afirmada o aceptada como miembro de ese grupo particular, no habría manera de obedecer el mandato de expulsarlo de ese grupo.

¿De que otra manera podría un cristiano obedecer el mandato dado en Hebreos 13:17 , "Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos. . ."? ¿Como podría un cristiano particular saber a quien debe obedecer, si no es comprometiéndose al liderazgo y el cuidado de un anciano o grupo de ancianos de la iglesia? Seguro que no esperaríamos de un cristiano seguir las instrucciones o someterse al liderazgo de cualquier y toda persona en su ciudad, estado, o nación que se considere un pastor. Piense bien en la implicación de eso: piense en la gran confusión que eso causaría.

¿De qué otra manera podría un anciano particular obedecer el mandato de Pablo en el libro de Los Hechos capítulo 20 cuando él apasionadamente implora a aquellos en Éfeso acerca de “pastorear la iglesia de Dios, la cual Él [Jesucristo] compró con su propia sangre”? ¿Como podrían esos líderes de Éfeso saber quiénes en particular estaban bajo su cuidado como pastores si no por un sistema de membresía? Por un momento, póngase en la posición de un anciano de la iglesia. ¿Cómo podría usted saber qué gente abarca el grupo al cual Pedro se refirió como“ los que os han sido confiados” (1 Pedro 5:3)? ¿Que otra manera tendría usted de saber cuáles son aquellos de los que tendrá que dar cuentas (ver Hebreos 13:17)?

Además de los mandatos de disciplinar y pastorear, los creyentes reciben el mandato de cuidar diligentemente unos de otros -“hagamos bien a todos, y especialmente a los de la familia de la fe” (Gálatas 6:10). “Ámense unos a otros”, dice Jesús, “así como yo los he amado,” dando un mandato a los cristianos de amar a otros cristianos (Juan 13:34). El autor de Hebreos exhorta a los cristianos a que “consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras”, (Hebreos 10:24). ¿Cómo sabemos quienes son estos otros? ¿Cómo sabemos quiénes pertenecen a esta “familia de la fe” si no por algún sistema de membresía?

La verdadera intención de estos mandatos es demostrar al mundo que la iglesia, en una localización dada, es un familia íntimamente unificada -hijos e hijas de Dios que se alegran juntos, luchan juntos, aprenden juntos, y crecen juntos. Estos mandatos de compromiso de “uno al otro,” por el bienestar de la “familia de la fe,” pierden mucho de su énfasis cuando la iglesia no es nada más que un grupo suelto de creyentes declarados (y hasta incrédulos admitidos en muchos casos).

¿Por qué debe usted hacerse miembro de una iglesia? Porque es un acto de obediencia a los mandatos de Cristo y sus apóstoles del Nuevo Testamento. Cuando la gente va y viene como les place, sin demostrar nunca ningún tipo de dedicación o compromiso verdadero a un cuerpo particular de hermanos en Cristo, la iglesia no puede estar sujeta a Cristo como su cabeza; los cristianos no pueden cumplir su propósito.

Tercera Razón - Propósito Cristiano

Pablo escribió a la iglesia en Filipos , instruyéndoles “ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor. . . ” (Filipenses 2:12). Al usar el término “ocupaos ,” Pablo no les estaba diciendo a esos cristianos que buscasen su propio plan de salvación (busquen su propio arreglo). Él tampoco les estaba diciendo que debían trabajar para salir de una deuda (como saldando la deuda de la tarjeta de crédito) después de que pareciese que habían recibido algo gratis. El significado aquí viene de una sola palabra Griega que se traduce en la palabra“ocupaos.” Quiere decir, en palabras simples, cumplir su propósito - cumplir aquello que se supone que deben cumplir. Entendiendo, entonces, que cada cristiano fue creado por Dios con un propósito, debemos preguntarnos qué propósito es ese.

Inicialmente parece que los cristianos tienen varios propósitos. Estamos hechos para vivir una vida honrada y santa para que Dios sea glorificado (Mateo 5:16, Efesios 2:10, Tito 3:1, 8, 14). Se nos ha mandado a hacer la obra del evangelismo (Mateo 9:36-38; 28:18-20; Marcos 16:15). Debemos buscar crecimiento espiritual (2 Pedro 3:11-18; Hebreos 5:12-14). Debemos ser maestros y guardianes de la verdad (1 Timoteo 3:15; 1 Pedro 3:15; 1 Timoteo 6:20). Y se nos dice que debemos cuidar de aquellos que están en necesidad (Mateo 25:31-46; Gálatas 2:10; 6:10; Santiago 1:27).

Estos distintos comportamientos y cualidades cristianas son innegablemente ordenadas por la Biblia. ¿Pero la base del propósito cristiano es realmente tan variada? ¿Debemos buscar simplemente el equilibrio mientras intentamos ser y hacer todas estas cosas? ¿O se puede reducir nuestro propósito a una idea más central?

Nosotros creemos que el propósito del cristiano y la iglesia se entiende mejor como un propósito singular - uno que promueve equilibrio y estimula obedencia a todos estos otros mandados. Ese propósito singular es el amor.

Jesús dijo que el mandamiento más importante es el amor - amar a Dios con todo tu corazón, alma, mente y fuerza, y amar a tu prójimo como a ti mismo. “No hay otro mandamiento mayor que éstos” (Marcos 12:30-31). Cuando Pablo se refiere al mandamiento de amar a nuestro vecino, el concluyó diciendo, “ El amor no hace mal al prójimo; por tanto, el amor es el cumplimiento de la ley” (Romanos 13:10). Y cuando Jesús le dio a sus discípulos “un nuevo mandamiento,” fue que debían amarse los unos a los otros como Él los había amado (Juan 13:34-35).

Por tanto parece que nuestro mayor propósito - el cual abarca y da apoyo a los otros - es el propósito del amor. Esto es nuestra misión suprema. ¿Y como hay que cumplir esta misión? ¿Debemos ser innovadores? ¿Debemos buscar nuestra propia iniciativa? ¿ O tenemos instrucciones para guiar y realizar nuestro propósito? ¿Se nos ha dado un contexto donde el amor sea enseñado, aprendido, y vivido de acuerdo con el diseño de Dios?

El Nuevo Testamento habla de la iglesia como el contexto donde el amor bíblico se debe dar y ser experimentado en su forma más alta. La mayoría de referencias bíblicas hacia la iglesia son hacia la iglesia local. Cuando los autores del Nuevo Testamento hablan del amor, usan palabras que traen a la mente la unidad entre miembros y dependencia de otros. En ningún lado encontramos un uso de las palabras que apoye o afirme la individualidad.

Por ejemplo, en la carta de Pablo a la iglesia de Éfeso, habló de Cristo como la Cabeza de la Iglesia, de cual “todo el cuerpo (estando bien ajustado y unido por la cohesión que las coyunturas proveen), conforme al funcionamiento adecuado de cada miembro, produce el crecimiento del cuerpo para su propia edificación en amor” (Efesios 4:16).

Pablo también imploró a los cristianos Filipenses, diciendo “... haced completo mi gozo, siendo del mismo sentir, conservando el mismo amor, unidos en espíritu, dedicados a un mismo propósito” ( Filipenses 2:2). Después de decir a los Colosenses, “revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia; soportándoos . . . perdonándoos unos a otros” a modo de conclusión dijo “Y sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo de la unidad”(Colosenses 3:12-14).

Por tanto el amor del Nuevo Testamento es un amor de un “mismo parecer,” un amor que enlaza a cristianos juntos en compañerismo y propósito, un amor que nos une juntos como el pegamento más fuerte. Y todo este entendimiento es afirmado aun más en el Nuevo Testamento por las metáforas que describen la iglesia - la metáfora de un edificio con cada cristiano individual siendo una piedra de construcción y la de un cuerpo siendo cada cristiano una parte integral y funcional.

Cuando relacionamos la descripción que nos da Pablo de la iglesia como “edificio de Dios” (1 Corintios 3:9) con la descripción de Pedro de cada cristiano individual como “piedras vivas” que están siendo “edificadas para ser casa espiritual” (1 Pedro 2:5), podemos ver fácilmente la necesidad de un pegamento fuerte (o cemento si se prefiere) para aguantar este edificio unido. El amor, como dice Pablo, es ese vínculo perfecto.

Cuando Pablo describe la iglesia como un cuerpo en 1 Corintios capitulo 12, constantemente se refiere a los cristianos individuales como miembros del cuerpo (vv. 12, 14, 18, 19, 20, 23, 25, 26, 27). Ni Pablo, ni ningún otro autor bíblico describe al cristiano como alguien que funciona o existe en aislamiento del conjunto. Pablo concluye 1 Corintios capitulo 12 mencionando que los dones espirituales se dan a gente individual tal como lo desea el Espíritu Santo. Pero después, en la última frase escribe, “Aun yo os muestro un camino más excelente” ( v.31). El próximo capítulo entero habla de la perfección del amor -una cosa que supera incluso a la fe y la esperanza en grandeza (1 Cor 13:13). “Sin amor,” escribe Pablo, “nada soy” (13:2).

Donde el Nuevo Testamento presenta el amor como ”el vínculo perfecto,” y donde las consistentes metáforas que reflejan a la iglesia describen cosas que tienen que estar unidas juntas para existir (como un cuerpo o edificio), el amor debe representar algo mucho mayor que la bondad personal o la idea de ser amable con otros. Incluso si alguien que sigue sin comprometerse a una iglesia local es cariñoso a nivel personal, la Biblia nos informa que tal persona no puede estar ejercitando el verdadero amor cristiano de acuerdo a su diseño. Esto es porque el amor cristiano es descrito como el vínculo que une el edificio o el cuerpo (la iglesia).

¿Por qué debe hacerse miembro de una iglesia? Porque al comprometerse de esa manera usted estaría ayudando a cumplir su propósito como cristiano. Parece bastante obvio por estas metáforas bíblicas de piedras de construcción y partes del cuerpo que la vida cristiana no fue hecha para vivirla solos. Usted, como cristiano, fue diseñado y creado por Dios, no para una vida de individualidad y voluntad propia, sino para llenar un nicho en el edificio espiritual llamado iglesia. Y como le diría cualquier policía, los ladrillos sueltos tirados por ahí, no pegados a un edificio, a menudo son utilizados para el vandalismo y el robo, en lugar de para su propósito original.

Con eso en mente, considere la palabras de Charles Spurgeon referentes a la obligación de todo cristiano de unirse a una iglesia como miembro:

“Yo se que hay quienes dicen, 'Bueno, me he entregado al Señor, pero no tengo intención de entregarme a ninguna iglesia'". “¿Por qué no?” “Porque puedo ser un cristiano sin ella”.

“¿Tiene claro eso? ¿Puede usted ser tan buen cristiano en desobediencia al mandato de su Señor como siendo obediente? Allí hay un ladrillo. ¿Para que está hecho? Para ayudar a edificar una casa. No tiene sentido que ese ladrillo le diga a usted que es tan buen ladrillo estando tirado en tierra como si estuviera en una casa. Es un ladrillo que no sirve para nada. Iguales son ustedes los cristianos rodantes, no creo que estén cumpliendo sus propósitos. Están viviendo contrarios a la vida que Cristo les haría vivir, y usted es muy culpable por el daño que cause.”

Si desea ser usado por Cristo en el edificio de Su cuerpo la iglesia, entonces cuidadosa y piadosamente encuentre un cuerpo local de creyentes al cual unirse en membresía. Allí, en la relación comprometida de una iglesia local, puede ser protegido del engaño del pecado. Allí puede ser completamente obediente a la Ley de Cristo, habilitando y apoyando a otros a que sean obedientes también. Y allí puede “ocuparse de su salvación” en la manera descrita en las páginas de la palabra de Dios.

Copyright © 2003 Christ Fellowship
Escrito por Jim Elliff y Daryl Wingerd, ancianos
www.ChristFellowshipKC.org


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