¿Qué le diría Dios a tu ansiedad?

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English: What Would God Say to Your Anxiety?

© Desiring God

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Por Dave Radford sobre Miedo y Ansiedad

Traducción por Carlos Diaz


Todos conocemos muy bien la ansiedad.

Viene con muchas pruebas y angustias. Surge cuando las oportunidades caen. Habla sobre cuando estoy sin palabras para consolar a mi esposa, o cuando esa factura insospechada produce un sonido en mi buzón de entrada, o cuando pongo las noticias para ser testigo de otra triste historia de injusticia. Es fácil estar paralizado ante mi “alimentación de noticias” actual de realidad, y olvido todo lo que se que es verdadero.

Cuando la ansiedad golpea, a menudo acudimos a una auto-contemplación — “el acto de ser autoindulgentes o de tener una contemplación excesiva de uno mismo, de un problema en particular, a expensas de una vista más amplia”. En vez de confiar en la promesa de Dios de otorgar ondas recién entrantes de gracia, estoy propenso a cubrirme a mí mismo en una nube de preocupación innecesaria. Y esa ansiedad me ciega a la realidad. Opero la “vista más amplia” de la fe de Dios en intercambio de las promesas vacías ofrecidas por la auto-aflicción, preocupación, y la duda.

Afortunadamente, la Biblia tiene algo que decir a los corazones ansiosos. Como hijos de Dios, tienen un pasado impresionante, un futuro infinitamente apremiante, y una dura realidad para soportarla sin temor o preocupación en cualquier circunstancia.

Miren detrás de ustedes

Cuando se trata de esperanza en medio de los problemas, Dios nos llama a que seamos personas con memoria. Si gastan incluso quince segundos contemplando su propio pasado, éste comenzará a destellar diez mil misericordias reflejando las ondas de esas memorias (Lamentaciones 3:22). El mar de la gracia del pasado mora aquí, y nos da la bienvenida a que vengamos y bebamos, y recordemos como a menudo lo necesitamos. Pudieran gastar fácilmente una semana aliviando y recordando los muchos preceptos especiales de Dios que vinieron luego que ustedes los desearan, pero en el justo momento.

Miren más allá junto a las ondas y vean los pilares inamovibles de nuestra esperanza en Cristo. Vean a Emmanuel, la luz que se inspiró y se acercó al desalentado mundo (Mateo 1:23). Consideren su vida, perfectamente vivida, irradiada como sacrificio vivo por ustedes. Vean el pináculo de la gloria de Dios y de nuestra gran esperanza en la cruz (Hebreos 1:1–3). Observen y crean de nuevo en la resurrección. Observen el ascenso, y el reino inaugural de Cristo, cuando se sentó a la derecha de Dios Padre.

Contemplen aún más y vean la fidelidad de Dios hacia su pueblo a lo largo de cada generación “testaruda” y “rebelde” en la historia. Véanlo liderar con una nube de día y, en la noche, con un pilar de fuego (Éxodo 13:21–22) — firme y fiel. Contemplen los límites más alejados y vean su nombre siendo escrito en el libro de la vida, sellado por toda la eternidad (Apocalipsis 13:8). Cada uno de sus días fue escrito por Dios antes de la fundación del mundo.

¿Cuánto menos nos preocuparíamos si bebimos estas aguas diariamente, construyendo en nuestros corazones un almacén de defensas listas en contra de los ataques de ansiedad y escepticismo?

Miren ante ustedes

“Ahora la fe es la seguridad de las cosas que se esperan” (Hebreos 11:1). Aunque solo podamos verlo “levemente en un espejo” (1 Corintios 13:12), nuestro futuro es, para ponerlo dócilmente, alucinante. No podemos tener cada detalle, pero tenemos más que suficiente aquí por lo cual atraer alegría y confianza para hoy.

El gran día vendrá cuando jesús aparezca en el cielo sobre un caballo blanco (Apocalipsis 6:2). Liderará ejércitos de Dios en una victoria final ante Satanás, el pecado, y la muerte (Apocalipsis 19:20). Seremos testigos de los nuevos cielos siendo conducidos hacia una tierra nueva (Apocalipsis 21:2). Dios morará con el hombre. Nuestra herencia será Dios mismo (Apocalipsis 21:3).

En la cena marital del Cordero, todos nos uniremos para una eternidad de festejo (Apocalipsis 19:7–8). Tendremos el bienestar final, la alegría sin fin y en aumento por toda la eternidad. Ningún momento volverá a ser aburrido o poco interesante. Volverán a reunirse con sus hermanos y hermanas más cercanos. Las corrientes de un río de vida alegrarán la ciudad de Dios (Salmos 46:4).

El pueblo de Dios brillará como el sol (Mateo 13:43). Toda la creación se levantará en asombro de la revelación de los hijos de Dios (Romanos 8:19). Verán a Jesús cara a cara. Estas solo son las cosas que conocemos. Dios incluso tiene más en reserva: “Nadie vio ni oyó y ni siquiera pudo pensar, aquello que Dios preparó para los que lo aman” (1 Corintios 2:9).

Vuelve de nuevo la mirada hacia ti

Ahora vuelve la mirada hacia tu vida. Ve tu serie de problemas actuales a través de los lentes del pasado y del futuro, y agrega estas otras promesas a la combinación. Esto es lo que las Escrituras dicen es verdadero de ti en este momento.

Dentro de ustedes está una fuente de agua que salta para la vida eterna (Juan 4:14). El poder que elevó a Cristo de la muerte funciona dentro de su ser (Efesios 1:19–20). Ustedes tienen los frutos del Espíritu (Gálatas 5:22–23). Ustedes no pueden perder su derecho con Dios. Ustedes son un hijo o una hija adoptados del Rey (Gálatas 4:5–6). La gracia abundante de Dios ha sido medida para ustedes de acuerdo con la sabiduría infinita de Dios, en la proporción justa y programada perfectamente para cumplir sus exactas necesidades, las que sean que pudieran ser (Mateo 6:33–34). Dios está tejiendo todo junto para su bondad más grande, y equipándolos con todo lo que necesitan para cumplir su voluntad (Romanos 8:28; Filipenses 4:19).

Esto es lo que mi corazón ansioso y de autocontemplación necesita. Con los ojos de la fe, puedo ver que tengo toda la razón para esperar que Dios está infinitamente para mí en todo momento de cada día. Si están en Cristo, la misma verdad va para ustedes. Él los ama, y desea que vivan hoy en la fortaleza que él brinda en futura gracia (1 Pedro 4:11).

Sus promesas no son retórica abstracta, o ideas meramente buenas. Son reales y confiables — lo mismo para ayer, hoy, y por siempre.



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