¿Y Si El Mal Me Sobreviene?

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English: What If Evil Does Befall Me?

© Desiring God

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Por Vaneetha Rendall Risner sobre Sufrimiento

Traducción por Jon Germán


El Señor dice: "No te sobrevendrá ningún mal, ni plaga se acercará a tu morada" (Salmo 91:10). Pero, ¿y si el mal me sobreviene? ¿Y si el desastre se ha acercado a mi morada? ¿Significa eso que las promesas de Dios no se aplican a mí?

El Salmo 91 ha estado cerca de mi corazón por más de una década. Lo memoricé y se lo recitaba a mi hija menor mientras se dormía cada noche. Le aseguraba que Dios nos protegería, especialmente después de que su padre nos dejara y nuestro mundo se desintegrara. Pero incluso cuando dije esos versos en alto, me preguntaba en qué nos afectaban. El mal había caído sobre nosotros. Los ángeles no nos habían llevado. Nos sentíamos como uno de los diez mil caídos.

Quería preguntar, aunque no me atrevía a decírselo a ella, "¿Dónde estaba Dios en todo este lío?" Quería leer la Biblia y desvalijarla en busca de promesas, pero muchas de esas promesas las sentía distantes. ¿Cómo iba a interpretar los versículos que prometían protección, liberación y provisión cuando estaba experimentando lo contrario?

Contenido

En la Sombra

Hace varias semanas - años después de haberle recitado el salmo a mi hija por primera vez - estaba leyendo el Salmo 91 de nuevo. Animada por los versículos iniciales, solo quería habitar bajo la sombra del Todopoderoso. Pero la lectura de las promesas de protección trajo antiguas decepciones.

Estaba preocupada porque mis achaques físicos iban en aumento, y mi mano derecha estaba deteriorándose rápidamente. Nuevas debilidades habían surgido, y yo quería que Dios me tranquilizara. Quería descansar en las promesas de Dios, pero este pasaje hacía que me preguntase cómo.

Sentí un quejido familiar surgiendo dentro de mí. ¿No había hecho de Dios mi morada? ¿Por qué se permitió que el mal me sobreviniese? ¿Por qué Dios no me protegió y me rescató?

Escribí todas estas preocupaciones en mi diario. Quería saber como entender este salmo. ¿Cómo tenía que leerlo? ¿Debería rezarlo? En el silencio, me surgieron dos reflexiones.

A salvo en el Reino

Primero, necesitaba reconsiderar mi definición de mal e incluso de rescate y liberación. El mal puede, de hecho, sobrevenirnos ya que "el mundo entero está en poder del maligno" (1 Juan 5:19). Job esperaba el bien, pero el mal vino (Job 30:26). Sin embargo, el mal que puede caer sobre nosotros es temporal; sus efectos se limitan a esta vida. El peor mal, que es la eterna separación de Dios, nunca se nos acercará. Y aún en esta vida, lo que el hombre piensa mal, Dios lo convierte en nuestro bien (Génesis 50:20).

En su último escrito, Pablo dice en 2 Timoteo 4:18: "El Señor me librará de todo mal y me llevará a salvo a su reino celestial". Pablo no fue rescatado de la muerte. Al contrario, según la tradición, poco después de escribir esta carta, Pablo fue decapitado por Nerón, un hombre indudablemente malvado. Pero Pablo fue rescatado en el sentido más completo cuando Dios lo llevó a salvo a su reino celestial.

He sido rescatada de las consecuencias de mi pecado. De la condenación eterna. De estar siempre separada de Dios. El verdadero rescate es este: él me rescató del poder de las tinieblas y me trajo al reino de su Hijo amado (Colosenses 1:13). Así que al reconsiderar los términos maldad y rescate, veo que Dios siempre me protege del mal y siempre me rescata.

Oraciones y Promesas

Segundo, el Salmo 91 es un gran pasaje para rezar. Es bueno y justo clamar a Dios por alimentos y protección. Él es mi Padre celestial, y le preocupa cada detalle de mi vida. Él contiene mis lágrimas en una botella y redime mi vida del foso (Salmos 56:8; 103:4). Incluso los cabellos de mi cabeza están contados (Mateo 10:30).

Me dice que le lleve todas mis preocupaciones, que los Salmos muestran maravillosamente. Me han dado fuerzas para seguir adelante y me han restablecido cuando estaba débil. De hecho, los Salmos son el libro de oraciones de la iglesia. Pero las oraciones y promesas en las Escrituras no pueden ser interpretadas de la manera que queramos. Muchos de los Salmos son oraciones maravillosas para esta vida, pero promesas sólo para la eternidad.

Nuestra Ayuda Actual

Al leer el resto del Salmo 91, me cautiva el final: "Me invocará y le responderé; yo estaré con él en la angustia; lo rescataré y lo honraré" (Salmo 91:15). Sentí que el Señor me preguntaba, ¿acaso no he estado siempre contigo cuando tenías problemas? ¿Alguna vez te he abandonado? ¿No te he hablado? ¿No ves cómo te he rescatado?

Dios gloriosamente me ha rescatado. Me ha hablado a través de las Escrituras. Ha sido completamente fiel a su palabra, y nunca me ha abandonado.

Mi desánimo vino porque quería que me librara de los problemas a mi conveniencia y que respondiera a todas mis peticiones con un inmediato "sí". Pero mientras meditaba sobre el versículo 15, me di cuenta de que la presencia de Dios en la angustia ha sido mucho mejor que la ausencia de angustia sin él.

Hasta que el Peligro Terrenal Termine.

Al leer el Salmo 91 ahora, lo veo con una perspectiva diferente. Dios me ha dado todo lo que necesito. Puedo permanecer bajo la sombra del Todopoderoso para siempre. El auténtico mal nunca me sobrevendrá. Gracias a Jesús, nunca experimentaré la recompensa de los malvados.

Cuando esté en peligro terrenal, puedo pedir que sus ángeles me protejan en todos mis caminos. Puedo contar con él como mi refugio y mi fortaleza. Puedo estar segura de que estará conmigo cuando tenga problemas. Puedo clamar su protección. Y cuando le clame, este será mi más sólido consuelo: porque todos los días que me han sido designados, el Señor me dará indefectiblemente lo mejor, hasta que me lleve a salvo a casa.


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