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English: Open My Eyes That I May See

© Desiring God

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Por John Piper sobre La Biblia
Una parte de la serie Praying from the Fullness of the Word

Traducción por Katie Haslam


Salmo 119:17-24 (LBLA)
Favorece a tu siervo para que viva y guarde tu palabra. 18 Abre mis ojos, para que vea las maravillas de tu ley. 19 Peregrino soy en la tierra, no escondas de mí tus mandamientos. 20 Quebrantada está mi alma anhelando tus ordenanzas en todo tiempo. 21 Tú reprendes a los soberbios, los malditos, que se desvían de tus mandamientos. 22 Quita de mí el oprobio y el desprecio, porque yo guardo tus testimonios. 23 Aunque los príncipes se sienten y hablen contra mí, tu siervo medita en tus estatutos. 24 También tus testimonios son mi deleite; ellos son mis consejeros. Vías paralelas para el camino de nuestras almas

Contenido

Railes Paralelos Para el Curso de nuestras Almas

Dios tiene un propósito para nosotros al comenzar el año 1998: que nos pongamos en un carril de dos raíles y vayamos en la dirección de la santidad, amor, misión y cielo. Los dos raíles de este tren son la oración antes del trono de Dios y la meditación sobre la Palabra de Dios. Puede que algunos os acordéis de la segunda página del folleto sobre nuestra Declaración de Misiones, “La Dinámica Espiritual (en inglés: The Spiritual Dynamic)”. Dice:

Nos unimos a Dios el Padre en magnificar la supremacía de Su gloria a través de nuestro Señor Jesucristo, en el poder del Espíritu Santo, a través de valorar todo lo que es Dios, amar a todos los que Él ama, orar por sus propósitos y meditar sobre su Palabra sostenida por Su gracia.

La oración ante el trono de Dios y la meditación sobre la Palabra de Dios son como raíles paralelos. Permiten que el tren de nuestra alma siga el camino que dirige a la santidad y al cielo. Debeomos renovar nuestro entusiasmo por la oración y la meditación en la Biblia al comienzo del año. Todo se envejece, se desgasta y se debilita sin un despertar, la renovación y la restauración. Así, durante la Semana de Oración cada año prestamos atención en las cosas preciosas y maravillosas para reavivar nuestra pasión por la oración y la Palabra.

Tres Cosas a Aprender de Salmos 119:18

Este año los dos mensajes que intercalan la semana de oración provienen del Salmo 119:18. “Abre mis ojos, para que vea las maravillas de tu ley”. Este versículo combina la oración y la Palabra. Necesitamos examinar cómo podemos combinar las dos cosas en nuestras vidas y en nuestra iglesia. Hay tres elementos que podemos aprender de este versículo.

  • El primero es que hay cosas maravillosas en la Palabra de Dios. “Abre mis ojos, para que vea las maravillas de tu ley”. En este Salmo, la palabra “ley” es “Tora” y significa “instrucción” o “enseñanza”. Hay cosas maravillosas en Su enseñanza. De hecho, son tan maravillosas que cuando las veis de verdad, os cambian profundamente y potencian la santidad, amor y misiones (2 Corintios 3:18). Este es el por qué de que leer, conocer, memorizar y meditar sobre la Palabra de Dios sea tan importante.
  • En segundo lugar, aprendemos que nadie puede ver estas maravillas como son de verdad sin la ayuda sobrenatural de Dios. “Abre mis ojos, para que vea las maravillas de tu ley”. Si Dios no nos abre los ojos, no veremos la maravilla de Su Palabra. No podemos ver la belleza espiritual por naturaleza. Cuando leemos la Biblia sin la ayuda de Dios, la gloria de Dios en sus enseñanzas y acontecimientos de la Biblia son como el sol que brilla en la cara de un ciego. Sí, se puede interpretar el significado básico, pero no se puede ver su maravilla, belleza y la gloria tal que conquista el corazón.
  • Lo que lleva a la tercera cosa que aprendemos de este versículo, esto es, que debemos orar a Dios por la iluminación sobrenatural cuando leemos la Biblia. “Abre mis ojos, para que vea las maravillas de tu ley”. Ya que no podemos ver la belleza espiritual y la maravilla de Dios en las enseñanzas y acontecimientos de la Biblia sin la iluminación misericordiosa de Dios, se la debemos solicitar. “Abre mis ojos".

Una Verdad en Tres Pasos

La semana que viene planeo centrarme en las maravillas de la Palabra de Dios y cómo podemos hacer que penetren de forma práctica en nuestra cabeza y corazón. Pero hoy me enfocaré en la oración. Quiero que veamos esta verdad bíblica en tres pasos: La Palabra es imprescindible para vivir una vida santa que nos llevará al cielo y tiene poder y significado en la tierra. No podemos comprender lo que dice de verdad la Palabra sin la ayuda sobrenatural de Dios. Así, debemos orar diariamente que Dios haga lo que debe hacer para que las maravillas de la Palabra entren en nuestros corazones y vidas.

Examinemos los tres pasos uno a uno, y veamos como están justificados e ilustrados en otras partes de la Biblia.

1. La Palabra es imprescindible para una vida de santidad

El primer punto es que veer, conocer y tener en nosotros la Palabra es imprescindible para vivir una vida de santidad, de amor y de poder para los propósitos de Dios.

Volvamos al versículo 11, “En mi corazón he atesorado tu palabra, para no pecar contra ti". ¿Cómo podemos evitar pecar en nuestras vidas? Atesorando la palabra de Dios en nuestros corazones. ¡Oh cuanta gente estropea su vida por no meditar amar, y memorizar la Palabra de Dios! ¿Queréis ser santos? Es decir: ¿queréis el poder para superar el pecado y vivir una vida de piedad radical y amor sacrificial y devoción completa por la causa de Cristo? Entonces ubicaos en el camino. Dios ha ordenado un camino a la santidad y el poder: y es el camino des de atesorar la Biblia en nuestros corazones.

Lo digo a los ancianos y lo digo a los padres de los jóvenes. Hay que meditar, aprender de memoria y apreciar los mandamientos, advertencias y promesas de Dios en las Escrituras. No, no digo que sea fácil, especialmente cuando eres anciano. Sin embargo la mayoría de las cosas que merece la pena hacer no son fáciles. Por ejemplo: hacer un mueble fino, escribir un buen poema, crear una gran pieza músical, preparar una cena o celebración especial – ninguna de estas tareas son fáciles. No obstante, vale la pena hacerlas. ¿No crees que valga la pena hacer una buena vida?

Talitha tiene dos años. Está empezando aprender de memoria los versículos bíblicos. Además, está aprendiendo las formas de orar. ¿Por qué? ¿Por qué esforzarte en repetirle una y otra vez la Biblia? Muy simple – cuando sea adolescente, quiero que sea devota, pura, santa, amorosa, humilde, amable, sumisa y sabia. La Biblia nos dice, tan claro como el día, que estas características provienen de atesorar la Palabra de Dios en nuestros corazones. “En mi corazón he atesorado tu palabra, para no pecar contra ti".

Jesús lo dijo de esta manera en la gran oración por nosotros en Juan 17:17 "Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad." La palabra Bíblica, “santificar” significar: hacer una persona santa, devota, amorosa, pura, virtuosa o sabia espiritualemente. Estos son los valores que quiero para mí y para mis niños y para vosotros. Entonces, ¿qué debemos hacer este año? ¿Qué debemos hacer si somos santificados por la verdad, y la Palabra de Dios es la verdad, qué debemos hacer?

Si el médico dice, “Estás muy enfermo y puede que mueras de tu enfermedad, pero, si tomas este remedio, mejorarás y vivirás”, y eres negligente en tomar la medicina – demasiado ocupado, las pastillas son grandes y es difícil tragarlas, o eres olvidadizo– vas a seguir enfermo y puedes morir. Así es como es con el pecado y la inmadurez espiritual. Si desatiendes lo que Dios te dice que te va a santificar y que te hará maduro, fuerte y santo, entonces no serás maduro, fuerte y santo. Dios señaló leer, meditar, aprender de memoria y apreciar su Palabra, como la manera de superar pecados y ser una persona más fuerte, devota, madura, amorosa y sabia.

Hay muchas maravillas en la Palabra de Dios que os cambiarán profundamente si las veis de verdad y si las atesoráis.

2. No podemos ver sin la ayuda de Dios.

El segundo elemento del texto es que no podemos ver de verdad estas maravillas en la Palabra sin la ayuda sobrenatural de Dios.

La razón es porque somos caídos y corruptos, muertos en pecados y por lo tanto, somos ciegos, ignorantes y duros. Pablo nos describe así en Efesios 4:18 - estamos “entenebrecidos en [su] entendimiento, excluidos de la vida de Dios por causa de la ignorancia que hay en [ellos], por la dureza de [su] corazón”.

Esta es la manera en que Moisés escribió sobre el problema en Deuteronomio 29:2-4, “Y convocó Moisés a todo Israel y les dijo: Habéis visto todo lo que el SEÑOR hizo delante de vuestros ojos en la tierra de Egipto. . . aquellas grandes señales y maravillas Pero hasta el día de hoy el SEÑOR no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír”. Ojo: Habéis visto. . . pero no podéis ver sin la ayuda sobrenatural de Dios.

Esa es nuestra situación. Somos culpables, corruptos, duros, ignorantes y ciegos sin el trabajo de Dios en nuestras vidas para despertarnos, animarnos, ablandarnos, hacernos humildes, purificarnos e iluminarnos. Nunca veremos la belleza de la realidad espiritual sin la iluminación de Dios. Si Dios no abre los ojos de nuestros corazones y si no nos da entendimiento espiritual, no podemos ver la maravilla y gloria de lo que nos enseña la Palabra.

El motivo de enseñar y conocer esto es el de hacernos desesperar por tener a Dios y tener hambre por Dios, y ponernos a rogar y clamar a Dios para que nos ayude al leer la Biblia.

(Ver también: Mateo 16:17, 11:4; Lucas 24:45, 1 Corintios 2:14-16; Juan 3:6-8; Romanos 8:5-8)

3. Necesitamos orar a Dios para ayudarnos ver.

Ahora abordamos el último punto: Si conocer y atesorar la verdad de la Palabra de Dios es imprescindible para ser santo, amoroso, maduro y divino, y si por naturaleza no podemos ver las maravillas de la Palabra de Dios y sentir la atracción de su gloria, estamos en una condición desesperada y necesitamos orar para que Dios nos ayude ver. “Abre mis ojos, para que vea las maravillas de tu ley”.

En otras palabras, la oración es imprescindible para la vida Cristiana, ya que es la llave para abrir el poder de la Palabra en nuestras vidas. La gloria del Verbo es como el brillo del sol en la cara de un ciego a no ser que Dios abra nuestros ojos a esta gloria. Y si no vemos la gloria, no estaremos transformados (2 Corintios 3:18; Juan 17:17), y si no somos transformados, no somos cristianos.

En Efesios 1:18 Pablo ora en la siguiente manera. Dice, “Mi oración es que los ojos de vuestro corazón sean iluminados, para que sepáis cuál es la esperanza de su llamamiento. . ." Dicho de otra manera, “Os he enseñado estas cosas y las habéis recibido con sus sentidos externos, a menos que perciban su gloria con su sentido espiritual (“los ojos de vuestro corazón") no seréis transformados. (Ver también Efesios 3:14-19; Colosenses 1:9, 3:16). Está escribiendo a Cristianos, por lo cual, muestra que necesitamos seguir orando por ojos espirituales hasta que lleguemos al cielo.

Siete Tipos de Oración para Penetrar nuestra Lectura de la Biblia

Dado que nuestro texto de estudio es Salmo 119:18, “Abre mis ojos, para que vea las maravillas de tu ley”, debemos permitir al salmista mostrarnos como ora en general acerca de su lectura de la Palabra de Dios. Permitidme cerrar con un pequeño tour por el Salmo 119 para enseñaros siete tipos de oración con los que empapar vuestra lectura de la Biblia este año.

Debemos orar. . .

1. Que Dios nos enseñe su Palabra. Salmo 119:12b, “Enséñame tus estatutos”. (Ver también versículos 33, 64b, 66, 68b, 135). Sólo es posible aprender verdaderamente la Palabra de Dios si Dios mismo es el profesor en y a través de todos los otros medios de enseñanzas.

2. Qué Dios no esconda su Palabra de nosotros. Salmo 119:19b, “no escondas de mí tus mandamientos”. La Biblia advierte del castigo terrible o sentencia de retirarnos el Verbo de Dios. (Amós 8:11) (Ve también versículo 43).

3. Que Dios nos haga entender su Palabra. Salmo 119:27, “Hazme entender el camino de tus preceptos, y meditaré en tus maravillas”. (Versículos 34, 73b, 144b, 169). Pedimos a Dios que nos haga comprender- que haga lo que necesite hacer para que entendamos su Palabra.

4. Que Dios incline nuestros corazones a su Palabra. Salmo 119:36, “Inclina mi corazón a tus testimonios y no a la ganancia [deshonesta]”. Nuestro gran problema no es principalmente nuestra razón, sino nuestra voluntad—por naturaleza, estamos poco dispuestos a leer, meditar y aprender de memoria la Palabra. Así debemos orar a Dios para que incline nuestra voluntad.

5. Que Dios nos de vida para guardar su Palabra. Salmo 119:88, “Vivifícame conforme a tu misericordia, para que guarde el testimonio de tu boca". Sabe que necesitamos vida y energía para entregarnos a la Palabra y su obediencia. Así pedid a Dios por esta necesidad básica. (Ve también versículo 154b)

6. Que Dios afirme nuestros pasos en su Palabra. Salmo 119:133, “Afirma mis pasos en tu palabra”. Dependemos del Señor, no solo para la comprensión y la vida, sino también para el cumplimiento de su Palabra. Qué sea afirmada en nuestras vidas. No podemos hacerlo solos.

7. Qué Dios nos busque cuando nos extraviemos de su palabra. Salmo 119:176, “Me he descarriado como oveja perdida; busca a tu siervo”. Es extraordinario que este hombre piadoso termine su salmo con una confesión de pecado y su necesidad de que Dios le busque y le lleve. Debemos orar por esto una y otra vez.

La Palabra, nuestro Tesoro

Concluyo que mientras comenzamos 1998 y deseamos ser santos, amorosos, y comprometidos radicalmente al propósito de Dios en la ciudad y las naciones, debemos ser gente que atesora la Palabra de Dios en nuestros corazones, pero más – debemos ser gente que se da cuenta de nuestra condición desesperada apartados de Dios y que El ha asignado la oración cómo manera de ver la maravilla de su Palabra y así ser transformados. “Abre mis ojos, para que vea las maravillas de tu ley”.

¿Hasta que punto fue serio en estos tipos de oración? ¿Hasta que punto debemos ser serios? Vemos una respuesta a la pregunta en Salmo 119:147, “Me anticipo al alba y clamo; en tus palabras espero”. ¡Se levanta temprano! Eso es su primera prioridad. ¿Lo harías también?


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