Aférrate a la Palabra y ora por nosotros

De Libros y Sermones Bíblicos

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English: Hold Fast to the Word and Pray for Us

© Desiring God

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Por John Piper sobre La Biblia

Traducción por Maria Clara Canzani


Cómo el Espíritu y la Palabra Producen Cambios

2 Tesalonicenses 2:13 - 3:5

Nosotros, en cambio, siempre debemos dar gracias a Dios por ustedes, hermanos amados por el Señor, porque desde el principio Dios los escogió para ser salvos, mediante la obra santificadora del Espíritu y la fe que tienen en la verdad. 14 Para esto Dios los llamó por nuestro evangelio, a fin de que tengan parte en la gloria de nuestro Señor Jesucristo. 15 Así que, hermanos, sigan firmes y manténgase fieles a las enseñanzas que, oralmente o por carta, les hemos transmitido. 16 Que nuestro Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre, que nos amó y por su gracia nos dio consuelo eterno y una buena esperanza, 17 los anime y les fortalezca el corazón, para que tanto en palabra como en obra hagan todo lo que sea bueno. 3:1 Por último, hermanos, oren por nosotros para que el mensaje del Señor se difunda rápidamente y se le reciba con honor, tal como sucedió entre ustedes. 2 Oren además para que seamos librados de personas perversas y malvadas, porque no todos tienen fe. 3 Pero el Señor es fiel, y él los fortalecerá y los protegerá del maligno. 4 Confiamos en el Señor que ustedes cumplen y seguirán cumpliendo lo que les hemos enseñado. 5 Que el Señor los lleve a amar como Dios ama, y a perseverar como Cristo perseveró.

Los sermones sobre oración y meditación son como los libros en un matrimonio. Pueden ayudar a indicar el camino hacia la realidad de una relación profunda y preciosa, pero la realidad se descubre y experimenta en el acto del matrimonio, no en conversaciones o lecturas sobre el matrimonio. La realidad de la comunión con Dios– tú hablando en oración y Dios hablando a través de su Palabra escrita mediante su Espíritu – se descubre y experimenta en el acto de oración y meditación. Si deseas esta realidad– y los cristianos la desean – la encontrarás este año, cuando la Palabra esta mañana te lleva al acto de oración y meditación donde está la realidad. Tú aprendes los secretos de la oración y la meditación – comunión con Dios a través de Cristo – haciendo esto. ¡Oh, ojalá Dios use este mensaje para llevarte a hacerlo! Y para seguir haciéndolo hasta que se torne tan indispensable en tu vida como comer y beber.

Mi punto principal de esta mañana es: La oración y la meditación son tan inseparables para vivir la vida cristiana como lo son el Espíritu de Dios y la Palabra de Dios. Primero, una breve explicación y luego te mostraré dónde obtuve esta verdad del texto. En este punto principal involucro cuatro cosas.

Contenido

El Trabajo de Dios Pasa a Través de la Palabra en Tu Vida, que Pasa a Través del Espíritu

En primer lugar, lo que digo es que el trabajo del Espíritu de Dios en tu vida pasa a través de la Palabra (las Escrituras), y el trabajo de la Palabra en tu vida pasa a través del Espíritu. El Espíritu y la Palabra son inseparables para producir cambios en nuestras vidas (ya sea que los llamemos obediencia, santificación, fruto del Espíritu, o santidad) – desde el primer acto de regeneración hasta el acto final de glorificación. Dios trabaja con este Espíritu por medio de su Palabra para llevar a cabo sus propósitos de salvación en nuestras vidas.

La Oración Implica Confianza en Su Espíritu; la Meditación Implica Confianza en Su Palabra

Otra cosa que quiero decir hoy en este punto principal es que la oración es nuestra respuesta a Dios en virtud de su Espíritu, y la meditación es nuestra respuesta a Dios en virtud de su Palabra. En la oración nosotros alabamos las perfecciones de Dios a través de su Espíritu, agradecemos a Dios por lo que ha hecho mediante su Espíritu, confesamos nuestra incapacidad para confiar en la promesa de su Espíritu, y pedimos la ayuda de su Espíritu – todo en el nombre de Jesús. La oración es la expresión humana del atesoramiento y la confianza en el Espíritu de Dios.

La meditación es escuchar y ponderar y apreciar la Palabra de Dios. Es leer la Biblia y masticarla para obtener la dulzura y el alimento de ella que Dios proyecta dar. Esto debe implicar la memorización de la Palabra para que puedas masticarla y ser fortalecido por ella durante el día y la noche, como dice el Salmo 1. ("En su ley medita de día y de noche," v. 2.) La esencia de la meditación es pensar tu camino dentro de la mente misma de los escritores que por inspiración pudieron pensar los pensamientos de Dios (cf. 2 Timoteo 3:16f; 2 Pedro 1:21). Pensar y reflexionar y ponderar y masticar hasta que veas lo que ellos ven de la manera que Dios quiere que sea visto, a saber, precioso, valioso, maravilloso y deseable.

La Oración y la Meditación Son Inseparables para Vivir la Vida Cristiana

Una tercera cosa que digo es que la oración y la meditación son inseparables para vivir la vida Cristiana. La oración sin meditación de la Palabra se desintegrará en Espiritualidad humanista. Simplemente reflejará tus propias ideas y sentimientos dormidos, no los de Dios. Y la meditación sin llamar a Dios en oración creará orgulloso legalismo o total desamparo. Tú tratarás de vivir la Palabra con tu propia fuerza y pensarás que estás teniendo éxito, y te tornarás un legalista orgulloso; o sabrás que no estás teniendo éxito y te rendirás en un total desamparo. Estas no son las únicas alternativas. Mi punto es: la voluntad de Dios es que la oración y la meditación estén siempre juntas. En la oración pedimos al Espíritu de Dios su ayuda para el cambio, y en la meditación vemos la verdad que inspira el cambio cuando el Espíritu trabaja.

El Cambio Viene a Través de la Palabra para que se Honre la Verdad de Cristo en la Palabra

Una cuarta y última cosa que digo en este punto principal es que la razón por la que el Espíritu produce cambios en nuestras vidas a través de la Palabra (y para mantenerse, por así decirlo, escondido detrás de la Palabra) es que la verdad de Cristo en la Palabra será honrada por el cambio en nuestras vidas. El Espíritu ha sido dado para glorificar al Hijo de Dios (Juan 16:14).

Permítanme ejemplificar. En Lucas 2:10-11 escuchamos una palabra de Dios a los pastores: "Pero el ángel les dijo, 'No temáis, porque Yo os doy nuevas de gran gozo que será para todo el pueblo; (11) que os ha nacido hoy en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor.'" ¿Ahora cuál era el objetivo de esta Palabra? Era, por lo menos, producir gozo. "Les traemos buenas nuevas de gran gozo." ¡Enorme gozo! En otras palabras, la verdad acerca de Jesús – que es un Salvador y Mesías y Señor y que nació en la ciudad profetizada de David – esta verdad era para inspirar un gran gozo (y lo hizo, Lucas 2:20). Y cuando lo hizo ¿quién obtuvo la gloria? Jesús lo hizo. Él es el Salvador, Cristo, Señor. Esto es lo que reveló la Palabra, y esto fue lo que inspiró el gozo. Por lo tanto el cambio producido por la Palabra se glorifica por la verdad de Cristo en la Palabra.

Pero supongamos que los pastores hubieran estado en los campos cuidando a sus rebaños a la noche y repentinamente el Espíritu Santo hubiera llegado entre ellos y los hubiera llenado de gran gozo sin ninguna noticia. Sin Palabra. Sin revelación. Sólo el sentimiento de gozo. ¿Quién hubiera sido honrado con eso? Nadie, excepto tal vez los Pastores por ser tan fuertes ante la fría noche de invierno. ¿Cómo se honoraria y glorificaría a Cristo si el Espíritu creara en nosotros buenos sentimientos y buenas resoluciones de todo tipo sin referencia alguna a Jesús y a su cruz y resurrección, y los grandes actos de Dios en la historia? No sería posible. Por lo tanto, la forma mediante la cual el Espíritu trae cambios a nuestras vidas es permitirnos silenciosamente que veamos en la Palabra la belleza de Cristo y sus caminos. Entonces nuestra motivación fluye conscientemente a partir de la verdad sobre Cristo, y Él es glorificado, y el Espíritu sigue siendo el poder detrás de la escena que abrió nuestros ojos.

Así que ya ves por qué mi punto principal dice, la oración y la meditación son tan inseparables para vivir la vida cristiana como lo son el Espíritu de Dios y la Palabra de Dios. La oración es el acto humano que corresponde al Espíritu de Dios, y la meditación es el acto humano que corresponde a la Palabra de Dios; y tal como la Palabra y el Espíritu son inseparables en el cambio que nos produce Dios, así también la oración y la meditación son inseparables en el cambio que nos produce Dios.

Así que les ruego como iglesia esta mañana: hagan de 2002 un año gozoso, disciplinado, persistente de oración y meditación sobre la Palabra; meditación sobre la Palabra y oración. No dejen que se desmoronen. Y si lo hacen, vuelvan a reunirlas.

Ahora veamos el texto para permitir que inspire esta convicción y cambio en nuestras vidas.

Hay cuatro ejemplos de mi punto en estos textos. Me limitaré simplemente a mostrárselos y a decir unas breves palabras de explicación y exhortación.

2 Tes. 2:13-14: El Espíritu Trabaja por medio de la Palabra para Despertar Gratitud

Primero, en 2 Tesalonicenses 2:13-14 vemos cómo la oración de agradecimiento depende de la revelación en la Palabra de cómo Dios trabaja en nuestras vidas. Primero Pablo dice, " Nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos." El agradecimiento es un deber– debemos sentirlo y decirlo. Y es uno de los deberes más felices del mundo, porque la real gratitud es una de las experiencias más dulces que puede conocer el corazón humano. Y cuando la experimentamos, debemos decirlo en oración a Dios, y ante los demás, para que puedan decir, "Amén," y unirse a nosotros en agradecimiento (1 Corintios 4:16).

Luego Pablo da cuatro razones para sentirse agradecido. Y lo hace mediante la Palabra. 1) Versículo 13b: Tú eres "amado por el Señor." 2) Versículo 13c: "Dios te ha elegido desde el comienzo para la salvación mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad." 3) Versículo 14a: "Él te he ha llamado mediante nuestro evangelio." 4) Versículo 14b: El objetivo de su llamada fue "que puedas ganar la gloria de nuestro Señor Jesucristo."

Ves cómo funciona esto: nuestro deber es la emoción de la gratitud. "Nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros." Pero las razones para agradecer que se despierte la emoción en nosotros están reveladas en la Palabra acerca de cómo Dios nos salvó. Por lo tanto el Espíritu trabaja por medio de la Palabra para despertar la gratitud que Dios demanda.

Puedes ver la referencia explícita al Espíritu y la verdad en la última parte del versículo 13: Dios nos salva "mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad. No sólo la verdad. Y no sólo el Espíritu. Sino Espíritu y verdad. Pero juntos. Y mi punto es que dado que el Espíritu y la verdad están siempre juntos, la oración y la meditación están siempre juntas.

2 Tes. 2:15-17: La Fuerza para las Buenas Palabras y Obras Proviene de Rezar a Dios para que Haga la Palabra Efectiva en Nuestras Vidas

El segundo ejemplo de esto está en 2 Tesalonicenses 2:15-17. En el s 15 Pablo nos dice que estemos firmes y retengamos la palabra. Luego en los versículos 16-17 ruega para que Jesús y el Padre nos afirmen en cada buena palabra y obra. Por lo tanto muestra que hay una conexión entre retener la palabra y orar a Dios para que la palabra se haga efectiva.

Versículo 15: "Así que, hermanos, estén firmes y retengan las doctrinas que les fueron enseñadas, ya de palabra, ya por carta nuestra." ¿Cómo diría él esto hoy? No: asegúrate de tener una Biblia en un estante en casa. Él diría: léela y memorízala y llévatela cuando sales de la casa en la mañana, y medita sobre ella y úsala para combatir la batalla de la fe durante el día. Úsala para "mantenerte firme."

Ahora bien, para mostrar que la Palabra, sin la ayuda de Dios a través de la Palabra, no es suficiente, Pablo dice una bendición, que es una especie de oración: Versículo 16: Y que nuestro Señor Jesucristo mismo, y Dios nuestro Padre, que nos amó y nos dio consuelo eterno y buena esperanza por gracia, (17) consuele sus corazones y los afirme en toda obra y palabra buena. Él apela a Dios para el consuelo y la fuerza. Por lo tanto en el versículo 15 nos dice: "Manténgase firmes." ¿Cómo? ¡Aferrándonos a la Palabra! Pero en el versículo 17 dice, "Señor Jesús y Dios Padre, afírmalos para cada obra y palabra buena."

¿Entonces cómo funciona nuestra fuerza para que se produzcan las buenas obras y buenas palabras? ¿Sólo mediante la meditación? No. ¿Sólo mediante la oración? No. Mediante la oración para que Dios haga efectiva la palabra en nuestras vidas. Palabra y Espíritu. Meditación y Oración. No una u otra, sino ambas juntas.

2 Tes. 3:1-2: Orar por el Triunfo de la Palabra en las Vidas de los Demás

El tercer ejemplo en cuanto a mantener juntas la oración y la palabra se encuentra en 2 Tesalonicenses 3:1-2. "Finalmente, hermanos, oren [!] por nosotros, para que la palabra [!] del Señor se extienda rápidamente y sea glorificada, así como sucedió también con ustedes; (2) y que seamos salvados de hombres perversos y malos, porque no todos tienen fe." La Palabra tuvo un poderoso efecto en las vidas de los Tesalonicenses. Ahora Pablo desea que los Tesalonicenses se dediquen a difundir una pasión por la supremacía de Dios a través del triunfo de la Palabra en las vidas de los demás.

Entonces ¿qué hace? Él dice ¡ora! ¿Orar para qué? Orar por los portadores de la Palabra. "Orad por nosotros," dice. Algo tiene que suceder en nosotros para que la Palabra se divulgue y triunfe. Pablo tiene la Palabra del Evangelio en él, que es el poder de Dios para la salvación y que produce esperanza y gozo (Romanos 15:4, 13). Pero esto no es automático. Ni siquiera para Pablo. ¡Oh, cuán torpes pueden ser nuestros ojos y corazones a veces! No importa lo maduros que estemos en la fe. Entonces Pablo le suplica que oren por él y por su grupo. ¡Increíble! Pide a Dios que abra tus ojos para ver la gloria de Cristo en el evangelio de manera que cuando prediquemos haya una realidad y un poder enraizado en Cristo que haga que la gente vea y escuche y crea y glorifique la verdad de Cristo en la Palabra.

Las misiones y la evangelización no se llevan adelante sólo con la Palabra o sólo con la oración. Ellas avanzan y triunfan a través de la Palabra y la Oración. Espíritu y Verdad. Y esta es la forma en que estará en las vidas de aquellos a quienes amas. Nunca dejes de orar por ellos. Y nunca dejes de decirles la verdad sobre Jesús. Hay miles de maneras para hacerlo a fin de que no suene enlatado y falso. Si cada día vives tú mismo por la Palabra, también habrá nuevos descubrimientos para tus seres amados.

2 Tes. 3:4-5: La Palabra y la Oración para Producir el Cambio

El ejemplo final de cómo la Palabra y la oración van juntas está en 2 Tesalonicenses 3:4-5. Versículo 4: "Tenemos confianza en el Señor respecto de ustedes, de que hacen y continuarán haciendo lo que les ordenamos." Observa que acá tenemos una referencia a la Palabra apostólica: "lo que ordenamos." Así que Pablo dice que tiene confianza en que hayan oído esta orden y sigan caminando en ella. Pero luego veamos qué hace en el versículo 5. Vuelve a rezar una de esas oraciones de bendición: "Que el Señor dirija sus corazones hacia el amor de Dios y hacia la perseverancia de Cristo." ¿Por qué hace esto si tiene tanta confianza en que seguirán su Palabra apostólica? La razón es porque su oración por ellos es parte de por qué confía en ellos – él sabe que el Señor debe hacer alguna poderosa “dirección de corazón” si van a continuar en la obediencia. Entonces él ora: "Oh Señor, dirige sus corazones hacia el amor de Dios y hacia la perseverancia de Cristo."

Él dio órdenes, lo dice en el versículo 4, y oró por ellos en el versículo 5. No la Palabra sola para producir el cambio. Y no la oración sola para producir el cambio. Sino la Palabra y la oración.

La Oración y la Meditación Son tan Inseparables para Vivir la Vida Cristiana como lo Son el Espíritu de Dios y la Palabra de Dios

Así que el punto es claro y poderoso en este texto: La oración y la meditación son tan inseparables para vivir la vida cristiana como lo son el Espíritu de Dios y la Palabra de Dios.

Por lo tanto, te lo suplico, por el bien de tu propio crecimiento en la gracia y la transformación de tu vida y tu familia, y el impacto de tu vida en tu vecindario y el trabajo y la escuela y la familia ampliada– dedícate este año a la oración y la meditación. Reflexiona sobre la Palabra de día y de noche, y ora por la ayuda del Espíritu de día y de noche.

Ven a orar en las mañanas a las 7:00, y ven a rezar al mediodía. Ven a orar toda la noche del viernes. Toma un plan de lectura de la Biblia de la mesa. Compra una copia del Valle de la Visión y deja que el modelo de los grandes santos te inspire cómo orar. Dios estará complacido. Esta es la forma que ha diseñado para encender su iglesia y hacerla brillar para su gloria en el mundo.



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