Alabando en Espíritu y en Verdad

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English: Worship in Spirit and Truth

© Desiring God

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Por David Mathis sobre Alabanza

Traducción por Carmen Herrera - Williams

El asunto no es que si vamos a alabar, pero que es lo que vamos a alabar. Incluso mejor, a quién y cómo.

En este Domingo, que nos preparamos para la alabanza en comunión, tal vez el texto más importante para guiar la esencia de lo que estamos persiguiendo juntos cuando nos reunimos se encuentra en las palabras de Jesús en Juan 4:23-24.

“Más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre a tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”

Cabeza y Corazón

La verdadera alabanza dice Jesús, es en Espíritu y Verdad. La parte de “verdad” es lo suficientemente fácil – y con la venida de Jesús (“la hora ya viene, y está ahora aquí”) esa verdad se centra en la persona de Él y su trabajo, el que es El mismo “La Verdad” (Juan 14:6) y el mensaje acerca de sus logros de salvación para nosotros, los cuales son “la palabra de verdad, el evangelio” (Colosenses 1:15) y “la palabra de verdad, el evangelio de tu salvación” (Efesios 1:13). Es esta “palabra de verdad” (Santiago 1:18) por la cual nos es dado un nuevo nacimiento, esta “palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15) por la cual los trabajadores Cristianos se esfuerzan para manejar correctamente, y esta verdad que ancla y satura la alabanza de aquello que es verdaderamente Cristiano.

¿Pero que hay acerca del “espíritu”? ¿Es este nuestro espíritu o es el Espíritu de Dios? La frase memorable de Jesús en Juan 3:6 nos ayuda: “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.” No son mutualmente exclusivas, pero mutualmente dependientes. Para aquellos que son nuevas creaturas en Cristo, nuestro espíritu le debe su existencia y vibra al Espíritu de Dios. Como escribe John Piper, “La verdadera alabanza viene de espíritus hechos vivos y sensibles por la vivificación del Espíritu de Dios” (Desiring God, 82).  El Espíritu de Dios enciende y energiza nuestro espíritu.

Hueso y Médula

La alabanza Cristiana motiva a los dos, el corazón y la cabeza. Necesita doctrina verdadera acera del Padre y del Hijo, y su asociación en rescatar pecadores, y su dual emoción acerca de esa doctrina. Es las dos cosas, un asunto del corazón y un asunto de la mente. Piper lo resume así “Un afecto fuerte por Dios está arraigado en la verdad.”

La alabanza debe ser vital y real en el corazón, y la alabanza debe descansar en una percepción verdadera de Dios. Debe de haber espíritu y debe de haber verdad…Verdad sin emoción produce ortodoxia muerta y una iglesia llena (o media llena) de admiradores artificiales…Por el otro lado, la emoción sin verdad produce un frenesí vacío y cultiva gente superficial que se rehúsa a la disciplina de pensamiento rigoroso. Pero la alabanza verdadera viene de gente que es profundamente emocional y que ama la profunda y sana doctrina. El afecto fuerte por Dios enraizado en la verdad es el hueso y médula de la alabanza bíblica. (81-82)

Lo Que No Es

Entonces la esencia de la alabanza verdadera no es externa, pero interna, - corazón y cabeza, emoción y pensamiento, espíritu y verdad. – Ya sea que estemos hablando de toda la vida como alabanza (Romanos 12:1) o de reuniones colectivas para alabar.

A pesar de esto estamos tan dispuestos a identificar la alabanza con lo externo: Cuán bonito (o feo) es el edificio donde estamos, cuanta gente hay ahí, cuan buena la música es, cuan habilidoso es el predicador, si alguien cerca de nosotros está haciendo algo en su teléfono en lugar de leer la aplicación de la Biblia, o tomar notas, o si alguno de los líderes de alabaza está alzando su mano en manera de distracción, o está haciendo extrañas expresiones faciales o moviéndose de lado a lado o incluso saltando ( Hay algo que decir acerca de “la excelencia sin distracción” para aquellos que planean ser o son líderes de servicios de alabanza, pero esto es para otra ocasión.)

Pero mientras las formas externas que toma nuestra alabanza no son significativas, no son la esencia. Ellas no la hacen, y ellas no deberían arruinarla. La verdadera alabanza no está centrada en las formas y no es coextendida con las formas, pero fluye del corazón. Espíritu y verdad.

Cualquiera Que Sea Tu Contexto

Lleva este recordatorio contigo cuando preparas tu corazón y llegas a tu siguiente servicio de alabanza. Lo externo importa, pero no es la esencia. No tiene que mandar el día.

Si el contexto de tu reunión de comunión es maravillosamente conducente a lo que te mueve más, o está en contra todas las formas que tu prefieres, el corazón de la alabanza o debe ser estorbado – porque el corazón de la alabanza es el corazón.

Al final, no es lo que hacemos (o lo que no hacemos) con nuestras manos (o lo que alguien más está haciendo o no haciendo), pero lo que hacemos con nuestros corazones y mentes – por aquel que ha capturado nuestros corazones y mentes. Alaba en espíritu y verdad.


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