Cómo Enseñarles a Sus Hijos Acerca de las Naciones

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English: How to Teach Your Kids About the Nations

© Desiring God

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Por Trillia Newbell sobre Armonía Racial

Traducción por Susana Belvedere

Mis hijos son pequeños.

Ellos son pequeños y sensibles, por lo cual mi esposo y yo hemos decidido comenzar a enseñarles acerca de las naciones ahora. La curiosidad de ellos, en realidad, despertó hace un tiempo cuando sacamos unas banderas y libros de otros países alrededor del mundo.

Yo soy una mujer de raza negra casada con un hombre blanco. Aún a la edad de dos años mi hijo podría notar que mi piel color “chocolate” es significativamente más oscura comparada con la suya. Esa curiosidad ha venido a ser una oportunidad para un aprendizaje de por vida, y no solamente por el hecho de aprender. La razón que nos instruimos es para saber acerca del Dios que nos creó ̶ el Dios que ha creado todas las naciones (Hechos 17:26).

Dios determinó los clanes, los idiomas, los territorios y las naciones. (Génesis 10-11). Y Él tuvo un plan de redención el cual incluye a todos ellos. Por lo tanto, no estudiamos para ser eruditos solamente sino para celebrar lo que Dios ha diseñado. Nos gloriamos en Dios. Nos quedamos perplejos ante su creatividad e imaginación. Las naciones no nos señalan a nosotros ̶ las naciones señalan a Dios. Y es esto lo que nos ha motivado a educar a nuestros hijos.

A la luz de esta idea, aquí van algunas estrategias para enseñar acerca de las culturas alrededor del mundo en nuestro diario vivir.

1. Saque un mapa

¡Dios creo el mundo! La historia de la creación no es solamente para ser enseñada en la escuela dominical. Es una gloriosa verdad acerca del poder y supremacía de Dios. Nos hace recapacitar acerca de nuestra humanidad. Sacar un mapa en frente de nuestros hijos les da una evidencia tangible de la creación de Dios.

Quizás ellos nunca respiren el aire ártico de Groenlandia o se internen en la densa selva tropical del Amazonas en Brasil pero podemos señalarles esos lugares en el mapa.

2. Tenga un libro.

Una vez alguien dijo que sus amigos eran los libros. Los libros son un verdadero regalo. Éstos son una gran fuente de recursos cuando se trata de aprender acerca de las naciones. Podemos leer libros para conocer acerca de la historia de un país o de cierta cultura. A través de un libro podemos tener una idea de lo que la gente experimenta en otras regiones. Este recurso facilita las conversaciones acerca de historia.

3. Converse con su vecino

La mayoría de nosotros vivimos cerca de alguien diferente a nuestra familia. Y no estoy hablando acerca de una diferente región en los Estados Unidos. Vivimos en una época donde podemos ir calle abajo y encontrarnos con personas de diferentes países. Grandes comunidades como la ciudad de Chicago o Nueva York cuentan con zonas enteras desarrolladas por gente de otras etnias y cultura. El avance de la tecnología ha eliminado casi por completo la posibilidad de que alguien nunca conozca una persona de otro país alguna vez en su vida. Salga de su casa. Extienda su brazo. Instruya a sus hijos acerca del beneficio de conocer a sus vecinos. Y por sobre todo, muéstreles el amor de Cristo a través de un genuino interés por alguien aparte de ellos.

Aún en el genuino interés por conocer a otros, nunca queremos limitar nuestra atención a lo creado. Nos importan las personas porque a Dios les importan (Salmo 8:4). Nuestro deleite en la diversidad étnica de este mundo se desprende de nuestro deleite en Dios.



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