Consejo a Pastores: Prediquen la Palabra

De Libros y Sermones Bíblicos

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English: Advice to Pastors: Preach the Word

© Desiring God

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Por John Piper sobre La Predicación y la Enseñanza

Traducción por Alfonso Rodriguez Sauza


Sermón de Iniciación

Contenido

Introducción

El honor y la alegría que siento de estar en este rol son mayores a lo que la mayoría de las personas se podrían imaginar. Me siento honrado porque lo que hacemos aquí es más importante que la iniciación de un alcalde o de un gobernador. Y verán porque en unos minutos mas. Estoy contento porque amo el poder estar involucrado en las cosas mas importantes de este mundo. Pensé en dar dos mensajes en este sermón, uno para [el pastor], y otro para la congregación. Pero solo me alcanzara el tiempo para uno. Así que permítanme solo citar el texto del sermón que no daré. Al final de la parábola de los suelos donde existen cuatro diferentes maneras de recibir la Palabra de Dios, pero solo una manera que da fruto y lleva a la vida, Jesús dice (en Lucas 8:18), “Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene, se le dará; y a todo el que no tiene, aun lo que piensa tener se le quitará.” Así que esto será solo una exhortación para todos nosotros a que prestemos atención a la manera en que escuchamos esta tarde. Y al escuchar mi mensaje a [el pastor], piensen bien lo que significara el ayudarlo a el en este cargo y el de responder en la manera en que Jesús quiere que lo hagamos.

Este mensaje es principalmente dirigido a [el pastor].

Primero hay que leer el texto, II Timoteo 3:16-4:4 (NBAS: Nueva Biblia Americana Estándar). Tengan en mente que en las letras originales las divisiones de capitulo y verso no existían. Fueron añadidas después para ayudarnos a indicarle a la gente donde es que estamos leyendo.

16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redarguir, para corregir, para instruir en justicia; 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. 4:1 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgara a los vivos y a los muertos en Su manifestación y en Su reino, 2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonaran maestros conforme a sus propias concupiscencias; 4 y apartaran de la verdad el oído y se volverán a las fabulas.

[Pastor], mi mensaje para ti es muy sencillo y muy precario. Es el de II de Timoteo 4:2, “Predica la Palabra.” Yo le llamo precario, porque existe una constante tentación de hacer otras cosas en lugar de esto. Si HAY otras cosas que hacer en el ministerio, como nos muestran estas cartas escritas a Timoteo. Y debemos hacerlas para ser encontrados fieles. Pero ninguna de ellas es tratada con tanta solemnidad y tan enérgicamente como esta sencilla exhortación del apóstol: “Predica la Palabra.”

Cinco Cosas Que Intensifican el Mandato

Notemos las cinco cosas en el verso 1 que intensifican este mandato:

  1. “Te pido solemnemente”;
  2. “delante de Dios”;
  3. “y de Cristo Jesús” (tanto el Padre como el Hijo tienen un gran interés en este asunto);
  4. “quien juzgara a los vivos y a los muertos” (se ha hecho aun mas crucial al elevarlo en algo de vida y muerte, y aun mas allá de solo vida y muerte, hasta el juicio final-es por esto que lo que estamos haciendo aquí es mas importante que la iniciación de un alcalde o gobernador. [Un pastor] es llamado a tratar en cosas que van mas allá de la vida y la muerte-el juicio eterno de Cristo y lo que le sucederá a esta congregación no solo en tu estado terrenal, pero mucho mas en el estado eternal);
  5. y por medio de Su aparición y Su reino-esto es, “Yo te encarezco solemnemente…por la manifestación y el reino de Cristo.” Eso es un extraordinario refuerzo de la suplica. Eso debe significar que el ministerio de la predicación tiene mucho que ver con lo que sucederá en la manifestación de Cristo en gloria. En esa aparición tu, [pastor], serás llamado a dar cuentas. ¿Fuiste fiel a esta comisión? Y en ese momento en que la congregación sea juzgada: ¿Cómo respondiste tú? ¿Fuiste tú como la gente en los versículos 3-4? Algunos “no soportaran la sana doctrina; pero queriendo que les digan cosas que les agraden, reunirán para si maestros que les hablen conforme a sus propios deseos; 4 y apartaran sus oídos de la verdad, y se volverán hacia fabulas.” Eso es lo que será revelado en la aparición de Cristo y su reino.

Por lo que digo que el mandato es precario. Pablo se da cuenta que existen muchas distracciones y muchos obstáculos y muchas tentaciones para hacer que esto parezca menos importante de lo que es. Así que se encamina a su mandato con cinco intensificadores preliminares. Y después dice, “PREDICA LA PALABRA.” Así que ese es mi mensaje para ti. “Predica la Palabra.” Para reveler lo que significa cabalmente el mandato preguntaremos primeramente, que es la “Palabra” y segundo, que significa el “Predicarla”.

¿Que Es la Palabra?

Podemos ver dos pistas en el contexto inmediato.

La Escritura Inspirada por Dios

Primeramente, en II de Timoteo 3:16, 16 “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redarguir, para corregir, para instruir en justicia; 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” A esto le sigue inmediatamente la orden, “Te comisiono a que prediques la palabra.” Así que podemos afirmar sin equivocarnos que la Palabra que deberá ser predicada son primeramente las Escrituras con las cuales fue criado Timoteo, el Viejo Testamento. Cuando prediques, predica las Escrituras inspiradas. La “Palabra” de 4:2 es la “Escritura Inspirada por Dios” de 3:16.

No te pierdas de esta verdad simple y llana que la palabra “Escritura” significa simplemente “algo escrito” o “letra”. Esto significa que la Palabra de Dios nos ha venido en una forma escrita-en un libro. Lo que significa que tu preparación para predicar será en gran medida a través de la lectura. Deberás encontrar tu predicación en un libro. No debe ser sin animación, sin emoción o sin relevancia. No debe parecer memorizado o pedante. Pero debe ser derivado del Libro. Fiel al Libro. Saturado del Libro. Balanceado por el Libro. Debe ser dado por el Espíritu, formado por el Espíritu, llevado por el Espíritu, y entregado por el Espíritu. Pero el Espíritu inspiro el Libro, y este medita todo el tiempo en el Libro y vive para exaltar al Cristo del Libro. Así que predica la Palabra, [pastor], es decir, predica el Libro.

El Modelo o Patrón de lo que es la Sana Doctrina

La segunda pista que podemos ver sobre lo que es “la Palabra” en estos versículos esta en II de Timoteo 4:3 que nos da la razón por la cual se predica la Palabra: Predica la Palabra, “PORQUE vendrá el tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina.” Así que la Palabra que deberá ser predicada es “la sana doctrina.”

Ahora, ¿a que se refiere con esta “sana doctrina”? II de Timoteo 1:13 nos da la respuesta: “Retén la forma de las sanas palabras que de mi oíste…”Sana doctrina en II Timoteo 4:3 se refiere a una “forma de las sanas palabras” transmitidas a Timoteo por el apóstol Pablo. “Reten la forma de las sanas palabras que de mí oíste...”

Date cuenta de dos cosas: la palabra “forma” o “patrón”, y la frase “de mi.”

Existe una “forma” o un “patrón” de sana enseñanza. Esto significa que en la iglesia primitiva se estaba desarrollando un conjunto de doctrinas rígidas (o enseñanzas) bajo el cuidado de los apóstoles que estaban siendo fielmente transmitidas de iglesia a iglesia. Eso es lo que indica “de mi” en 1:13. Pablo hizo entrega con su autoridad de su fidedigno “patrón” de verdad.

Dicho de la manera más sencilla y relevante, este “patrón de palabras sanas” o “doctrina sana” fue lo que vino a quedar plasmado en el Nuevo Testamento. De la misma manera que con el Viejo Testamento, nosotros necesitamos de que la doctrina de los apóstoles se escribiera sobre papel para preservarla de la corrupción-es decir, para mantenerla “sana”, para mantenerla saludable.

Así que la respuesta a nuestra pregunta es que la Palabra son los escritos del Viejo Testamento y los escritos del Nuevo Testamento. La Palabra de Dios para ti esta tarde es el de “Predicar la Palabra”. Es decir, predicar las Escrituras del Viejo y el Nuevo Testamento. Conoce este Libro. Haz de este Libro el principal lugar de habitación de tu mente. Sobre cada pregunta que te llegue, pregúntate, ¿que dice la Biblia? Medita sobre este Libro día y noche. Toma la Palabra dada a Josue (1:8) para ti: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.”

¿Porque Dice Pablo que Prediques Esta Palabra?

Ahora nos preguntamos, ¿porque dice Pablo que PREDIQUEMOS esta Palabra? No solo que la enseñemos. No solo que la leamos. No solo que la compartamos. No solo que la memoricemos. Pero que la prediquemos. ¿Que significa eso? ¿Y por que es esto tan importante, que existen cinco frases intensificantes que preceden a este mandato?

El Predicar No Solo Es Explicar o Enseñar

La palabra predicar (kerussõn) es diferente a la palabra enseñar. En II Timoteo 1:10-11, Pablo dice, “[Cristo], el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio, 11 del cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro…” Es decir, fui nombrado para tres tareas: Como heraldo o anunciante de la Verdad como predicador; para escribir, preservar y transmitir el patrón fidedigno de Verdad como apóstol; y para explicar y aplicar la Verdad como maestro.

Así que el predicar no solo es explicar o enseñar. El predicar es anunciar, es ser heraldo. La palabra predicar aquí se entiende por lo que hacia el pregonero en las aldeas cuando había un mensaje del rey.

El Predicar es pregonar y regocijarse

Reunía a un grupo de gente y decía, “Oíd, oíd, que sea de su conocimiento en este día que por orden real de su alteza, el rey, que de ahora en adelante le será concedido a este pueblo una guardia imperial de cien soldados para protegerlos de las pandillas de rebeldes quienes saquean a los súbditos del rey.”

Y se levanta una ovación de alegría entre la gente. (Esos son los amenes de la congregación.)

Y continua el heraldo, “¡Además que les sea de su conocimiento que el costo de esta protección saldrá, no de sus impuestos, sino de la beneficencia del rey, de su tesoro real!” ¡De nuevo aplausos! (¡Amen!)

“Además, el rey quiere que sepan que los ama, a ustedes sus leales súbditos, y utilizara todo su consejo y poder real para defenderlos y proveer para sus necesidades.” De nuevo aplausos. (¡Amen! ¡Amen!)

“Y por ultimo, envía por medio de mi su bendición real. ¡Benditos sean aquellos que confían en el rey!”

Aplausos. (¡Amen!)

El predicar es más que enseñar. Es, entusiasmarse, regocijarse en la Palabra. “Predica la Palabra”, significa “entusiásmate en la Palabra”. Es decir, ¡anúnciala y deléitate en ella! ¡Háblala como noticia increíble! ¡Háblala desde un corazón que ha sido movido por ella!

Dos Razones De Por Que Este Tipo de Hablar Es Tan Crucial

Existen dos razones del por que este tipo de expresión o de hablar en la Iglesia es tan crucial. Una es que el tema es infinitamente importante. No existe otra organización sobre la tierra que trate sobre asuntos de vida eterna y muerte eterna-asuntos sobre Dios y Su Hijo y Su Espíritu; asuntos sobre la Salvación y el juicio; asuntos sobre la vida que agrada o desagrada a Dios. En otras palabras, ningún otro grupo, aparte de la Iglesia, se reúne con regularidad para tratar estas realidades tan tremendamente importantes. Esto significa que existe una manera de hablar que es adecuada como parte de esa reunión que es digna de la grandeza de esa verdad-específicamente, la predicación. Así que la primera razón para predicar es que la naturaleza de la Verdad exige algo más que una simple explicación o discusión o conversación.

La otra razón por la cual la predicación es tan crucial es que nuestros corazones anhelan que la Verdad nos llegue de una manera que resalte el valor de la Verdad. En otras palabras, no es solo la magnificencia de esa Verdad la que exige que se pregone con el corazón y que se entusiasme uno con pasión, sino porque nuestros corazones piden esto tambien. Nuestros corazones no serán atraídos a adorar si alguien simplemente hace una disección o analiza la valía y la gloria de Dios pero sin entusiasmarse y llenarse de jubilo en ello frente a nosotros. Nuestros corazones desean la verdadera predicación. Algunos de nosotros ni siquiera sabemos que eso es lo que nos esta haciendo falta. Como los niños que se criaron en hogares donde papa ni mama jamás se entusiasmaron con algo. Nunca se regocijaron o alabaron o expresaron verbalmente su admiración ni atesoraron nada. Siempre estuvieron insípidos y sin entusiasmo (excepto cuando estaban enojados). No te pudiste darte cuenta si algo en realidad los movía con profundidad y de manera positiva. Por lo que los hijos crecieron sin saber que era lo que les estaba haciendo falta. Así es como son muchas de las personas en la Iglesia quienes nunca han saboreado lo que es la verdadera predicación.

La predicación debe ser una exposición o explicación entusiasmada

Dios existe para ser adorado-para ser admirado y atesorado y deseado y alabado. Por lo tanto, la Palabra de Dios fue escrita principalmente para producir alabanza. Eso significa que si esa Palabra se maneja como una receta de un platillo que esta de moda o como un manual de reparación, ha sido mal manejado. Y la gente sufrirá las consecuencias. La Verdad de Dios pide ser manejada con entusiasmo y jubilo. Y nuestros corazones añoran esto y lo necesitan. Algo dentro de nosotros comienza a morirse cuando realidades preciosas e infinitamente valiosas son manejadas sin sentimiento y sin palabras de asombro y entusiasmo. Es decir, una Iglesia comienza a morir, sin la predicación.

Pero, por supuesto, esto supone algo masivo. Para atesorar la Verdad, para amar la Verdad, y para estar apasionado con la Verdad, y para entusiasmarse en la Verdad, necesitas conocer la Verdad. Por lo que no basta decir que la predicación es jubilo y entusiasmo. Tambien debemos decir que es una “exposición entusiasmada y llena de júbilo”. Es entusiasmarse en la Verdad de la Palabra de Dios. Y el entusiasmo debe ser en proporción a la Verdad que es pronunciada.

En II de Timoteo 2:15 Pablo le dice a Timoteo, “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.” Esto tambien forma parte de la predicación. El predicar es manejar exactamente, acertadamente, correctamente la Palabra de Verdad. En otras palabras, jamás podrás torcer o sacar provecho personal a la Palabra con el fin de incrementar la reacción emocional de la gente. El predicar no es entusiasmo sin la exposición de la Palabra. Ni tampoco es la predicación la exposición de la Palabra sin el entusiasmo y júbilo. El primer error le corta la cabeza a tu mensaje. El otro le arranca el corazón. En ambos casos, la victima se muere. Sin corazón, o sin cabeza, estas muerto. E igual le sucede a la predicación. Y al poco tiempo, tambien muere la Iglesia.

Predica la Palabra

Así que el mandato del Señor es, Predica la Palabra. Mantén tu Cabeza puesta en su lugar (exposición) y mantén vivo tu Corazón (entusiasmo y júbilo). Maneja la preciosa y viva Palabra de Dios de manera acertada. Y ven a este pulpito semana tras semana y haz una exposición entusiasmada. No sobre-entusiasmes la Palabra. Ni tampoco sub-entusiasmes la Palabra. Existe suficiente Gloria en la Palabra que no necesitas añadirle nada artificial. Solo cométela hasta que tu corazón este profundamente y verdaderamente satisfecho y después sírvele ese mismo banquete a tu congregación.

Martín Lutero fue uno de los más grandes predicadores de todos los tiempos. El explico la necesidad de predicar de esta manera:

“Debido a que las herejías amenazaban el mensaje viviente apostólico, tenia que ser escrito en un libro para protegerlo de la falsificación. La predicación invierte nuevamente este proceso de conservación, permitiéndole a las Escrituras del pasado convertirse en las noticias del presente…El Evangelio ha sido internado dentro de papel sin vida; las palabras frescas lo pueden transformar de nuevo en buenas nuevas.”

Las Escrituras son convertidas en buenas nuevas-eso es lo que sucede con la exposición entusiasmada. [Pastor], si el Señor lo permite, hay muchos años por delante y muchas pruebas. Serás tentado de muchas maneras para dejar de predicar. Satanás te mentira diciéndote que la predicación no es una cosa grandiosa. O que pudieras dedicarte a algo más importante. Pero cuando eso suceda, ve nuevamente a II Timoteo 4:1-2 y escucha al apóstol. “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra...”

Entonces te levantaras y dirás junto con Martín Lutero, “Si pudiera hoy convertirme en rey o emperador, no dejaría mi cargo como predicador.”


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