Cuando Tu Fe Para Pescar es Pequeña

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English: When Your Faith for Fishing Is Small

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Por Jon Bloom sobre Las Iglesias Evangélicas

Traducción por Susana Belvedere

¿Cómo está su fe para evangelizar? A menudo la mía es muy pequeña. Detesto este pecado de incredulidad y solo tener unos pocos días de felicidad, valentía y fruto por evangelizar. Estoy bien animado a combatirlo.

La resistencia a pescar personas, sea por temor, egoísmo, cansancio o duda, expondrá que en realidad estoy confiando en mi propia percepción y no en Jesús. La historia de Pedro, Jesús y las redes vacías llenándose fortalece mi fe para salir a pescar. Y podría fortalecer la suya también.

La Lección Más Importante en la Pesca

Pedro sabía que Jesús era extraordinario antes de que Jesús llenara las redes de Pedro hasta romperse en Lucas 5:1-11. Su hermano Andrés ya se lo había presentado y había recibido su nuevo nombre (Juan 1:40-42). Jesús ya había estado en la casa de Pedro y sanado a su suegra (Lucas 4:38-39).

Por lo tanto, en Lucas 5, Pedro ya estaba luchando con el llamado de Jesús en su vida. Jesús había llegado a ser el predicador más famoso de Israel. Había llevado a cabo milagros y señales increíbles. Las multitudes lo seguían doquiera él iba. Pedro debe haberse sentido profundamente inadecuado para ser un discípulo de Jesús, no contando con ningún entrenamiento teológico formal.

Una sola cosa Pedro sabía hacer: pescar. O eso creía. En realidad, Jesús estaba a punto de enseñarle la lección más importante de la pesca en la vida de Pedro.

Esa mañana luego de que Jesús había estado pescando personas desde la barca de Pedro, instruyó a Pedro diciéndole: “Lleva la barca hacia la parte honda del lago, y echen ahí sus redes para pescar” (Lucas 5:4). La fe de Pedro no debe haber sido ni del tamaño de una semilla de mostaza. El había pescado toda la noche y el mar se debe haber visto como un desierto. Sin embargo Pedro no se resistió. Y respondió: “Maestro, toda la noche hemos estado trabajando y no hemos pescado nada; pero ya que tú me lo pides, echaré la red” (Lucas 5:5). Sus expectativas deben haber sido muy pocas, pero por lo menos estuvo dispuesto a obedecer. Y él con sus compañeros echaron las redes.

Luego de pronto las redes estaban pesadas. Muy pesadas. A Pedro y Andrés les tomó todo lo que tenían para no sucumbir y soltar las redes en el mar, mientras esperaban a Juan y a Santiago los vinieran a ayudar. De alguna manera manejaron la situación para subir las redes y llenar las dos barcas con peces.

Pedro, abrumado con convicción le dijo a Jesús: “Señor, ¡apártate de mí porque soy un pecador!” (Lucas 5:8). Su pecado de incredulidad quedó expuesto. Pedro sabía que no porque él era un experto, o por su experiencia, o su manera dura de trabajar o su débil fe los peces vinieron. Él solo arrojo las redes. Jesús trajo los peces—algo que solo Jesús puede hacer. Y ahora Pedro había alcanzado un nuevo temor y una nueva fe.

Y eso fue precisamente el resultado que Jesús quería lograr. Un Pedro quien ahora siente mucho menos de él y mucho más de Jesús, preparado para la verdadera pesca. Entonces Jesús le dijo: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres” (Lucas 5:10).

Tres Palabras de Ánimo para Pescadores de Hombres que Dudan

1. Jesús nos llama en nuestra debilidad.

Jesús determinó llamar a Pedro como evangelista cuando él estaba en su peor momento de debilidad. Habiendo hecho su mejor trabajo humano en algo en lo cual él era muy diestro, las redes de Pedro estaban vacías. Encima estaba exhausto de haber trabajado toda la noche. ¿Por qué este fue el mejor momento? Pedro necesitaba que su pecado de incredulidad, debilidad y orgullo fueran expuestos. Él necesitaba saber que fuera de Jesús él nada podía hacer (Juan 15:5). Pedro necesitaba saber quién es el que gobierna la pesca y quién es el que llena las redes. Así estaría capacitado para pescar en fe.

2. En realidad no toma una gran fe para arrojar las redes.

A pesar que Pedro no creía que algo pasaría en la salida a pescar con Jesús, él respondió: “pero porque Tú lo pides (a Tu palabra), echaré las redes.” Pedro puso voluntad porque era Jesús quien se lo pedía. Confió en su palabra más que en su percepción. No fue una fe fuerte o mucha fe, aun parecía una fe dubitativa, sin embargo fue suficiente para obedecer. Pedro hizo lo que Jesús le pidió y Jesús honró su actitud.

3. Jesús trae los peces.

Pedro y sus compañeros echaron las redes. Jesús las llenó. Fue un muy poderoso momento de enseñanza en el ministerio. Jesús gobierna la pesca y llena las redes con muchos o pocos según su voluntad. Nuestro trabajo como evangelistas es escuchar a Jesús y en oración, llenos de fe arrojar las redes. Cualquiera sea la red que él provea—y dejar que él las llene. Cuando Jesús nos llama a “pescar”. No pongamos nuestra fe en nuestra capacidad (o falta de capacidad). Al escuchar su voz, llenos de fe salgamos y sumerjamos las redes. Confiemos que él las llenara. Los peces son de él. Y nos daremos cuenta que él nos dará más de lo que podemos recoger.

¡Señor, llena nuestras redes!


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