Del Asombro al Testimonio

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English: From Wonder to Witness

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Por John Piper sobre Dones Espirituales

Traducción por Stacey Ramos


Isaías 43:10-13 Vosotros sois mis testigos--declara el SEÑOR--y mi siervo a quien he escogido, para que me conozcáis y creáis en mí, y entendáis que yo soy. Antes de mí no fue formado otro dios, ni después de mí lo habrá. Yo, yo soy el SEÑOR, y fuera de mí no hay salvador. Yo soy el que lo he anunciado, he salvado y lo he proclamado, y no hay entre vosotros dios extraño; vosotros, pues, sois mis testigos--declara el SEÑOR-- y yo soy Dios. Aun desde la eternidad, yo soy, y no hay quien libre de mi mano; yo actúo, ¿y quién lo revocará?

El libro de Isaías es la más sostenida auto-exaltación de Dios en toda la Biblia. Los capítulos 43 y 44 nos dejan sin aliento en su alarde de lo absoluto que es Dios. ¡Yo, yo soy el SEÑOR, y fuera de mí no hay ningún otro dios, ningún otro salvador, ningún otra piedra! ¡Yo, yo soy el SEÑOR el Santo de Israel! En este libro suena vez tras vez el alarde de Dios sobre su proprio grandeza.

¿Qué podemos decir sobre esto, salvo que Dios está sumamente emocionado por ser Dios? Hay una clase de exuberancia volcánica con el hecho de que él es Dios. Prácticamente erupta con la exaltación de su propia gloria. Dios se emociona con ser Dios. A Isaías le embelesa la verdad que Dios es Dios. Y la cuestión de esta mañana es, ¿OS EMBELESA A VOSOTROS? ¿Hay una erupción de asombro y sobrecogimiento y maravilla en vosotros, que Dios simplemente ES? ¿Qué él es Dios?

Este texto tiene la intención de cultivar esa experiencia y transformarla en un testimonio a escala global. Dejádme abarcar los siguientes dos puntos:

  1. primero, el texto quiere cultivar nuestro sentido de asombro y sobrecogimiento que Dios es Dios;
  2. segundo, el texto quiere transformar ese asombro en un testimonio.

¿Cómo cultiva nuestro asombro y maravilla de la pura “divinidad” de Dios? Lo hace con explicarnos qué significa ser Dios.

Dios Quiere que Nos Asombramos de su Divinidad

Las últimas dos líneas del versículo 13 son realmente una exposición de lo que significa ser Dios. Dios clama, “¡Soy Dios! ¡Aun desde la eternidad, yo soy!” (Aquí os presento mi ejemplo) “y no hay quien libre de mi mano; yo actúo, ¿y quién lo revocará?” Dios nos alza la idea que él es Dios: “¡Soy Dios!” Y entonces la llena con su significado más básico: “yo actúo, ¿y quién lo revocará?” Cuando hago algo, nada me detendrá.

Cuando dice, “¡Soy Dios!” declara su deidad. Cuando dice, “yo actúo, ¿y quién lo revocará?” declara su gloriosa soberanía. Ser Dios es ser soberano; Dios cultiva nuestro asombro con su deidad contándonos que eso significa soberanía. Tener una clase de mirada asombrada de su soberanía absoluta es indispensable para la alabanza sagrada de Dios: “yo actúo, ¿y quién lo revocará?” Quiere que nos quedemos boquiabierto. Lo vi de nuevo en Isaías 45:5-7 donde Dios predice la llegada de Ciro siglos después. Él dice,

Yo soy el SEÑOR, y no hay ningún otro; fuera de mí no hay Dios. Yo te ceñiré, aunque no me has conocido, para que se sepa que desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, no hay ninguno fuera de mí. Yo soy el SEÑOR, y no hay otro; el que forma la luz y crea las tinieblas, el que causa bienestar y crea calamidades, yo soy el SEÑOR, el que hace todo esto.

Dios se esfuerza mucho en declarar que él es Dios y que sólo él. Y para hacernos entender, habla de su soberanía. Está dispuesto a llegar incluso a reclamar la responsabilidad final por todas las calamidades del mundo. “Yo soy el que forma la luz y crea las tinieblas, el que causa bienestar y crea calamidades, yo soy el SEÑOR, el que hace todo esto.” ¿Por qué toma Dios la responsabilidad final por todos los desastres del mundo? Porque nos quiere llenar con un asombroso temblor al saber que él es Dios. Y eso significa que él es soberano. Él actúa, ¿y quién lo revocará? Y lo vi de nuevo en Isaías 46:9-10,

Acordaos de las cosas anteriores ya pasadas, porque yo soy Dios, y no hay otro; yo soy Dios, y no hay ninguno como yo, que declaro el fin desde el principio y desde la antigüedad lo que no ha sido hecho. Yo digo: "Mi propósito será establecido, y todo lo que quiero realizaré."

Y así las ideas se unen otra vez. “¡Yo soy Dios!” Y: “Todo lo que quiero realizaré.” “Yo causo bienestar y creo calamidades, yo soy el SEÑOR, el que hace todo esto.” Deidad. Y soberanía. Él actúa, ¿y quién lo revocará? Dios cultiva nuestro asombro por su deidad con dirigir nuestra atención hacia su soberanía. ¿Por qué? Porque sin soberanía no hay un verdadero Dios. El Dios de Isaías es muy apasionado por definirse desde el punto de vista de la soberanía: "Él actúa, ¿y quién lo revocará?" "Mi propósito será establecido, y todo lo que quiero realizaré." "El que causa bienestar y crea calamidades, yo soy el SEÑOR, el que hace todo esto."

Entonces el primer punto de nuestro texto es que Dios es Dios, que quiere decir que Dios es soberano—él actúa, ¿y quién lo revocará? Está contentísimo con su deidad y soberanía, y también lo debemos estar.

Dios Quiere Convertir Nuestro Asombro en Testimonio

Pero ahora debemos preguntarnos, ¿si Dios nos cultiva este asombro sólo para ser una experiencia privada? ¿Hemos alcanzado la cima de nuestra alegría y el clímax de nuestra vocación divina, donde tenemos una irresistible experiencia privada de la gloria y poder de Dios? ¡No! No es ni ápex ni clímax de nuestra vocación, porque Dios prende el fuego de alabanza para hacernos brillar en el mundo. Este es el segundo punto de nuestro texto, que Dios quiere convertir nuestro asombro en testimonio. Él cultiva nuestro asombro con mostrarnos que es un Dios soberano; y convierte nuestro asombro en un testimonio para todo el mundo.

Versículo 10 aquí es crucial: “Vosotros sois mis testigos--declara el SEÑOR--y mi siervo a quien he escogido, para que me conozcáis y creáis en mí, y entendáis que yo soy.” Observad las tres partes de este versículo.

Elegidos por el Dios Soberano

Primero, si conocéis a Dios y creéis en Dios y entendéis que es Dios, es porque os eligió para conocer y os eligió para creer y os eligió para entender que es Dios. Es decir, este texto enseña no sólo que debemos asombrarnos de la soberanía de Dios, sino que también nos asombramos por la soberanía de Dios. Dios nos eligió a conocer, Dios nos eligió a creer, Dios nos eligió a entender que es Dios.

Elegidos como Siervo-Testigo

Pero eso es sólo la mitad de la oración. ¿Por qué prende Dios nuestro fuego de conocerlo y creerlo y nuestro asombro de que es Dios? La respuesta: prende este fuego para hacernos brillar. Eso es la segunda cosa para observar en el versículo 10: él quiere transformar nuestro asombro en testimonio. “Vosotros sois mis testigos--declara el SEÑOR--y mi siervo a quien he escogido.” Nadie se enciende una lámpara para ponerla debajo de un almud. Y Dios no le asombra a la gente con su deidad y soberanía para los meros placeres privados. Dios nos prende el asombro para hacernos testigos. Esa es la segunda cosa para ver en el versículo 10.

Elegidos a Dar Testimonio de Dios

Y la tercera cosa para ver aquí es que el contenido de nuestro testimonio es Dios. Es el inconfundible énfasis de este texto: Dios nos prende el fuego de adoración para que demos testimonio a la exuberancia de Dios por ser Dios. Podemos ser más específicos. Dios nos prende el fuego del asombro para que seamos testigos de la pura existencia de Dios (v. 13): “Aun desde la eternidad, yo soy.” Somos testigos de la soberanía de Dios (v. 13): “yo actúo, ¿y quién lo revocará?” Somos testigos de la verdad que Dios sólo es Dios (v. 10): “Antes de mí no fue formado otro dios, ni después de mí lo habrá.” Somos testigos de la verdad que Dios es eternal (v. 13): “Aun desde la eternidad, yo soy.” Somos testigos de la verdad que Dios ha hablado (v. 12): “Yo soy el que lo he anunciado… y lo he proclamado.” Somos testigos de la verdad que este gran incomparable Dios salva (v. 11): “Yo, yo soy el SEÑOR, y fuera de mí no hay salvador. Yo soy el que… he salvado y lo he proclamado."

Dos puntos:

  1. este texto llega a cultivar el asombro que Dios es Dios: Dios magnifica su deidad con dirigirnos a su soberanía;
  2. este texto quiere transformar ese asombro en testimonio. El fuego de adoración es un testigo de la exuberancia de Dios por ser Dios.


¿Qué quiere decir todo esto para nosotros?

¿Ahora qué quiere decir esto para la BGC? Pastores, tenemos que trabajar incansablemente en conocer a Dios. Y tenemos que ayudar a nuestra gente a conocer a Dios. ¿Conocemos a Dios? ¿Entendemos que es Dios? El eslabón en versículo 10 entre entender que Dios es Dios y su testimonio es inconfundible. ¿Entienden nuestro pueblo que Dios es Dios?—que él actúa, y ¿quién lo revocará? ¿No nos dice este texto que nuestra necesidad primaria en ser testigos es conocer a Dios de tal manera que la exuberancia de Dios por ser Dios se nos pega a nosotros? Y después al mundo.

Creo que nuestra oración debe ser

O Dios, concédenos a conocerte de tal manera que el fuego de nuestro asombro se transforma en un fuego insaciable de testimonio para el mundo.

Entonces diremos con convicción poderosa:

¡Volveos a mí y sed salvos, todos los términos de la tierra! Porque yo soy Dios, y no hay ningún otro. Por mí mismo he jurado, ha salido de mi boca en justicia una palabra que no será revocada: Que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua jurará fidelidad.

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