Dios es una persona muy importante

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Supongamos que le preguntamos a un hombre, por ejemplo, al presidente de una compañía: “¿Después de Dios quién es la persona más importante de tu vida?”, y supongamos que nos contesta: “Probablemente mi vicepresidente de mercadeo”. Enseguida le preguntamos: “¿No es tu esposa la persona más importante después de Dios?”, y él dice: “Eso lo doy por hecho. No hace falta decirlo”.
Supongamos que le preguntamos a un hombre, por ejemplo, al presidente de una compañía: “¿Después de Dios quién es la persona más importante de tu vida?”, y supongamos que nos contesta: “Probablemente mi vicepresidente de mercadeo”. Enseguida le preguntamos: “¿No es tu esposa la persona más importante después de Dios?”, y él dice: “Eso lo doy por hecho. No hace falta decirlo”.
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Pudiera ser que unas pocas personas asumirían que fue su afecto y respeto en abundancia por su esposa que la mantuvo de venir a su mente. Pero la mayoría de nosotros, especialmente su esposa, pienso, asumirían lo opuesto: a saber, no vino a su mente ya que no es de la importancia suprema en su mente. Va sin decirlo ya que va sin significancia.  
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Tal vez algunas personas creerían que es su afecto y respeto en abundancia por sus esposas lo que les impide pensar en ellas. Sin embargo, considero que la mayoría de nosotros, especialmente las esposas, creería lo contrario: que no piensan en ellas porque no son de importancia suprema para ellos y que no las mencionan porque no son importantes.
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Y podemos estar seguros que a ella no le gusta. Ella no dice, “Me siento tan amada y tan honrada ya que mi esposo nunca piensa en mencionarme entre sus prioridades principales. Soy como el aire que respira—nunca me regala un pensamiento.Eso no es lo que ella dice. Lo que ella dice es esto: “Si no vengo a tu mente para que me menciones, entonces no soy importante para ti. Y si piensas que estoy honrada de ser tomada por sentado, entonces estás equivocado, porque no lo estoy.
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Podemos estar seguros de que a ellas no les gusta eso. Ellas no dicen: “Me siento muy amada y muy honrada porque mi esposo nunca me menciona entre sus prioridades principales. Soy como el aire que respira, pero él nunca piensa en mí”. Eso no es lo que ellas dice. Lo que ellas dicen es esto: “Si no hablas de mí no soy importante para ti, y si piensas que me honras al dar por hecho que soy importante, te equivocas, porque no soy honrada por eso”.  
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Es posible tomar a las cosas importantes por sentadas—como el oxígeno. Pero nada está hinrado de ser tomado por sentado. No es tributo a la importancia de cualquier cosa en nuestros corazones cuando decimos, “Oh, asumimos eso.” El ser asumido puede hacer que una persona se sienta indispensable, pero no hace que una persona se sienta atesorada.  
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Es posible dar por hecho cosas importantes, como el oxígeno, pero no honramos nada al darlo por hecho. No resaltamos la importancia de nada en nuestros corazones cuando decimos: “Suponemos eso”. Suponer que alguien es importante puede hacer que esa persona se sienta indispensable, pero no hace que esa persona se sienta atesorada.
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Dios es una persona muy importante y no le gusta que lo den por sentado.  
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Dios es una persona muy importante y no Le gusta que Lo subestimen.  
Ahora, espero que no te sientas demasiado a la defensiva justo ahora—como si pensara que todos los periodistas o personas de los medios toman a Dios por sentado. No tengo un hueso en particular para levantar con los periodistas. Solo pienso que casi todos los americanos toman a Dios por sentado. A medida que tengo una vista hacia la escena completa de la cultura americana—secular y religiosa—me parece a mí que Dios está tan penetrantemente negado penetrantemente y tan sorprendentemente ausente y tan consistentemente asumido por aquellos que saben que él existe e ignorado por aquellos que no, que es casi imposible para nuestra generación para darnos cuenta que algo está fuera de lugar en forma sobrecogedora y e inefable.  
Ahora, espero que no te sientas demasiado a la defensiva justo ahora—como si pensara que todos los periodistas o personas de los medios toman a Dios por sentado. No tengo un hueso en particular para levantar con los periodistas. Solo pienso que casi todos los americanos toman a Dios por sentado. A medida que tengo una vista hacia la escena completa de la cultura americana—secular y religiosa—me parece a mí que Dios está tan penetrantemente negado penetrantemente y tan sorprendentemente ausente y tan consistentemente asumido por aquellos que saben que él existe e ignorado por aquellos que no, que es casi imposible para nuestra generación para darnos cuenta que algo está fuera de lugar en forma sobrecogedora y e inefable.  

Revisión de 19:54 24 ago 2015

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English: God Is a Very Important Person

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Por John Piper sobre Cultura
Una parte de la serie Message to the Evangelical Press Association

Traducción por Carlos Diaz


Mensaje a la Asociación de Prensa Evangélica
St. Paul, Minnesota

Me gustaría comenzar esta mañana leyendo un texto de Isaías que destaca el Dioscentrismo de Dios. Quizás más que cualquier otro texto, este llama la atención sobre la supremacía de Dios hacia Dios. Es Isaías 48:9-11, y Dios declara por qué Él decidió tener piedad con el pueblo de Israel en su rebeldía y angustia.

Por amor a mi nombre contengo mi ira, y para mi alabanza la reprimo contigo a fin de no destruirte. He aquí, te he purificado, pero no como a plata; te he probado en el crisol de la aflicción. Por amor mío, por amor mío, lo haré, porque ¿cómo podría ser profanado mi nombre? Mi gloria, pues, no la daré a otro.

El mensaje principal que quiero compartir hoy es este: Dios es una persona muy importante y a Él no Le gusta que Lo subestimemos.

Supongamos que le preguntamos a un hombre, por ejemplo, al presidente de una compañía: “¿Después de Dios quién es la persona más importante de tu vida?”, y supongamos que nos contesta: “Probablemente mi vicepresidente de mercadeo”. Enseguida le preguntamos: “¿No es tu esposa la persona más importante después de Dios?”, y él dice: “Eso lo doy por hecho. No hace falta decirlo”.

Tal vez algunas personas creerían que es su afecto y respeto en abundancia por sus esposas lo que les impide pensar en ellas. Sin embargo, considero que la mayoría de nosotros, especialmente las esposas, creería lo contrario: que no piensan en ellas porque no son de importancia suprema para ellos y que no las mencionan porque no son importantes.

Podemos estar seguros de que a ellas no les gusta eso. Ellas no dicen: “Me siento muy amada y muy honrada porque mi esposo nunca me menciona entre sus prioridades principales. Soy como el aire que respira, pero él nunca piensa en mí”. Eso no es lo que ellas dice. Lo que ellas dicen es esto: “Si no hablas de mí no soy importante para ti, y si piensas que me honras al dar por hecho que soy importante, te equivocas, porque no soy honrada por eso”.

Es posible dar por hecho cosas importantes, como el oxígeno, pero no honramos nada al darlo por hecho. No resaltamos la importancia de nada en nuestros corazones cuando decimos: “Suponemos eso”. Suponer que alguien es importante puede hacer que esa persona se sienta indispensable, pero no hace que esa persona se sienta atesorada.

Dios es una persona muy importante y no Le gusta que Lo subestimen.

Ahora, espero que no te sientas demasiado a la defensiva justo ahora—como si pensara que todos los periodistas o personas de los medios toman a Dios por sentado. No tengo un hueso en particular para levantar con los periodistas. Solo pienso que casi todos los americanos toman a Dios por sentado. A medida que tengo una vista hacia la escena completa de la cultura americana—secular y religiosa—me parece a mí que Dios está tan penetrantemente negado penetrantemente y tan sorprendentemente ausente y tan consistentemente asumido por aquellos que saben que él existe e ignorado por aquellos que no, que es casi imposible para nuestra generación para darnos cuenta que algo está fuera de lugar en forma sobrecogedora y e inefable.

Si fuesen educadores, me llevaría el mismo mensaje. Si fuesen trabajadores sociales y psicólogos y consejeros, me llevaría el mismo mensaje. Y si fuesen pastores, me llevaría el mismo mensaje. No sea que te sientas escogido en dejármelo decir, ¡especialmente si fuesen pastores!

Recientemente leí una cita de Charles Misner, un especialista científico en la teoría general de la relatividad, acerca de la vista del sermón de Albert Einstein de los años 40 y 50. Estaba sorprendido en la fuerza profética de estas palabras.

Veo el diseño del universo como una duda esencialmente religiosa. Eso es, una que debería tener una clase de respecto y pena por el negocio completo. . . . Es muy magnificente y no debería ser tomado por sentado. De hecho, creo que es porque Einstein tenía tan poco uso por la religión organizada, aunque él me impactó como un hombre básicamente muy religioso. Él debe haber buscado lo que los predicadores dijeron acerca de Dios y sintieron que estaban blasfemando. Él había visto mucha más majestuosidad que la que hubieran imaginado, y simplemente no estaban hablando acerca de la cosa verdadera. Mi suposición es que él simplemente sintió que las religiones en que se involucró no tenían el propio respeto . . . para el autor del universo. (Citado en First Things, Dic. 1991, No. 18, p. 63 [cursivas añadidas]).

Si eso fue verdad hace 50 años, pienso que es diez veces verdad hoy en día. Dios no es el tema central de la mayoría de los sermones, e incluso cuando él está, algunos que han probado su majestuosidad son a menudo tentados a decir “Esto es blasfemia.”

No es mi carga hoy día aislar las formas peculiares que el periodismo puede abandonar a Dios. Todos enfrentamos el mismo reto esencial. Mi carga hoy día es simplemente declarar que Dios es una persona importante, y que no le gusta que lo den por sentado.

Dios es una persona importante porque creó todo en el universo, incluyendo todas las cosas y todas las personas que pensamos son importantes y de interés noticioso. “Mira, yo he creado al herrero que mantiene el fuego de la fragua con el fuelle, y saca de allí las armas que debe forjar. Pero también he sido yo quien ha creado al destructor que las va a romper.” (Isaías 54:16). Dios es importante porque todo es de interés noticioso—desde los inventores a las armas y calamidades—que él ha creado.

Dios es una persona importante porque él sostiene el universo por la palabra de su poder (Hebreos 1:3) y controla las aventuras de los hombres y de las naciones con un propósito y plan consciente. “El hace alternar los tiempos y las estaciones, él depone y entroniza a los reyes” (Daniel 2:21). “Él lo hace de acuerdo a su voluntad entre los habitantes de la tierra, y ninguno puede tocar su mano o decirle, ‘¿Qué has hecho?”’ (Daniel 4:35).

Dios es una persona importante ya que sabe todas las cosas—todos los motivos, todas las causas, todos los diseños, todos los efectos, todas las estructuras, todos los secretos, todas las posibilidades. “Recuerden las cosas que pasaron antiguamente. Yo soy Dios y no hay otro igual, soy Dios y no hay nada divino fuera de mí. Yo anuncio desde el principio lo que va a venir, y de antemano, lo que no se ha cumplido todavía. Yo digo, y mis planes se cumplen, y todo lo que quiero se realizará.” (Isaías 46:9-10).

Dios es una persona importante porque es el único camino a la vida eterna y la única fuente de alegría duradera. “Me harás conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia, de felicidad eterna a tu derecha.” (Salmos 16:11).

Dios es una persona importante porque en su hijo él se erige como el centro de la historia humana y es la medida de toda verdad y toda belleza y toda bondad, y sobre su salvación colgará el destino de cada ser humano (Juan 14:6).

Es sencillamente imposible exagerar la importancia de Dios.

Y a él no le gusta ser tomado por sentado. El salmo no dice, “Grande es el Señor y grandioso para tomarlo por sentado.” Dice, “Grande es el Señor y grandioso para ser alabado” (Salmos 96:4).

Dios hace conocido su desagrado con el ser tomado por sentado diciéndonos una y otra vez que su meta en todo lo que hace es para ser honrado, alabado, glorificado, amado, atesorado, confiado, cantado, declarado, confesado y disfrutado.

Él nos dice que ningún cristiano debería tomarlo por sentado, sino que debería hacer todo—incluso las cosas más simples y básica—para la gloria de Dios (1era. Carta a los Corintios 10:31).

Él nos dice que los demonios y los ángeles no serán capaces de tomarlo por sentado ya que cada lengua en el cielo y bajo la tierra confesará que Jesús es Señor a la gloria de Dios Padre (Filipenses 2:9-11).

Él nos dice que ninguna nación del mundo será capaz de tomarlo por sentado: “Todos los confines de la tierra se acordarán y volverán al Señor; todas las familias de los pueblos se postrarán en su presencia. Los pobres comerán hasta saciarse y los que buscan al Señor lo alabarán.” (Salmos 22:27-28).

Él nos dice que el Espíritu Santo no lo toma por sentado, porque cuando él venga devotará toda su energía divina para glorificar al Hijo de Dios (Juan 16:14); y Jesús no lo toma por sentado, pero dice, “Para este propósito he venido a esta hora: Padre glorifica tu nombre” (Juan 12:27-28).

Y lo más importante de todo, Dios no se toma a sí mismo por sentado: “Para este propósito los he levantado, que mi nombre sea proclamado a lo largo de toda la tierra” (Romanos 9:17).

Aún no es inusual para los periódicos metropolitanos tener una sección completa dedicada a los deportes y no una columna dedicada a Dios. Ni un minuto en las noticias matutinas. Ni en un curso de 12 años de educación pública. Ni una página en Time o Newsweek.

¿Y qué tan diferente es esto con nosotros los evangélicos?

He ido a seminarios de crecimiento episcopal donde él no es mencionado. He escuchado charlas sobre cuidado pastoral donde él no es mencionado. He leído estrategias de recuperación donde él no es mencionado. Tengo estudiantes que me dicen de cursos de seminario práctidos donde él es periférico en el mejor de los casos. He leído declaraciones misioneras de organizaciones principales evangélicas y él no está allí. Y la explicación es siempre la misma: “Oh, lo damos por sentado.”

Así que admito muy libremente que estoy en una cruzada para decir donde quiera que pueda: A Dios no le gusta que lo den por sentado. Vuela en el rostro de sus propósitos eternos – que él sea conocido y amado, alabado y disfrutado.

Y eso nos hace personas superficiales. Predicadores y periodistas superficiales. Si dejas al Dios infinito, tododefinido, todo controlador todo permisivo fuera de cuenta, todos los entendimientos y todas las interpretaciones y todos los análisis son superficiales. Cuando el asunto principal está faltante, lo que queda está distorsionado y superficial, lo que sea que fuese.

Y si alguien dice, “Oh, eso es sólo religión. No puedes esperar que todo sea religión,” respondo, “No es religión. Es realidad. Dios hizo al mundo y todo en él. Él es dueño de la tierra y de todos sobre ella. Él es el actor principal en el mundo. Él está guiando la historia de todas las personas y naciones hacia sus metas. Todo, sin excepción, tiene que ver con Dios, y obtiene su principal significado de Dios. Y no para mostrar esto, pero dar esto por sentado, es ser superficial.

Cierro con un llamado personal.

Cuando un hombre olvida mencionar a su esposa como la persona más importante en su vida debajo de Dios, existe un defecto en su amor. Y cuando un cristiano puede hablar y escribir por horas y días sobre lo que es importante en el mundo sin mencionar a Dios, existe un defecto en el amor de esa persona.

La cura de ese defecto, y el opuesto de dar a Dios por sentado es una revelación hora por hora en Dios, saborear a Dios, admirar a Dios, amar a Dios, atesorar a Dios, y temer a Dios.

Un descubrimiento que, para mí, ha hecho toda la diferencia en el mundo es que la razón por la que a Dios no le gusta ser tomado por sentado no es solamente que le quita la gloria, sino que me roba el gozo. Y quizás el descubrimiento más grandioso de todos es que éstas dos metas—la meta de Dios de ser glorificado y mi deseo de ser satisfecho—no están en conflicto. Porque Dios está más glorificado en mí cuando estoy más satisfecho en él.

Así que para mí, y rezo por ti, la verdad que Dios es una persona importante y que no le gusta que lo den por sentado, no ha aparecido para ser una amenaza sino una declaración del triunfo del propósito soberano de Dios para glorificarse a sí mismo y satisfacer a sus personas en Dios.



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