Dios nos da el sufrimiento por el bien de los demás

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English: God Brings Us Suffering for Others’ Sake

© Desiring God

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Por Dave Zuleger sobre Sufrimiento

Traducción por Carlos Diaz


El dolor y el sufrimiento progresivo son difíciles. Mi esposa y yo hemos luchado con su dolor crónico por cinco años hasta ahora. Todos sufrimos de alguna forma. Puede ser un dolor crónico, cáncer, relaciones rotas, discapacidad, o el problema contra los pecados dominantes. Es duro vivir en un mundo de futileza y de quebrantamiento. Gemimos por el día cuando todo se haga bien (Romanos 8: 18-25).

Y aún así el sufrimiento parece ser uno de los grandes instrumentos en las manos de Dios para continuar revelándonos nuestra extrema dependencia en Él y nuestra extrema esperanza en Él, a pesar de nuestras circunstancias. Dios es bueno por otorgarnos el más grande regalo que puede darnos, el cual es más de sí mismo. Y a menudo debe quitarnos algo para ayudarnos a confiar solo en él, incluso si a ratos pareciera que hubiésemos recibido una sentencia de muerte (2 Corintios 1:8-11).

Contenido

El Sufrimiento da importancia a la dependencia

A fin de cuentas, el sufrimiento no crea dependencia, sino que le da importancia. Siempre somos completamente dependientes, ya sea si tenemos conocimiento o no. Dios es bueno con nosotros al continuar recordándonos, para que así no corramos detrás de los ídolos que parezcan mejores y más confiables que él al momento. Una forma en la que Dios empuja nuestra memoria y preserva nuestra alegría en él en el medio del sufrimiento es mediante otra persona. Es importante que avancemos a lo largo del sufrimiento en comunidad con otros creyentes que puedan señalarnos a Cristo.

En 2 Corintios 1:11, Pablo dice que desea que muchos se unan en oración por él, ya que a medida que Dios lo sostiene, Dios obtendrá más gloria. Pablo sabe que el compartir el sufrimiento y el soportar las heridas de cada uno le da gloria a Dios. Es humillante dejar que las personas entren en nuestras debilidades, pero sirve para dar importancia a la poderosa gracia sustentadora de Dios.

Fortaleza en la Debilidad

El dolor y el sufrimiento progresivo tienden a aislarnos de los demás. Nos enfermamos de ser “aquél enfermo” y nos cansamos de ser “aquél que siempre está acabado”. No nos gusta revelar nuestra debilidad. Pero Dios recibe gloria cuando dejamos que otros entren para ver su fortaleza en nuestra debilidad. Dios recibe gloria cuando no actuamos como si lo tuviéramos todo, sino cuando admitimos que Dios nos sostiene juntos mediante el evangelio de su Hijo, el ministerio de su Espíritu, y las oraciones de su gente.

Una parte menos recordada del sufrimiento mutuo como creyentes es la manera en que aquellos que están sufriendo puedan confortar a otros de formas profundas y exclusivas. El dolor y el sufrimiento progresivo tienden apartar nuestra concentración dentro de nosotros mismos. Es tan constante que comienza a consumirnos y a dar color a todo lo que hacemos, siempre viviendo en una pose protectora.

Sin embargo, Dios amableblemente conforta el sufrimiento mediante los medios de los otros que sufren. De hecho, Pablo dice que constituye uno de los planes de Dios para con nuestro dolor:

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación. (2 Corintios 1:3–5)

El Propósito de Dios en el Sufrimiento — y en la Consolación

Somos herederos con Jesucristo, hijos e hijas del Dios vivo a través del evangelio (Romanos 8:13-17). Y debido a esta relación, el soberano todo poderoso del universo también es Padre de misericordias y un Dios de toda consolación. Acá pablo dice que Dios los consuela en todas sus tribulaciones. No hay tribulación de la que Dios no esté al tanto o esté distante. Dios está infinitamente interesado en el cuidado y consolación de sus hijos e hijas en todas sus tribulaciones. Por lo que nunca están solos en su sufrimiento, sea cual sea el dolor o pérdida.

Pero tenga en cuenta el propósito de Dios para su consuelo. A medida que buscamos a Dios para su consuelo y esperanza en el sufrimiento, quiere decir que nos incita a consolar a otos que están sintiéndose afligidos con el mismo consuelo que hemos recibido de Él.

Dios nos consuela para que así podamos consolar a otros.
Dios nos concede misericordia para que así podamos ser misericordiosos con los demás.
Dios se mantiene de pie incondicionalmente con nosotros en nuestro sufrimiento para que así nos mantengamos de pie incondicionalmente con los demás que están sufriendo.
Dios nunca nos deja solo en nuestro sufrimiento para que así no dejemos a los demás solos en el suyo.

Es hermoso cuando la consolación se extiende de esta forma, y debe suceder a menudo en el cuerpo de Cristo. Es dulce ver a las personas redimir su sufrimiento al desprenderse los ojos de sí mismos y volverse hacia Dios para hallar fortaleza, y luego hacia los demás para ofrecer el consuelo que Dios les ha brindado.

Todos están sufriendo

No solo es dulce, sino que es necesario para la gloria de Dios y para el bien de su iglesia. El sufrimiento viene en muchas y diversas formas. Como un joven pastor, una de las primeras cosas que me di cuenta es que todos están sufriendo. Parece diferente en muchos casos, pero aún nadie que conozca ha escapado completamente del maleficio y el dolor del sufrimiento.

He sido humillado una y otra, y otra vez viendo a mi esposa - luego de años de dolor crónico - atender desinteresadamente a otros aquejados detrás de tras bastidores. Siempre ha sido compasiva, pero mediante su sufrimiento, ella ahora siempre está acercándose al sufrimiento de los demás porque sabe el dolor y las penurias. Sabe cuándo motivar. Sabe cuándo simplemente quejarse junto con alguien. Dios la ha consolado para que así pueda consolar a otros. Esa es toda Su gracia en su dolor. Es toda Su fuerza en su debilidad. Él se merece toda la gloria, y aún así pretende usarla para completar Su propósito de consolar a los demás.

Dios significa para nosotros no dejar que nuestro sufrimiento se convierta en una excusa para mantener oculta nuestra debilidad o sólo enfocarnos en nosotros mismos. En vez de eso, mostramos algo hermoso del evangelio y del mayor consuelo de Cristo a medida que dejamos que otros entren para ver nuestra debilidad, con el objeto de decir que la fortaleza de Cristo es lo suficientemente fuerte para ellos - su debilidad, su dolor o su sufrimiento. Mostramos magníficamente la bondad del evangelio a medida que volteamos nuestros ojos hacia Dios y luego hacia los demás para ser sus medios de consuelo para ellos. Entonces, redimiremos nuestro sufrimiento - o tanto mejor, llevaremos a cabo uno de los buenos propósitos de Dios por ello.

Debemos estar listos para compartir nuestro consuelo en el medio del sufrimiento, ya que la gloria de Dios está en juego y los afligidos son muchos.



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