Eclesiastés

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English: Ecclesiastes

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Por Jay Adams sobre La Biblia
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Traducción por Lorelaine Otero

“¿Eclesiastés? Uf – ¡no es más que fatalidad y melancolía! Preferiría estudiar algún otro libro de la Biblia.”

Espera un momento. Ya sé que no es adecuado comenzar por decirle al lector que está equivocado – pero en este caso, ¡sí lo estás! El autor del Eclesiastés no era el viejo cínico y amargado deprimido por la vida que muchos creen que es. No era el mayor pesimista empedernido de todo el mundo. Claro que, algunas (quizás la mayoría) de las líneas que escribió son pesimistas, pero Qoheleth (Salomón convertido en predicador) tiene un propósito esencialmente positivo. Su pesimismo se centra en “la vida bajo el sol”. Ciertamente, al leer el libro enfocado en lo que realmente trama, puedes encontrar que es una persona relajada y tratable. Él ha pasado por todo – lo bueno y lo malo – y, al arrepentirse, ha llegado a aceptar los tiempos de la vida. Es decir, los tiempos de Dios. De hecho, hay mucho que, al interpretarse correctamente, sólo puede dar al creyente confianza y gozo ante los problemas.

"¡Tomará bastante convencerme de eso!"

Bien. Echemos un buen vistazo al libro. Primero, nota que el nombre "Eclesiastés" ("predicador"), fue dado por los traductores de la Septuaginta Griega. El hebreo original, Qoheleth, significa "aquel que reune a la gente". Salomón reunió a su corte (y posiblemente a otros) para predicarles: "siendo sabio, Qoheleth enseñó sabiduría a su pueblo... El predicador buscó palabras agradables, palabras verdaderas, adecuadamente escritas" (12:9-10; uso mi propia traducción en este artículo). Quería que sus palabras, al ser publicadas, se convirtieran en "aguijones, como clavos bien clavados por los maestros de dichos coleccionados" (12:11). El dialecto en el Eclesiastés indica que escribió, no sólo para Israel, sino también para el mundo fenicio. El folleto, entre otras cosas, era evangelístico, compuesto para lectores no-conversos tanto locales como extranjeros.

Segundo, considera las palabras "bajo el sol". Esta recurrente frase describe el vivir sin nada más que objetivos terrenales en mente. Presenta a alguien agotándose febrilmente en la búsqueda de actividades vanas, porque es su único motivo para vivir. En contraste, la vida cristiana es una vida medida, "bajo el Hijo", quien fue anunciado por Salomón en ceremonias. Salomón quiere mover a la gente de la primera situación a esta última: "Ahora escucha la conclusión de todo este asunto: teme a Dios y guarda sus mandamientos, pues esto aplica a toda persona" (12:13). Así, concluye con una severa advertencia: "Dios tendrá toda acción en juicio, incluyendo todo lo oculto, sea bueno o malo" (12:14). Esto no significa que que las personas son justificadas por sus acciones sino que en el juicio, las acciones serán evidencia de si son salvas o no. La enseñanza del Nuevo Testamento así lo confirma (ver Mat. 25:31-46, Apo. 20:12-15).

"¿Pero era en realidad Salomón tratable y conciliado con la vida? Y, ¿qué es lo que ofrece a los cristianos?"
En este extraordinario libro, Salomón aborda preguntas escenciales - de la misma clase que, al tomarte el tiempo de pensar seriamente, te haces hoy en día. Pregunta: "¿Por qué molestarse en esforzarse tanto, si los resultados son temporeros y, por lo tanto, vanos? ¿Por qué buscar, fortuna, fama, poder y posesiones materiales que en realidad no satisfacen? ¿Por qué preocuparse por cualquier cosa si tanto el malvado como el sabio terminarán en la tumba?" ¿Su respuesta? Dios se encarga providencialmente de las personas como Él lo crea adecuado. ¡Salomón quiere que confies tranquilamente en la voluntad de un Dios soberano!

La palabra que frecuentemente usa, "vanidad," significa que la vida bajo el sol está "vacía", porque no es permanente. Ese tema impregna el libro. Dice: "Se va una generación y viene otra" (1:4), "no hay memoria de las cosas anteriores" (1:11), y que como una persona "llegó" al mundo al nacer, "así mismo se irá" de él sin llevarse nada consigo (5:16). En el capítulo 3, versos 1-15, Salomón enumera algunas cosas que cambian continuamente. La gente nace, luego muere, las plantas son plantadas, y luego arrancadas, unas cosas son derrumbadas y otras construidas. Unas cosas son cosidas y otras rasgadas; unas cosas son guardadas, otras desechadas; hay temporadas para llorar y tiempos para reir, periodos para lamentar, ocasiones para danzar - y así por el estilo. La vida va de un lado hacia el otro. Nada es estático. Es por esto que debemos agarrarnos de las cosas vagamente. Los esfuerzos para mantener la permanencia son frustrantes y totalmente sin sentido.

Salomón dice que acumular riquezas y posesiones es una necedad porque no puedes llevarte nada de eso contigo. En lugar de confiar en las cosas bajo el sol, te insta a confiar en el Creador. ¿Cómo puede eso mejorar la vida? Bien, no sólo hace una diferencia en el juicio, sino que provee una filosofía presente de la vida que te libera de las preocupaciones e inquietudes. Ya que Dios ha colocado "la eternidad en el corazón de la persona" (3:11), puedes anhelar aquel momento en que las cosas temporales sean olvidadas. Y algún día, los propósitos de Dios - los cuales aparentan no tener sentido ahora - serán entendidos: "El ha colocado la eternidad en el corazón de la persona sin la cual no podrá entender el trabajo que Dios hace de principio a fin" (3:11). Puedes relajar tu mente - todo será revelado al tiempo de Dios.

Como todo lo que haces aquí tiene consecuencias eternas, debes tener cuidado y ser más diligente con tus esfuerzos. Pero no debes esperar las recompenzas que vienen de la finalización antes de su tiempo. Ni tampoco debes cometer la necedad de trabajar para encontrar satisfacción duradera en las cosas de un mundo perecedero.

Tal como aclara Salomón, gastar esfuerzos intentando lo imposible es vanidad, por lo cual aconseja una vida tranquila, responsable, con trabajo moderado que consiga lo que se puede alcanzar legítimamente, y el disfrute de los simples regalos de Dios. ¡Él no quiere que te preocupes por el día de mañana ni por matarte trabajando el día de hoy! Escucha este pasaje iluminador:

    "No hay nada mejor para el hombre que comer, beber y hacer bien sus trabajos. Esto que ví fue por la mano de Dios" (2:24; ver también 3:12-13; 5:18; 8:15; y 9:7-8).

En estos versos surge un tema constante: disfruta la comida y la bebida y los simples placeres de la vida. Pero considera, inclusive estos no son duraderos: comes y te satisfaces, sólo para tener hambre de nuevo (su libre mención de la comida y la bebida ejemplifica la naturaleza temporera de las cosas). Deja de inquietarte por lo que no puede ser cambiado. Ten una buena comida y un buen rato (recordando que lo que hagas será traído a juicio algún día, ver 12:9).

Entonces, ¿de qué trata el Eclesiastés? Después de vivir de manera extravagante, después de trabajar excesivamente para alcanzar fama y fortuna duraderas, después de entregarse al pecado, Salomón sólo podía decir, "Detesté la vida...sí, me cansé de todo mi trabajo." ¿Por qué? Porque reconoció que, al final, todo lo que hizo fue "vanidad e irritación del espíritu" (2:17-18).

Salomón escribió para ayudarte a ver todo esto. ¿Acaso Eclesiastés te aguijonea para pensar sobre la vida tal como debería hacerlo un creyente? Si no, léelo de nuevo - y una y otra vez. ¡Vale la pena tomar el tiempo para hacerlo!


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