El Desafío Misionero en la Vida de Pablo

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English: The Missionary Challenge of Paul's Life

© Desiring God

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Por John Piper sobre Misiones
Una parte de la serie Bethel College Chapel

Traducción por Ruben Saenz Serrano


Romanos 15:7-24

Me gustaría dirigir su atención hacia la Palabra de Dios en la carta misionera de Pablo a los romanos (15:7-24) Y desde este texto, quiero que se mantenga alerta, mientras leemos tres cosas: el modelo, la misión, y el milagro de la vida de Pablo como misionero.

Entonces, aceptémonos unos a otros, tal como Cristo nos aceptó a nosotros, a fin de dar alabanza a Dios. Porque te digo que Cristo se hizo siervo de los judíos en nombre de la verdad de Dios, a fin de confirmar las promesas hechas a los patriarcas, que los gentiles glorificarían a Dios por su misericordia, como está escrito:

«Por tanto, te confesaré entre los gentiles,
y a tu nombre cantaré.
Y vuelve a decir:
Regocijaos, gentiles, con su pueblo.
Y de nuevo:
Alabad al Señor todos los gentiles,
y alábenle todos los pueblos.
Y a su vez, Isaías dice:
Retoñará la raíz de Isaí,
el que se levanta a regir a los gentiles;
los gentiles pondrán en él su esperanza»

Que el Señor de la esperanza te llene con gran gozo y paz cuando confías en él, de manera que te desbordes con esperanza por el poder del Espíritu Santo.

Yo mismo estoy convencido, mis hermanos, que ustedes están llenos de bondad, completos en conocimiento y que son competentes para instruirse unos a otros. Les he escrito con atrevimiento acerca de algunos puntos, como para recordárselos otra vez, porque la gracia de Dios me permitió ser un ministro de Jesucristo a los gentiles con la obligación sacerdotal de proclamar el evangelio de Dios, de manera que los gentiles puedan ser una ofrenda aceptable a Dios, santificado por el Espíritu Santo.

Por lo tanto, me glorío en Jesucristo por mi servicio a Dios. No me atreveré a hablar de nada que no sea lo que Cristo a realizado a través mío para llevar a los gentiles a obedecer a Dios, por lo que he dicho y he hecho – por el poder de señales y milagros, a través del poder del Espíritu. Entonces, desde Jerusalén hasta Iliria, he proclamado completamente el evangelio de Cristo. Siempre ha sido mi ambición el predicar el evangelio donde Cristo no es conocido, a fin de no construir sobre el fundamento de otra persona. Sino, como está escrito:

«Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán,
y los que no han oído, entenderán.

Por esta razón, muchas veces me he visto impedido de ir a vosotros, pero ahora, no quedando ya más lugares para mí en estas regiones, y puesto que por muchos años he tenido un gran deseo de ir a vosotros, cuando vaya a España iré a vosotros. Porque espero veros al pasar y que me ayudéis a continuar hacia allá, después de que haya disfrutado un poco de vuestra compañía»

1. El Modelo de la Vida Misionera de Pablo

Primero, notemos el modelo de la vida de Pablo como misionero. Su modelo fue la misión de Cristo, descrita en los versículos 8 y 9.

Les digo que Cristo se ha hecho siervo de los judíos en nombre de la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los patriarcas, de manera que los gentiles puedan glorificar a Dios por su misericordia.

El Hijo de Dios se hizo un siervo judío de la gente judía, para confirmar las promesas hechas por Dios al patriarca judío Abraham. Y eso ha sido una gran ofensa para el mundo. Pero como una de las promesas hechas a Abraham fue: «en ti serán benditas todas las familias de la tierra» (Génesis 12:2) por lo tanto, Pablo continua diciendo en el versículo 9 que el propósito fundamental de la misión de Cristo a los judíos fue que “los gentiles (o naciones) puedan glorificar a Dios por su misericordia.”

Pablo considera este propósito fundamental tan importante que se involucra en una exageración exegética citando como prueba cuatro textos del Antiguo Testamento, para probar que el propósito de Dios es el ser glorificado entre todos los gentiles o pueblos.

El versículo 9 cita el Salmo 18:49: «te alabaré, oh Señor, entre las naciones»

En el versículo 10 cita a Deuteronomio 32:43: «Regocijaos, naciones, con su pueblo»

En el versículo 11 cita el Salmo 117:1: «Alabad al Señor, naciones todas; alabadle, pueblos todos» Aquí el paralelo entre “gentiles” (goim) y “gentes” (ha’umim) muestra que naciones, tribus o familias son vistas no solamente como individuos no judíos. (En el siguiente versículo note el paralelo similar entre “gentiles” y “naciones” (amim)

Y en el versículo 12 cita a Isaías 11:10: «La raíz de Isaí brotará, y uno se levantará para gobernar sobre las naciones; los gentiles confiarán en él»

Entonces lo que es claro de este grupo de textos de prueba, es que Pablo quería decir: la misión de Jesucristo fue alcanzar a todas las naciones, a todas las gentes –para la gloria de Dios. No es solamente un fenómeno judío. Dios apunta a ser glorificado por su misericordia por todos los pueblos. Es por eso que su Hijo rescató al hombre para Dios, de toda tribu, lengua, gente y nación. (Apocalipsis 5:9)

Por lo tanto, Cristo es el modelo de la vida de Pablo como misionero. El simplemente comienza donde Jesús terminó – primero a los judíos, y después a los gentiles, para que toda la gente glorifique a Dios por su misericordia.

2. La Misión de la Vida de Pablo como Misionero

Pablo fue tan afectado por el propósito de Cristo de conseguir la gloria para Dios de todas las naciones, que se hizo la pasión de su vida el estar siempre moviéndose hacia las fronteras de esas naciones. Podemos ver esto en tres sorprendentes frases en este texto:

2.1 Uno es la declaración del versículo 20: «De esta manera me esforcé en anunciar el evangelio, no donde Cristo era ya conocido» La vida de Pablo fue dominada por una gran ambición. ¿Lo es la tuya? ¿Vas a la deriva, de un día para otro tratando de hacer tareas sin una visión coherente que te impulse en tu futuro? Pablo fue impulsado por una ambición divina. Lo puedes ver en la sorprendente segunda frase:

2.2 Versículo 24 «Espero veros cuando pase por allí en mi camino a España» ¿A España? Cómo podía saber si existía siquiera un lugar llamado España? Sin televisión o radio, o National Geografic, o aviones jet. Supongo que cada vez que se subía a un barco, él preguntaba a los experimentados marineros: ¿Qué tan lejos has viajado hacia el oeste? ¿Cómo es la gente allá? ¿Cuánto tiempo hace falta para llegar allá? ¿Qué suministros voy a necesitar? ¿Son religiosos? Y los marineros le contarían acerca del fin del mundo: España. Y su ambición le impulsaba hacia el oeste para la gloria de Dios.

2.3 Pero, ¿Qué pasaba con los incrédulos que todavía había en Judea, Samaria, Siria, Asia, Macedonia y Acaya? Esto nos lleva a la tercera sorprendente frase del versículo 19: «De manera que desde Jerusalén hasta Iliria, he proclamado completamente el evangelio de Cristo» ¡Esto es increíble! Desde Jerusalén, en el sur de Palestina hasta la tierra que conecta el norte de Grecia y el norte de Italia, Pablo ha predicado de tal manera que puede decir: He terminado. Mi trabajo está completo. Versículo 23: «no me quedan ya más lugares para trabajar en estas regiones» Mi trabajo misionero está completo.

En menos de 25 años, el trabajo misionero en todas las fronteras del este del Mediterráneo estaba terminado. Pero naturalmente, quedaban todavía miles que debían ser alcanzados para Cristo en esa área. Pero no es el trabajo de las misiones de frontera el ganar a todos para Cristo. Esta no es la Gran Comisión, y no es la tarea de las misiones de frontera. Es la tarea de los ministerios domésticos, el trabajo de las iglesias nativas.

El peligro que encara toda agencia misionera, es penetrar un área de gente no alcanzada y luego simplemente trabajar allí por 25 o 50 años y llamarlo misiones porque es el trabajo de la iglesia en otra cultura.

Pero yo quiero rogarles a ustedes esta mañana para que consideren para sus vidas la ambición del apóstol Pablo. ¿Podría ser que muchos de ustedes (o tal vez siete: Los siete de Bethel) a quienes Dios está llamando para empezar donde Pablo terminó y hacer su meta y su pasión el ir a donde el evangelio todavía no ha sentado raíces?

En 1906 James Fraser estaba estudiando ingeniería en el Colegio Imperial de Londres. Más tarde, él se convirtió en una leyenda y fue conocido como “Fraser de Lisuland” a causa de su evangelismo de frontera y plantación de iglesias en la provincia china de Yunnan. El momento decisivo de su vida fue cuando estaba el colegio al leer en un panfleto barato estas dos frases:

“Si nuestro Maestro regresara hoy y encontrara millones de gentes no evangelizadas, y nos mirara, como naturalmente lo hará, buscando una explicación, no me puedo imaginar qué explicación le podríamos dar. Pero estoy seguro de una cosa, que la mayoría de las excusas que acostumbramos a hacer, y con la buena conciencia que ahora tenemos, todos estaremos completamente avergonzados de ellas.”

Hace algunos años cuando tuve que predicar mi primer sermón acerca de misiones en Belén, tomé la guía telefónica de Minneapolis y de San Pablo y conté el número de iglesias en las Ciudades Gemelas. Hay más iglesias en las Ciudades Gemelas que misioneros protestantes norteamericanos para 1.9 billones de personas que componen los 10.000 grupos de musulmanes, hindúes, chinos y budistas no alcanzados todavía. Déjeme decirle esto otra vez. Hay 1.9 billones de personas en 10.000 grupos no alcanzados y solamente 700 misioneros americanos de las iglesias protestantes. Pero existen más iglesias en las Ciudades Gemelas que ese número de misioneros.

Solamente puedo pensar en una explicación para este estado de cosas: desobediencia. ¿Qué podríamos decirle al Maestro que hace 2000 años nos ordenó hacer discípulos de esos 10.000 grupos? Eso fue una crisis personal para mí igual que lo fue para Fraser. Y le dije a mi congragación que tendría que renunciar e involucrarme más directamente en las fronteras, a menos que pueda ser convencido que mi estadía como pastor de Belén puede hacer más por la causa de las misiones de frontera que si yo tuviera que ir personalmente. ¿Cómo podría yo estar en el lugar donde hay 800 iglesias evangelizando solamente dos millones de personas, y muchas de ella ya alcanzadas por algún nivel de misión?

Francamente, no creo que la crisis de mi vida haya terminado. Y confío que no ha terminado en la de ustedes. La intención de Dios es que allá haya misioneros como Pablo cuya pasión, inclusive la final de su vida, no es el retiro, sino España. Dios está llamando a algunos de ustedes para que mire a su país y diga con el apóstol Pablo. “No tengo lugar para trabajar más en esas regiones.”

3. El Milagro de la Vida Misionera de Pablo

Si tú dices eso y lo vives por los próximos cuarenta años, eso será un milagro. Lo que quiero decir es que nada en tu naturaleza puede darte la perseverancia para abandonar tus bienes y comodidades, y tu familia y la seguridad de tu hogar en tu propia cultura por cuarenta años para vivir el evangelio en un lugar duro y sin aplausos. No está en ti. Es un milagro –un regalo supernatural de Dios. Exactamente como fue con Pablo.

Este es el significado del versículo 18. Pablo dice de su trabajo misionero:«Porque no me atreveré a hablar de nada sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mi» Y en 1 Corintios 15:10, él dice: «…antes bien he trabajado mucho más que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios en mí» En 2 Corintios 3:5 él dice: «No que seamos suficientes en nosotros mismos para pensar que cosa alguna procede de nosotros, sino que nuestra suficiencia es de Dios» En otras palabras, la labor misionera de Pablo no era de él; fue la labor de Dios.

Su vida misionera fue un milagro, un regalo supernatural de Dios. Fue como si Pablo hubiera muerto y Cristo hubiera tomado su ministerio.

Si piensas que está en ti el ser misionero de frontera, ya estás descalificado. Las únicas personas que llevarán fruto para Dios, son aquellas que creen que no pueden. «Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer» (Juan 15:5)

«Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí» (Gálatas 2:20)

Si le pudieras preguntar a Pablo: Bueno, si es Cristo el que realiza todo en tu vida misionera y se lleva toda la gloria, ¿Qué es lo que haces tú? El podría contestar: Yo vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Yo confío en su gracia soberana para conquistar la codicia y el temor y la vanidad de mi corazón.

Yo confío en su gracia soberana para darme esperanza cuando estoy deprimido, amistad cuando estoy solitario, poder espiritual frente a las fuerzas satánicas, y palabras de verdad y sabiduría cuando necesito predicar.

Yo confío en su gracia soberana para que me dé amor cuando soy odiado y paz cuando estoy rodeado de confusión y perseverancia cuando me siento a punto de dejar todo e irme a casa.

Y yo confío en él para que me dé suficiente salud y protección para hacer el trabajo que él me llamó a hacer, por todo el tiempo que él me llame a hacerlo, y suficiente enfermedad y peligro para mantenerme profunda, ferviente y verdaderamente en mis oraciones.

Cuando te paras en una fe como esta en tu camino a las fronteras, no eres tú quien te paras sino Jesucristo. Y cuarenta años después cuando escribas tu última carta misionera, entonces sabrás exactamente por qué Pablo dijo: “No me aventuraré a hablar de nada excepto de lo que Cristo ha hecho a través de mí –a él sea la gloria para siempre. Amén.


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