El Dios de la Paz trajo de entre los muertos al buen Pastor

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English: The God of Peace Brought from the Dead the Good Shepherd

© Desiring God

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Por John Piper sobre Jesucristo

Traducción por Carlos Fernandez

Hebreos 13:20-21

El Dios de la paz, que por la sangre de la alianza eterna resucitó de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesucristo, os haga aptos para cumplir su voluntad en toda clase de obras buenas, obrando en vosotros lo que le es agradable a sus ojos por Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Dios, tenía la intención desde antes de la creación del mundo de que tú y todo el mundo, desde el más grande al más pequeño, siempre fuerais ovejas. Su propósito desde el origen y para la eternidad, es que todos los seres humanos sean siempre ovejas necesitadas de un Pastor. Él nunca tuvo la intención de que fuésemos ovejas por una temporada y luego dejásemos de ser ovejas para convertirnos en algo menos necesitado, menos dependiente. Siempre seremos ovejas según el diseño de Dios.

Y quienes son felices siendo ovejas, quienes escuchan la voz del gran Pastor, quienes le siguen como su única esperanza y confían en su sacrificio por ellos – Esas ovejas, ahora y siempre serán más que ovejas. Son hijos de Dios (1 Juan 3:1), herederos del universo (Romanos 8:16; Corintios 3:20-23), se sentarán en el trono junto al Rey de reyes (Apocalipsis 3:21), son la esposa de Cristo (Juan 3:29; Apocalipsis 21:9), resplandeciendo como el sol en reino de su Padre (Mateo 13:43).

Siempre ovejas

Siempre más que ovejas. Sin embargo, siempre ovejas necesitadas de un Pastor. No importa cómo de glorioso sea nuestro destino como hijos de Dios y como quienes algún día juzgarán a los ángeles (1 Corintios 6:3), al igual que las ovejas, nunca superaremos la necesidad de tener un Pastor.

Cuando una persona vuelve a nacer y se convierte en seguidor de Jesucristo, de esta manera, el apóstol Pedro describe esta vuelta a casa. Pedro dice, “Él, que llevó en su propio cuerpo nuestros pecados sobre la cruz para que, muertos para el pecado, vivamos para la justicia: por sus heridas hemos sido curados. Pues erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas.” (1 Pedro 2:24-25) Estábamos descarriados como ovejas en el mundo de los sueños de la incredulidad, pero en el nuevo nacimiento, nos despertamos y volvemos al Pastor de nuestras almas. Tu alma se hizo para tener un Pastor. La salvación significa regresar con el Pastor de tu alma. Eso es lo que significa ser cristiano: Somos ovejas y tenemos un fiel Pastor de nuestras almas.

Siempre nuestro gran Pastor

Entonces un día – quizás pronto – Jesucristo volverá una segunda vez. Pedro lo describe en 1 Pedro 5:4, “Y cuando aparezca el supremo pastor, recibiréis la corona imperecedera de la gloria.”. Cuando Jesús vuelva, vendrá como Pastor.

Estoy seguro de que será más que un Pastor cuando venga. Será el Rey de reyes (Apocalipsis 17:14; 19:16); será un guerrero (Apocalipsis 19:11); será un sirviente (Lucas 12:37); será un esposo (Mateo 25:5); será un amigo (Juan 15:13); será Dios bendito por siempre por encima de todas las cosas (Romanos 9:5). Sin embargo, siempre será un Pastor. Y en los años venideros, tras la segunda llegada, mientras el tiempo transcurre milenio tras milenio, el Apocalipsis 7:16-17 dice que Jesús aún será nuestro Pastor.

“Ellos ya no tendrán más hambre ni sed; no sentirán más el fuego ardiente del sol; porque el ángel que está en medio del trono será su pastor y los conducirá a las fuentes de las aguas de la vida; y Dios enjugará todas las lágrimas de sus ojos.”. El Cordero en medio del trono será nuestro Pastor. Así estaba escrito. Siempre seremos ovejas. Siempre necesitaremos un Pastor y Jesús siempre será nuestro gran Pastor.

Cuatro preguntas fundamentales En vista de esto, tengo cuatro preguntas fundamentales. 1) ¿Quién es este gran Pastor? 2) ¿Cómo es posible que él sea nuestro Pastor hoy y por siempre? 3) ¿Qué significa para nosotros tener un Pastor así? 4) ¿Por qué Dios diseña este camino en el que siempre necesitamos un Pastor? Estas preguntas tienen su respuesta en Hebreos 13:20-21

1. ¿Quién es este gran Pastor?

El gran Pastor que tenemos es Jesús. Versículo 20: “Que el Dios de la paz que trajo de nuevo de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran pastor de ovejas…”. Jesús es nuestro Pastor hoy y siempre. Él es grande – un gran pastor.

Para dejar claro de qué manera es esto fundamental en los propósitos de Dios, considera que Dios siempre ha llamado a hombres para que fuesen pastores de su pueblo. En otras palabras, ordenó que siempre hubiese un pastor humano entre él y nosotros. En el Antiguo Testamento, a los líderes de su pueblo se les llama pastores. En el Nuevo Testamento, él llama a hombres para que sean pastores y educadores. Además, la palabra pastor significa pastor de ovejas (Efesios 4:11). Sin embargo, de esta manera se destaca a Jesús como nuestro gran Pastor sobre otros pastores humanos que no poseen su grandeza y de otros pastores humanos que fracasan estrepitosamente.

A veces, tengo miedo de abrir el periódico por temor a leer que otro pastor haya traído vergüenza y manchado el nombre de Jesús. Después, me miro al espejo, reflexiono sobre mis propios defectos y me doy cuenta de que estoy lejos de estar a la altura del pastoreo de Cristo. Algunos de vosotros sentados ahí, estáis totalmente desilusionados con los pastores cristianos. Ellos han abusado, manipulado, fornicado, malversado y negado la fe y vosotros no queréis tener nada que ver con ellos o su cristiandad.

Lo que quiero que veáis; algo que quizás no hayáis pensado antes, es que Dios sabe lo de los pastores humanos y está muy enfadado por ello. Hace mucho tiempo, él planeó que hubiese un Pastor perfecto, que nunca fracasara, abusara de su posición, manipulara, fornicara, malversara y que nunca negara la fe.

Escuchad la crítica de Dios a los pastores de Israel y lo que prometió. Jeremías 23: 1-2: “¡Ay de los pastores que dejan perecer y dispersarse al rebaño de mi pasto!, dice el Señor… Vosotros, habéis dispersado mi rebaño, lo habéis descarriado sin preocuparos de él.”. Ezequiel 34: 4-5: “No habéis fortalecido a las débiles ni habéis curado a las enfermas; no habéis hecho volver a las descarriadas ni buscado a las perdidas, sino que las habéis conducido con crueldad y violencia.”.

Entonces hizo estas promesas. Cuando Miqueas profetiza que el Mesías nacería en Belén en Miqueas 5:2-4, añade: “Él se alzará y pastoreará el rebaño con la fortaleza del Señor, con la majestad del nombre del Señor su Dios. Vivirán tranquilos, porque entonces extenderá él su poder hasta los confines de la tierra.”. (Ver Ezequiel 34:23-24). E Isaías se une al coro de esperanza en Isaías 40:11: “Como un pastor apacienta su rebaño, en su brazo recoge a los corderos, en su seno los lleva y conduce al reposo a las paridas.”. 

Así que cuando llegó Jesús, lo hizo cumpliendo estas promesas. Él dijo: “Yo soy el buen pastor… yo doy mi vida por las ovejas. Tengo otras ovejas que no son de este redil. También a ellas tengo que apacentarlas. Ellas escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor.”. (Juan 10:14-16).

Hay un pastor que nunca te fallará. Él dio su vida por ti y si le recibes, con su muerte, garantiza que cuidará de ti para siempre.

¿Quién es el gran Pastor? No soy yo o cualquier otro pastor. Es Jesús, sólo Jesús. Tu alma se hizo para que Jesús fuese su pastor.

2. ¿Cómo es posible que él sea nuestro Pastor?

Ahora, ¿cómo es posible esto?, ¿murió y somos inmerecidos pecadores?, ¿cómo puede ser nuestro Pastor así? Hebreos 13:20: “El Dios de la paz, que por la sangre de la alianza eterna resucitó de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesucristo…” Jesús puede ser nuestro pastor, aunque muriese, porque Dios le hizo alzarse de entre los muertos para no morir nunca más. Jesús puede ser nuestro pastor, aunque seamos inmerecidos pecadores, porque se alzó de entre los muertos “por la sangre de la alianza eterna”.

Leedlo de nuevo despacio: “El Dios de la paz, que resucitó de entre los muertos [¡aquí está la resurrección!] a nuestro Señor Jesucristo, el gran Pastor de ovejas, por la sangre de la alianza eterna… [Aquí está la sangre de la alianza eterna]. La alianza eterna es la nueva alianza que Jesús mencionó la noche antes de morir durante la Cena del Señor, “Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre, que es derramada por vosotros.”. (Lucas 22:20). Además, Jeremías describe la alianza (Jeremías 31:31-33) como el compromiso de Dios para perdonar y preservar a su gente. Esto es así porque la sangre de Jesús aseguró completamente la alianza eterna de perdón y transformación por su gente, por lo que Dios honró este logro resucitándole de entre los muertos (ver Romanos 4:25). Por este motivo, el versículo 20 dice que le resucitó “por la sangre de la alianza eterna.”.

Así que, ¿cómo puede Jesús ser nuestro pastor hoy en día? Vivió hace dos mil años, murió y no le merecemos. Respuesta: El Dios de la paz se alzó de entre los muertos. Está vivo hoy. Es un gran Pastor hoy. Dios hizo esto porque Cristo pagó con su sangre una alianza eterna de perdón para aquellos que le reciben. Él está vivo, está congregando a sus inmerecidas ovejas de entre toda la gente en el mundo. “Tengo otras ovejas que no son de este redil. También a ellas tengo que apacentarlas. Ellas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor.” (Juan 10:15-16).

Si le recibes, confías en él y le sigues, tienes un gran Pastor.

3. ¿Qué significa para nosotros tener un Pastor?

¿Y qué significado tiene esto para ti? Nuestro texto menciona dos cosas. Hebreos 13:20-21: “El Dios de la paz, que por la sangre de la alianza eterna [aquí está lo primero que significa para ti] resucitó de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesucristo, os haga aptos para cumplir su voluntad [aquí está lo segundo] en toda clase de obras buenas, obrando en vosotros lo que le es agradable a sus ojos [y aquí es como sabes que todo esto es obra de tu Pastor] por Jesucristo.”

El Dios de la paz hace dos cosas por nosotros a través de nuestro gran Pastor. En primer lugar, nos proporciona todo lo bueno para poder cumplir su voluntad. Eso no significa que tengas todo lo que necesitas para ser rico, famoso, sano y guapo. Nuestro Pastor no promete hacernos ricos en este mundo. Nos promete darnos lo que necesitamos para cumplir su voluntad.

Por eso Jesús dijo, “Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todo eso se os dará por añadidura.” (Mateo 6:33). Tendréis todo lo que necesitéis para cumplir la voluntad de Dios por vosotros mismos. Incluyendo todo lo necesario para morir por su gloria. (Juan 21:19).

En segundo lugar, en el versículo 21 se dice que a través de nuestro gran Pastor, Dios “obra en nosotros lo que le es agradable a sus ojos”. Nuestro gran Pastor no sólo nos da los pastos verdes y las aguas tranquilas que necesitamos. Nos proporciona la fortaleza interna que requerimos. Así es como él mantiene nuestra fe sin que naufrague. Aquí está la promesa de esa alianza que él compro para sus ovejas, cuando pagó con su sangre la alianza eterna: “Y haré con ellos una alianza eterna [aquí está la alianza eterna], no cesaré de hacerles favores, haré que me respeten y que no se aparten más de mí.” (Jeremías 32:40). Nuestro gran Pastor obra en nosotros lo que es agradable en sus ojos. Esto significa que obra fe en nosotros y que no permitirá que nos convirtamos en no creyentes. Esto es lo que significa tener un gran Pastor. Así que, ¿qué significa tener a Jesús como nuestro gran Pastor? Significa que nos proporciona todo lo que necesitamos para cumplir su voluntad y que en obra en nosotros la fe para perseverar en esta tarea hasta el final. Lo que nos deja una última pregunta:

4. ¿Por qué Dios diseña este camino en que siempre somos ovejas necesitadas de un Pastor?

La respuesta está en la última frase del versículo 21: “… a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.” Esto, se puede referir al Dios de la paz o a nuestro gran Pastor a través del cual cuida de nosotros. En cualquier caso, el sentido es el mismo. Gloria, alabanza, honor, admiración, estima, asombro – todo esto pertenece a Dios y a nuestro gran Pastor, pero no a nosotros. La gloria del trabajo del gran Pastor es suya, no nuestra. Nosotros recibimos el cuidado; él recibe el homenaje del pastor cuidador. Nosotros recibimos la protección; él recibe el honor como pastor protector. Nosotros recibimos la orientación; él recibe la estima como pastor guía. Nosotros recibimos la provisión, él recibe la confianza como pastor proveedor. Nosotros recibimos la alegría de ser amados así; él recibe la gloria.

De esta forma se diseñó. A él le pertenece la gloria del pastor y a nosotros nos pertenece la alegría de la oveja. No querríamos que fuera de ninguna otra manera.

Gloria al gran Pastor

Jesucristo está vivo hoy. Si le recibes, será tu Pastor – tu gran Pastor y te prometo, que será tu gran alegría darle la gloria de ser tu gran Pastor. Amén.


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