El Placer de Dios en aquellos que tienen Esperanza en Su amor

De Libros y Sermones Bíblicos

(Diferencias entre revisiones)
Saltar anavegación, buscar
Línea 86: Línea 86:
Ni se complace en la agilidad del hombre.<br>
Ni se complace en la agilidad del hombre.<br>
Se complace el Señor en los que le temen,<br>
Se complace el Señor en los que le temen,<br>
-
Y en los que esperan en su misericordia.<blockquote>
+
Y en los que esperan en su misericordia.</blockquote>
Comencemos con el versículo 11 y preguntemos por qué Dios se complace en aquellos que le temen y en los que esperan en su amor. Luego iremos al versículo 10 y refinaremos nuestra respuesta preguntando por qué Dios no se deleita en la fortaleza del caballo y en la agilidad del hombre.
Comencemos con el versículo 11 y preguntemos por qué Dios se complace en aquellos que le temen y en los que esperan en su amor. Luego iremos al versículo 10 y refinaremos nuestra respuesta preguntando por qué Dios no se deleita en la fortaleza del caballo y en la agilidad del hombre.

Revisión de 21:32 17 dic 2009

Recursos Relacionados
Leer más Por John Piper
Indice de Autores
Leer más sobre La Gracia de Dios
Indice de Temas
Recurso de la Semana
Cada semana enviamos un nuevo recurso bíblico de autores como John Piper, R.C. Sproul, Mark Dever, y Charles Spurgeon. Inscríbete aquí—es gratis. RSS.

Sobre esta Traducción
English: The Pleasure of God in Those Who Hope in His Love

© Desiring God

Compartir esto
Nuestra Misión
Esta traducción ha sido publicada por Traducciones Evangelio, un ministerio que existe en internet para poner a disponibilidad de todas las naciones, sin costo alguno, libros y artículos centrados en el evangelio traducidos a diferentes idiomas.

Lea más (English).
Como Puedes Ayudar
Si tú puedes hablar Inglés bien, puedes ofrecerte de voluntario en traducir

Lea más (English).

Por John Piper sobre La Gracia de Dios
Una parte de la serie The Pleasures of God

Traducción por Dorval A. Lara Riveroll


El placer de Dios en aquellos que tienen Esperanza en Su amor por John Piper

Parte de la serie Los Placeres de Dios

Salmo 147:10-11

No se deleita en la fuerza del caballo,
Ni se complace en la agilidad del hombre.
Se complace el Señor en los que le temen,

Y en los que esperan en su misericordia.

Nuestro enfoque en los Placeres de Dios

Hasta ahora hemos enfocado nuestra atención en los placeres que Dios tiene en sí mismo y en su trabajo.

Y le complació el golpear a su Hijo, porque en ese gran acto de juicio el compromiso tormentoso de las dos grandes pasiones de Dios estaban casadas- su pasión por la gloria de su nombre, y la pasión de su amor hacia los pecadores.

La Suposición Detrás de Nuestro Enfoque

Pueden recordar que nuestra suposicion detrás de todos estos mensajes ha sido la convicción que expresa Henry Scougal en su libro, La vida de Dios en el Alma del Hombre, a saber, que "El valor y excelencia de un alma s debe medir por el objeto de su amor". En otras palabras, si amamos cosas baratas y sin valor, revelamos lo pequeña y barata que es nuestra alma.

El alma se mide por sus vuelos
Algunos bajos, otros altos
El corazón se conoce por sus deleites
Y los placeres nunca mienten

Tomamos como punto de partida en esta serie la persuasión que esto también es verdad de Dios, no sólo del hombre. EL valor y excelencia del alma de Dios se mide por el objeto de su amor. Y creo que lo hemos visto surgir una y otra vez: el objeto del amor de Dios son aquellas cosas que son infinitamente hermosas y valiosas.

Asi es que Dios es un gran ejemplo para nosotros. Nos muestra lo que un alma excelente debe amar por sobre todas las cosas. Debemos amar

Si los amaramos mas, nuestras almas serían más grandes y mejores por ello, y estaríamos más hechos a la imagen y semejanza de nuestro Creador.

Un momento decisivo en la Serie

El día de hoy marca un momento decisivo en la serie, porque hasta ahora nos hemos enfocado en el tipo de acitudes y acciones humanas en que Dios se deleita. Nos hemos enfocado primero en el amor de Dios por su propia gloria. Y creo que este orden es muy importante

Comenzando con el centro del Evangelio-Dios

Necesitamos ver (¡y aquellos a los que amamos en este mundo necesitan ver!) primeramente y lo más importane que Dios es Dios:

Pero nosotros sí somos deficientes sin él; la gloria de su compañoia es el arroyo de agua viva del que hemos estado sedientos por toda nuestra vida.

A menos que comencemos con Dios de esta forma, cuando el evangelio viene a nosotros, nosotros inevitablemente nos pondremos en el centro de él. Sentiremos que nuestro valor, y no el valor de Dios, es la fuerza de impulso en el Evanglelio. Veremos el evangelio originado en el deleite de Dios en vez de originado en la gracia que lleva a los pecadores a deleitarse en El.

Pero el evangelio es la buena nueva que Dios es el final satisfactor-total de todos nuestros deseos, y que aunque no nos necesita, y que es de hecho separado de nosotros por nuestros pecados que subestiman a Dios, el ha, dentro del gran amor con el que nos amó, hecho un camino para que los pecadores beban en el río de sus deleitesa través de Jesucristo. Y no nos cautivará esta buena noticia a menos que sintamos que él no estaba obligado a hacer esto. No estaba coercido u obligado por nuestro valor. El es el centro del Evangelio. La exaltación de su gloria es la fuerza que mueve al EVangelio. El evangelio es un evangelio de gracia! Y la gracia es la voluntad de Dios para amplificar el valor de Dios al darle a los pecadores el derecho de deleitarse en Dios sin oscurecer la gloria de Dios.

Y los santos de Dios aman la centralidad de Dios en el evangelio:

Y así por siete semanas nos hemos enfocado en los placeres que Dios tiene directamente en sí mismo y en la libertad de su obra para mostrar inequívocamente que Dios es el centro del evangelio. Solo hemos insinuado el tipo de respuesta del hombre que daría placer a Dios.

Moviéndonos a Nuestra Respuesta al Evangelio

Pero ahora estamos listos. Ahora, Dios mediante, seremos capaces de ver por qué las respuestas humanas que Dios exige y disfruta vienen como buenas nuevas a los pecadores y aún mantener a Dios como el centro de su propio afecto.

Si el evangelio exige una respuesta de los pecadores, entonces la exigencia misma debe ser una buena noticia en lugar de ser una carga adicional, ya que de otra forma el evangelio no sería un evangelio. Y si el verdadero evangelio bíblico tiene a Dios en el centro, entonces la respuesta que exige deberá engrandecerlo a El y no a nosotros.

Ahora, qué tipo de respuesta puede cumplir ambas cosass: buenas noticias para los pecadores y gloria a Dios?

Nuestro texto tiene la respuesta. Salmo 147:10-11,

No se deleita en la fuerza del caballo,
Ni se complace en la agilidad del hombre.
Se complace el Señor en los que le temen,
Y en los que esperan en su misericordia.

Comencemos con el versículo 11 y preguntemos por qué Dios se complace en aquellos que le temen y en los que esperan en su amor. Luego iremos al versículo 10 y refinaremos nuestra respuesta preguntando por qué Dios no se deleita en la fortaleza del caballo y en la agilidad del hombre.

Temiendo y Esperando en Dios simultáneamente.

Primeramente déjenme preguntar esto: les parece extraño que debamos ser motivados a temer y tener esperanza al mismo tiempo y hacia la misma persona? "Se complace el Señor en los que le temen, Y en los que esperan en su misericordia." Tienes esperanza en aquel a quien temes y temes a aquel en quien tienes esperanza?

Usualmente es todo lo contrario: si le tememos a alguien, esperamos que alguien más venga a ayudarnos. Pero aquí se supone que debemos temer a aquel en quien tenemos esperanza y tener esperanza en aquel a quien tememos. ¿Qué significa esto?

Creo que significa que debemos permitir que la experiencia de la esperanza penetre y transforme la experiencia del miedo, y dejar que la experiencia del miedo penetre y transforme la experiencia de la esperanza. En otras palabras, el tipo de miedo que debemos tener hacia Dios es lo que queda del miedo cuando tenemos una firme esperanza en medio de él.

El miedo de una Terrible Tormenta Artica

Supongamos que exploras un glaciar desconocide en el norte de Groenlandia en la desolación del invierno. Justo al llegar a un risco con una vista espectacular de miles y miles montañas nevadas, puntiagudas por el hielo, se desata una tormenta. El viento es tan fuerte que surge el miedo de que pueda arrojarte a tí y a tu grupo por el risco. Pero en el medio de la tormenta, descubres una hendidura en el hielo donde puedes esconderte. Aquí, te sientes seguro, pero el gran poder de la tormenta ruge y la observas con una especie de placer que te hace temblar mientras avanza entre los glaciares distantes.

Al principio, existía el miedo de que esta terrible tormenta y el espectacular terreno pudieran cobrar tu vida. Pero después encontraste un refugio y tuviste la esperanza de que estarías a salvo. Pero no todo lo que se llama miedo se devaneció. Solamente la parte que hacía sentir tu vida amenazada. Aún queda el temblor, el asombro, la sensacion de que nunca querrás enfrentarte con una tormenta como tal o ser adversario de tal poder.

El Temor del Poder de Dios

Y así es también con Dios. Los versículos 16-17 dicen, "El da nieve como lana; disemina escarcha como cenizas. Impulsa su hielo como bocados; quien puede estar de pie ante ese frio?" El frío de Dios es algo de temerse - quien puede posarse contra el! Y los versículos 4-5 señalan el mismo poder de Dios en la naturaleza: "El determina el número de estrellas, le da a todas ellas sus nombres. Grande es nuestro Señor, y abundante en poder; su entendimiento está mas allá de toda medida."

En otras palabras, la grandeza de Dios es más grande que el universo de estrellas y su poder está detrás de el irresistible frío de las tormentas articas. Sin embargo, enconcha sus manos alrededor nuestro y dice, "Refúgiate en mi amor y deja que los terrores de mi poder se conviertan en la asombrosa pirotecnia de su alegre cielo nocturno." El temor de Dios es lo que queda de la tormenta cuando llegas a un lugar seguro donde puedes observarla justo en medio de ella.

Y en ese lugar de refugio te dices a ti mismo, "Esto es asombroso, esto es terrible, este es poder increíble; Oh la emoción de estar ahí en el centro del asombroso poder de Dios, estando protegido por el mismo Dios! Oh que terrible cosa el caer en las manos del Dios viviente si esperanza, sin un Salvador! Mejor tener una cruz a cuestas y ser arrojado a las profundidades del mar que ofender a este Dios! Que maravilloso privilegio el conocer el favor de este Dios en el medio de su poder!"

Y así nos damos una idea de como sentimos esperanza y miedo al mismo tiempo. La esperanza vuelve el miedo en un temblor de felicidad y asombro pacífico; y el miedo se lleva todo lo trivial de nuestra esperanza y la hace seria. Los terrores de Dios hacen que los placeres de esta gente sean intensos. La comunidad hogareña es toda dulzura cuando la tormenta está rugiendo fuera de nuestra cabaña.

El deleite de Dios en quien Teme y tiene Esperanza en El

Ahora, por qué Dios se deleita en aquellos que lo experimentan de esta forma-en la gente que le teme y tiene esperanza en su amor?

Seguramente es porque nuestro miedo refleja la grandeza de su poder y nuestra esperanza refleja la recompensa de su gracia. Dios se deleita en aquellas respuestas que reflejan su magnificencia.

Esto es justamente lo que nosotros esperariamos de un Dios que sea autosuficiente y que no tenga necesidad de nosotros- un Dios:

Dios se complace en aquellos que tienen esperanza en su amor porque esa esperanza denota la libertad de su gracia. Cuando exclamo "Dios es mi única esperanza, mi roca, mi refugio!" estoy olvidándome de mi mismo y llamando toda la atención de los recursos ilimitados de Dios.

La Respuesta que Cumple Dos Cosas

Recuerdas la pregunta que hicimos hace un momento: qué clase de respuesta puede Dios exigirnos para que la demanda nos dé buenas nuevas y gloria a el? Esta es la respuesta: la exigencia de esperanza en su amor.

Buenas Noticias para los Pecadores

Como pecador sin rectitud propia, estando frente al Dios autosuficiente y santio, qué orden escucharías sino esto: "Ten fé en mi amor!". Si tan sólo lo supieramos, cada uno de nosotros se encuentra varado en hielo en Groenlandia, y el viento sopla ferozmente. Nuestra posición es tan precaria que aunque inhalemos demasiado profundamente, nuestro peso cambiará y nos desplomaremos hacia nuestra muerte. Dios viene a nosotros y dice en ese momento "Yo te salvaré, y te protegeré de la tormenta. Pero con una condición." Tu corazón se hunde. Tu cara se aplana contra el hielo. Tus uñas están hundidas. Puedes sentirte desvanecer. Sabes que si mueves al menos tus labios, caerás. Sabes que no hay nada que puedas hacer por Dios!

Entonces el enuncia el mandamiento del evangelio: mi requerimiento es que tengas fe en mi. No son buenas nuevas esta mañana? Qué podria ser más sencillo que tener fe en Dios cuando todo lo demás está abandonándote? Y esto es todo lo que él requiere. Ese es el evangelio.

Gloria a Dios.

Pero estas no solo son buenas nuevas para nosotros los pecadores. También es la gloria de Dios el hacer solo este requerimiento hacia nosotros. Por que? Porque cuando tienes esperanza en Dios, muestras

Cuando tienes esperanza en Dios, demuestras que eres tú quien tiene necesidad, no Dios (Salmo 50: 10-15; 71:4-6, 14).

La belleza del evangelio se encuentra en esa sencilla exigencia ("Pongan su esperanza en el amor de Dios!") escuchamos buenas noticias y Dios se queda con la gloria. Y es por eso que Dios se deleita en aquellos quienes tienen esperanza en su amor- porque en este simple acto de esperanza se glorifica su gracia y los pecadores se salvan. Este es el mandamiento del evangelio que mantiene a Dios al centro- el centro de su afecto y el nuestro.

El Deleite de Dios no está en los caballos y piernas

Ahora preguntemos por qué Dios no se deleita en los caballos y piernas. Versículo 10:

Su deleite no está en la fuerza del caballo, ni su placer está en las piernas de un hombre

No porque no se Deleite en Lo que Ha Hecho

El asunto aquí no es que los caballos fuertes o las piernas fuertes sean malos. Dios los hizo. El se regocija en la fuerza y libertad de los poderosos caballos. Le pregunta a Job,

Le das al caballo su poder?
Vistes su cuello con fuerza?
Lo haces saltar como el saltamontes?
El escarba en el valle, y se regocija en su fuerza;
Va al encuentro de las armas.
Se ríe ante el miedo, y no se desmoraliza;
no huye de la espada...
no puede permanecer quieto al sonido de la trompeta.
Cuando la trompeta suena, el dice "Ajá!"
Huele la batalla desde lejos,
el trueno de los capitanes, y el barullo.
(Job 39:19–25)

Sino Porque Podemos Poner Nuestra Esperanza en Ellos

No, el asunto no es que este animal glorioso sea malo. El punto es que en el dia de la batalla los hombres ponen su esperanza en sus caballos y sus piernas. El se displace con la gente que pone su esperanza en misiles o en maquillaje, en tanques o bronceados, en bombas o fisico-constructivismo. Dios no se complace en la eficiencia corporativa o en presupuestos balanceados, o en sistemas de bienestar o en vacunas nuevas o en educación o elocuencia o en la excelencia artística o procesos legales cuando estas cosas son el tesoro en el que tenemos esperanza o el logro del que nos jactamos.

¿Por qué? Porque cuando ponemos nuestra esperanza en los caballos y piernas, los caballos y las piernas se quedan con la gloria, no Dios. Y estamos perdidos, no salvados.

Entonces les pido en esta mañana, por el bien de su alma y por la gloria de Dios: basen su esperanza en el poder y el amor de Dios, no en ustedes mismos ni en cualquier cosa que puedan conseguir.

Porque el Señor se complace en aquellos que le temen, en aquellos que tienen esperanza en su amor firme.

Vota esta traducción

Puntúa utilizando las estrellas