El aceptar la debilidad le cambiará la vida

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Aquiles era un guerrero feroz con una historia complicada En la Ilíada de Homero, lo vemos llegar a ser el protagonista principal al final de la guerra de Troya. La historia detrás de este personaje es lo suficientemente melodramática como para hacer que se ruborice el programa de TV "Downtown Abbey", pero basta con decir que no había nadie absolutamente como él. Aquiles presentaba a la vez, estar ebrio de ira, y también ser un perfeccionista meticuloso con lo que respecta su habilidad de líder militar de los griegos, al guiarlos a la batalla. Probablemente, la mayoría de nosotros únicamente lo conocemos por lo del asunto de su talón.  
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Aquiles era un guerrero feroz con una historia complicada En la Ilíada de Homero, lo vemos llegar a ser el protagonista principal al final de la guerra de Troya. La historia detrás de este personaje es lo suficientemente melodramática como para hacer que se ruborice el programa de TV "Downtown Abbey", pero basta con decir que no había absolutamente nadie como él. Aquiles presentaba a la vez dos características: estar ebrio de ira, y ser un perfeccionista meticuloso en lo que respecta su habilidad de líder militar de los griegos cuando los guiaba a la batalla. Pero la mayoría de nosotros probablemente sólo lo conocemos por su talón.  
Si bien Aquiles no muere en la historia de Homero, sin embargo la leyenda Griega dice que más tarde sufrió una herida en la parte trasera del pie. El "talón de Aquiles" como se le conoce hoy en día, se ha transformado en el dicho más popular en la civilización del Occidente. El dicho se refiere al punto débil de un individuo, y algo que eventualmente lo hará caer.  
Si bien Aquiles no muere en la historia de Homero, sin embargo la leyenda Griega dice que más tarde sufrió una herida en la parte trasera del pie. El "talón de Aquiles" como se le conoce hoy en día, se ha transformado en el dicho más popular en la civilización del Occidente. El dicho se refiere al punto débil de un individuo, y algo que eventualmente lo hará caer.  

Revisión de 16:12 15 abr 2013

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Por Jonathan Parnell sobre Estimulo

Traducción por Silvia Griselda Buongiorne


Aquiles era un guerrero feroz con una historia complicada En la Ilíada de Homero, lo vemos llegar a ser el protagonista principal al final de la guerra de Troya. La historia detrás de este personaje es lo suficientemente melodramática como para hacer que se ruborice el programa de TV "Downtown Abbey", pero basta con decir que no había absolutamente nadie como él. Aquiles presentaba a la vez dos características: estar ebrio de ira, y ser un perfeccionista meticuloso en lo que respecta su habilidad de líder militar de los griegos cuando los guiaba a la batalla. Pero la mayoría de nosotros probablemente sólo lo conocemos por su talón.

Si bien Aquiles no muere en la historia de Homero, sin embargo la leyenda Griega dice que más tarde sufrió una herida en la parte trasera del pie. El "talón de Aquiles" como se le conoce hoy en día, se ha transformado en el dicho más popular en la civilización del Occidente. El dicho se refiere al punto débil de un individuo, y algo que eventualmente lo hará caer.

Sin embargo, esta idea viene de la mitología Griega, y no de una realidad Cristiana.

La sabiduría de Dios nos otorga una imagen distinta. Nosotros, los creyentes, no tenemos un tendón de Aquiles - mas bien somos el tendón de Aquiles.

Permitidme explicar: la mitología Griega nos muestra a un guerrero invencible con una flaqueza que cuando esta fue resaltada, lo llevó a la derrota, pero por otra parte, la realidad Cristiana nos muestra a un siervo dependiente, con una gran flaqueza - que cuando esta es resaltada, lo lleva al triunfo.

He aquí nuestra historia. Este es el sendero que nos abre el Señor Jesús ( 1ra. de Pedro 2:21). Un héroe murió por los criminales. La victoria se obtuvo a través de la pérdida. De la muerte salió la vida. Mediante el sufrimiento, se obtuvo la conquista. De la noche más oscura de la historia, vino el amanecer más brillante. En la economía de Dios, nuestra flaqueza es uno de nuestros mejores recursos.

Contenido

¿Qué es la Debilidad?

¿Qué significa el ser débil? Esta palabra tiene un significado tan general que antes de seguir adelante, debemos de bosquejar algún tipo de definición mas exacta. En primer lugar, estemos claros en lo que no es la debilidad o el ser débil. El sentido bíblico del concepto de debilidad, no se refiere a aquellas cosas en las cuales somos ineptos o que no podemos hacer. Es una tentación para nosotros el pensar que así es. Sería mucho más fácil de comprender, si el concepto de la debilidad se referiría a aquellas cosas en las cuales somos torpes o ineficaces. En realidad, este concepto es mucho más complejo. No podemos simplemente andar de puntillas a su alrededor a la espera de que desaparezca.

La debilidad se halla por todas partes en el Nuevo Testamento. Jesús les dijo a sus discípulos que, comparada al espíritu, la carne es débil (Marcos 14:38). Lucas, como portavoz del apóstol Pablo, se refiere a los débiles, como aquellos que se encuentran desvalidos económicamente (Hechos 20:35). Los creyentes Corintios, eran débiles en el sentido social (1a. de Corintios 1:26-27). El libro de Romanos nos dice que Jesús murió por nosotros cuando todavía éramos débiles, es decir, cuando éramos impíos y carecíamos de cualquier posibilidad de merecer la más mínima bondad de parte de Dios (Romanos 5:8). Sin embargo, también somos débiles cuando oramos, cuando nos faltan las palabras o la habilidad de poder hacer algo (Romanos 8:26). Y así también hallamos a nuestros hermanos cristianos quienes son débiles y no pueden sobreponerse de juzgar a los demás sobre asuntos de conciencia (Romanos 14:1-4). Al estar en esas, lancemos también en este montón a los achaques físicos que Pablo parece citar en 2da. Corintios 10:10, el aguijón en la carne, en 2da. Corintios 12:7, y la letanía de cosas desagradables en 2da. Corintios 12:10. De una manera u otra, todos nos hemos sentido de la manera en que la Biblia describe a la debilidad.

Está claro que lo que determina el significado de ser débil, es el contexto en el cual nos hallamos, sin embargo el uso general nos señala hacia la idea común de que uno es de alguna manera deficiente o incapaz. Si hubiese alguna explicación más amplia de la debilidad, es el de estar, de alguna manera, discapacitado. Ser débil significa que somos incapaces, que no tenemos la habilidad para hacer algo. Significa que no somos soberanos, ni omniscientes ni invencibles. No estamos en control de la situación, no lo sabemos todo y es por eso que podemos ser impedidos. Ser débil significa que estamos desesperadamente necesitados de Dios. Y el clamor de mi alma y la suya, es que abracemos la debilidad en nuestras vidas, y que no la menospreciemos ni la rechacemos.

El Impacto que tiene el aceptar a la debilidad en nuestra vida

Cuando abrazamos a la debilidad, significa que nos hemos dado una buena mirada introspectiva, y que nos hemos dado cuenta de que no podemos seguir adelante sin la ayuda de Dios. El aceptar a la debilidad significa que estamos muy faltos de Dios y que lo necesitamos tremendamente. Este descubrimiento, no obstante nuestro entusiasmo inicial, no nos dejará tranquilos hasta que cambiemos de trayecto. Es algo que afecta a nuestra iglesia, nuestra comunión y a nuestra comisión a Cristo. Seamos más específicos. Hay tres maneras en que el abrazar a la debilidad puede impactar nuestras vidas.

1. El aceptar a la debilidad significa que los dones espirituales son de suma importancia.

La iglesia es una comunidad sobrenatural, nosotros no podemos hacer las cosas sobrenaturales - Dios es el que realiza lo sobrenatural. Somos demasiado débiles para poder realizar la obra a la cual somos llamados, mediante nuestra fe únicamente, no importa el que tengamos una personalidad especial. Tiene que venir de otro lugar, o sea, de la resurrección de Jesucristo, como lo dice en Efesios 4:7-13.

En ese pasaje, Pablo cita el Salmo 68 donde vemos a Jesús como rey victorioso distribuyendo los despojos de guerra. La ascensión de Cristo fue la procesión monárquica hasta el trono de Sión, después de haber conquistado a la muerte. Esta procesión fue un incidente de mucha mayor magnitud que simplemente algo de algunas luces brillantes y coros de aleluya. Este rey es un conquistador. Tiene cicatrices. Sobre el fruto de esas cicatrices descansa el don de la enseñanza que tiene el pastor. También descansa sobre ellas, la sabiduría en cuestiones interpersonales que tiene el líder del pequeño grupo de iglesia. Así también, como en las palabras alentadoras que tiene la Sra. Betty, por ejemplo.

Cuando vemos la victoria de Cristo por medio de los dones de otros, cesamos de mirar a otros pasando juico, y comenzamos a mirar con ojos de agradecimiento. Celebramos, en lugar de buscar las faltas. Hallamos que nos emocionamos más por el poder asombroso de Dios y no tanto por nuestras preferencias arbitrarias. El Señor Jesús dio su vida por ese don. El murió para que ese hermano o hermana tuviese ese don, así como también para que nosotros seamos edificados por el mismo. Es un asunto importante.

2. El aceptar a la debilidad nos otorga mayor energía y paz en nuestra relación con Dios.

Como dice John Owen, si no mortificamos al pecado en nuestra vida, el precio que pagamos es la pérdida de nuestra energía y de nuestra paz. La energía que poseemos se demuestra en nuestra actividad exterior. Es nuestra obra en el Señor. La paz es lo que reside en lo mas profundo de nuestras almas. Se halla en el carácter de nuestras oraciones privadas.

El hecho de abrazar y aceptar a la debilidad nos da una sobrecarga de energía porque nos damos cuenta de que nuestra obra deberá ser hecha mediante el poder de Dios, y que nada podemos hacer por nuestra cuenta. Es como si cambiásemos una bicicleta por un Ferrari - hay más caballos de fuerza.

El abrazar a la debilidad nos trae paz, porque nos damos cuenta una vez más, de que Dios nos ama por Su gracia, y no porque seamos fuertes. Nuestro gozo no reside en nuestra habilidad, sino que reside en la aprobación que Dios nos ha dado mediante Cristo. Aquel en el cual nos eligió antes de las edades, de acuerdo a Su propósito y gracia. (..quien nos ha salvado y nos ha llamado con un llamamiento santo, no según nuestras obras, sino según su propósito y según la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús desde la eternidad.. 2a. Timoteo 1:9).

3. El abrazar a la debilidad nos hace más fructíferos.

Cuando solo nos preocupamos de nosotros mismos, le ponemos un límite al potencial de Dios. Definimos las posibilidades por medio de nuestras capacidades, no las de Dios. Y si nos miramos a nosotros mismos continuamente, nuestra capacidad de soñar desaparecerá. Así viviremos una vida sin riesgos, pero muy triste porque rehusamos dejar que nuestros sueños se extiendan más allá de lo que sabemos a ciencia cierta, que podemos hacer por nuestra cuenta. Es también una señal que pensamos que somos más fuertes de lo que en realidad somos.

Sabiendo que somos débiles, arruina toda idea de auto suficiencia. Así, confesamos de que somos individuos muy imperfectos y faltos, y de que no tenemos esperanza alguna de poder realizar alguna buena obra perdurable, a menos que Dios - quien levanta a los muertos - obre en nosotros. Y este es el final de la cuestión - un Dios quien levanta a los muertos, obra por medio y en nosotros. De hecho, cuál es la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia de la fuerza de su poder, el cual obró en Cristo cuando le resucitó de entre los muertos y le sentó a su diestra en los lugares celestiales. (Efesios 1:19-20) Cuando aceptamos a la debilidad en nuestras vidas, sabemos que la obra de Dios se realizará por medio del poder de Dios. Y si Dios está detrás de todo esto, entonces nuestros sueños no tienen límite. El es lo suficientemente fuerte para hacer lo que le plazca (Salmos 135:6). El es lo suficientemente bueno para no negarnos a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros (Romanos 8:32). Y con un Dios quien es tan fuerte y tan bueno, la pregunta que debemos preguntarnos es la que le estamos preguntando a El.

En los nuevos cielos y en la nueva tierra, cuando nuestra fe se haya hecho realidad y la podamos ver y veamos la gloria del Cristo, no pensaremos acerca del pasado diciendo, "Mis sueños acerca de la gloria de Dios, eran demasiado grandes".

Jamás diremos eso. Porque esta es la realidad Cristiana, y no lo es la mitología Griega.


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