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English: The Most Unlikely Believer in the Bible

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Por Mark Jones sobre Salvación

Traducción por Carlos Diaz

La Biblia nos cuenta sobre muchos actos de extraordinaria fe. En el Antiguo Testamento, el acto de fe de Abraham al ofrecer a su hijo me llama la atención como quizás el ejemplo más grandioso de fe. Pero en el Nuevo Testamento, aún no sé el nombre de la persona que, para mí, muestre el acto de fe más grandioso .

Aquél que me más me impresiona es el ladrón moribundo sobre la cruz.

Ahora, quizás el ladrón moribundo no tenía nada que perder y por eso decidió hacer una especie de decisión en su lecho de muerte por Cristo. Esto seguramente quitaría el brillo de su fe. Pero tal pensamiento sólo tiene sentido si examinamos el ejemplo del ladrón moribundo sin prestar tanta atención al contexto.

Como veremos, incluso si el ladrón moribundo un poco antes de su muerte, el tiempo no podría haber sido menos adaptado para la fe. Aún así, el ladrón no pudo alejarse de la gloria del Rey crucificado ante él.

Fe Extemporánea

En esta conversión, tenemos un cumplimiento específico de la plegaria de Cristo en la cruz. Tan pronto como Cristo había pronunciado, “Padre, perdónalos” (Lucas 23:34), el Padre respondió a esa plegaria convirtiendo a un criminal que era abusivo (Mateo 27:44) en un santo glorificado por Cristo.

Mientras el criminal próximo a ser cambiado no era directamente responsable de la muerte de Cristo, él no obstante se unió con aquellos que lo eran, y por tanto fue abordado directamente cuando Cristo le pidió a Dios que “los” perdonara. Cuando el ladrón que iba a convertirse estaba haciendo lo peor en contra de Cristo, Cristo estaba haciendo lo mejor para él.

La conversión de aquél criminal fue sorprendente y testifica al poder de la plegaria de Cristo y a la gracia de Dios. ¿Por qué? Esta fe del criminal no vino en un momento como en el que Cristo convirtió el agua en vino o hizo milagros, tales como caminar sobre el agua, abrir los ojos de un hombre ciego, o levantar a Lázaro de la muerte.

Cuando Cristo estaba en la cruz, ¿alguno gritó públicamente, como Juan Bautista lo hizo, “¡Contemplen al Cordedor de Dios, que quita el pecado del mundo!” (Juan 1:29)? No lo hizo, sino que vocaliza su fe en Jesús mientras él estaba en la cruz, esto es esencialmente lo que hizo el ladrón moribundo.

Un Curso de Teología en una Cruz

Quizás el ladrón moribundo simplemente era como las rocas que Jesús dijo que gritarían si sus seguidores se callaban (Lucas 19:40) - las rocas podrían hablar de la fiabilidad y gloria de Jesús pero no podrían disfrutarlo por ellas mismas. Este no parece ser el caso. El ladrón moribundo muestra que tiene una rica teología sobre la cruz, pero él finaliza recibiendo una teología incluso más rica antes de morir - una teología de esperanza.

Ya que el criminal al lado de él lanzó improperios a Jesús, le mandó a salvarlos a todos, el ladrón que fue eventualmente salvado reprendió al otro criminal. “¿No temes a Dios tú, que estás en el mismo suplicio?” (Lucas 23:40). En este punto, el ladrón mostró que sin duda era un buen teólogo, ya que habló del temor de Dios.

Pero su teología mejora más. Admite que la sentencia que están recibiendo es sólo una sentencia. En otras palabras, sabe que es un pecador. “Nosotros lo hemos merecido y pagamos por lo que hemos hecho; pero éste no ha hecho nada malo” (Lucas 23:41). De nuevo, su teología se eleva incluso más alto. Tiene el coraje, sabiendo que es un pecador y que Dios es de temer, de pedirle a Dios que lo recuerde cuando él entre en su reino (Lucas 23:42).

Fe improbable y la Recompensa de esperanza

Francamente, este es uno de los actos más grandiosos de fe mostrados en algún lugar de la palabra de Dios. Mientras muchos discípulos de Cristo lo habían abandonado ya que creían que no era el verdadero Mesías enviado de Dios para redimir Israel, ¡este criminal creyó que un hombre crucificado al lado de él tenía un reino!

El ladrón no estaba colocando su fe en el Señor resucitado de gloria, sino en un hombre bajo la maldición de Dios (Gálatas 3:13). ¿Cómo responde el Cristo moribundo a todo esto? ¿Cómo responde Cristo ante tal fe? ¡Le ofrece esperanza! “Él le dijo, “En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso”” (Lucas 23:43).

El tiempo que tenía que vivir el ladrón mientras estuvo en la cruz es desconocido. En parte, eso no es importante. Lo que es importante es la esperanza que recibió cuando, momentos antes, no tenía ninguna esperanza. Esta es la belleza del evangelio. Toma la situación más desesperanzadora, incluso la crucifixión garantizada de un criminal, y ofrece lo totalmente opuesto - vida.

Crean en el Rey, no en el Reino

El ladrón tenía esperanza en la muerte. Pero su esperanza no era sencillamente que experimentaría vida después de la muerte. Era, de hecho, mucho mejor que eso. Le fue dicho por el mismo Cristo que estaría con Cristo en el paraíso. Muchos en el mundo están contentos por afirmar su esperanza en la vida después de la muerte, incluso hablando de “cielo”, pero ¿cuántos están dispuestos a colocar a Cristo en el centro del cielo? ¿Cuántos, como el ladrón moribundo, deseamos llegar al cielo ya que creen que el cielo es el cielo de Cristo, y desean estar con él?

A menudo escuchamos de personas no religiosas que simplemente creerán antes de morir, como hizo el ladrón moribundo. Bueno, quizás. Pero no deberíamos subestimar lo que está envuelto aquí en la salvación del ladrón. No creyó en Jesús como un esfuerzo de último segundo para cubrir todos sus fundamentos de la vida después de la muerte. No, el ladrón moribundo creyó que este hombre crucificado y maldecido era un Rey, y un Salvador, y un Tesoro.

Es la fe como esta que está recompensada con esperanza, no la “fe” preventiva y amparable que algunos suponen que tendrán acceso en sus lechos de muerte. El ladrón, y cualquiera que se les una, reciben una expectativa confiable de bondad inimaginable que está por venir, la cual tiene su centro y un valor más grandioso sólo en Cristo.


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