El designio: Amor

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English: The Design: Love

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Por John Piper sobre El Evangelio
Una parte de la serie John 3:16

Traducción por Pilar Daza Pareja


Juan 3:16

Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que dio a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que cree en Él,
no se pierda,
mas tenga vida eterna.

Contenido

Introducción y Repaso

Estas palabras de Jesús hablan de cuatro grandes realidades de la vida. Tres de ellas empiezan por D y una por P para ayudarnos a recordar.

  1. El peligro al que nos enfrentamos: perecer bajo la ira de Dios por causa de nuestros pecados (3:36).
  2. El designio de Dios de rescatarnos de éste peligro: su amor, que envía al Hijo a dar su vida (10:18, 15:13) y a quitar el pecado del mundo (1:29).
  3. El deber del hombre en respuesta a esto: creer en el hijo de Dios.
  4. El destino prometido a todos aquellos que creen: la vida eterna.

El peligro. El designio. El deber. Y el destino.

La semana pasada hablábamos del peligro de perecer bajo la ira de Dios. Esta semana reflexionamos acerca del designio de Dios de salvarnos de perecer: el designio del amor de Dios de salvarnos de la ira de Dios (3:36).

"Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que dio a su Hijo unigénito..."

El designio de amor de Dios

Uno de los pasos para llegar a aceptar algo como verdadero se basa en una reflexión seria y rigurosa acerca de ello. Eso es lo que quiero que hagamos esta mañana dentro de este capítulo del designio de amor de Dios. Orad conmigo para que, mientras yo simplemente dirijo vuestras mentes a estos asuntos, Dios confirme la realidad de lo que escucháis, que os dé papilas gustativas espirituales para percibir y comprender el verdadero valor de todo esto. Nos centraremos en cuatro grandes verdades.

1. Existe un Dios

El versículo se inicia con la siguiente frase: "Porque [...] Dios..."

Jesús nos enseña que existe un Dios. Que Dios existe. Jesús está totalmente impregnado de su conciencia de Dios. Todo lo que él dice y hace está relacionado con Dios. Él es un ser humano extasiado por Dios.

Existen muchas y buenas razones para creer en Dios. Una de las mejores es que Jesús nos enseñó que Dios existe y que es la realidad principal de la vida. Si alguien os pregunta: "¿Porqué creéis en Dios?" podéis responder: "Creo en Dios porque Jesús creía en Dios, y todo lo que sé de Jesús hace que confíe más en él de lo que confío en cualquier filósofo, científico, teólogo o amigo que haya conocido o sobre el que haya leído algo". Entonces les podréis preguntar: "¿Conocéis a alguien más fiable o mejor cualificado para enseñarnos acerca de la existencia de Dios que Jesús?"

Empezaremos con Dios. No os toméis esto a la ligera. Haced una pausa en vuestras vidas y pensad: Dios existe. El mundo comenzó con Dios. El mundo depende de Dios. Yo soy una persona con conciencia y sentido de la justicia, con capacidad para contemplar las cosas espirituales, para expresarme mediante sentencias y para amar a todos porque he sido creado a imagen de Dios. Él estaba ahí antes. Y me creó a su imagen y para él, para que sea conocido a través de mí (Isaías 43:7). El sentido de mi vida es conocer y mostrar a Dios.

2. Dios tiene un Hijo

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito..."

Esta es una realidad asombrosa. Jesús nos enseña que Dios tiene un Hijo unigénito. Para los musulmanes esto es una blasfemia. Dicen que esto significa que Dios ha mantenido relaciones sexuales con un ángel o con una mujer.

Es algo sorprendente creer con Jesús que Dios tiene un Hijo, un Hijo unigénito. Así que por un momento centrémonos en esto. No lo tratéis a la ligera pensando que es algo normal. Es sorprendente, maravilloso y alucinante, y es imprescindible para ser salvados de perecer.

Al llamar "unigénito" al Hijo de Dios, Jesús pretende diferenciar al Hijo unigénito de Dios de los hijos creados o adoptados. A los ángeles se les llama "hijos de Dios" (Job 1:6) y nosotros los Cristianos también somos llamados "hijos de Dios" (Romanos 8:14-16). Los ángeles son "hijos de Dios" porque fueron creados directamente por Dios, y los Cristianos somos "hijos de Dios" porque fuimos adoptados en su familia al unirnos a Cristo mediante el Espíritu Santo.

Pero el "Hijo unigénito" no es un hijo creado o adoptado sino engendrado. Y engendrar simplemente es una analogía humana de algo que va más allá de nuestro entendimiento, pero que conlleva una verdad fundamental. Tal como lo expresó C.S. Lewis: "Los conejos engendran conejos, los caballos engendran caballos, los humanos engendran humanos, no estatuas ni cuadros; y Dios engendra a Dios, no a los humanos ni a los ángeles".

El Hijo unigénito de Dios es Dios. Y no ha existido un tiempo en el que Dios no ha engendrado a su Hijo. Porque engendrar al Hijo es tan eterno como la existencia de Dios Padre. La presencia del Hijo como imagen y representación perfecta, personal e igual al Padre de modo que existan como dos personas con una sola esencia divina es simplemente lo que significa ser Dios. Esta es la forma en la que Dios ha existido desde toda la eternidad, sin principio. Este es lo que vemos en Juan 1:1 y 1:14:

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios... Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros.

Dicho de otro modo, el Verbo, o sea Jesús, es el Hijo unigénito y eterno a la par que el Padre.

Dios existe. Y Dios tiene un sólo Hijo unigénito.

3. Dios ama

"Porque de tal manera amó Dios..."

Jesús nos enseña que el Dios que existe, ama. Dejemos que esta idea cale: Él ama. Él ama. De todas las cosas que podéis decir de Dios, aseguraos de decir esto. Él ama. El autor de este evangelio dice en 1 Juan 4:8: "Dios es amor". Lo que entiendo que quiere decir al menos esto: dar aquello que es bueno y servir a los demás nos acerca más a la esencia de Dios que recibir y ser servidos. Dios ama. Dios es amor.

En Juan 3:16 Jesús nos dice específicamente lo que para él es el amor: "Porque de tal manera amó Dios..." El término "de tal manera" no representa una cantidad de amor sino una forma de amar. No quiere decir: Dios amó tanto, sino Dios nos amó de esta manera. "De tal manera amó Dios" quiere decir "Dios nos amó de esta forma".

¿Cómo? ¿De qué forma amó Dios? Dios amó de tal manera "que dio a su Hijo unigénito". Y sabemos que esta entrega era una claudicación al rechazo y a la muerte. "A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron" (1:11). En lugar de eso lo mataron. Y Jesús dijo acerca de todo esto: "yo te glorifiqué [Padre] en la tierra, habiendo terminado la obra que me diste que hiciera" (Juan 17:4). Así que cuando el Padre dio a su Hijo unigénito, lo hizo para que muriese.

Esa es la clase de amor que el Padre tiene. Es un amor que da. Da su tesoro más preciado: su Hijo. En esta Navidad debemos meditar sobre este tema. Fue un amor muy costoso. Un amor muy poderoso. Un amor muy duro y doloroso. El significado de la Navidad es la celebración de este amor. "Porque de tal manera amó Dios..."

Y el cuarto punto en el que nos centraremos esta mañana es que Dios da este amor costoso a un mundo de pecadores que no lo merecen.

4. Dios ama al mundo

"Porque de tal manera amó Dios al mundo..."

La forma de su amor no sólo se ve en el valor infinito de lo que da, su Hijo unigénito, sino en la rebeldía de las personas a las que se lo entrega.

Acaso por un hombre bueno uno se atreva a morir. Pero Dios muestra su amor para con nosotros en que, aún siendo pecadores, Cristo murió por nosotros. (Romanos 5:7-8)

Justo antes de Juan 3:16 Jesús compara su propia venida con lo ocurrido en la época de Moisés cuando el pueblo se rebeló contra Dios diciendo que estaban hartos del maná. El resultado de este pecado fue una plaga de serpientes en el campamento y gente muriendo por todas partes.

Cuando Moisés oró por el pueblo, Números 21:8 dice:

Y el SEÑOR dijo a Moisés: "Hazte una serpiente abrasadora y ponla sobre un asta; y acontecerá que cuando todo el que sea mordido la mire, vivirá".

Por lo tanto el designio de amor de Dios para salvar a los rebeldes de perecer era colocar una serpiente sobre un asta, y la gente sólo tendría que mirarla con fe para ser salvada.

Luego, Jesús dice en Juan 3:14-15:

Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquel que cree, tenga en El vida eterna.

Cuando Juan 3:16 dice: "Porque tanto amó Dios al mundo, que dio...", significa que dio a su Hijo unigénito a un mundo de rebeldes, mordidos por serpientes, pecadores, que perecen, y para los que él es su única esperanza. Dios amó a este mundo.

  1. Existe un Dios.
  2. Él tiene un Hijo.
  3. Él ama.
  4. Y Él ama al mundo.

"Todo aquel"

Y en esta mañana, el resultado de esto para nosotros radica poderosamente en la expresión "todo aquel". "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito para que todo aquel que cree,..." Dios quiere que su Hijo sea elevado ante el mundo de los pecadores, de todos los pecadores, de todos los tipos y niveles de pecadores, de la misma forma en que se alzó la serpiente en el asta, porque él ama al mundo.

Vosotros decís: "He llevado el veneno de la serpiente del pecado en mi vida durante mucho, mucho tiempo". Si, Dios sabe todo eso. El es Dios. Él lo sabe todo acerca de vosotros. Sois peores ante sus ojos de lo que os veis vosotros mismos. Pero eso no lo detuvo. De hecho, es precisamente esta medida de nuestra indignidad lo que hace que el amor de Dios entregue a su Hijo como el único sacrificio adecuado.

No os miréis a vosotros mismos esta mañana. Mirad al Hijo. Y al amor de Dios. Y a la promesa de que todo el que cree no se perderá, mas tendrá vida eterna.

Mirad hacia Jesús

Cuando Charles Spurgeon, el gran predicador londinense del siglo pasado, tenía 16 años y aun no se había convertido, entro en una pequeña capilla metodista en la que se encontraban 15 personas durante una tormenta de nieve. El predicador era laico. Tomó el texto de Isaías 45:22: "Volveos a mí y sed salvos, todos los términos de la tierra". En un determinado momento miró al chico y le dijo: "Joven, mira a Jesucristo. Mira. Mira. Mira"

Spurgeon dijo:

Inmediatamente vi el camino de la salvación... Al igual que cuando la serpiente de bronce fue levantada, la gente sólo tenía que mirar para ser sanada, así me pasó a mí. Yo esperaba hacer cincuenta cosas, pero al escuchar la palabra, ¡Mira! ¡Esa palabra me pareció la más maravillosa! ¡Oh! Miré hasta que casi se me hubieron salido los ojos. Allí y entonces la nube se había disipado, la oscuridad había desaparecido por completo, y en ese momento vi el sol.

Yo os digo lo mismo esta mañana: Mirad a Jesús, creed en Jesús y no pereceréis.



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