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Por John Piper sobre Biografía Cristiana
Una parte de la serie 2005 Bethlehem Conference for Pastors

Traducción por Alexandra Tapia

La vida y ministerio de Atanasio
2005 Conferencia de Belén para Pastores

Atanasio nació en el año 298 D.C., en Egipto y se convirtió en el obispo de Alejandría el 8 de junio, 328 a la edad de 30 años. El pueblo de Egipto lo vio como su obispo hasta que murió el 2 de mayo de 373, a la edad de 75 años.[1] Fue “visto” por el pueblo como su obispo durante estos años, porque Atanasio fue expulsado de su iglesia y su cargo en cinco ocasiones por el poder del imperio romano. Diecisiete de sus 45 años como obispo se pasó en el exilio. Pero el pueblo nunca reconoció la validez de los otros obispos enviados a tomar su lugar. Siempre fue obispo en el exilio, en lo que a sus feligreses se refiere.

Gregorio Nacianceno (330 a 389) dio un sermón conmemorativo en Constantinopla siete años después de la muerte de Atanasio y describió el afecto del pueblo egipcio por su obispo. Al final del tercer exilio de su patria, cuando Atanasio regresó en el año 364 después de seis años de ausencia, Gregorio nos dice:

en medio de tanto deleite de la gente de la ciudad y de casi todo Egipto que concurrió de todas partes, desde los límites más lejanos del país, simplemente para escuchar la voz de Atanasio, o recrear sus ojos en su mirada. UNIQ65a4fc0724a4d761-nowiki-00000005-QINU2UNIQ65a4fc0724a4d761-nowiki-00000006-QINU

Desde su punto de vista, durante 45 años no hubo ninguna afectación al cargo de obispo de Alejandría, a excepción de uno, Atanasio. Esta devoción se debió a la clase de hombre que era Atanasio. Gregorio lo recordaba así:

Permitan otorgarle una alabanza por sus ayunos y oraciones. . . . Otra por su energía y celo por las vigilias y la salmodia, otra por su patrocinio a los necesitados, otra por su intrepidez ante los poderosos, o su condescendencia con los humildes. . . . [Él era] para los desafortunados su consuelo, para su grupo el hombre sabio, para los jóvenes su instructor, para los pobres su recurso, para los ricos su mayordomo. Incluso las viudas. . . alabarán a su protector, incluso los huérfanos a su padre, incluso los pobres a su benefactor, los extraños a su anfitrión, los hermanos al hombre del amor al prójimo, los enfermos a su médico. [3]3

Una de las cosas que hace que este tipo de elogios de un contemporáneo sea más creíble es que, a diferencia de muchos santos de la antigüedad, Atanasio no es recordado por haber hecho ningún milagro. Archibald Robertson, quien editó las obras de Atanasio Nicene y Post-Nicene Father, dijo: “Él está. . . rodeado de una atmósfera de verdad. Ningún milagro de cualquier tipo está relacionado con él. . . . La reputación de santo de Atanasio se basaba únicamente en su vida y carácter, sin ayuda de ninguna reputación de milagroso poder.”[4]4 Y luego continúa con su propia alabanza de Atanasio:

En el conjunto de nuestro mínimo conocimiento sobre su vida hay una falta total de interés propio. La gloria de Dios y el bienestar de la Iglesia lo absorben completamente en todo momento. . . . Los emperadores lo reconocieron como una fuerza política de primer orden… pero en ninguna ocasión cayó en la tentación de usar la fuerza. Casi inconsciente de su propio poder. . . su humildad es la más real por no haber sido evidenciada. . . Coraje, sacrificio, firmeza de propósito, versatilidad e ingenio, su gran simpatía, todas estaban armonizadas por una profunda reverencia y disciplina de un amante firme en Cristo. 5

Atanasio, el Padre de la Ortodoxia- Contra Mundum

Este amor inquebrantable a Jesucristo se expresaba en una batalla de toda una vida para explicar y defender la divinidad de Cristo y adorar a Cristo como Señor y Dios. Es por ello que Atanasio es más conocido. Hubo momentos en que parecía que el mundo había abandonado la ortodoxia. Es por eso la frase “Atanasio contra mundum” (contra el mundo). Él se mantuvo firme contra la deserción abrumadora de la ortodoxia, y sólo al final de su vida pudo ver el amanecer de la victoria.

Pero en un sentido es un anacronismo utilizar la palabra “ortodoxia” de esta maneraal decir que el mundo abandonó la ortodoxia. ¿Estuvo realmente allí para abandonarla? Bueno, la verdad bíblica está siempre allí para abandonarla. Pero la "ortodoxia" se refiere generalmente a un punto de vista universal, histórico, u oficial, o de lo que es verdadero en la Escritura. ¿Qué es lo que había que abandonar? La respuesta es sugerida en el otro gran nombre otorgado a Atanasio, el de “Padre de la Ortodoxia”. 6 Esta frase parece decir que la ortodoxia existe gracias a Atanasio. Y en cierto sentido eso es cierto en lo que respecta a la Trinidad. Antes de Atanasio, las relaciones entre el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo no habían recibido ninguna declaración formal en el consejo de representantes.

R.P.C. Hanson escribió: “No había aún ninguna doctrina ortodoxa [de la Trinidad], por si hubiera habido, la controversia mal hubiera podido haber durado sesenta años antes de la resolución”.7 Los sesenta años que tiene en mente es el tiempo entre el Concilio de Nicea en el año 325 y el Concilio de Constantinopla 8 en el año 381. El Concilio de Nicea estableció las líneas de discusión, y replanteó la deidad de Cristo, y el Concilio de Constantinopla confirmó y perfeccionó el Credo de Nicea. Los sesenta años de discusión fue sobre si la formulación de Nicea prevalecía y se convertía en “ortodoxia”.

Esta fue la guerra que Atanasio luchó durante 45 años. Duró toda su vida, pero la victoria de la ortodoxia estuvo ya en el horizonte cuando murió en el año 373. Y ante Dios este resultado se debió a la valentía y la coherencia y el trabajo y la escritura de Atanasio. Nadie se acerca a su influencia en la causa de la verdad bíblica durante su vida. 9

La guerra se desató en el 319. Un diácono de Alejandría llamado Arrio, que había nacido en el año 256 en Libia, presentó una carta al obispo Alejandro argumentando que si el Hijo de Dios fuera realmente un hijo, él debió haber tenido un comienzo. Debe haber habido un tiempo, por lo tanto, cuando no existía. La mayor parte de lo que sabemos de Arrio es a través de los demás. Todo lo que tenemos de la propia pluma de Arrio son tres cartas, un fragmento de una cuarta y el trozo de una canción, el Thalia. 10 De hecho, resultó ser un personaje secundario en la controversia que desató. Murió en el año 336. 11

Atanasio tenía un poco más de 20 años cuando estalló la polémica―más de 40 años más joven que Arrio (una lección de cómo la generación más joven puede ser más fiel a la Biblia que la anterior). Atanasio estaba al servicio de Alejandro, obispo de Alejandría. Casi nada se sabe de su juventud. Gregorio Nacianceno celebra el hecho de que Atanasio fue criado principalmente en la formación bíblica, no filosófica.

Se crió desde su infancia en los hábitos y prácticas religiosas, después de un breve estudio de la literatura y la filosofía, por lo que no puede ser totalmente inexperto en estos temas, o ignorante de los asuntos que él había determinado a despreciar. Por su alma generosa y ávida de conocimiento no podía ocuparse de vanidades, como los atletas no calificados que con intentos inútiles contra sus adversarios pierden el premio. Dedicado a la meditación de todos los libros del Antiguo y Nuevo Testamento, con una profundidad tal que nadie más lo ha hecho con uno de ellos. Creció rico en contemplación, rico en esplendor de vida. 12

Este fue el servicio que iba a dar durante 45 años: golpe tras golpe bíblico contra la fortaleza de la herejía arriana. Robert Letham confirma el resultado de la observación de Gregorio: “La contribución de Atanasio a la teología de la Trinidad, apenas puede ser sobrestimada… Encaminó al debate lejos de la especulación filosófica y lo encausó hacia una base bíblica y teológica”. 13

Un sínodo se celebró en Alejandría en el año 321, y Arrio fue removido de su cargo y sus puntos de vista declarados una herejía. Atanasio a los 23 años escribió la deposición para Alejandro. Este iba a ser su papel ahora para los próximos 52 años―para declarar por escrito las glorias del Hijo de Dios encarnado. La remoción de Arrio desató 60 años de conflicto político eclesiástico en todo el imperio.

Eusebio de Nicomedia (la moderna Izmit en Turquía) tomó la teología de Arrio y se convirtió en “la cabeza y el centro de la causa arria”. 14 Para los próximos 40 años la parte oriental del Imperio era principalmente arriana. Esto es cierto a pesar del hecho de que el gran Concilio de Nicea se declaró a favor de la plena deidad de Cristo. Cientos de obispos lo firmaron y luego tergiversaron el lenguaje para decir que el arrianismo encaja realmente en el texto de Nicea.

El Concilio de Nicea (325)

El emperador Constantino había visto la señal de la cruz durante una batalla decisiva 13 años antes y se convirtió al cristianismo. Estaba preocupado por las profundas divisiones producto de la controversia arriana en el reino. Los obispos tuvieron una enorme influencia, y cuando estaban en desacuerdo (como lo fueron en este tema), hicieron más frágil la unidad y la armonía del imperio. El asesor cristiano de Constantino, Hosius, había tratado de mediar en el conflicto arriano en Alejandría, pero fracasó. Así que en el año 325 Constantino convocó el Concilio de Nicea en el Bósforo de Constantinopla (hoy Estambul). Logró reunir en consenso, según la tradición, 15 318 obispos, además de otros asistentes como Arrio y Atanasio, ninguno de los cuales era un obispo. Se encargó del orden del concilio y reforzó sus decisiones con sanciones civiles.

El Concilio duró desde mayo hasta agosto y terminó con una declaración de la ortodoxia que ha definido el cristianismo hasta nuestros días. La redacción actual que llamamos el Credo de Nicea es realmente el escrito ligeramente alterado del Concilio de Constantinopla en el 381. Sin embargo, la obra decisiva se llevó a cabo en el año 325. El anatema al final del Credo de Nicea, muestra con mayor claridad cuál era el problema. El Credo de Nicea original, fue escrito en griego, pero aquí está en español:

Creemos en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador de todo lo visible e invisible.

Y en un solo Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, engendrado del Padre, el Unigénito, es decir, de la esencia del Padre (ek tës ousias tou patros)), Dios de Dios (theon ek theou), y la Luz de Luz (kai phõs ek phõtos), verdadero Dios de verdadero Dios (theon alëthinon ek thou alëthinou), engendrado, no creado (gennëthenta ou poinëthenta), de la misma sustancia con el Padre (homoousion tõ patri), por quien todo fue hecho en el cielo y en la tierra; el cual por nosotros los hombres y por nuestra salvación, bajó y se encarnó y se hizo hombre, sufrió, y al tercer día resucitó, subió a los cielos, de allí que viene a juzgar a los vivos y a los muertos.

Y en el Espíritu Santo.

Y aquellos que dicen: hubo un tiempo cuando él no estaba, y: no estaba antes que fuera hecho, y: se hizo de la nada, o fuera de otra sustancia o cosa (ë ex heteras hupostaseõs ë ousias), o el Hijo de Dios es creado, o variable, o alterable; están condenados por la santa iglesia, católica y apostólica.

La frase clave, homoousion tõ patri (la misma naturaleza del Padre), se añadió a finales de la insistencia del emperador. Esto hizo del tema un claro cristal. El Hijo de Dios no pudo haber sido creado, porque no tenía más que un ser similar a la del Padre (homoiusion tõ patri), pero era el mismo ser del Padre (homoousion tõ patri). No se le trajo a la existencia con el ser similar, pero era eternamente una con el ser divino. Sorprendentemente, únicamente dos obispos firmaron el credo, algunos, como Robertson dice, “con total deshonestidad”. 16 Segundo y Teonas, junto con Arrio, fueron enviados al exilio. Eusebio vociferaba por lo que él llamaba una "reserva mental", y dentro de cuatro años convencería al emperador de que Arrio se mantenía en el Credo de Nicea―que era pura política. [[17]

Cuando el maestro de Atanasio, Alejandro, obispo de Alejandría muere el 17 de abril de 328, tres años después del Concilio de Nicea, el liderazgo de Egipto y la causa de la ortodoxia recayó en Atanasio. Fue ordenado como obispo el 8 de junio de ese año. Esta sede fue el segundo en la Cristiandad después de Roma. Tenía jurisdicción sobre todos los obispos de Egipto y Libia. Bajo la influencia de Atanasio el arrianismo se extinguió del todo en Egipto. Y desde Egipto Atanasio ejerció su influencia en todo el imperio en la batalla por la deidad de Cristo.

Atanasio, los monjes del desierto y Antonio

Hemos pasado por un evento crucial y decisivo en su papel como ayudante de Alejandro. Él hizo una visita con Alejandro a la Tebaida, el distrito del desierto en el alto Egipto, donde entró en contacto con los primeros monjes del desierto, los ascetas que vivían la vida del celibato, la soledad, la disciplina, la oración, la sencillez, y el servicio a los pobres. Atanasio fue profundamente afectado por esta visita y "realizó algo extraordinario por la santidad de sus vidas". 18

Para el resto de su vida hubo un vínculo inusual entre el obispo de la ciudad y los monjes del desierto. Le tuvieron respeto, y él los admiraba y los bendijo. Robinson dice: "Él trata. . . a los monjes como iguales o superiores, pidiéndoles corregir y modificar alguna falla en sus escritos”. 19 La relación se convirtió en una cuestión de vida o muerte, porque cuando Atanasio fue expulsado de su cargo por las fuerzas del imperio, hubo un grupo al que él sabía que podía confiar su protección. “Los solitarios del desierto, serían fieles a Atanasio durante los años del juicio”. 20

Uno en particular atrajo la atención de Atanasio, el afecto y admiración: Antonio. Él nació en el 251. A los 20 años vendió todas sus posesiones y se trasladó al desierto, pero sirvió de cerca a los pobres. A los 35 años se retiró por 20 años en la soledad total y nadie sabía si estaba vivo o muerto. Luego a los 55 regresó y atendió a los monjes y las personas que acudían a él para la oración y el consejo en el desierto, hasta que murió a los 105 años. Atanasio escribió la biografía de Antonio. Este era el ideal de Atanasio, la combinación de la soledad y la compasión a los pobres basado en la roca sólida de la ortodoxia.

Antonio hizo una rara aparición en Alejandría que oímos hablar, es decir, para disipar el rumor de que los monjes del desierto estaban en el lado arrio. Denunció el arrianismo “como la peor de las herejías, y fue solemnemente escoltado fuera de la ciudad por el obispo [Atanasio] en persona”. 21 La ortodoxia, el ascetismo riguroso para el bien de la pureza y la compasión de los pobres, éstos eran las virtudes que Atanasio amó en Antonio y los monjes. Y él cree que sus vidas eran un fuerte argumento para la cristología ortodoxa, como lo eran sus libros.

Ahora bien, nuestros argumentos no son únicamente palabras, ya que en la actual experiencia tienen un testimonio de su verdad. 2. Por dejarle esa herencia, surgir y mantener la prueba de la virtud en las vírgenes de Cristo y en los jóvenes que practican la santa castidad, y la garantía de la inmortalidad en tan extraordinario grupo de sus mártires. 22

La biografía de Antonio escrita por Atanasio es importante por otra razón. Fue traducido del griego al latín, y encontró su camino a las manos de Ponticiano, un amigo de San Agustín, algún tiempo después del 380. Ponticiano contó a San Agustín la historia de Antonio. Mientras hablaba, dice San Agustín, fue “violentamente invadido por una sensación terrible de vergüenza”. Esto llevó a las luchas finales de Agustín al jardín en Milán y a su conversión final. “Atanasio al escribir la Vida de Antonio se ganó su mayor éxito: Agustín se convertiría en el más grande teólogo de la iglesia durante los próximos 1.000 años”. 23

Atanasio envuelto en una controversia

Luego de dos años después de tomar posesión como obispo de Alejandría, Atanasio se vio envuelto en la controversia. La mayoría de los obispos que habían firmado el Credo de Nicea no les gustaba llamar a las personas herejes en desacuerdo. Querían deshacerse de Atanasio y su pasión por esta causa. Atanasio fue acusado de cobrar impuestos ilegales, que él era demasiado joven cuando fue ordenado, que utilizaba la magia, que subsidiaba a personas desleales, y mucho más. A Constantino no le gustaba tampoco su línea dura y lo llamó a Roma en el 331. Los hechos lo absolvieron, pero su defensa de la formulación de Nicea sobre la deidad de Cristo fue cada vez más en aumento en la minoría.

El primer exilio de Atanasio (336-338)

Finalmente, sus enemigos recurrieron a la intriga. Sobornaron a Arsenio, un obispo en Hypsele (en el Nilo al sur de Egipto), a desaparecer y esparcir el rumor de que Atanasio había ordenado su asesinato y le había cortado una de sus manos para la magia. Constantino fue llamado a juicio en Tiro. Mientras tanto, uno de los diáconos de confianza de Atanasio había seguido secretamente a Arsenio a un monasterio, lo mantuvo cautivo y lo llevó en secreto a Tiro.

En el juicio los acusadores produjeron una mano humana para confirmar la acusación. Pero Atanasio estaba listo. “¿Conocía usted a Arsenio personalmente?”, preguntó. “Sí” es la respuesta ansiosa de muchos lados. Entonces Arsenio fue presentado vivo, envuelto en un manto. Se sorprendieron, pero exigieron una explicación de cómo había perdido su mano. Atanasio se levantó el manto y puso de manifiesto que al menos una mano, estaba allí. Hubo un momento de suspenso, hábilmente dirigido por Atanasio. Entonces la otra mano quedó al descubierto, y a los acusadores se les pidió indicar de dónde habían obtenido la tercera mano. 24

Tan claro como esto parecía, Atanasio fue condenado en este Consejo y huyó en un barco con cuatro obispos y llegó a Constantinopla. Los acusadores pusieron a un lado la acusación de Arsenio y crearon otro con falsos testigos: Atanasio había tratado de matar de hambre al capitolio de Constantino impidiendo los envíos de trigo de Alejandría. Constantino ordenó a Atanasio exiliarse a Tréveris (Trier, cerca al Luxemburgo de hoy). Atanasio partió al exilio el 8 de febrero de 336.

Constantino murió al año siguiente, y el imperio se dividió entre sus tres hijos, Constancio (tomando el Este), Constante (tomando Italia y el Ilírico), y Constantino II (tomando los galos y África). Uno de los primeros actos de Constantino II fue restituir a Atanasio en su cargo en Alejandría (23 de noviembre de 327).

El segundo exilio de Atanasio (339-346)

Dos años más tarde Eusebio, el líder de los arrianos, había persuadido a Constancio para deshacerse de Atanasio. Tomó el poder eclesiástico en sus manos, nombró a Gregorio obispo de Alejandría, y puso a su gobernador seglar en el cargo, y usó la fuerza para tomar las dependencias del obispo y las iglesias. Atanasio se vio obligado a abandonar la ciudad para evitar más derramamiento de sangre.

Este fue el comienzo de su segundo exilio – el más largo lejos de sus feligreses. Salió el 16 de abril de 339 y no regresó hasta el 21 de octubre del 346, más de siete años en el exilio. Los otros dos hijos de Constantino apoyaron a Atanasio y convocaron al Concilio de Sárdica (hoy Sofía en Bulgaria) que lo reivindicó en agosto de 343. Pero tuvieron que pasar tres años hasta que los factores políticos se constituyan para su regreso. Constante amenazó a Constancio con la guerra si no reintegraba a Atanasio. Mientras tanto, los arrianos habían caído en desgracia con Constancio y el sustituto obispo Gregorio había muerto. Así que Atanasio fue devuelto a su pueblo con alegría después de siete años de ausencia (346).

Durante esta temporada de paz, Alejandría y los distritos circundantes parecían haber experimentado algo de un renacimiento, con un fuerte sabor ascético. Atanasio escribió (en History of the Arians) [Historia de los Arrianos]:

¡Cuántas mujeres solteras, que estaban antes listas para casarse, ahora permanecían vírgenes a Cristo! ¡Cuántos hombres jóvenes, al ver los ejemplos de otros, abrazaron la vida monástica! . . . ¡Cuántas viudas y huérfanos, que antes estuvieron hambrientos y desnudos, ahora por el gran entusiasmo de la gente, ya no estaban hambrientos, y salieron vestidos! En una palabra, tan grande era su emulación en la virtud, de que uno habría pensado una Iglesia en que cada familia y cada casa, en razón de la bondad de sus habitantes, y las oraciones que se ofrecían a Dios. Y en las iglesias había una paz profunda y maravillosa, mientras que los obispos escribieron de todas partes, y recibieron de Atanasio frecuentes cartas de paz. 25

El tercer exilio de Atanasio (356-362)

El 18 de enero de 350 Constante fue asesinado. Esto liberó a Constancio para consolidar su poder y oponerse a Atanasio y la teología de Nicea sin oposición. Los habitantes de Alejandría mantuvieron a raya un asalto a mano armada en la ciudad liderada por el secretario del emperador, Diógenes, en el año 355, pero al año siguiente Constancio envió a Siriano su comandante militar.

En la noche del jueves, 08 de febrero [356], Atanasio presidía un concurrido servicio de preparación para la Comunión a realizarse en la mañana siguiente. . . en la Iglesia de Teonas. . . la más grande de la ciudad. De repente, la iglesia estaba rodeada y las puertas rotas, y justo después de la medianoche Siriano. . . "ingresó a la fuerza con soldados”. Atanasio. . . tranquilamente se sentó en el trono (en el hueco del ábside) y ordenó al diácono iniciar el salmo 136, las personas respondían en cada verso "pues su misericordia es para siempre”. Mientras tanto, los soldados llenaron el presbiterio, y a pesar de las súplicas el obispo se negó a salir hasta que la congregación se encontrara segura. Ordenó a los fieles proceder, y sólo en el último momento una multitud de monjes y el clero se apoderó del arzobispo y logró sacarlo en la confusión de la iglesia en un estado de semiinconsciencia. . . pero agradecido de que él había sido capaz de asegurar el escape de su pueblo antes que la suya propia (p. 264). A partir de ese momento, Atanasio se perdió de la vista del público por "seis años y catorce días". 26

Él había salvado a su pueblo en un corto espacio de tiempo. Pero en junio la hostilidad contra los partidarios de Atanasio se realizó con una saña nunca antes vista.

En las primeras horas del jueves, 13 de junio [356] después de un servicio (que había comenzado durante la noche ...), cuando toda la congregación se había ido, excepto por unas pocas mujeres, la iglesia de Teonas fue tomada por asalto y violentada, superando lo realizado por Siriano. Las mujeres fueron asesinadas, la iglesia destruida y contaminada por las peores orgías del paganismo, las casas e incluso las tumbas fueron saqueadas en toda la ciudad y los suburbios, con el pretexto de "ir en busca de Atanasio". 27

Las autoridades seculares impusieron a la gente un nuevo obispo. Resultó ser un desastre. El obispo George instigó la persecución violenta de cualquiera que se encuentre del lado de Atanasio y no apoye la causa arriana. Muchos fueron asesinados y otros desterrados. Por fin, en diciembre de 361, la paciencia de la gente estaba agotada y George fue linchado.

Tal era la mezcla de las fuerzas laicas y eclesiásticas en aquellos días. Pero en el momento más triste de Atanasio y por causa de la ortodoxia, la esperanza estaba a punto de llegar. Este tercer exilio resultó ser el más fructífero. Protegido por un ejército absolutamente fiel de los monjes del desierto, nadie lo pudo encontrar, y produjo la mayoría de sus más importantes obras escritas. The Arian History [La historia del Arriano], los cuatro Tracts Against Arians [Tratados contra los arrianos], las cuatro cartas To Serapión [A Serapión], y On the Councils of Ariminum and Seluecia [En los Concilios de Ariminum y Seleucia].

Esta última obra fue una respuesta a los dos concilios llamados por Constantino en el 359 para resolver el conflicto entre los arrianos y los partidarios de Nicea. 400 obispos reunidos en Arimium en Italia, y 160 reunidos en Seleucia en Asia Menor. El objetivo era unificar el credo para el cristianismo. El resultado de estos concilios fue un compromiso, algunas veces llamado semi-arriano, que dice que el Hijo es “como el Padre”, pero no dice cómo. Básicamente se evita el tema. Para Atanasio esto era totalmente inaceptable. La naturaleza de Cristo era demasiado importante como para oscurecerlo con un lenguaje poco preciso.

Es una de las ironías típicas de la providencia de Dios que el triunfo sobre el arrianismo pasaría en gran medida a través del ministerio de la vida errante y por escrito a poco tiempo de su muerte. Aquí está la forma en que Archibald Robertson describió el triunfo del tercer exilio:

El tercer exilio de Atanasio marca la cima de su logro. Su inicio es el triunfo, su conclusión el colapso del arrianismo. Es cierto que después de la muerte de Constancio [03 de noviembre, 361] la batalla continuó con las variaciones del destino por veinte años, en su mayoría bajo el reinado de un ardiente emperador arriano [Valente] (364-378). Pero por el 362 la absoluta falta de coherencia interna en las filas arrianas se puso de manifiesto para todos, el tema de la lucha podría ser pospuesta por las circunstancias, pero no podría estar en duda. La desintegración del poder arriano se debió a su propia falta de la realidad: tan pronto como se tenía el camino libre libre, comenzó a irse en pedazos. Pero la atenta mirada de Atanasio siguió desde su escondite cada paso en el proceso, y el evento fue en gran medida debido a su fuerte personalidad y una pluma lista para escribir, sabiendo a quién abrumar y a quién conciliar a, donde atacar y donde perdonar. Este período de abstinencia forzosa de los asuntos fue el más conmovedor de la actividad espiritual y literaria en toda la vida de Atanasio. Se produjeron más de la mitad. . . de todas sus obras. . . . Téngase en cuenta una vez por todas cómo el asombroso poder ejercido por el fugitivo errante se basaba en la fidelidad devota de Egipto por su pastor. Ciudades y pueblos, desiertos y monasterios, las mismas tumbas fueron registradas por los inquisidores imperiales en la búsqueda de Atanasio, pero todo fue en vano, ni una sola vez escucharon hablar de una sospecha de traición. El trabajo de la década de oro [el período de recuperación antes del tercer exilio] estaba dando sus frutos. 28

Atanasio volvió a Alejandría el 21 de febrero de 362 por otra ironía. El nuevo y conocido pagano, Julián, revoca todos los destierros de Constancio. El favor únicamente duró ocho meses. Sin embargo, durante estos meses Atanasio convocó a un sínodo en Alejandría y le dio una consolidación más formal y reconciliación de las ganancias que había logrado en los últimos seis años de su obra escrita. Tuvo un impacto tremendo en el consenso cada vez mayor de la iglesia en favor de la ortodoxia de Nicea. Jerónimo dice que este sínodo “le arrebató el mundo de las garras de Satanás”. 29 Y Robertson lo llama “la corona de la carrera de Atanasio”. 30 El punto de reunión que dio la ortodoxia en el año 362 permitió la reunificación las fuerzas de la cristiandad oriental para soportar la política del arrianismo bajo el régimen del emperador Valente, que reinó desde 364 hasta 378.

El cuarto exilio de Atanasio (362-364)

Pero en octubre de 362 Atanasio fue expulsado de nuevo de su oficio por la ira del emperador, cuando se dio cuenta de que Atanasio tomó en serio el cristianismo lo suficiente como para rechazar a los dioses paganos. Una vez más pasó los siguientes 15 meses con los monjes del desierto. La historia cuenta que fue puesto en libertad de regresar por una profecía emitida por uno de los monjes, que decía que Julián había caído ese mismo día en batalla en Persia. Resultó ser cierto, y Atanasio fue reinstalado en su ministerio el 14 de febrero de 364.

El quinto exilio de Atanasio (365-366)

Un año y medio más tarde el emperador Valentiniano dio la orden de que todos los obispos expulsados por Julián, debían ser retirados por las autoridades civiles. El 5 de octubre de 365 el prefecto romano irrumpió en la iglesia y buscó en los aposentos de los clérigos, pero Atanasio de 67 años de edad había sido advertido y escapó por última vez―su quinto exilio. Fue breve, porque una peligrosa revuelta encabezada por Procopio tuvo que ser sofocada por Valente, y no era tiempo para que el descontento popular arda en Alejandría. Atanasio fue traído de vuelta el 1 de febrero de 366.

Los últimos años de vida de Atanasio

Pasó los últimos años de su vida cumpliendo con su vocación de pastor y mayoral de los pastores. Llevó a cabo una extensa correspondencia y le dio un gran estímulo y apoyo a la causa de la ortodoxia en todo el imperio. Murió el 2 de mayo de 373. Lecciones de la vida y Ministerio de Atanasio

Me referiré ahora a las lecciones que podemos aprender de esta extraordinaria vida y ministerio.

1. La defensa y la explicación de la doctrina es por el bien del evangelio, de la gloria de Cristo y nuestro gozo eterno.

Cuando Atanasio fue impulsado en su tercer exilio, escribió una carta abierta llamada “A los obispos de Egipto”. En él se refirió a los mártires que habían muerto en defensa de la deidad de Cristo. Luego dijo: “Por tanto. . . teniendo en cuenta que esta lucha es por nuestro todo. . . También considerémoslo nuestro cuidado y objetivo para proteger lo que hemos recibido”. 31 “La controversia arriana no era para él lucha por el poder eclesiástico, ni por el triunfo teológico. Fue una crisis religiosa que implicaba a la realidad de la revelación y redención”. 32 Él dijo en esencia: “Estamos en la lucha por nuestro todo”.

Lo que estaba en juego era todo. Oh, cuán agradecidos debemos estar de que Atanasio veía las cosas con tanta claridad. La encarnación tiene que ver con el evangelio. Tiene que ver con la salvación. Tiene que ver con si hay alguna esperanza o vida. El credo que Atanasio ayudó a crear, y que él abrazó y dedicó su vida a defender y explicar, dice claramente:

Creemos. . . en un solo Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, engendrado del Padre. . . Dios verdadero de Dios verdadero,. . . de la misma naturaleza que el Padre. . . que por nosotros los hombres y por nuestra salvación, bajó y se encarnó y se hizo hombre, sufrió, y al tercer día resucitó. . .

En otras palabras, la divinidad del encarnado Hijo de Dios es esencial, porque el evangelio de nuestra salvación es esencial. No existe salvación si Jesucristo no fuera Dios. Es cierto que Atanasio trata el tema de la salvación, principalmente en términos de restauración de la imagen de Dios en el hombre por Cristo al tomar la naturaleza humana en la unión con la naturaleza divina. Pero Atanasio no enfatiza esto a la exclusión de la muerte de Cristo y la expiación. Se escucha de ambos temas en este pasaje de On The Incarnation of the Word [En la encarnación del mundo]:

“Porque la Palabra, al ver que de ninguna otra manera podría la corrupción de los hombres deshacerse excepto por la muerte, como una condición necesaria, aunque era imposible para la Palabra sufrir de la muerte, siendo inmortal, e Hijo del Padre; para lo cual Él se toma a sí mismo un cuerpo susceptible a la muerte, que, al participar de la Palabra que está por encima de todo, podría ser digno de morir en el lugar de todos, y de poder, a causa de la Palabra que vino a morar en él, permanecer incorruptible, y que a partir de entonces el mundo evitaría la corrupción por la gracia de la Resurrección. Por lo cual, ofreciendo a la muerte el cuerpo que él mismo había tomado, como ofrenda y sacrificio libre de toda mancha, de inmediato Él quitó a la muerte de todos sus compañeros por el ofrecimiento de un equivalente. Pero sobre todo, la Palabra de Dios ofrece su propio templo e instrumento corporal para la vida de todos, paga la deuda por Su muerte. Y así Él, el Hijo incorruptible de Dios se une con todos por la misma naturaleza, revestido todo naturalmente con incorrupción por la promesa de la resurrección”. 33

Atanasio vio la gran proporción de las cosas. Hay doctrinas en la Biblia por las que valen la pena morir y vivir. Son el fundamento de nuestra vida. Ellos son el corazón de nuestra veneración. La naturaleza humana y divina de Cristo en una sola persona, es una de esas doctrinas.

2. El valor gozoso es el llamado de un pastor fiel.

Atanasio se quedó mirando a los intrusos asesinos en su iglesia. Se paró delante de emperadores que pudieron haberlo matado con tanta facilidad como lo exiliaron. Se arriesgó a la ira de los padres y otros miembros del clero enseñando conscientemente a los jóvenes a dar todo por Cristo, incluyendo el martirio. Celebró el fruto de su ministerio con estas palabras: “en la juventud ellos son prevenidos, en las tentaciones resisten, en las labores perseveran, cuando son insultados son pacientes, cuando son robados mantienen el buen ánimo: y, maravilloso como es, desprecian incluso a la muerte y se convierten en mártires de Cristo”34mártires que no matan cuando ellos mueren, sino que aman cuando ellos mueren.

Atanasio contra mundum debería inspirar a cada pastor para mantenerse con mansedumbre, humildad y valentía, cuando una verdad bíblica esté en riesgo. Pero asegúrese de que siempre se regocije más que sus adversarios. Si por algo vale la pena luchar, vale la pena regocijarse. Y la alegría es esencial en la batalla, para nada vale la pena luchar si no aumenta nuestro gozo en Dios. Nuestro pueblo debe percibir eso.

El valor en el conflicto debe mezclarse con la alegría en Cristo. Esto es lo que a Atanasio le gustaba de Marco Antonio y lo que él buscaba en sí mismo. Esto era parte de su estrategia de batalla con sus adversarios:

Permitámonos ser valientes y regocijarnos siempre. . . . Permitámonos considerar y guardarlas en el corazón, ya que mientras el Señor esté con nosotros nuestros enemigos no pueden hacernos daño alguno. . . . Ya que si nos ven regocijándonos en el Señor, contemplando la felicidad del futuro, creyendo en el Señor, dejando todas las cosas en Sus manos. . . ―se desconciertan y se van. 35

Así que, hermanos, aunque a veces nos podamos sentir como que estamos solos contra mundum, mantengámonos valientes y con mayor regocijo que nuestros adversarios.

3. Amar a Cristo incluye amar a las propuestas verdaderas acerca de Cristo

Lo que estaba claro para Atanasio era que las propuestas acerca de Cristo encerraban creencias que podrían enviarte al cielo o al infierno. Hubo propuestas como: “Hubo un momento en que el Hijo de Dios no era”, y “No fue antes de que se hizo”, y “el Hijo de Dios se ha creado”. Estas propuestas eran estrictamente condenables. Si fueran escuchadas y creídas, podrían condenar a las almas que las aceptaran. Y por tal motivo, Atanasio trabajó con todas sus fuerzas para formular propuestas que se ajusten a la realidad y encaminar al alma hacia la fe, la adoración y al cielo.

Creo que Atanasio habría abominado, con lágrimas, el llamado contemporáneo para “desproposicionalizar” que se oye entre muchos de los llamados “reformistas” y “de la iglesia emergente”, “los evangélicos jóvenes”, “los post-fundamentalistas”, “post-fundacionalistas”, “post-proposicionales”, y “post-evangélicos”. 36 Creo que él habría dicho: “Nuestros jóvenes en Alejandría mueren por la verdad de las propuestas acerca de Cristo. ¿Por qué mueren los jóvenes?” Y si la respuesta fue: “Nosotros morimos por Cristo, por ninguna propuesta acerca de Cristo”, Creo que él habría dicho: “Eso es lo que dice Arrio. Entonces, ¿por cuál Cristo moriría usted?”

Atanasio se habría afligido por frases como “Es Cristo quien nos une; son las doctrinas que dividen”. Y frases como: “Debemos preguntarnos, ¿En quién confiamos? en lugar de qué es en lo que tú crees?”37Se habría entristecido ya que él sabía que esta era la táctica muy utilizada por los obispos arrianos para cubrir con niebla los concilios, a fin de que la palabra “Cristo” pueda significar cualquier cosa. Aquellos que hablan así“Cristo une, la doctrina divide”  simplemente ha reemplazado propuestas con una palabra. Ellos piensan que han emitido algo profundo y fresco, cuando en realidad ellos han creado algo muy viejo, gastado y muy mortal.

Esto conduce a una lección similar . . .

4. La verdad del lenguaje bíblico debe ser vigorosamente protegida con el lenguaje no bíblico.

La experiencia de Atanasio fue muy esclarecedora a algo que he notado a lo largo de los años, especialmente en las tradiciones bautistas y pietista de mentalidad liberal, a saber, con el lema, “la Biblia es nuestro único credo” se lo utiliza a menudo como un manto para ocultar el hecho de que la lectura de la Biblia se usa para afirmar la falsedad. Esto es lo que Atanasio encuentra tan insidioso en el Concilio de Nicea. Los arrianos afirmaron frases bíblicas. Escuche a esta descripción de procedimientos:

Los alejandrinos. . . se enfrentaron a los arrianos con las frases tradicionales de las Escrituras que parecían no dejar duda alguna en cuanto a la divinidad eterna del Hijo. Pero para su sorpresa se encontraron con una perfecta aquiescencia. A medida que cada prueba era propuesta, se observaba que la parte sospechosa susurraba y gesticulaban entre sí, evidentemente, dando a entender que cada uno podría ser aceptado, ya que admitió la evasión. Si su consentimiento fue solicitado para la fórmula “semejante al Padre en todas las cosas”, se le dio con la salvedad de que el hombre como tal es “la imagen y gloria de Dios”. El “poder de Dios” obtuvo una explicación leve que el ejército de Israel era denominado dunamis kuriou, y que incluso la langosta y la oruga se llaman “poder de Dios”. La “eternidad” del Hijo fue contrarrestada por el texto, “¡Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal (2 Corintios 4: 11)!”. Los padres estaban muy preocupados, y la prueba de homoosion, con la cual la minoría había sido preparada desde el principio, fue obligada (pág. 172) a la mayoría por las evasiones de los arrianos. 38

R.P.C. Hanson explicó el proceso de esta manera: “Los teólogos de la Iglesia Cristiana fueron expulsados ​​poco a poco a la comprensión de que las preguntas más profundas que se enfrenta el cristianismo no pueden ser respondidas en un lenguaje puramente bíblico, porque las preguntas son acerca del significado del lenguaje bíblico en sí”. 39 Los arrianos clamaban contra el lenguaje bíblico que se les obligó a aceptar. Ellos trataron de apoderarse del área bíblica y clamaron ser la verdadera gente bíblica―los pietistas, los simples creyentes de la Biblia―porque quería quedarse con el lenguaje bíblico únicamente―y a través de ello esconderse en su significado no-bíblico.

Pero Atanasio vio a través de la estrategia “post-modera”, “post-conservadora”, “post proposicional”, y no solamente nos dejó palabras de la Biblia, sino la verdad de la Biblia. Que Dios nos conceda el discernimiento de Atanasio para nuestros días. Cosas muy preciosas que están en juego. 40

5. Una diferencia doctrinal generalizada mantenida entre los cristianos no quiere decir que la diferencia es insignificante o que no debamos tratar de dirigirnos hacia la verdad y buscar un acuerdo.

¿Y si alguien le hubiera dicho a Atanasio, “Atanasio, las personas han estado en desacuerdo sobre esta cuestión durante 300 años y nunca ha habido una toma de posición oficial en la iglesia para establecer un lado como ortodoxo y el otro como herejía? Entonces, ¿quién te crees que eres? La mitad de los obispos en el mundo discrepan contigo y leen la misma Biblia que tú. Así que deja de pelear esta batalla y deja que diferentes opiniones existan de lado y lado.

Podemos dar gracias a Dios que Atanasio no pensó de esa manera. Él no consideraba que la cantidad de tiempo que ha transcurrido o el número de cristianos que no estaban de acuerdo para determinar qué doctrinas eran importantes, y las cuales deberíamos tratar de enseñar y difundir y establecer en la iglesia.

Y así, hoy no debemos concluir que la ausencia de consenso en la iglesia significa estancamiento doctrinal. Dios puede aún estar complacido de dar la bendición de la unidad en algunas áreas cruciales de la doctrina que no se han resuelto en la iglesia cristiana. Pienso por ejemplo, en la cuestión de la masculinidad y la feminidad, la cuestión de la justificación por la fe, y el tema de cómo la muerte de Cristo salva a los pecadores, y la cuestión de la soberanía de la gracia de Dios en la conversión del alma. No creo que debamos asumir que ha pasado mucho tiempo y muchas personas no estén de acuerdo, que debe ser siempre de esta manera. ¿Quién sabe si, por la gracia sorprendente de Dios, las creencias erróneas sobre estas cosas podrían llegar a ser tan secundarias como lo es el arrianismo de los Testigos de Jehová hoy en día?

6. No apunte a predicar sólo en las categorías de pensamiento que puede ser fácilmente comprendidos por esta generación. Apunta a la creación de categorías bíblicas de pensamiento que no están presentes.

Otra forma de decirlo es utilizar la terminología de Andrew Walls: No aceptar el principio indígena del cristianismo, a expensas del principio peregrino. 41 El principio indígena dice: “Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos”. (1 Cor. 9:22). El principio del peregrino dice: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. (Romanos 12:2).

Algunas de las verdades más importantes y valiosas de la Escritura es contraria a la intuición de la mente humana. No encajan fácilmente en nuestra cabeza. La comprensión ortodoxa de la Trinidad es una de ellas. Si el principio indígena hubiera triunfado en el siglo IV, todos seríamos arrianos. Es mucho más fácil para la mente humana decir que el Hijo de Dios, como todos los otros hijos, una vez no fue, y luego llegó a ser, de lo que quiere decir que él siempre ha sido Dios con el Padre, pero hay un solo Dios. Pero la Biblia no permitirá que su mensaje se ajuste a las categorías que aportamos con nuestras mentes finitas. Se nos empuja sin cesar para crear nuevas categorías de pensamiento que contienen los misterios del evangelio.

Archibald Roberts señala aquello con la conversión de Constantino y el Edicto de Milán (313), que legalizó el cristianismo, “con la llegada inevitable de gente en la Iglesia. Ahora que el imperio se había convertido en cristiano, trajo consigo una multitud para quienes el arrianismo fue un credo más inteligible que el de Nicea”.42 Y si quieres crear una iglesia, la tentación es la de dar al pueblo lo que ya tiene, denominaciones para entender y disfrutar. Pero una vez que la iglesia ha sido creada piensa como el mundo, que la diferencia no es decisiva. El evangelio radical, bíblico es obtuso y la gloria de Cristo se obscurecida.

Por el contrario, junto con el principio indígena de alojamiento y de contextualización, Atanasio invocaría con nosotros para tener un profundo compromiso con el principio del peregrino de confrontación y transformación, desvarío y alteración de la mente, re-categorización de la forma de pensar acerca de la realidad.

Y no debemos tratar a estos dos principios como secuenciales. Ellos empiezan y continúan juntos. No debemos asumir que las verdades primeras y básicas del cristianismo caben en la mente de los no creyentes. No debemos asumir que estas primeras verdades se pueden contextualizar en las categorías de pensamiento que están presentes en las mentes de los seres humanos del siglo 21, y que sólo más tarde, después de que se han convertido en cristianos, podemos empezar a cambiar la forma de pensar con la más avanzada verdad.

Ese no es el caso. Desde el principio estamos hablando de ellas centradas en Dios, Cristo, exaltando las verdades que rompen categorías humanas de pensamiento. No debemos alejarnos de esto. Debemos hacer todo lo posible para avanzar y ayudar a la gente, por la gracia de Dios, para ver lo que está pasando con ellos (la ruptura de sus categorías) como la mejor noticia en todo el mundo.

Desde el principio, en la forma más atractiva posible, debemos esforzarnos por crear categorías de esta manera: Dios gobierna el mundo de la felicidad y el sufrimiento y el pecado, desde el lanzamiento de los dados y la caída de un pájaro y la conducción del clavo en la mano de su Hijo, aun cuando esta sea su forma de ver el pecado y el sufrimiento, él no peca, es perfectamente santo. O una categoría como ésta: Dios gobierna todos los pasos de todas las personas, tanto buenas como malas, en todo momento y en todos los lugares, a pesar de ello todos son responsables ante él y sufrirán las consecuencias justas de su ira, si no creen en Cristo. O esta categoría: Todos están muertos en sus delitos y pecados, y no son moralmente capaces de venir a Cristo a causa de su rebelión, sin embargo, ellos son los responsables de venir y serán justamente castigados si no lo hacen. O bien: Jesucristo es una persona con dos naturalezas, divina y humana, de tal manera que se confirmó el mundo por la palabra de su poder cuando vivía en el vientre de su madre. O bien: el pecado, aunque cometido por una persona finita, y en los límites de tiempo finito, sin embargo es merecedora de un castigo infinitamente largo, ya que es un pecado contra un Dios infinitamente digno. O bien: la muerte del Hombre-Dios, Jesucristo, muestra y glorifica la justicia de Dios, que Dios no es injusto por declarar justos a gente impía que simplemente cree en Cristo.

Este tipo de mente obtusa, categoriza verdades aplastantes que exigen nuestro mejor pensamiento y nuestras labores más creativas. Debemos aspirar a que hablen de una manera que, por el poder de la palabra de Dios y el Espíritu, un lugar para ellos pueda crearse en las mentes de los oyentes. No debemos predicar sólo en las categorías que ya están presentes en la mente de nuestros oyentes, o vamos a traicionar al Evangelio y ocultar la gloria de Dios.

7. Por último, no debemos suponer que los libros antiguos que dicen algunas cosas sorprendentes, están necesariamente incorrectos, de hecho pueden tener algo glorioso que enseñarnos y que nunca esperábamos. 43

Por ejemplo, Atanasio dice algunas cosas sorprendentes acerca de la deificación humana que probablemente nunca se dice. ¿Eso es porque uno de nosotros está mal? ¿O es porque el lenguaje y las categorías de pensamiento que él usa son tan diferentes de la nuestra, que tenemos que entrar en su mente antes de hacer juicios sobre la verdad de lo que dice? Y podríamos descubrir algo grande por este esfuerzo para ver lo que vio?

Por ejemplo, dice, "[el Hijo] se hizo hombre para que nosotros fuésemos hechos Dios (theopoiëthõmen)"44. O bien: “Él no era hombre, y luego se convirtió en Dios, pero Él era Dios, y luego se convirtió en el hombre, y que nos diviniza”. 45 La cuestión aquí es si la palabra “hacer a Dios” o “deificar” (theopoieõ) significa algo bíblico o si lo que quiere decir 2 Pedro 1:4 quiere decir, “… lleguen a tener parte de la naturaleza divina” (hina genësthe theias koinõnoi phuseõs)? Atanasio lo explica así:

Juan entonces lo escribe, “En esto conocemos que permanecemos en Él y Él en nosotros, porque Él nos ha dado de su Espíritu. . . . Y el Hijo está en el Padre, como Su propia Palabra y Resplandor, pero que, aparte del Espíritu, somos extraños y alejados de Dios, y por la participación del Espíritu estamos unidos a la Divinidad; de tal manera que nuestro ser en el Padre no es el nuestro, pero es el Espíritu que está en nosotros y permanece en nosotros,. . . ¿Cuál es, entonces, nuestra semejanza e igualdad con el Hijo? . . . El Hijo está en el Padre de una manera, y nos convertimos en Él en otra, y que nunca seremos como él, ni tampoco la Palabra de Dios como nosotros.46

Lo que queda claro cuando todo se toma en cuenta, es que Atanasio presiona sobre una realidad en las Escrituras que hoy llamamos “glorificación”, pero que está utilizando la terminología de 2 Pedro 1:4 y Romanos 8:29, “los que antes conoció también los predestinó a ser conforme a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos”. Él está presionando el destino y la gloria de ser un hermano de la segunda persona de la Trinidad, y “compartiendo su naturaleza”. 47

Y así Atanasio plantea para mí una de las preguntas más cruciales de todas: ¿Cuál es el fin último de la creación―el objetivo final de Dios en la creación y la redención? ¿Es ser o ver? ¿Es nuestro ser como Cristo o nuestra visión de la gloria de Cristo? ¿Cómo es que Romanos 8:29 (“los predestinó a ser hechos a la imagen de su Hijo”) se refiere a Juan 17:24 (“Padre, quiero que los que me has dado, estén también conmigo donde yo estoy, para que vean mi gloria”)? Es la visión beatífica de la gloria del Hijo de Dios, el objetivo de la creación humana? ¿O es la semejanza con la gloria el objetivo de la creación?

Atanasio me ha ayudado a profundizar sin inquietarme. Me inclino a enfatizar el “ver” como un objetivo en lugar del “ser”. La razón es que a mí me parece que enfatizar en el “ver" la gloria de Cristo lo convierte en el foco, pero al poner énfasis en “ser” como Cristo me da enfoque. Pero Atanasio no me deja escapar de los textos bíblicos. Su lenguaje de la divinización me obliga a pensar más profundamente y a venerar más profundamente.

Mi comprensión actual sería algo así: el fin último de la creación no es ni ser ni ver, sino deleitar y mostrar. Deleitarse en y mostrar “la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2 Cor. 4:6). Y el hecho de mostrar que sucede tanto en el deleitar, ya que glorificamos más a lo que más nos gusta, y en los hechos de la resurrección del cuerpo que fluye de este disfrute en la nueva tierra en la era por venir. La evidencia de la gloria de Dios será tanto interna como externa. Va a ser espiritual y física. Vamos a mostrar la gloria de Dios por la alegría que exalta a Cristo desde nuestro corazón, y por las obras que exaltan a Cristo de nuestros cuerpos resucitados.

¿Cómo entonces debemos hablar de nuestro futuro ser y de ver si no son el fin último? ¿Cómo vamos a hablar de “compartir la naturaleza de Dios” y ser “semejantes a su Hijo”? La forma en que hablaba de nuestro futuro ser y de ver es la siguiente: Por el Espíritu de Dios que mora en nosotros, nuestro destino final no es auto-admiración o la exaltación del yo, pero ser capaz de ver la gloria de Dios sin desintegrarse, y ser capaz de deleitarse en la gloria de Cristo con el deleite de Dios el Padre por su Hijo (Juan 17:26) 48 y ser capaz de hacer visibles los hechos que exaltan a Cristo que fluyen a partir de esta satisfacción.

Y de esta manera una ola de revelación de la gloria divina en los santos se pone en movimiento que sigue y crece por toda la eternidad. Como cada uno de nosotros ve a Cristo y se deleita en Cristo con la alegría del Padre, por mediación del Espíritu, que se desborda con acciones visibles del amor y creatividad en la nueva tierra. De esta manera veremos la revelación de la gloria de Dios en la vida del otro en formas siempre nuevas. Nuevas dimensiones de las riquezas de la gloria de Dios en Cristo brillará todos los días a partir de placeres y hechos nuevos. Y estos a su vez se convertirá en un nuevo ver de Cristo, que provocan nuevos deleites y hechos nuevos. Y así, la ola cada vez mayor de la revelación de las riquezas de la gloria de Dios otorgará por siempre y para siempre.

Y vamos a descubrir que esto era posible sólo porque el Hijo infinito de Dios tomó sobre sí la naturaleza humana para que nosotros en nuestra naturaleza humana pudiéramos estar unidos a él y mostrar más y más de su gloria. Encontraremos en nuestra experiencia eterna que su belleza infinita tomó la forma humana para que nuestra forma humana cada vez muestre su belleza infinita.

Estoy agradecido a Dios que yo no me escapé de la palabra “deificación” en Atanasio. Existe aquí “una gracia de la magnitud de lo que nuestra mente no puede comprender plenamente”.49 Gracias, Atanasio. Y gracias, Padre. Y gracias, Espíritu Santo. En nombre de Jesús, Amén.

NOTAS AL PIE

[1] Timothy D. Barnes, Athanasius and Constantius: Theology and Politics in the Constantiain Empire [Atanasio y Constancio: Teología y política en el Imperio Constantino](Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1993), 19.

[2] Gregory de Nazianzus, Discurso 21: On Athanasius of Alexandria [Sobre Atanasio de Alejandría], en Gregory Nazianzus, Select Orations, Sermons, Letters; Dogmatic Treatises, in Nicene and Post-Nicene Fathers[Discursos selectos, sermons, cartas; tratados dogmáticos, en Nicena y padres de post-Nicena] [de aquí en adelante NPNF], vol. 7, 2nd Series, ed. P. Shaff and H. Wace (repr.: Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 1955), 277 ¶27.

[3] Gregory of Nazianzus, Oration 21, 272 ¶10.

[4] Athanasius: Select Works and Letters [Trabajos selectos y Cartas], en NPNF, vol. 4, ed. Philip Schaff y Henry Wace (Peabody, Mass.: Hendrickson, 1999; orig. 1892), lxvii.

[5] Ibid.

[6] NPNF 4:lviii.

[7] R.P.C. Hanson, The Search for the Christian Doctrine of God: The Arian Controversy [La búsqueda de la doctrina Cristiana de Dios: La controversia arriana](Edinburgh: T. & T. Clark, 1988), xviii-xix.

[8] Ver el capítulo sobre “El Concilio de Constatinopla” in Robert Letham, The Holy Trinity: In Scripture, History, Theology, and Worship[La Santa Trinidad: En escritura, historia, teología y veneración] (Phillipsburg, N.J.: P&R, 2004), 167-183.

[9] “La fórmula de Nicena encontrada en Atanasio, una mente predispuesta a entrar en su espíritu, a emplear en su defensa los más ricos recursos de la teología y enseñanza bíblica, de profundidad espiritual y vigor, de auto-sacrificio pero sobrio y poseedor de entusiasmo lleno de tacto; su victoria en el Este se debe únicamente a Dios”. NPNF 4:lxix.

[10] Letham, The Holy Trinity [La Santa Trinidad], 109.

[11] Archibald Robertson relata la muerte de Arrio así: "Desde Jerusalén se había ido Arrio a Alejandría, pero no había tenido éxito allí en la obtención de la admisión a la comunión de la Iglesia. En consecuencia se dirigió a la capital en la época del Concilio [de Tiro]. Los eusebianos resolvieron que ahí mismo, en cualquier caso, no debería ser rechazado. Arrio se presentó ante el emperador con una declaración de ortodoxia, y un día fue fijado para su recepción a la comunión. La historia de la angustia causada al viejo obispo Alejandro [obispo de Constantinopla] es bien conocida. Se le oyó rezar en la iglesia que tanto Arrio o el mismo podrían ser llevados, si tal ultraje a la fe se permitiera. Como cuestión del hecho, Arrio murió repentinamente [336 D.C.] el día antes de su recepción. Sus amigos atribuyen su muerte a la magia, los de Alejandro al juicio de Dios, el público en general, al efecto de la emoción en un corazón enfermo. Atanasio, al analizar la situación, describe la ocurrencia con sobriedad y reserva (pp. 233, 565). NPNF 4:xli.

[12] Gregory of Nazianzus, Oration 21, 270-271 ¶6.

[13] Letham, The Holy Trinity [La Santa Trinidad], 145.

[14] NPNF 4:xvi.

[15] Archibald Robertson estima los obispos en algo más de 250, y atribuye el número 318 a la importancia simbólica que tenía. “De acuerdo a Atanasio, quien una vez más hacia el final de su vida (ad Afr. 2) consiente en 318 la cifra exacta (Gen xiv. 14; el numeral griego tië combina la Cruz [t] con las letras iniciales del Nombre Sagrado [ië]), que una generación posterior adoptó (primero se produce en los supuestos actos coptos del Concilio de Alejandría, 362, y luego en la Carta de Liberio a los obispos de Asia en el 365), por razones simbólicas, quizá más que históricas. NPNF 4:xvii n. 1.

[16] NPNF 4:xx.

[17] Ibid., xx. “En el año 329 encontramos a Eusebio una vez más en buenas relaciones con Constantino, en el desempeño de sus funciones episcopales, persuadiendo a Constantino que él y Arrio tienen el Credo de Nicea.

[18] F. A. Forbes, Saint Athanasius [Santo Atanasio](repr., Rockford, Ill.: Tan Books and Publishers, 1989; orig., 1919), 8.

[19] NPNF 4:lxvii.

[20] Forbes, Saint Athanasius [Santo Atanasio], 36.

[21] NPNF 4:xlii. (July 27, 338).

[22] Ibid., 62.

[23] David Wright, “The Life Changing ‘Life of Antony,’” in Christian History vol. XVIII, no. 4 (1999): 17.

[24] NPNF 4:xl.

[25] Ibid., 278.

[26] Ibid., l.

[27] Ibid., lii.

[28] Ibid., li.

[29] Ibid., lviii.

[30] Ibid.

[31] Ibid., 234.

[32] Ibid., lxvii.

[33] NPNF 4:40-41. Archibald Robertson observa: “Atanasio siente, como ya hemos mencionado, la supremacía de la Cruz como el propósito de la venida del Salvador, pero no en el hecho de darle a ella el lugar central en su sistema de pensamiento que ocupa en sus instintos” (lxix). Esa es una afirmación razonable. Sin embargo, el siguiente de Robert Letham va en contra de la evidencia que he visto en lo que Atanasio escribió: “Por Atanasio el decisivo punto de apoyo es la Encarnación. Como resultado, la Cruz ha disminuido significación. [R.P.C.] Hanson compara su teoría de la salvación a una transfusión de sangre sagrada que casi acaba con una doctrina de la Expiación. Atanasio carece de razones por las que Cristo ha muerto. Para él, la corrupción consiste en la caída, más que en el pecado. "Letham, The Holy Trinity [La Santísima Trinidad], 133. Consideremos, por ejemplo, los pasajes siguientes:

"Para el hombre, siendo en él, el Verbo se unió al hombre, es decir, que contra el hombre la maldición no podría prevalecer. Esta es la razón por la que se registró la solicitud a nombre de la humanidad en el Salmo 71: "Dale tu juicio al rey, oh Dios" (Salmo lxxii. I): Pedir que tanto la sentencia de muerte que pendía sobre nosotros puede ser entregado al Hijo, y que Él puede entonces, al morir por nosotros, abolirlo para nosotros en sí mismo. Esto era lo que Él significaba, diciéndose a sí mismo, en el Salmo 87: "Tu indignación yace Sobre mí" (Salmo lxxxviii. 7). Para Él llevó la indignación que estaba sobre nosotros, como también se dice en el 37: “Señor, harás la venganza para mí” Salmo cxxxviii. 8, LXX.)”. NPNF 4:88.

“Pero ya que era necesario también que la causa de la deuda de todo deba ser pagada una vez más, porque, como ya he dicho, que era a causa de que todo debe morir, por cualquier causa especial, de hecho, Él se quedó entre nosotros: a este propósito, después de las pruebas de la divinidad de sus obras, ofreció su sacrificio en nombre de todos, dando su templo hasta la muerte en el lugar de todos, en primer lugar, con el fin en primer lugar de que los hombres dejen y sean libres de su viejo pecado, y luego mostrar su poder más poderoso que la muerte, mostrando su cuerpo incorruptible, como primicias de la resurrección de todos”. (la cursiva es nuestra). NPNF 4:47. Nota: Atanasio está dispuesto a la muerte por nuestra deuda, la “causa especial” de la encarnación. Sin embargo, él vuelve rápidamente a su forma habitual de ver las cosas, concretamente, la restauración de la imagen de Dios.

[34] NPNF 4:65.

[35] Ibid., 207.

[36] Ver la interacción crítica con estos movimientos en Millard J. Erickson, Paul Kjoss Helseth, Justin Taylor, eds., Reclaiming the Center: Confronting Evangelical Accommodation in Postmodern Times (Wheaton, Ill.: Crossway Books, 2004).

[37] Estas oraciones son de E. Stanley Jones, The Christ of the Indian Road [El Cristo del camino indígena) (New York: Abingdon, 1925), 155-157. Cito este viejo libro debido a que se está utilizando con entusiasmo por algunos hoy en día para apoyar a una visión que oscurece la importancia de la doctrina.

[38] NPNF 4:xix.

[39] Hanson, The Search for the Christian Doctrine of God [La búsqueda de la doctrina cristinana de Dios], xxi.

[40] Otra forma en que Atanasio y los obispos ortodoxos en Nicea protegían la verdad era incluir negaciones, así como afirmaciones. En su caso se les llamaba anatemas. El punto aquí es el siguiente: Cuando los maestros están equivocados buscando una manera de que sus opiniones sean aceptados en la corriente principal, a menudo están dispuestos a un acuerdo con afirmaciones y le dan un significado diferente. O a veces las afirmaciones son amplias y generales y por lo tanto no dejan en claro lo que está excluido como falso. Pero si la negación se incluye, que nombra explícitamente lo que está siendo rechazado como falso, entonces la persona equivocada, no puede escabullirse fácilmente de la negación. Por ejemplo, un teísta abierto puede afirmar la afirmación: “Creemos en la completa omnisciencia de Dios”. Pero tendría un momento difícil al hacer la negación, “Negamos que Dios es ignorante de todo lo que sucederá”.

[41] Andrew Walls, Missionary Movement in Christian History [Movimiento misionero en la historia Cristiana](Mary Knoll, N.Y.: Orbis, 2001), 7-9.

[42] NPNF 4:xxxv.

[43] C. S. Lewis escribió una introducción para el libro de Atanasio, The Encarnation of the Word [ La encarnación de la palabra]. En ella nos enseña que el valor de los libros antiguos no es que no tienen puntos ciegos, sino que tienen diferentes puntos ciegos como nosotros, y por lo tanto son valiosos para exponer los nuestros.

Es un buen principio que después de leer un nuevo libro, nunca se permita otro nuevo hasta que haya leído uno antiguo. Si eso es demasiado para usted, usted debe leer por lo menos un libro antiguo cada tres actuales.

Cada época tiene su propio punto de vista. Es especialmente bueno para ver ciertas verdades y especialmente propenso a cometer ciertos errores. Todos nosotros, por lo tanto, necesitamos libros que corrijan los errores característicos de nuestra época. Y eso significan los libros antiguos. . . . Podemos estar seguros de que la ceguera característica del siglo XX la ceguera de la que la posteridad se preguntará: “Pero ¿cómo pudieron haber pensado eso?”se encuentra donde nunca se hubiera sospechado. Ninguno de nosotros puede escapar a esta ceguera, pero sin duda podríamos aumentarla, y debilitar nuestra defensa contra de ella, si se leen sólo los libros modernos. . . . Dos cabezas piensan mejor que una, no porque sea infalible, sino porque es poco probable que salga mal en la misma perspectiva.

C. S. Lewis, “On the Reading of Old Books,” [En la lectura de libros antiguos] en C. S. Lewis, Essay Collection And Other Short Pieces [Ensayos de colección y otras obras cortas] (London: HarperCollins, 2000), 439. Este ensayo está disponible en numerosos lugares de interés.


[44] NPNF 4:65.

[45] Ibid., 329.

[46] Ibid., 406-407.

[47] “Glorificación (en la terminología Occidental), o deificación (conforme al Este), se lleva a cumplimiento en la escatología y dura por la eternidad, por lo que es el objetivo final de la salvación. . . . De acuerdo con la Iglesia oriental, la meta de la salvación ha de hacerse como Dios. Este es el efecto del Espíritu Santo en nosotros. Se trata de no desdibujar la distinción Creador-criatura, sino que se centra en la unión y la comunión que nos son dados por Dios, en la que se nos hace partícipes de la naturaleza divina. (2 Pedro 1:3).” Letham, The Holy Trinity [La Santa Trinidad], 474, 498.

[48] Juan 17:26 “Les he indicado tu nombre, y continuaré haciéndoles conocer, que el amor con el cual me has amado puede estar en ellos, y yo en ellos.

[49] John Calvin, citó en Letham, The Holy Trinity [La Santa Trinidad], 472.

  1. Timothy D. Barnes, Athanasius and Constantius: Theology and Politics in the Constantiain Empire [Atanasio y Constancio: Teología y política en el Imperio Constantino](Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1993), 19.
  2. Gregory de Nazianzus, Discurso 21: On Athanasius of Alexandria [Sobre Atanasio de Alejandría], en Gregory Nazianzus, Select Orations, Sermons, Letters; Dogmatic Treatises, in Nicene and Post-Nicene Fathers[Discursos selectos, sermons, cartas; tratados dogmáticos, en Nicena y padres de post-Nicena] [de aquí en adelante NPNF], vol. 7, 2nd Series, ed. P. Shaff and H. Wace (repr.: Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 1955), 277 ¶27.
  3. Gregory of Nazianzus, Oration 21, 272 ¶10.
  4. Athanasius: Select Works and Letters [Trabajos selectos y Cartas], en NPNF, vol. 4, ed. Philip Schaff y Henry Wace (Peabody, Mass.: Hendrickson, 1999; orig. 1892), lxvii.

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