En mi corazón he atesorado tu palabra

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English: Thy Word I Have Treasured in My Heart

© Desiring God

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Por John Piper sobre La Biblia
Una parte de la serie Praying from the Fullness of the Word

Traducción por Pilar Daza Pareja


Salmo 119:9-16

¿Cómo puede el joven guardar puro su camino? Guardando tu palabra. 10 Con todo mi corazón te he buscado; no dejes que me desvíe de tus mandamientos. 11 En mi corazón he atesorado tu palabra, para no pecar contra ti. 12 Bendito tú, oh SEÑOR; enséñame tus estatutos. 13 He contado con mis labios de todas las ordenanzas de tu boca. 14 Me he gozado en el camino de tus testimonios, más que en todas las riquezas. 15 Meditaré en tus preceptos, y consideraré tus caminos. 16 Me deleitaré en tus estatutos, y no olvidaré tu palabra.

Contenido

El Objetivo Máximo de la Vida

Existen dos maneras de definir el objetivo máximo de la vida, una manera positiva y otra negativa. De una manera positiva podríamos decir: el objetivo máximo de la vida es glorificar a Dios disfrutando de Él por toda la eternidad. La forma negativa sería: el objetivo máximo de la vida es no pecar. Las dos quieren decir lo mismo, porque al pecar dejamos de glorificar a Dios, ya que valoramos otras cosas como más placenteras.

De modo que si aprendemos a glorificar a Dios disfrutando de Él, sabremos cómo dejar de pecar. Y si aprendiésemos a dejar de pecar, sabríamos cómo glorificar a Dios disfrutando de Él.

El versículo 11 nos da una de las claves para no pecar. Dirigiéndose a Dios, dice: "En mi corazón he atesorado tu palabra, para no pecar contra ti". La manera de no pecar es atesorar la palabra de Dios en vuestro corazón. Esto quiere decir que el camino para alcanzar el objetivo máximo de la vida —vivir para la gloria de Dios, disfrutando de Él eternamente— es atesorando la palabra de Dios en vuestro corazón.

Así que vamos a centrar nuestra atención por un momento en lo que esto significa. Observemos las tres frases clave: 1) Tu palabra; 2) he atesorado y 3) en mi corazón.

"Tu Palabra"

La Palabra que el salmista tiene en mente no es una impresión subjetiva que acude a su mente cuando ora para que le sea revelada la voluntad de Dios. Es la revelación de Dios en su palabra escrita, principalmente en la Tora, los libros de Moisés, y también en los escritos de los profetas que Dios envió a Israel. Esto lo pueden ver en la forma como acumula palabras conocidas, para la palabra escrita revelada por Dios en el contexto. Por ejemplo, en el versículo 10b: "No dejes que me desvíe de tus mandamientos." Versículo 12: "Bendito tú, oh SEÑOR; enséñame tus estatutos." Versículo 13: "He contado con mis labios de todas las ordenanzas de tu boca." Versículo 14: "Me he gozado en el camino de tus testimonios." Versículo 15: "Meditaré en tus preceptos."

Estas palabras —mandamientos, estatutos, ordenanzas, testimonios, preceptos— en la Biblia se refieren a la palabra escrita de Dios, especialmente en los libros de Moisés, aunque también, implícitamente, a todas las obras escritas, reveladas por Dios. En la actualidad diríamos que "Tu palabra" se refiere a la Biblia en su totalidad. De modo que el salmista en el versículo 11 no se refiere a impresiones subjetivas sino a las enseñanzas objetivas de Dios en las Escrituras. "En mi corazón he atesorado esa palabra, Tu palabra".

"En mi corazón"

Tomemos ahora la frase "en mi corazón". El punto aquí dice básicamente: en mi interior; no sólo en unas tablillas. Las palabras de Dios no se conservan por escrito simplemente para que el salmista las consulte en un libro. Se conservan para que las pueda consultar interiormente, en su corazón. En el Antiguo Testamento consideran que el corazón es un lugar donde se piensa y se siente (Génesis 6:5; Job 36:13). De modo que estas palabras de Dios se atesoran en un sitio donde su puede pensar en ellas y donde se pueden sentir.

"He atesorado"

Finalmente centrémonos en la frase de en medio. "He atesorado." "En mi corazón he atesorado tu palabra." Os preguntareis: ¿cómo se puede saber que la palabra de Dios está "en el corazón", más que el mero hecho de atesorar la palabra, permaneciendo ésta en los pergaminos, fuera del corazón? Por ejemplo, podría decir: "He atesorado a mi esposa en mi corazón", y con ello no estoy diciendo que mi esposa está en mi corazón sino sólo que la he atesorado en mi corazón.

La razón por la que sabemos que la palabra de Dios está en el corazón, es porque de las treinta y tantas veces que la palabra hebrea "He atesorado" (tsaphan) se usa en el Antiguo Testamento, en casi todas se refiere a "esconder" o "guardar". Solo de forma secundaria quiere decir "atesorar", ya que esconder los tesoros era lo que se hacía por aquel entonces, antes de que existieran los bancos. (Ver Job 23:12; Proverbios 2:1). De esta forma sabemos que cuando el salmista dice: "En mi corazón he atesorado tu palabra", no solo indica que el acto de atesorar se produce en su corazón, sino que la palabra está guardada y escondida ahí como algo valioso, como un tesoro.

Y lo que nos enseña este versículo es que una de las formas de alejarse de pecar —una forma de obtener el fin último de existir, de vivir para la gloria de Dios disfrutando de él para siempre— consiste en guardar la palabra de Dios en nuestros corazones como algo muy valioso. Cuando tenemos la palabra de Dios guardada y oculta en nuestros corazones, y la atesoramos como el oro y la plata, esa palabra cumplirá la función de alejarnos del pecado.

Dos cosas que nos mantienen alejados del pecado

No es sólo una, sino son dos las cosas que nos apartan del pecado y nos llevan a glorificar y disfrutar de Dios. No es solo guardar la palabra, o sólo valorarla. Ambas cosas son fundamentales. Valoramos la palabra y por ello la llevamos guardada en nuestro corazón. Y estas dos cosas nos dan el poder para hacer frente a las tentaciones del pecado. Es (1) el mayor tesoro (2) actual y activo, que vence al pecado.

Por ello creo que la Biblia nos enseña a memorizar las escrituras de la misma forma que una hormiga recolecta alimentos en el verano: es muy valiosa y será necesaria durante los meses de invierno. "[La hormiga] prepara en el verano su alimento, y recoge en la cosecha su sustento" (Proverbios 6:8). La memorización de las escrituras no es una disciplina por sí sola. Su mérito se debe a que las escrituras son un tesoro y serán necesarias antes de acabar el día, para ayudaros a escapar de actitudes pecadoras, y vivir una vida que glorifique a Dios.

La importancia de la memorización de la Biblia

Nosotros y nuestro personal creemos que una competencia de memorización de la Biblia, en toda la iglesia, sería una revolución en nuestras vidas. Dallas Willard, famoso por su libro The Spirit of the Disciplines, decía: Como pastor, maestro y consejero he visto en múltiples ocasiones la transformación de la vida interior y exterior que se deriva de la simple memorización y meditación de las Escrituras. Personalmente nunca asumiría labores de pastor de una iglesia o dirigiría un programa de educación cristiana que no incluyera un programa continuo de memorización de pasajes selectos de la Biblia, para gente de todas las edades.[1]

Eso es lo que pensamos hacer a partir de hoy.

Podéis hacerlo.

Puedes dudar de que lo puedas hacer, especialmente si eres mayor, pero hazte la siguiente pregunta: si te ofrezco $1.000 por cada versículo que memorices durante la próxima semana, ¿cuantos crees que puedes memorizar? Y sin embargo Dios, en el Salmo 19:10-11, dice acerca de su palabra: "[Son] deseables más que el oro; sí, más que mucho oro fino, más dulces que la miel y que el destilar del panal. Además, tu siervo es amonestado por ellos; en guardarlos hay gran recompensa". El valor real de la palabra es muy superior a $1.000 por versículo. La cuestión es, ¿lo creéis así? Creerlo es la motivación fundamental que necesitáis.

Y no es una tarea que os supera, o que sólo sea para niños. El Señor Jesús memorizó las escrituras palabra por palabra. Sabemos que lo hizo, porque cuando ayunaba en el desierto no había bibliotecas ni libros, pero tras cada tentación del demonio Él citaba un pasaje de la Biblia para vencerlo (Mateo 4:4, 7, 10).

Es por eso que hemos llamado "versículos del luchador" a estos 52 pasajes preparados para todos nosotros este año (uno a la semana). Jesús venció las tentaciones del demonio mediante pasajes de las Escrituras que había memorizado. Y en Efesios 4:17, Pablo denominó la palabra de Dios "espada del Espíritu". No podemos vencer con éxito el pecado y al demonio sin el tesoro actual de las preciosas palabras de Dios: los "versículos del luchador".

Podéis hacerlo. Cuando Dawson Trotman, fundador de The Navigators, se convirtió al cristianismo en 1926, conducía un camión de un almacén de maderas en Los Ángeles. Mientras conducía, memorizaba un versículo diario. Durante los tres primeros años de su vida cristiana memorizó los primeros mil versos.[2] Si él lo pudo hacer, tu puedes memorizar 52 en un año.

La fe se alimenta de las Escrituras diariamente

¿Cómo se encuentra tu fe? ¿Es débil o es fuerte? Nunca he conocido a un verdadero cristiano que no haya memorizado una buena parte de las escrituras. Existe una razón para ello. Dios concibió la fe para que se alimente de las promesas de las escrituras durante todo el día. La fe, para que se mantenga, depende de que se disponga de un acceso constante a la preciosa verdad bíblica. Veamos cómo se expresa esto en Proverbios 22:18-19 "[porque] te será agradable si las guardas dentro de ti, para que estén listas en tus labios. Para que tu confianza esté en el SEÑOR, te he instruido hoy a ti también".

¿Cómo está tu confianza? ¿Tu paz, tu alegría y tu seguridad? ¿Son débiles o fuertes? Dios dice que nos da su palabra para que habite en nosotros y para que podamos confiar en Él. La fe aumenta o disminuye en la medida en que se alimenta a cada momento del tesoro de la verdad de Dios guardada en nuestros corazones.

Si no optáis por la memorización de la Biblia (no de nuestro programa en particular) entonces no optáis por el alimento de la fe, y os convertiréis, como mucho, en cristianos débiles, o lo que es peor, demostrareis que sois falsos cristianos. Es mejor decir lo que dice el salmo 119:97: "¡Cuánto amo tu ley! Todo el día es ella mi meditación".

No se me ocurre una mejor forma de animaros a aceptar el reto de memorizar las escrituras, que contándoos algunas historias de mi propia vida, en las que la memorización de las escrituras ha sido muy valiosa.

Experiencias personales

[Para los que estáis leyendo este manuscrito, quiero aclarar que no he incluido la anécdota o explicación completa, sino solo una breve referencia, el texto que aprendí y la situación en la que me resultó valiosa. Por problemas de tiempo sólo pude contar algunas de estas historias al finalizar el sermón. Otras fueron relatadas en la noche del siguiente miércoles. La versión de la Biblia es la RSV[3] porque es la que he usado para memorizar desde 1966, y me resulta muy difícil cambiar].

1. La temprana preparación de mi madre, para abandonar mi casa y seguir el camino de Dios: Proverbios 3:5-6.

Confía en el SEÑOR con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócele en todos tus caminos, y El enderezará tus sendas.

2. El versículo que me guió durante un cambio de planes en mi carrera en 1966: Gálatas 2:20.

Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

3. La despedida de mi padre cuando viajé de Nueva York a Alemania, a hacer mis estudios universitarios: Isaías 41:10.

[Así que] no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa.

4. El trayecto que hacía en bicicleta para acudir a los seminarios de teología en Alemania: Salmo 23.

Der HERR ist mein Hirte, mir wird nichts mangeln. 2 Er weidet mich auf einer grünen Aue und führet mich zum frischen Wasser. 3 Er erquicket meine Seele. Er führet mich auf rechter Straße um seines Namens willen. 4 Und ob ich schon wanderte im finstern Tal, fürchte ich kein Unglück; denn du bist bei mir, dein Stecken und Stab trösten mich. 5 Du bereitest vor mir einen Tisch im Angesicht meiner Feinde. Du salbest mein Haupt mit Öl und schenkest mir voll ein. 6 Gutes und Barmherzigkeit werden mir folgen mein Leben lang, und ich werde bleiben im Hause des HERRN immerdar.[4]

5. En mis primeros tiempos como pastor, el arma contra el desaliento: Salmo 42:5-6a

¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.

6. Deloris Erickson en peligro de muerte: Salmo 46.

Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. 2 Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios, y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares; 3 aunque bramen y se agiten sus aguas, aunque tiemblen los montes con creciente enojo. (Selah) 4 Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, las moradas santas del Altísimo. 5 Dios está en medio de ella, no será sacudida; Dios la ayudará al romper el alba. 6 Bramaron las naciones, se tambalearon los reinos; dio El su voz, y la tierra se derritió. 7 El SEÑOR de los ejércitos está con nosotros; nuestro baluarte es el Dios de Jacob. (Selah) 8 Venid, contemplad las obras del SEÑOR, que ha hecho asolamientos en la tierra; 9 que hace cesar las guerras hasta los confines de la tierra; quiebra el arco, parte la lanza, y quema los carros en el fuego. 10 Estad quietos, y sabed que yo soy Dios; exaltado seré entre las naciones, exaltado seré en la tierra. 11 El SEÑOR de los ejércitos está con nosotros; nuestro baluarte es el Dios de Jacob. (Selah)

7. La fuente de estímulo a la que vuelvo para mantener claro el valor de memorizar: Salmo 1.

¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los escarnecedores, 2 sino que en la ley del SEÑOR está su deleite, y en su ley medita de día y de noche! 3 Será como árbol firmemente plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo, y su hoja no se marchita; en todo lo que hace, prospera. 4 No así los impíos, que son como paja que se lleva el viento. 5 Por tanto, no se sostendrán los impíos en el juicio, ni los pecadores en la congregación de los justos. 6 Porque el SEÑOR conoce el camino de los justos, mas el camino de los impíos perecerá.

8. Una temporada de mi vida cuando, frente a muchos peligros, este pasaje me mantuvo centrado en Dios. Salmo 73:25-26

¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti? Y fuera de ti, nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón pueden desfallecer, pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre.

9. Preparación para el sufrimiento si fuese la voluntad de Dios: Romanos 5:3-5 (Job 1:21; 2:10).

Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza; y la esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado.

10. El pasaje que uso más a menudo cuando me hallo en presencia de la muerte: Romanos 14:7-9.

Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, y ninguno muere para sí mismo; pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos; por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. Porque para esto Cristo murió y resucitó, para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos.

11. El pasaje que más utilizo para darme animo cuando siento que desfallezco o que me fallan las facultades: 2 Corintios 4:16-18.

Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día. Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación, al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

12. El que uso con mayor frecuencia para convencerme que Dios escuchará mis oraciones y las responderá: Mateo 7:7-11.

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O qué hombre hay entre vosotros que si su hijo le pide pan, le dará una piedra, o si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden?

13. El que uso con mayor frecuencia para convencerme que Dios todo lo tiene bajo control y que todo será para mi bien. Romanos 8:28-32.

Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito. Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que El sea el primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a ésos también llamó; y a los que llamó, a ésos también justificó; y a los que justificó, a ésos también glorificó. Entonces, ¿qué diremos a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá también con El todas las cosas?


  1. Dallas Willard, The Spirit of the Disciplines (San Francisco: Harper and Row, 1988), p. 150.
  2. Tomado de Donald Whitney, Spiritual Disciplines for the Christian Life (Colorado Springs: Navpress, 1991), pp. 40-41.
  3. El autor utiliza la RSV (Revised Standard Version). Para la traducción se ha utilizado La Biblia de las Américas, excepto en las citas de Salmos 42:5-6a e Isaías 41:10, en la que se han usado la versión Reina Valera 1960 y la Nueva Versión Internacional respectivamente(N.T).
  4. En Alemán en el original (N.T).

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