Es bueno ser un jarrón de barro

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English: It’s Good to Be a Jar of Clay

© Desiring God

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Por Trillia Newbell sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por Angélica Gualdrón


Los jarrones de barro son delicados. Aunque parecen ser relativamente durables, se parten con facilidad.

Por otro lado, los jarrones de barro se refinan con fuego. Hay varios pasos para hacerlos y luego terminan en el horno. Este horno hace que el barro pase de ser un producto sin terminar a ser un producto de lujo en el hogar. Sin embargo, una vez terminado, el más mínimo empujón en la esquina de la mesa podría enviar el jarrón en picada hacia su destrucción. La durabilidad es engañosa. La porcelana gruesa es más delicada de lo que parece. No es de extrañar que la Biblia describa a la gente como jarrones de barro. Somos como vasijas de alfarero, a la espera de ser rotas en millones de piezas diminutas (Salmo 31:12, Isaías 30:14). Somos débiles. Nos cansamos una y otra vez. Nos hacemos viejos y frágiles.

Siendo una mamá de niños pequeños, me enfrento a diario con mi debilidad. A menudo lo noto en forma de cansancio e impaciencia. La maternidad puede ser agotadora, pero mis hijos no tienen la culpa de mi debilidad. Son una gran alegría y bendición. El cansancio en realidad se convierte en otro recordatorio de que soy una parte de un mundo caído en el pecado. Me hace sentir cuánto necesito un Salvador. Un caso vívido en mi casa sería como este: estoy cansada, pero en mi orgullo me resisto al descanso. Después de todo, hay mucho que hacer. Pero entonces este "cansancio sin descanso" puede llevarme a la impaciencia con mis seres queridos.

Aceptando la Improbable Bendición

¿Y si en vez de eso aceptara el hecho de que soy un jarrón de barro? ¿Y si no ignorara el hecho de que como todo ser humano realmente me canso a veces? ¿Y si lograra una comprensión bíblica de lo que significa ser débil? Alguien recientemente dijo: "En la economía de Dios, nuestra debilidad es uno de nuestras mayores bendiciones". Pero ¿no es esto difícil de creer? Es difícil creer que la debilidad puede ser una bendición - que es para nuestro bien. Pero lo que la debilidad hace - lo que nada más puede hacer - es atraer nuestra atención a Aquel que nunca se cansa o se fatiga (Isaías 40:28).

Intentar duro en nuestro propio poder no resuelve nuestra debilidad. En este caso expone más nuestra debilidad. Mi auto-esfuerzo típicamente me deja agotada, careciendo de alegría. Jonathan Parnell escribe: "Abrazar la debilidad trae más paz porque nos damos cuenta de nuevo que Dios nos ama por su gracia, no porque somos fuertes. Nuestra alegría no reposa en nuestra capacidad, sino en la aprobación que Dios nos da en Cristo, aquel en quien nos escogió antes de los siglos, comenzó según su propio propósito y gracia "(2 Timoteo 1: 9).

¡Esto debería traer alegría a una madre exhausta y débil! Dios te ama como eres. Él no te hizo el llamado mientras eras fuerte, sino mientras eras débil (1 Corintios 1:27). Fue mientras éramos débiles aún, que Cristo murió por los impíos (Romanos 5: 6).

Caminar con Confianza

Ese es el gran propósito detrás del porqué somos llamados jarrones de barro. Es mostrar que el poder supremo pertenece a Dios y no a nosotros (2 Corintios 4: 7). Somos débiles, somos frágiles, somos cojos —y aun así, nos eligen— Nos aman. “Dios elige lo que es bajo y despreciado en el mundo, incluso elige cosas que no existen para crearlas de la nada, de tal manera que, en presencia de Dios, ningún humano pueda vanagloriarse” (1 Corintios 1:28).

Jesús nuestro Señor es nuestra única gloria, es para nosotros nuestra sensatez y rectitud, santificación y redención (Versículo 30). Él es nuestra rectitud perfecta, quien no nos conoce únicamente en nuestra debilidad, sino que también cubre cada uno de nuestros pecados y deformidades con su sangre.

Madres, podemos caminar en nuestra debilidad. Podemos vanagloriarnos de nuestra debilidad y confesar nuestra necesidad de Jesús. Irónicamente, esto nos da la clase de confianza correcta. No necesitamos cojear, enfocándonos en nosotros mismos. Caminemos con confianza, no en nuestra habilidad sino en la habilidad de nuestro Salvador. No en nuestra fuerza sino en la de él. Es bueno ser un jarrón de barro.


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