Exaltando a Jesús para que el Espíritu descienda

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English: Exalting Jesus so the Spirit Falls

© Desiring God

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Por John Piper sobre Espíritu Santo
Una parte de la serie Acts: What Jesus Did After the Beginning

Traducción por Silvia Griselda Buongiorne


Hechos 10:34-48 (LBLA)

Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: Ciertamente ahora entiendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación el que le teme y hace lo justo, le es acepto. El mensaje que Él envió a los hijos de Israel, predicando paz por medio de Jesucristo, que Él es Señor de todos; vosotros mismos sabéis lo que ocurrió en toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que Juan predicó. Vosotros sabéis cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder, el cual anduvo haciendo bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con Él. Y nosotros somos testigos de todas las cosas que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. Y también le dieron muerte, colgándole en una cruz. A este Dios le resucitó al tercer día e hizo que se manifestara, no a todo el pueblo, sino a los testigos que fueron escogidos de antemano por Dios, es decir, a nosotros que comimos y bebimos con Él después que resucitó de los muertos. Y nos mandó predicar al pueblo, y testificar con toda solemnidad que este Jesús es el que Dios ha designado como Juez de los vivos y de los muertos. De este dan testimonio todos los profetas, de que por su nombre, todo el que cree en Él recibe el perdón de los pecados. Mientras Pedro aún hablaba estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que escuchaban el mensaje. Y todos los creyentes que eran de la circuncisión, que habían venido con Pedro, se quedaron asombrados, porque el don del Espíritu Santo había sido derramado también sobre los gentiles, pues les oían hablar en lenguas y exaltar a Dios. Entonces Pedro dijo: ¿Puede acaso alguien negar el agua para que sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo lo mismo que nosotros? Y mandó que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo. Entonces le pidieron que se quedara con ellos unos días.

Contenido

El Espíritu Santo es libre de hacer lo que quiera

El Espíritu Santo es libre de ir y venir cuando y como quiera. Él es libre de dar dones y retener los mismos, de regenerar, condenar, bautizar, sellar, llenar, consolar y aconsejar, siempre que lo desee de acuerdo con Su propia sabiduría infinita. No está obligado a hacer que ninguno de nuestros programas funcione. No está obligado a hacer lo que creemos que debería hacer cuando creemos que debería hacerlo. Él es Dios. Y Él es libre.

Hebreos 2:4 dice que, cuando el evangelio vino al pueblo, Dios testificó “juntamente con ellos, tanto por señales como por prodigios, y por diversos milagros y por dones del Espíritu Santo según su propia voluntad”. "Según su propia voluntad" significa que el Espíritu es libre y soberano en la manera en que da sus dones y hace sus milagros.

1 Corintios 12:11 dice lo mismo. " Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, distribuyendo individualmente a cada uno según la voluntad de Él”. Como Él quiera, no necesariamente como nosotros lo quisiéramos. Él es Dios. Y Él es libre.

Jesús lo ejemplifica de esta manera. Compara la libertad del Espíritu con la libertad del viento. En Juan 3:8 dice: "El viento sopla donde quiere, y oyes el sonido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu¨. El Espíritu Santo es tan libre como el viento. No puedes verlo. No puedes controlarlo. De repente Él está a tu alrededor y dentro de ti. No lo hiciste venir ni mucho menos lo puedes gobernar. Él es libre.

La predicación de Pedro y la venida del Espíritu

Así fue como llegó en Hechos 10. Antes de que terminara el sermón, antes de viniera alguna invitación formal, de repente Él estaba allí. Versículo 44: "Mientras Pedro aún hablaba estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que escuchaban el mensaje¨.

La pregunta que tengo es esta: ¿Hay alguna correlación entre la forma en que Pedro predicó y la venida del Espíritu Santo con poder? No quiero decir, ¿Pedro lo hizo venir? Él es libre. Simplemente quiero decir esto: ¿Hay algo en el sermón que pueda aumentar la probabilidad de que el Espíritu elija cuando venir?

La misión del Espíritu Santo

Creo que la hay. Y la clave es darse cuenta de cuál es la misión del Espíritu Santo. Jesús nos dijo cuál es la esencia de la misión del Espíritu Santo en Juan 16:14. Él dijo: "Él me glorificará". J.I. Packer escribió un muy buen libro llamado Mantente en sintonía con el Espíritu. Su punto principal en ese libro es este: "La esencia del ministerio del Espíritu Santo es, en este o en cualquier momento de la era cristiana, mediar la presencia de nuestro Señor Jesucristo " (p. 55) En otras palabras, el Espíritu es enviado para hacer que Cristo sea real para las personas y para mostrarnos quién es realmente Él, en su gloria, para que podamos amarlo y confiar en Él, y obedecerlo y mostrarlo al mundo.

Lo que esto significa es que es más probable que el Espíritu Santo venga con poder cuando la verdad sobre Jesús se está elevando y aclarando. Al Espíritu le encanta venir y tomar la verdad sobre Jesús y convertirla en una experiencia de Jesús. Eso es lo que sucedió en Hechos 10. Pedro levantó una imagen verbal de Jesús y el Espíritu vino y convirtió esa imagen en la realidad viva del mismo Jesús.

La predicación de Pedro exaltó a Jesús y el Espíritu vino

Entonces mi respuesta a la pregunta: ¿Hay alguna correlación entre la forma en que Pedro predicó y la venida del Espíritu Santo con poder? Es SÍ. La correlación es que Pedro pintó una imagen de Jesús de tal manera que el Espíritu vio una oportunidad muy atractiva para venir y glorificar al Hijo de Dios, que es lo que está designado a hacer. Esa es su misión. Esa es la esencia de su ministerio. Entonces es muy probable que llegue con poder cuando Jesús sea elevado en la verdad y se convierta en el centro de nuestro enfoque.

Entonces Si quieres el poder del Espíritu en tu vida, te animo a que hagas de Jesús el centro de ella.

Cómo Pedro exaltó a Jesús

Para ser más específicos, tomemos el resto de nuestro tiempo y simplemente analicemos la forma en que Pedro puso su enfoque en Jesús. Tratemos de hacer lo que hizo. Y oremos para que el Espíritu nos cubra de poder para que Jesús no sea simplemente una idea o una palabra, sino una persona viva en nuestras vidas. La persona central en nuestras vidas.

1) Jesús, el Portador De La paz

Pedro eleva a Jesús como aquel a través del cual Dios hace las paces con su creación rebelde.

Versículo 36: Saben "El mensaje que Él [Dios] envió a los hijos de Israel, predicando paz por medio de Jesucristo".

Este sermón comienza aquí y termina en el versículo 43 con Dios como Pacificador a través de Jesucristo. Aquí vemos a Dios ofreciendo términos de paz a través de Jesús. Allí ofrece perdón a través de Jesús. Es lo mismo. Tenemos paz con Dios solo cuando su ira hacia nosotros por nuestros pecados es eliminada y reemplazada por paz. Y eso viene a través de Jesús. Entonces Lo primero y último que eleva Pedro acerca de Jesús es que Él es el Pacificador de Dios. "Dios envió buenas noticias de paz por Jesucristo" (v. 36)

2) Jesús, el Señor de todos

Pedro eleva a Jesús como el Señor de todos.

Versículo 36 (al final): "El mensaje que Él envió a los hijos de Israel, predicando paz por medio de Jesucristo, que Él es Señor de todos".

Cuando Dios se comprometió a hacer las paces con los pecadores y enviar un mensaje de amnistía a sus súbditos rebeldes, no envió un recado, ni un James Baker celestial, ni siquiera un general de cinco estrellas como Gabriel o Miguel. Envió al "Señor de todos". "Dios envió buenas noticias de paz por Jesucristo: "Él es el Señor de todos".

Así de importante fue la misión. Así era como tenía que hacerse. Ese es quien Él es. Él es el Señor de todos. No solo el Señor de los judíos, sino el Señor de los gentiles como Cornelio y su familia, y no solo el Señor de los gentiles, sino el Señor de todos los ángeles y todos los demonios (como veremos en un minuto). Él es Señor de señores y Rey de reyes (Apocalipsis 17:14; 19:16). Él es el gobernante universal. No es un mero profeta local o una deidad tribal o un maestro judío. Él es el Señor del universo y todo lo que hay en él, el Señor de todos.

Esa es la segunda cosa que Pedro eleva sobre Jesús: Señor de todos.

3) Jesús, un hombre ungido con el Espíritu y el poder

Pedro eleva a Jesús como un hombre ungido con el Espíritu Santo y con poder.

Versículo 38: "Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder".

Es tremendamente importante decir el hecho asombroso de que Jesús, el Señor de todos, era un hombre. Ese es el punto de que Pedro lo identifique como "Jesús de Nazaret". Tenía una ciudad natal. Fue conocido por amigos y parientes allí. Trabajaba en la carpintería. El Señor de todos se había convertido en un ser humano como tú y yo (solo que sin pecado).

Y entonces fue ungido con el Espíritu Santo y con poder como otros humanos necesitan ser ungidos con el Espíritu Santo y con poder para tener un efecto extraordinario en el ministerio.

El final del versículo 38 dice: "porque Dios estaba con Él". El punto no es que Él no era Dios. El punto era que como hombre confiaba en Dios. Fue ungido con el Espíritu Santo y con poder. El Señor de todo se humilló a sí mismo, se convirtió en un siervo y vivió su vida en la unción y el poder del Espíritu Santo.

Esta es la única mención del ministerio del Espíritu que los gentiles en la casa de Cornelio escuchan en el mensaje de Pedro. No puedo evitar preguntarme si esto generó una sensación de expectativa de que si Jesús, el de Nazaret a 40 kilómetros al noroeste, estaba ungido con el Espíritu y con poder, tal vez ellos también podrían estarlo. Y tal vez nosotros.

4) Jesús, un hombre más fuerte que el pecado y Satanás

Pedro eleva a Jesús como un hombre más fuerte que el pecado y más fuerte que el diablo.

Versículo 38b: "Él hizo el bien y sanó a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él".

La unción y el poder que Jesús tenía de Dios no fue dada desde muy lejos. Cuando vino la unción, Dios también lo hizo. Jesús caminó con Dios su Padre. Cuando Jesús actuaba, el Padre actuaba. Había una intimidad perfecta. Dios estaba con Él.

Y porque Dios estaba con Él, y la unción y el poder de Dios estaban sobre Él, Jesús hizo lo que era bueno. Jesús nunca hizo cosas malas. Estuvo tentado a hacer cosas malas, como nosotros, pero la Biblia enseña que siempre conquistó la tentación (Hebreos 4:15). Era más fuerte que el pecado, porque mantenía una comunión íntima y satisfactoria con Dios. El poder del pecado fue quebrantado por la presencia del gozo de Dios en la vida de Jesús.

Y con este mismo poder conquistó al diablo: versículo 38b: "Él hizo el bien y sanó a todos los que fueron oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él". Jesús es más fuerte que el diablo. Jesús rescata a las personas oprimidas, acosadas, atormentadas y tentadas por el diablo. Pedro eleva esta verdad. Quiere que Cornelio y su familia, y nosotros, sepamos esto, lo creamos y lo experimentemos. Cuando viene el Espíritu Santo, viene a hacer que Jesús sea real como un libertador de la opresión satánica.

5) Jesús, un hombre que fue asesinado a pesar de su bondad

Pedro eleva a Jesús como un hombre que fue asesinado a pesar de su bondad.

Versículo 39: "Y nosotros somos testigos de todas las cosas que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. Y también le dieron muerte, colgándole en una cruz".

A pesar del hecho de que Él era el Pacificador de Dios, a pesar del hecho de que Él era el Señor de todos, a pesar del hecho de que fue ungido por el Espíritu Santo con poder y era más fuerte que el pecado y el diablo, y que Dios estaba con Él - fue asesinado.

Solo hay una explicación posible para esto: Fue la voluntad de Dios y el pecado debe haberlo causado. Alguna extraña y maravillosa obra divina estaba sucediendo aquí. Pero Pedro lo deja en un misterio y se ocupa inmediatamente de elevar tres verdades finales sobre este Cristo crucificado.

6) Jesús, vivo de entre los muertos y resucitado por Dios

Pedro eleva a Jesús como vivo de entre los muertos porque Dios lo levantó después de tres días.

Versículos 40–41: "A este Dios le resucitó al tercer día e hizo que se manifestara, no a todo el pueblo, sino a los testigos que fueron escogidos de antemano por Dios, es decir, a nosotros que comimos y bebimos con Él después que resucitó de los muertos".

Jesús está vivo. Está vivo porque Dios no abandonó a su Pacificador en la muerte. Lo levantó de la muerte. Lo reivindicó y le dio un nombre sobre todo nombre para que cada lengua en el universo confiese que Él es el Señor de todos, tal como Pedro dijo que era.

Y su resurrección fue corporal. Él no es un fantasma. No es un mero espíritu. El versículo 41 dice que los testigos comieron y bebieron con Él. Tiene un nuevo cuerpo de resurrección con carne y huesos y un tracto digestivo glorificado (Lucas 24:40). Jesús no desapareció en un reino etéreo y dejó la creación a los perros. Él llevó el mundo creado de carne y huesos, pescado y vino, al reino de Dios y preparó el escenario para los nuevos cielos y la nueva tierra.

7) Jesús, el juez final de todas las personas

Pedro eleva a Jesús como el juez final de cada persona en el universo, ya sea que estén vivas o muertas.

Verso 42: "Y nos mandó predicar al pueblo, y testificar con toda solemnidad que este Jesús es el que Dios ha designado como Juez de los vivos y de los muertos".

¡Oh, que el Espíritu venga y haga esto real para ti! Cada uno de ustedes se presentará ante Jesucristo como su juez, tan seguramente como yo estoy frente a ustedes en este momento. Sin trajes de rayas, sin tarjetas Visa, sin medallas, sin maquillaje o pantalones de moda o zapatos modernos o cabello elegante. Simplemente tú, la persona como la cual amaneces por la mañana – sin adornos – sin mejoras – con tus pecados.

Y Jesucristo, el Señor de todos, decidirá dónde pasarás la eternidad. Y lo que Él decida en ese momento, tú lo decides ahora. Serás condenado justamente por todos tus pecados y enviado a un tormento eterno (Apocalipsis 14:11), o serás absuelto, perdonado y recibido al gozo eterno.

¿La diferencia? Eso es lo que Pedro eleva en último lugar en su sermón antes de que se derrame el Espíritu.

8) Jesús, la fuente del perdón de Dios por nuestros pecados

Pedro eleva a Jesús como la fuente del perdón de Dios por nuestros pecados.

Versículo 43: "De este dan testimonio todos los profetas, de que por su nombre, todo el que cree en Él recibe el perdón de los pecados".

Antes de conocer a Jesús como Juez, puedes encontrarte con Él esta misma mañana como el perdonador de pecados, el Pacificador de Dios. Así comienza y termina el sermón de Pedro. Y si crees en Él, recibirás el perdón de los pecados a través de su nombre y serás perdonado cuando estés ante Él como juez.

Si crees en Él. Y eso significa confiar en Él con tu vida como Pacificador de Dios; confía en Él con tu vida como Señor de todos; confía en Él con tu vida como el ungido de Dios, lleno del Espíritu y el poder; confía en Él con tu vida como más fuerte que el pecado y Satanás; confía en Él con tu vida como alguien que murió y resucitó y vive hoy; confía en Él con tu vida como quien juzgará a los vivos y a los muertos; y confía en Él con tu vida como perdonador de pecados.

Este es el Cristo que el Espíritu ama glorificar. Que Él venga a ti y haga de este Jesús algo infinitamente más que un sermón. Amén.


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