Háblate a ti mismo y recuérdate la verdad

De Libros y Sermones Bíblicos

(Diferencias entre revisiones)
Saltar anavegación, buscar
Línea 1: Línea 1:
-
{{info|Speak the Truth to Yourself}}Esa mañana me levanté enferma. “No llegaré al final del día”, murmuré para mí misma.  
+
{{info|Speak the Truth to Yourself}}Esa mañana me levanté enferma. “No llegaré al final del día”, murmuré para mis adentros.  
-
Mi esposo estaba por irse de viaje por asuntos de trabajo. “¿Cómo voy a manejarme con los niños sintiéndome así?”. Esos pensamientos estuvieron en mi cabeza a lo largo del día, y otros surgían. “Esto es demasiado, no puedo más”. “¿No ven que estoy enferma?” “¿Por qué no escuchan una vez? Antes de que me diera cuenta la situación me sobrepasó. Estaba estresada, irritable y afligida.  
+
Mi esposo estaba por irse de viaje por asuntos de trabajo. “¿Cómo voy a encargarme de los niños sintiéndome así?”. Esos pensamientos dieron vueltas en mi cabeza a lo largo de todo el día y otros nuevos surgían: “Esto es demasiado, no puedo más”, “¿No ven que estoy enferma?”, “¿Por qué no me escuchan de una vez?”. Antes de que me diera cuenta la situación me sobrepasó. Estaba estresada, irritable y afligida.  
-
'''Hablándonos a nosotros Mismos'''  
+
'''Sobre hablarnos a nosotros mismos'''  
-
Recuerdo haciéndole bromas a mi madre cuando ella se hablaba en voz alta a sí misma. Ahora me encuentro haciendo lo mismo. Mientras que la mayoría de nosotros no tenemos la costumbre de hablarnos a nosotros mismos, todos mantenemos una especie de dialogo interno. El problema es que todos a menudo fallamos en el confrontarnos a nosotros mismos.  
+
Recuerdo cuando le hacía bromas a mi madre porque se hablaba en voz alta a sí misma. Ahora me encuentro haciendo lo mismo. Mientras que la mayoría de nosotros no tiene la costumbre de hablarse a sí mismo, todos mantenemos una especie de diálogo interno. El problema es que a todos nosotros a menudo nos pasa que no logramos ''confrontarnos'' a nosotros mismos.  
-
El salmista en el salmo 42, se encontraba muy compungido, “Mis lágrimas han sido mi alimento de día y de noche” (versículo 3). Pero él se respondía a sí mismo “¿Por qué estoy desanimado?, ¿Por qué está tan triste mi corazón? ¡Pondré mi esperanza en Dios! Nuevamente lo alabaré ¡Mi Salvador y mi Dios!” (Salmo 42:5 NTV). En este salmo el autor se desafía y se confronta con la verdad.  
+
En el Salmo 42, el salmista sentía una tristeza muy profunda: “Mis lágrimas han sido mi alimento de día y de noche” (versículo 3). Sin embargo, él se respondía a sí mismo: “¿Por qué estoy desanimado? ¿Por qué está tan triste mi corazón? ¡Pondré mi esperanza en Dios! Nuevamente lo alabaré, ¡mi Salvador y mi Dios!” (Salmos 42:5 NTV). En este salmo el autor se desafía y se confronta con la verdad.  
-
En el libro de Lamentaciones, el poeta hace lo mismo. Él también estaba atravesando una intensa prueba. Él estaba hastiado y desgastado y sus sentimientos eran como que había perdido toda esperanza. A lo largo de todo el libro se observa que él se lamentaba por el pecado del pueblo de Dios y el subsecuente juicio. El alza su voz en angustia: “Ya no sé lo que es tener paz ni lo que es disfrutar del bien, y concluyo: ’Fuerzas ya no tengo, ni esperanza en el Señor.’” (Lamentaciones 3:17-18 RVC)  
+
En el libro de Lamentaciones, el poeta hace lo mismo. Él también estaba atravesando una intensa prueba. Estaba hastiado y desgastado y sentía que había perdido toda esperanza. A lo largo de todo el libro se observa que él se lamentaba por el pecado del pueblo de Dios y el subsecuente juicio divino. Él alza su voz en angustia: “Ya no sé lo que es tener paz ni lo que es disfrutar del bien, y concluyo: ‘Fuerzas ya no tengo, ni esperanza en el Señor’” (Lamentaciones 3:17-18 RVC).
-
Pero él no se quedó en ese estado. Él se lamentaba. Su voz profundamente en pena y dolor, y luego se recuerda a sí mismo la verdad que conocía . A pesar de que él se sentía sin esperanza, él se recuerda a sí mismo que en verdad si tenía . “Esto traigo a mi corazón, Por esto tengo esperanza: Que las misericordias del Señor jamás terminan, pues nunca fallan sus bondades; Son nuevas cada mañana; ¡Grande es Tu fidelidad! ‘El Señor es mi porción’, dice mi alma, ‘Por tanto en Él espero.’” (Lamentaciones 3:21-24 NBLH)  
+
No obstante, él no se quedó en ese estado. Habló de su lamento. Su voz expresó la profundidad de su pena y dolor, y luego se recordó a sí mismo la verdad que conocía y sabía que era cierta. A pesar de que se sentía desesperanzado, se recordó a sí mismo que en verdad si había esperanzas. “Esto traigo a mi corazón, por esto tengo esperanza: que las misericordias del Señor jamás terminan, pues nunca fallan sus bondades; son nuevas cada mañana; ¡grande es tu fidelidad! ‘El Señor es mi porción,dice mi alma, ‘por tanto en Él espero’” (Lamentaciones 3:21-24 NBLH).
-
En 2 Corintios 10:5 Pablo nos habla acerca de llevar cautivo “todo pensamiento a la obediencia a Cristo,”. Cuando estamos estresados, preocupados, ansiosos, temerosos o en desesperación, necesitamos hablarnos a nosotros mismos. Necesitamos confrontarnos a nosotros mismos. Necesitamos decirnos la verdad del evangelio. Como el salmista en el salmo 42 y como el escritor de Lamentaciones, necesitamos auto señalarnos la esperanza que tenemos en Cristo.  
+
En 2 Corintios 10:5 Pablo nos habla acerca de poner “todo pensamiento en cautiverio a la obediencia a Cristo”. Cuando estamos abrumados, estresados, preocupados, ansiosos, temerosos o desesperados, necesitamos respondernos a nosotros mismos. Necesitamos confrontarnos a nosotros mismos con la verdad del evangelio. Como el salmista en el Salmo 42 y como el escritor de Lamentaciones, necesitamos hablarnos a nosotros mismos para señalarnos la esperanza que tenemos en Cristo.  
-
En el libro ''Depresión Espiritual'', Martin Lloyd-Jones escribió:  
+
En el libro ''Depresión espiritual'', Martin Lloyd-Jones escribió:  
-
<blockquote>Debes tener tu ser en control, necesitas ministrarte a ti mismo, predicarte a ti mismo, preguntarte a ti mismo. Debes decirle a tu alma: “Por qué estáis atribulada− ¿qué es eso que te tiene sin paz? Debes responderte, amonestarte, reprenderte, exhortarte y decirte a ti mismo: ‘Dios es tu esperanza’− en vez de murmurar de manera depresiva, con descontento. Y luego continuar recordándote a ti mismo de Dios, quién es Dios, qué es Dios y lo que Él ha hecho; también lo que Dios se ha jurado a si mismo hacer (21). </blockquote>  
+
<blockquote>Debes tener tu ser bajo control, necesitas ministrarte a ti mismo, predicarte a ti mismo, cuestionarte a ti mismo. Debes decirle a tu alma: “¿Por qué te abates? ¿Qué es lo que te tiene sin paz?”. Debes confrontarte, amonestarte, reprenderte, exhortarte y decirte a ti mismo: “Dios es tu esperanza”, en vez de murmurar desde la depresión y el descontento. Luego debes seguir trayéndote a la memoria a Dios, recordarte quién es Dios, qué es Dios y lo que Él ha hecho; también lo que Dios se ha jurado a mismo hacer. (21) </blockquote>  
-
'''Cuatro Verdades Dignas De Recordar'''  
+
'''Cuatro verdades dignas de recordar'''  
-
Entonces, ¿Cuáles son las verdades que necesitamos recordarnos a nosotros mismos? ¿Qué debemos decirnos a nosotros cuando las circunstancias nos sobrepasan, o estamos temerosos de un futuro incierto, o desesperados en medio de una prueba?  
+
Entonces ¿cuáles son las verdades que necesitamos recordarnos a nosotros mismos? ¿Qué debemos decirnos cuando las circunstancias nos sobrepasan, o estamos temerosos ante un futuro incierto, o desesperados en medio de una prueba?  
-
'''1. Recuerda la Soberanía de Dios'''  
+
'''1. Recuerda la soberanía de Dios'''  
-
Debemos recordarnos a nosotros mismos que Dios está en control (Isaías 40; Proverbios 21:1.) El sostiene el mundo en sus manos. Nada sucede fuera de su voluntad. De hecho, El no se sorprende de nuestras circunstancias. (Job 28:24; Lamentaciones 3:37-38; Génesis 50:20). Lo que nos está pasando no es casualidad. Al contrario, viene departe de Dios por nuestro propio bien.  
+
Debemos recordarnos a nosotros mismos que Dios tiene todo bajo control (Isaías 40; Proverbios 21:1). Él sostiene el mundo en sus manos. Nada sucede fuera de su voluntad. De hecho, Él no se sorprende de nuestras circunstancias (Job 28:24; Lamentaciones 3:37-38; Génesis 50:20). Lo que nos está pasando no es casualidad. Al contrario, viene de parte de Dios para nuestro propio bien.  
'''2. Recuerda quiénes somos en Cristo'''  
'''2. Recuerda quiénes somos en Cristo'''  
-
Debemos recordarnos a nosotros mismos quiénes somos en Cristo. Gracias a que Cristo nos redimió del pecado, ya no somos esclavos del pecado (2 Corintios 5:17). Fuimos adoptados como hijos e hijas del Su Majestad (Romanos 8:15). Dios nos ama como a su Hijo. (Juan 17:23). Dios nos ve y ve la justicia de Cristo (2 Corintios 5:21). En Cristo somos herederos de su Reino (1 Pedro 1:4).  
+
Debemos recordarnos a nosotros mismos quiénes somos en Cristo. Gracias a que Cristo nos redimió del pecado, ya no somos esclavos del pecado (2 Corintios 5:17). Somos hijos e hijas adoptados del Altísimo (Romanos 8:15). Dios nos ama como a su Hijo (Juan 17:23). Nos mira y ve la justicia de Cristo (2 Corintios 5:21). En Cristo ahora somos herederos de su Reino (1 Pedro 1:4).  
-
'''3. Recuerda el Carácter de Dios'''  
+
'''3. Recuerda el carácter de Dios'''  
-
Debemos recordarnos quién es Dios— como quién Él mismo se revela. Él es bueno, Él es santo, Él es justo (Daniel 4:37). Él es todopoderoso, omnisciente, por siempre fiel (Hebreos 10:23). Él tiene gracia, misericordia y bondad (Salmo 103:8). Y todo su carácter ha sido reflejado, por supuesto, en Jesús mismo, así como dijo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:19).  
+
Debemos recordarnos quién es Dios, lo que Él mismo revela de sí mismo. Él es bueno, es santo y es justo (Daniel 4:37); es todopoderoso, omnisciente, por siempre fiel (Hebreos 10:23); tiene gracia, misericordia y bondad (Salmo 103:8); y por supuesto, todo su carácter se refleja en Jesús mismo, así como Él dijo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:19).  
-
'''4. Recuerda las Promesas de Dios'''  
+
'''4. Recuerda las promesas de Dios'''  
-
Debemos recordarnos a nosotros mismos las promesas de Dios. Él ha prometido salvación para todo aquel que invoque su nombre (Hechos 2:21; John 6:37). Él siempre está con nosotros (Josué 1:9; Mateo 28:20). Él prometió que nunca nos dejará o nos abandonará (Romanos 8:35-39). Él nos escucha cuando clamamos a Él (Salmo 34:15; Salmo 86:5-8). Él suplirá nuestra necesidades (Filipenses 4:19; Romanos 8:32). Él nos ha prometido una eternidad con Él en el cielo (Juan 14:2-3; 1 Juan 2:25).  
+
Debemos recordarnos a nosotros mismos las promesas de Dios. Él ha prometido salvación para todo aquel que invoque su nombre (Hechos 2:21; Juan 6:37) y siempre está con nosotros (Josué 1:9; Mateo 28:20). Él prometió que nunca nos dejará o nos abandonará (Romanos 8:35-39) y nos escucha cuando clamamos a Él (Salmos 34:15; Salmos 86:5-8). Él suplirá todas nuestras necesidades (Filipenses 4:19; Romanos 8:32). Nos ha prometido una eternidad con Él en el cielo (Juan 14:2-3; 1 Juan 2:25).  
-
La próxima vez que te enfrentes a una prueba y te encuentres pensando esas frases como “Nunca podré atravesar esto” habla la verdad. Hazlo. Está bien hablarse a mismo. Predícate el evangelio. Recuerda la esperanza que tienes gracias a Cristo Jesús.
+
La próxima vez que te enfrentes a una prueba y te encuentres pensando esas frases como “Nunca podré atravesar esto”, háblate con la verdad. Hazlo. Está bien hablarse a uno mismo. Predícate el evangelio. Recuérdate la esperanza que tienes gracias a Cristo Jesús.

Revisión de 01:03 16 feb 2017

Recursos Relacionados
Leer más Por Christina Fox
Indice de Autores
Leer más sobre Santificación y Crecimiento
Indice de Temas
Recurso de la Semana
Cada semana enviamos un nuevo recurso bíblico de autores como John Piper, R.C. Sproul, Mark Dever, y Charles Spurgeon. Inscríbete aquí—es gratis. RSS.

Sobre esta Traducción
English: Speak the Truth to Yourself

© Desiring God

Compartir esto
Nuestra Misión
Esta traducción ha sido publicada por Traducciones Evangelio, un ministerio que existe en internet para poner a disponibilidad de todas las naciones, sin costo alguno, libros y artículos centrados en el evangelio traducidos a diferentes idiomas.

Lea más (English).
Como Puedes Ayudar
Si tú puedes hablar Inglés bien, puedes ofrecerte de voluntario en traducir

Lea más (English).

Por Christina Fox sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por Susana Belvedere

Esa mañana me levanté enferma. “No llegaré al final del día”, murmuré para mis adentros.

Mi esposo estaba por irse de viaje por asuntos de trabajo. “¿Cómo voy a encargarme de los niños sintiéndome así?”. Esos pensamientos dieron vueltas en mi cabeza a lo largo de todo el día y otros nuevos surgían: “Esto es demasiado, no puedo más”, “¿No ven que estoy enferma?”, “¿Por qué no me escuchan de una vez?”. Antes de que me diera cuenta la situación me sobrepasó. Estaba estresada, irritable y afligida.

Sobre hablarnos a nosotros mismos

Recuerdo cuando le hacía bromas a mi madre porque se hablaba en voz alta a sí misma. Ahora me encuentro haciendo lo mismo. Mientras que la mayoría de nosotros no tiene la costumbre de hablarse a sí mismo, todos mantenemos una especie de diálogo interno. El problema es que a todos nosotros a menudo nos pasa que no logramos confrontarnos a nosotros mismos.

En el Salmo 42, el salmista sentía una tristeza muy profunda: “Mis lágrimas han sido mi alimento de día y de noche” (versículo 3). Sin embargo, él se respondía a sí mismo: “¿Por qué estoy desanimado? ¿Por qué está tan triste mi corazón? ¡Pondré mi esperanza en Dios! Nuevamente lo alabaré, ¡mi Salvador y mi Dios!” (Salmos 42:5 NTV). En este salmo el autor se desafía y se confronta con la verdad.

En el libro de Lamentaciones, el poeta hace lo mismo. Él también estaba atravesando una intensa prueba. Estaba hastiado y desgastado y sentía que había perdido toda esperanza. A lo largo de todo el libro se observa que él se lamentaba por el pecado del pueblo de Dios y el subsecuente juicio divino. Él alza su voz en angustia: “Ya no sé lo que es tener paz ni lo que es disfrutar del bien, y concluyo: ‘Fuerzas ya no tengo, ni esperanza en el Señor’” (Lamentaciones 3:17-18 RVC).

No obstante, él no se quedó en ese estado. Habló de su lamento. Su voz expresó la profundidad de su pena y dolor, y luego se recordó a sí mismo la verdad que conocía y sabía que era cierta. A pesar de que se sentía desesperanzado, se recordó a sí mismo que en verdad si había esperanzas. “Esto traigo a mi corazón, por esto tengo esperanza: que las misericordias del Señor jamás terminan, pues nunca fallan sus bondades; son nuevas cada mañana; ¡grande es tu fidelidad! ‘El Señor es mi porción,’ dice mi alma, ‘por tanto en Él espero’” (Lamentaciones 3:21-24 NBLH).

En 2 Corintios 10:5 Pablo nos habla acerca de poner “todo pensamiento en cautiverio a la obediencia a Cristo”. Cuando estamos abrumados, estresados, preocupados, ansiosos, temerosos o desesperados, necesitamos respondernos a nosotros mismos. Necesitamos confrontarnos a nosotros mismos con la verdad del evangelio. Como el salmista en el Salmo 42 y como el escritor de Lamentaciones, necesitamos hablarnos a nosotros mismos para señalarnos la esperanza que tenemos en Cristo.

En el libro Depresión espiritual, Martin Lloyd-Jones escribió:

Debes tener tu ser bajo control, necesitas ministrarte a ti mismo, predicarte a ti mismo, cuestionarte a ti mismo. Debes decirle a tu alma: “¿Por qué te abates? ¿Qué es lo que te tiene sin paz?”. Debes confrontarte, amonestarte, reprenderte, exhortarte y decirte a ti mismo: “Dios es tu esperanza”, en vez de murmurar desde la depresión y el descontento. Luego debes seguir trayéndote a la memoria a Dios, recordarte quién es Dios, qué es Dios y lo que Él ha hecho; también lo que Dios se ha jurado a sí mismo hacer. (21)

Cuatro verdades dignas de recordar

Entonces ¿cuáles son las verdades que necesitamos recordarnos a nosotros mismos? ¿Qué debemos decirnos cuando las circunstancias nos sobrepasan, o estamos temerosos ante un futuro incierto, o desesperados en medio de una prueba?

1. Recuerda la soberanía de Dios

Debemos recordarnos a nosotros mismos que Dios tiene todo bajo control (Isaías 40; Proverbios 21:1). Él sostiene el mundo en sus manos. Nada sucede fuera de su voluntad. De hecho, Él no se sorprende de nuestras circunstancias (Job 28:24; Lamentaciones 3:37-38; Génesis 50:20). Lo que nos está pasando no es casualidad. Al contrario, viene de parte de Dios para nuestro propio bien.

2. Recuerda quiénes somos en Cristo

Debemos recordarnos a nosotros mismos quiénes somos en Cristo. Gracias a que Cristo nos redimió del pecado, ya no somos esclavos del pecado (2 Corintios 5:17). Somos hijos e hijas adoptados del Altísimo (Romanos 8:15). Dios nos ama como a su Hijo (Juan 17:23). Nos mira y ve la justicia de Cristo (2 Corintios 5:21). En Cristo ahora somos herederos de su Reino (1 Pedro 1:4).

3. Recuerda el carácter de Dios

Debemos recordarnos quién es Dios, lo que Él mismo revela de sí mismo. Él es bueno, es santo y es justo (Daniel 4:37); es todopoderoso, omnisciente, por siempre fiel (Hebreos 10:23); tiene gracia, misericordia y bondad (Salmo 103:8); y por supuesto, todo su carácter se refleja en Jesús mismo, así como Él dijo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:19).

4. Recuerda las promesas de Dios

Debemos recordarnos a nosotros mismos las promesas de Dios. Él ha prometido salvación para todo aquel que invoque su nombre (Hechos 2:21; Juan 6:37) y siempre está con nosotros (Josué 1:9; Mateo 28:20). Él prometió que nunca nos dejará o nos abandonará (Romanos 8:35-39) y nos escucha cuando clamamos a Él (Salmos 34:15; Salmos 86:5-8). Él suplirá todas nuestras necesidades (Filipenses 4:19; Romanos 8:32). Nos ha prometido una eternidad con Él en el cielo (Juan 14:2-3; 1 Juan 2:25).

La próxima vez que te enfrentes a una prueba y te encuentres pensando esas frases como “Nunca podré atravesar esto”, háblate con la verdad. Hazlo. Está bien hablarse a uno mismo. Predícate el evangelio. Recuérdate la esperanza que tienes gracias a Cristo Jesús.


Vota esta traducción

Puntúa utilizando las estrellas