Hacer de tu boca una fuente de gracia

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English: Make Your Mouth a Means of Grace

© Desiring God

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Por John Piper sobre Discurso
Una parte de la serie Faith And Everyday Life: Ephesians 4:17-5:20

Traducción por Johan M. Medina D


Efesios 4: 29-30 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para edificación, (que salga de tu boca) para que dé gracia a los oyentes.

Recuerdo que cuando era niño, mi madre me lavó la boca con jabón. Ella me llevó al baño, al lavamanos, y me la restregó. Luego me la enjuagó y me mandó a mi habitación. ¿Qué dije? Fue porque dije: ¡cállate! hermana.

Contenido

La batalla por la pureza de la boca, empieza en el corazón

¿Por qué mi madre tuvo que lavarme la boca con jabón cuando le dije cállate a mi hermana? Ella lo hizo porque creía que cuando Jesús dijo: no es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre. (Mateo 15: 11)

Me contaminé cuando le dije a mi hermana que se callara y ella tenía un fervor muy fuerte con relación a mi pureza. Entonces realizó una lección inolvidable, creo que ella hizo lo correcto y me levanté un día, la semana pasada, para llamarla y bendecirla por su cumpleaños.

Sin embargo, otra persona diría: ¿Qué hay de malo con que hayas mandado a callar a tu hermana?, no es una maldición, no has utilizado el nombre del Señor en vano, ni es una vulgaridad, ¿por qué habría que exaltarse?, ¿qué hay de malo en ello?

La respuesta es: cuando le dije “cállate”, ello tenía un significado negativo, carecía de afecto, bondad, buena intención, era desagradable. No había moral, santidad o amor. Y aquí cito la palabra del apóstol Pablo en Efesios (4:29) donde aquella palabra estaba “corrompida”. Venía de la inmundicia, del orgullo, rivalidad, ira y resentimiento, algo que es muy normal entre hermanos, pero también es pecaminoso. Cuidado, no sea que se acostumbren a pecar porque es muy normal.

Pero yo estaba muy agradecido con Dios por tener una madre tan correcta y muy cristiana. Ella sabía que aquel jabón en mi boca no podría tocar la suciedad en mi corazón, si hubiese pensado que podría, no habría llorado.

Ella me enseñó el verdadero significado de Efesios 4: 22-24: “A que dejéis, cuanto a la pasada manera de vivir; el viejo hombre que está viciado conforme a las deseos engañosos. Y a renovarnos en el espíritu de vuestra mente. Y vestir el nuevo hombre que es criado conforme a Dios en justicia y en santidad de verdad. En otras palabras, necesitas ser profundamente renovado en el espíritu de tu mente, hijo.

El final de la batalla por la pureza de la boca se lleva a cabo dentro del corazón porque “de la abundancia del corazón habla la boca”. Si no le gusta lo que sale de su boca, hoy escuche cuidadosamente porque el apóstol Pablo se esmeró en este texto para limpiar nuestra boca desde adentro hacia fuera.

Desagradable, maligno, malsano. Palabras corruptas

Leamos el versículo 29. Hace un momento dijo que Pablo usa el término “corrompida”. La RSV (se necesita explicitar) la traduce como: no permitas que ninguna palabra maligna salga de tu boca. NIV y NASB utilizan la palabra “malsano”, por otra parte, la versión de KJV: No permitas que ninguna comunicación corrupta salga de tu boca. ¿Qué hay detrás de las palabras maligna, malsano y corrupto?

La palabra griega sapros es utilizada unicamente en el contexto del Nuevo Testamento, específicamente se encuentra en Mateo y Lucas donde Jesús dice: No es buen árbol el que da malos frutos, ni tampoco árbol malo el que da buen fruto (Lucas 6:43; Mateo 7: 17. F; Mateo 12: 33). El término para fruto “malo” en este versículo es el mismo referente para maligno, malsano o corrupto. Efesios 4: 29: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca”. La imagen en la mente de Pablo es probablemente la de deterioro, putrefacción, es decir, algo que está arruinado.

Este tipo de lenguaje corrompido debe ser eliminado de los viejos vestidos. Esto forma parte del antiguo ser, del versículo 22, que necesita ser quitado cuando la persona se convierte al cristianismo. El vestido de la boca corrompida debe ser quitado y lanzado al fuego, así como los efesios quemaron sus viejos libros de magia en Hechos 19:19.

Cuatro tipos de lenguaje que pueden estar en la mente

¿De qué clase de conversaciones habla Pablo cuando dice: ninguna palabra corrompida salga de tu boca? Permítame sugerir al menos cuatro tipos de lenguaje que creo que Pablo catalogaría como corrompidos, deteriorados, etc.

1. Usar el nombre del Señor en vano

Primeramente, sería el lenguaje que toma el nombre del Señor en vano. Este es una gran contradicción para nosotros los cristianos cuando decimos: ¡Dios!, ¡Dios mío!, ¡Dios todopoderoso!, ¡Cristo!, o ¡Jesús! solo porque estamos molestos, sorprendidos o asombrados. Nadie que esté felizmente casado machacaría el anillo de matrimonio para expresar que está molesto. Al contrario, este es portado por un motivo bonito y puro, lo mismo aplica para el nombre de Dios y Jesucristo.

2. Trivializar con situaciones desagradables

El segundo tipo de lenguaje que Pablo llamaría corrompido sería el lenguaje que trivializa con situaciones desagradables como: infierno, condenación y santidad. ¿Qué hay de malo con: ¡Cómo diablos!, ¡Demonios, no!, o ¡ Vete al infierno!, ¡ Maldita sea! ¡Mierda, es verdad!, ¡Santo esto o santo aquello!?

Este tipo de expresiones, entre muchas otras, trivializan con asuntos de seriedad. Es simple esta contradicción, el creer en la realidad horrible del infierno y usar esa palabra como una expresión cualquiera para enfatizar cuando alguien habla sobre política o deportes y lo mismo aplica para “maldición”. Si es un mandamiento divino “sé santo porque yo soy santo”, esto conlleva el mismo peso que cargó Moisés, Jesús y los apóstoles. Sencillamente, se encontrará que esa “santa vaca” o lo que sea se fijará en la garganta porque amenaza algo infinitamente precioso y lo trata como insignificante.

3. Referencias al sexo y al cuerpo en forma vulgar o inapropiada

La tercera clase de lenguaje que creo que Pablo incluiría en su mandamiento de no permitir que ninguna palabra corrompida salga de nuestra boca son las que hacen referencia al sexo y al cuerpo humano. Con este tipo de lenguaje las personas toman las cosas buenas que Dios hizo y las usan como lodo para manchar en lo que una persona le sienta mal. La verdadera intención detrás del uso de vulgaridades, es que ellas expresan menosprecio, desdén, odio. ¿Cómo sucede esto?

Por ejemplo, debido al hecho de que el sexo fue creado por Dios como algo bueno para complementar el matrimonio, ¿cómo es posible que ahora se traduzca en una palabra de cinco letras que transmite odio y menosprecio?

La respuesta es fácil. Primero, sacas a Dios de tu mente y esto es esencial para todas las vulgaridades, luego la santidad de su creación está fuera de la mente. Posteriormente, remplazas la ternura y el amor del matrimonio que se encuentran en la mente con la fuerza de la violación y allí se obtiene esa palabra que hace referencia a la violación. Además, expresa egoísmo, usufructo desaprobado, (este es la razón por la que les digo a las cristianas que no pierdan dos minutos con un hombre que usa este lenguaje: violación y lenguaje corrompido provienen de la misma raíz).

4. Hablar en maneras efusivas

La cuarta clase es aquel lenguaje corrompido efusivo, por ejemplo: ¡cállate! Estas palabras en si mismas son oscuras, manchadas. Sin embargo, el uso es vicioso y sin amor.

Las cuatro implicaciones de estos lenguajes

Estos son los cuatro tipos de lenguaje que Pablo clasificaría como “corrompidos”. Ahora, retrocedamos un poco y preguntémosle qué quiso decir cuando llamó a estos lenguajes como malignos, corruptos, malsanos. En el momento, pensamos en frutas malas o dañadas como Jesús lo hizo, podemos encontrar cuatro implicaciones:

1. No edifican

Primero, las frutas dañadas no alimentan tampoco lo hacen los lenguajes corrompidos. No fortalecen, mejoran o ayudan. Simplemente no son útiles. Son buenas para nada, sino para echarlas al suelo y ser pisoteadas por los hombres.

2. Probablemente harán que enfermes

Segundo, probablemente las frutas dañadas harán que enfermes si intentas comerlas, por lo tanto, un lenguaje corrupto puede hacer que las personas enfermen también. En otras palabras, fracasan en aportar nutrientes significativos, sino que pueden dañar.

Las palabras pueden herir profundamente a las personas, estas pueden ser como un virus que transmite una enfermedad de mezquindad o vulgaridad de padres a hijos, entre compañeros y también entre colegas. El lenguaje corrompido hace que las personas enfermen si estas están obligadas a comerlo.

3. Huele mal y hace la atmosfera desagradable

Tercero, la fruta mala huele mal y hace del lugar un espacio desagradable. Recuerdo unos hombres graduados en Alemania que parecían cargar con el aroma de la vulgaridad sobre ellos. Parecían reírse de toda insinuación sexual, lo más lamentable sobre aquello era que mientras más se acercaban a la alcantarilla más se reían. Sus bocas crearon una atmosfera tan desagradable como un casillero, era desagradable para todos._____________. Esto hacía imposible todo pensamiento noble y admirable ya que es difícil degustar la belleza desde un contenedor de basura. ¿Puedes permanecer en una librería para adultos y mirar por la ventana (si hay alguna) y ser movido por la belleza del ocaso del sol?

Probablemente viene de un árbol enfermo

La cuarta implicación que nos viene a la mente es que cuando pensamos en una fruta dañada y un lenguaje corrompido es que estos provienen de un árbol enfermo. Si la fruta está dañada, tan pronto como sale en la rama (apenas las palabras salgan de la boca) entonces el árbol está enfermo.

Jesús dijo: de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, de su buen tesoro saca buenas cosas; y el hombre malo, de su mal tesoro saca cosas malas. Y yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado (Mateo 12:34-37).

Por lo tanto, si una persona usa el nombre del señor en vano o trivializa con las realidades del inferno y lo santo, cambia sexualidad por vulgaridad o convierte las palabras en armas destructivas, egoístas y de mezquindad. Entonces podemos decir con seguridad que hay corrupción dentro del árbol, y por ende, en el exterior. “Si la fruta está dañada, la raíz está mala”.

Una nueva manera de pensar sobre el lenguaje

Si observamos esto, no nos sorprenderemos con lo que viene a continuación, lo cual no es de esperar. Podríamos esperar que Pablo nos amonestara y así limpiar nuestro lenguaje o que él nos dijera cuáles palabras son corrompidas o dañadas y cuáles son puras, sanas, creativas y claras. Sin embargo, Pablo no hizo lo que se esperaba.

En vez de proponernos limpiar el lenguaje, él propone una nueva forma de pensar sobre el lenguaje y nos dice: no necesitas ese lenguaje inapropiado para comunicar tus intenciones. Lo esencial es si tu intención es amor. En otras palabras, el punto es que para Pablo no todo es el lenguaje, lo que importa es el amor. La cuestión no es si nuestra boca puede evitar lenguajes inapropiados, lo que importa es si nuestras bocas son medios de gracia. Ustedes ven que el va de lo externo de la fruta a la raíz, de hecho, el va de lo que decimos al por qué lo decimos. Esto es lo que importa

Leamos el versículo 29: ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para edificación, (literalmente: bueno para edificar en la necesidad, el afrontar una necesidad específica está en evidencia) para que dé gracia a los oyentes.

¿Se ve el cambio? Él no dice: ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, al contrario, salgan palabras limpias y frescas de nuestra boca. El apóstol Pablo dice: ninguna palabra corrompida salga de vuestra. Pero pregúntense esto: ¿es mi boca un medio de gracia?, ¿estoy encarando una necesidad con las palabras que salen de mi boca?, ¿estoy fortaleciendo la fe en las personas que me escuchan?

El inmenso alcance abarca toda la fe cristiana

Esta es una forma novedosa para pensar sobre nuestra boca, así como el versículo 28 fue una forma revolucionaria de pensar sobre el mundo secular. ¿Ven el paralelo?

En el versículo 28 pablo dice: el que hurta, no hurte más, sino fatíguese trabajando con sus propias manos en algo decente. Luego, cambia de qué al porqué: para que tenga que compartir con el que padece necesidad. En otras palabras, no es el cristiano que debe detenerse de robar, no es el cristiano que debe trabajar honestamente para tener sus cosas. Es el cristiano que trabaja para tener y así dar para afrontar la necesidad. Todo nuestro trabajo es una demostración de gracia.

Esto es exactamente lo que Pablo pretende en el versículo 29: ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena, nuevamente él va de qué al porqué,… para edificación, para que dé gracia a los oyentes. No es el cristiano el que no debe continuar diciendo vulgaridades ni remplazar este por un buen lenguaje. Es el cristiano que se pregunta internamente: ¿estoy hablando ahora para edificar?, ¿es tú boca un medio de gracia?

Todo nuestro trabajo secular es una demostración de gracia y todos nuestros discursos también lo son. Ahora observan como deberían funcionar dentro de la fe cristiana? Estos son versículos increíbles que abordan la gracia de Dios en nuestras vidas.

Si mi madre no me hubiese lavado la boca con jabón y nunca hubiese orado y trabajado para lavar mi corazón con el evangelio de la gracia del Señor, hoy podría tener una boca antiséptica, pero probablemente no sería un cristiano.

Un cristiano es una persona cuya raíz corrompida ha sido hecha nueva por la gracia a través de la fe en el evangelio de nuestro Señor Jesucristo. La gracia de Dios ha tomado el odio, la rabia y el resentimiento que fluían de manera vulgar, en un lenguaje irreverente, y las ha cubierto con la sangre de Cristo y las ha eliminado junto al viejo e incrédulo ser.

Sellado para el día de la redención

¿Sabe usted qué ha dejado atrás la gracia de Dios en lugar de aquella rabia, el odio y el resentimiento?

Esperanza, este es el significado del versículo 30 y dice: y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, en el cual fuisteis sellado para el día de la redención. ¿Qué significa?

Quiere decir que un cristiano es una persona en la que el Espíritu Santo de Dios mora y el Espíritu sella al creyente para el día de la redención. En otras palabras, el Espíritu de Dios pone el sello de su propia imagen (4:24) en la vida del creyente y le garantiza que este durará hasta el día de la redención, este sello del Espíritu es la garantía de una esperanza segura.

La esperanza de todos, garantizada por el sello del Espíritu. Es este el final que vendrá en el día de la redención en lugar del día de la condenación. Este será el día cuando la larga batalla contra el pecado terminará. Este el día cuando las más profundas nostalgias de nuestro corazón serán saciadas a través de la gloria y gracia de Dios en el rostro de Jesús. No habrá más gemidos con imperfección, ni espera o frustraciones y nostalgias. Nuestra redención estará completa.

La relación del versículo 4: 30 con nuestro lenguaje

¿Cuál es el propósito de Efesios 4:30 en relación al lenguaje corrompido y el lenguaje de gracia?

Pablo dice que el Espíritu ha sido dado para sellarnos y asegurarnos para un futuro infinitamente maravilloso. En otras palabras, el sello del Espíritu trabaja para darte esperanzas. Entonces cómo haces contristar al Espíritu Santo? Lo contristas cuando no esperas por el día de la redención, por no esperar en su poder para cuidarte, ayudarte y mantenerte. Si el Espíritu Santo ha sido enviado para darte esperanzas en el Señor y en lugar de esperar en él, te estremeces por tus problemas, estás enojado, sientes amargura y resentimiento, así estás contristando al Espíritu Santo de Dios ya que actúas en contra del propósito para el cual fue enviado.

Y el lenguaje que sale del corazón no espera en la voluntad de Dios, por lo tanto, no edifica a quienes oyen. ¿Cómo puede nuestra boca ser un medio de gracia para otros cuando no se espera en la gracia de Dios para sí mismo? Un medio de gracia está más allá de un corazón desesperado, del desaliento o frustración, rabia, amargura y resentimiento que es el origen de todo lenguaje corrompido e hiriente.

Pero si el creyente se detiene y piensa por un momento que Cristo murió por sus pecados que Dios ha prometido trabajar sobre todas las cosas para su bienestar, que él ha mandado su Espíritu con el propósito específico de sellarte para el día de la redención. Por consiguiente, una esperanza segura y profunda estará en la raíz de tu vida y hacia arriba fluirá la sabia de la gracia. Y sobre las ramas de su vida estará el fruto de una nueva y completa forma de hablar.

La pregunta para su boca no abarca únicamente la perspectiva moral, sino también la espiritual. Veamos: ¿estoy evitando decir vulgaridades?, ¿estoy contribuyendo a la fe de los demás con lo que digo?, ¿estoy asustado, ansioso y molesto con mi vida? O ¿estoy lleno y rebosado con la esperanza que el Espíritu de Dios me mantendrá seguro para el día de la redención?



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