Honra a tu padre majestuoso

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English: Honor Thy Majestic Father

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Por John Piper sobre La Gloria de Dios
Una parte de la serie Malachi: The Sun of Righteousness Will Rise

Traducción por Karla Alvarado


Malaquías 1.6-14
El hijo honra a su padre, y el siervo a su señor. Pues si yo soy padre, ¿dónde está mi honor? Y si yo soy señor, ¿dónde está mi temor? —dice el Señor de los ejércitos a vosotros sacerdotes que menospreciáis mi nombre—. Pero vosotros decís “¿En qué hemos menospreciado tu nombre?” Ofreciendo sobre mi altar pan inmundo. Y vosotros decís “¿En qué te hemos deshonrado?” En que decís: “La mesa del Señor es despreciable.” Y cuando presentáis un animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Y cuando presentáis el cojo y el enfermo, ¿no es malo? ¿Por qué no lo ofreces a tu gobernador? ¿Se agradaría de ti o te recibiría con benignidad? —dice el Señor de los ejércitos. Ahora pues, ¿no pediréis el favor de Dios, para que se apiade de nosotros? Con tal ofrenda de vuestra parte, ¿os recibirá El con benignidad? —dice el Señor de los ejércitos. ¡Oh, si hubiera entre vosotros quien cerrara las puertas para que no encendierais mi altar en vano! No me complazco en vosotros —dice el Señor de los ejércitos— ni de vuestra mano aceptaré ofrenda. Porque desde la salida del sol hasta su puesta, mi nombre será grande entre las naciones, y en todo lugar se ofrecerá incienso a mi nombre, y ofrenda pura de cereal; pues grande será mi nombre entre las naciones —dice el Señor de los ejércitos. Pero vosotros lo profanáis, cuando decís: “La mesa del Señor es inmunda, y su fruto, su alimento despreciable.” También decís: “¡Ay, qué fastidio!” Y con indiferencia lo despreciáis —dice el Señor de los ejércitos— y traéis lo robado, o cojo, o enfermo; así traéis la ofrenda. ¿Aceptaré eso de vuestra mano? —dice el Señor. ¡Maldito sea el engañador que tiene un macho en su rebaño, y lo promete, pero sacrifica un animal dañado al Señor! Porque yo soy el Gran Rey —dice el Señor de los ejércitos— y mi nombre es temido entre las naciones.

Vamos a estudiar este texto durante dos semanas. La próxima semana nos centraremos en la maldición de la adoración descuidada y reflexionaremos en lo que los sacerdotes hicieron y que tanto ofendió a Dios, y lo que nosotros podemos hacer hoy para evitar esa misma maldición.

Contenido

El objetivo principal del texto

El día de hoy nos centraremos en lo que creo es el objetivo principal del texto. Lo expondré de la siguiente manera:

Aquellos quienes conocen a Dios como Padre deberían honrarlo como su Padre majestuoso.

Este es el foco principal del texto. La actitud y acciones de los sacerdotes en su ministerio son una deshonra para Dios. Versículo 6:

El hijo honra a su padre, y el siervo a su señor. Pues si yo soy padre, ¿dónde está mi honor? Y si yo soy señor, ¿dónde está mi temor? —dice el Señor de los ejércitos a vosotros sacerdotes que menospreciáis mi nombre.

Y así, esta mañana el propósito de Dios con este texto es marcar esta verdad en nuestras mentes para que permanezca con nosotros y nos distinga de los otros rebaños del mundo. Quienes conocen a Dios como Padre deberían honrarlo como su Padre majestuoso. "Pues si yo soy padre, ¿dónde está mi honor?".

Dos tipos de respuestas a la paternidad de Dios

Cuando Dios se revela a nosotros como Padre, cuando nos llama y nos adopta en su familia por medio de la fe en Cristo y nos da el Espíritu de adopción, ¿qué quisiera Él que sintamos? ¿Cuál es la reacción que Él quisiera que tuviéramos?

Creo que existen dos tipos de respuestas que siempre deben relacionarse.

1. Él quiere que tengamos una reverencia infantil por su edad, fuerza, sabiduría y autoridad, y por el simple hecho de ser la fuente de donde venimos y de la cual dependemos cada minuto. Debemos reverenciarlo y honrarlo como nuestro Padre.
2. Él quiere que tengamos una seguridad infantil y paz en su misericordia, provisión y cuidado por nosotros.

El énfasis de hoy

Creo que el énfasis de hoy es muy diferente al de hace 200 años. Si le preguntara a un cristiano evangélico típico de hoy qué es lo que la paternidad de Dios significa para ellos, muy probablemente casi todos ellos dirían, "significa que me ama, que me cuidará y me guiará y me perdonará y me llevará a casa a vivir con él para siempre algún día". Esto es cierto, ¡una verdad maravillosa!

Nada de lo que vaya a decir esta mañana pretende atenuar cuan preciosa es esa verdad. De hecho, todo lo que diga pretende profundizar, endulzar y asegurar esa verdad.

Sin embargo, ¿no es sorprendente que el versículo bíblico más famoso de todos los mandamientos relacionado con niño y padre es sin duda el quinto mandamiento? Éxodo 20:12 dice, "Honra a tu padre y a tu madre". Y sin embargo, muy pocas personas al día de hoy dirían que la paternidad de Dios implica que Dios debe ser honrado, reverenciado, venerado y celebrado con respeto sagrado.

El ideal contemporáneo de la paternidad humana

Me pregunto porqué será éste el caso. Sospecho que parte de la razón es que durante algunas décadas el ideal de la paternidad humana en nuestra sociedad no ha sido la de un hombre divino cuyo liderazgo, autoridad, sabiduría y fortaleza se ganen el respeto y la reverencia de sus hijos. Por el contrario, al parecer hemos estado tan decididos en corregir el espectro del autoritarismo, el distanciamiento, y el abuso que hemos perdido la dimensión bíblica central de la paternidad implícita en el quinto mandamiento, "Honra a tu padre", la cual implica también, "¡Padres, sean dignos de la honra de sus hijos! Sean el tipo de padres que llaman la atención de sus hijos no sólo por su afecto espontáneo sino también por una relación respetuosa y de honor".

El ideal contemporáneo de la filialidad

La otra cara de la moneda es que el ideal de la filialidad en relación con un padre no ha tenido mucho énfasis en la reverencia y el respeto durante nuestra era. Hace trescientos años cuando Thomas Watson escribió su comentario sobre el Catecismo de Westminster, las cosas eran diferentes. Él preguntó, "¿cómo deben los niños honrar a sus padres?" y él respondió con una gran cantidad de textos bíblicos, "por medio de un respeto reverencial de sus personas . . . Internamente, por medio de un temor mezclado con amor . . . Externamente, por medio de palabras y gestos".

Esta no es la atmósfera que se respira en nuestros días. El "respeto reverencial" no es algo que por lo general exijan los padres ni se de por parte de los niños. No estoy seguro si esta es la causa o el resultado de nuestra visión torcida de la paternidad de Dios, pero sospecho que esto funciona en ambos sentidos: cuanto menos enfaticemos la necesidad de que nuestros niños respeten a sus padres humanos, menor será nuestra reverencia a la paternidad de Dios, y cuanto menor sea nuestra reverencia y honra a la paternidad de Dios, menor será la posibilidad de que esto forme parte de nuestro ideal de paternidad.

Una acción correctiva equilibrada

Como sea que usted perciba el estado actual de las cosas con respecto a los niños y a los padres de hoy en día, espero que reconozca junto conmigo que este texto en Malaquías 1:6 es una acción correctiva equilibrada para aquellos que ven la paternidad de Dios solamente en términos de su accesibilidad, cuidado y condescendencia. La paternidad de Dios viene a humillar a los sacerdotes, a atemorizarlos pues ellos han despreciado el nombre de su padre. Ellos han tratado su altar como algo trivial y despreciable. La paternidad de Dios en este texto no es para la comodidad o seguridad.

"Pues si yo soy padre, ¿dónde está mi honor?"

La clara enseñanza en un versículo como este es que la paternidad majestuosa de Dios implica un deber sagrado, que sus hijos deben honrarlo, respetarlo y tenerle estima reverencial.

Malaquías nos ayuda a sentir la majestad de nuestro Padre

Quisiera mostrarles tres formas en las que Malaquías nos ayuda a sentir la majestad de nuestro Padre celestial a través de este pasaje de las Escrituras. Él inicia el párrafo en el versículo 6 mostrándonos que Dios es nuestro Padre, y luego dedica el resto del texto a mostrar la inconsistencia absoluta entre tener a Dios como Padre y tratarlo de la forma en que los sacerdotes lo estaban tratando.

Sin embargo, noten que, la inconsistencia que Malaquías señala no es que deberían mostrarse más agradecidos con un Padre que se preocupa por ellos, lo cual es cierto. Lo que Malaquías señala es que ellos deberían mostrar más honra a un Padre tan majestuoso en autoridad, autosuficiencia y universalidad. Veamos estas tres cosas.

1. Llamándolo SEÑOR de los ejércitos

Lo primero que Malaquías hace para ayudarnos a sentir la majestad de nuestro Padre en este texto es usar una y otra vez un nombre especial para él. Ocho veces en estos nueves versículos (24 veces en todo el libro) llama a Dios "el SEÑOR de los ejércitos".

  • Versículo 6, "Y si yo soy señor, ¿dónde está mi temor? —dice el SEÑOR de los ejércitos".
  • Versículo 8, "¿Se agradaría de ti o te recibiría con benignidad? —dice el SEÑOR de los ejércitos".
  • Versículo 9, "¿os recibirá El con benignidad? —dice el SEÑOR de los ejércitos".
  • Versículo 10, "No me complazco en vosotros —dice el SEÑOR de los ejércitos".
  • Versículo 11, "pues grande será mi nombre entre las naciones —dice el SEÑOR de los ejércitos".
  • Versículo 13, "También decís: “¡Ay, qué fastidio!” Y con indiferencia lo despreciáis —dice el SEÑOR de los ejércitos".
  • Versículo 13, "¿Aceptaré eso de vuestra mano? —dice el SEÑOR".
  • Versículo 14, "Porque yo soy el Gran Rey —dice el SEÑOR de los ejércitos".

"Ejércitos" quiere decir el gran número de ejércitos o ángeles o estrellas, entonces lo que Malaquías quiere que veamos y sintamos es que nuestro Padre celestial tiene autoridad infinita en el universo. Él puede manejar cualquier y todos los ejércitos en la tierra para cumplir sus propósitos entre las naciones, lo sepan o no. Él tiene innumerable cantidad de ángeles imparables que ejecutan sus órdenes perfectamente y nunca fallan en sus diligencias. Él ha designado a cada estrella en el universo su posición y las mantiene en su lugar (todas las billones de billones de estrellas) y las llama por nombre.

¡¡Y sobre el altar de este Padre los sacerdotes están ofreciendo animales con sarna y patas quebradas!!

2. Mostrándonos que Dios no necesita sacrificios

Segundo, Malaquías nos ayuda a sentir la majestad de nuestro Padre al mostrarnos que él no necesita estos sacrificios mezquinos, ¡o ningún otro! Nuestro Padre no depende de los pagos que le den los sacerdotes.

Esto se muestra en el versículo 10: "¡Oh, si hubiera entre vosotros quien cerrara las puertas para que no encendierais mi altar en vano!”. En otras palabras, “cierren las puertas del templo, no quiero el olor de tus sacrificios. No necesito la comida de tus sacrificios”. Esta es la majestad de la propiedad universal que tiene Dios sobre todas las cosas y su libertad e independencia de toda la creación.

El Salmo 50:9–12 lo expresa así:
No tomaré novillo de tu casa,

ni machos cabríos de tus apriscos.
Porque mío es todo animal del bosque,

y el ganado sobre mil colinas.
Toda ave de los montes conozco,

y mío es todo lo que en el campo se mueve.
Si yo tuviera hambre, no te lo diría a ti;

porque mío es el mundo y todo lo que en él hay.

O como lo dice Pablo en Hechos 17:25, "…ni es servido por manos humanas, como si necesitara de algo, puesto que El da a todos vida y aliento y todas las cosas…"

Nuestro Padre majestuoso es dueño de cada metro cuadrado de Minneapolis. Tiene derechos de autor por cada lago en Minnesota. Esta tierra es su tierra, desde California hasta la isla de Nueva York, desde el Parque Nacional Redwood hasta las corrientes del golfo, esta tierra fue creada por Dios y por su Nombre.

¡¡Y sobre el altar de este Padre majestuoso los sacerdotes están ofreciendo animales con sarna y patas quebradas!!

3. Mostrándonos que todos honrarán a Dios

Finalmente, Malaquías nos ayuda a sentir la majestad de nuestro Padre al mostrarnos que algún día toda persona y todo lugar honrarán su autoridad y propiedad.

El versículo 11 es una de las promesas más asombrosas y fascinantes del Antiguo Testamento. La Versión Estándar Revisada de la Biblia utiliza los verbos en tiempo presente, pero en hebreo no hay verbos excepto un participio que podría ser presente o futuro. Sin duda, las versiones de la Biblia KJV, NASB y NIV tienen razón en ver una profecía y usar el tiempo futuro pues el NOMBRE de Dios todavía no es grande en todas las naciones.<br>

Porque desde la salida del sol hasta su puesta, mi nombre será grande entre las naciones, y en todo lugar se ofrecerá incienso a mi nombre, y ofrenda pura de cereal; pues grande será mi nombre entre las naciones —dice el SEÑOR de los ejércitos.

En otras palabras, Malaquías le dice a los sacerdotes: el nombre de tu Padre, el cual has deshonrado con ovejas enfermas y cabras sarnosas, ese nombre será reverenciado y tenido en alta estima por toda nación en el mundo y en cada lugar de la tierra.

¿No deberías entonces honrar a tu Padre majestuoso?

Dos aplicaciones

Ahora bien, permítanme concluir aplicando esta lección en dos formas.

1. Una aplicación para padres humanos

Primero, hay una aplicación para nosotros como padres humanos, es decir, que debemos representar, junto con nuestras esposas, un estándar de verdad y justicia, de autoridad y confianza, de ternura y condescendencia que exigirán y ganarán tanto el respeto reverencial como la ternura de nuestros hijos.

Cuando tengo la oportunidad de sentarme con Noël y mis cuatro hijos un domingo en la noche en una de estas bancas, quisiera que pasen dos tipos de cosas. Quiero que el más pequeño de mis hijos pueda sentarse en mi regazo, y que el de cuatro años ponga se cabeza sobre mi pecho y que su mano manchada de tinta alcance a frotar mi mejilla. Sin esa ternura entre mis hijos y yo, sería un fracaso como padre bíblico.

Pero otra de las cosas que quiero mientras estamos sentados en esa banca es esto: si uno de mis hijos se está portando mal (desearía que no pasara, pero todos sabemos que así es), quiero que con una mirada severa de mi rostro infunda temor en su corazón y ponerlo bajo control.

Los niños más felices y santos de este mundo son aquellos cuyos padres han tenido éxito en ganarse tanto la ternura de sus hijos como su temor reverencial y amoroso. Y estos son los niños que entenderán más fácilmente el misterio de la paternidad de Dios.

2. Una aplicación a nuestra relación con Dios

Esto me lleva a la segunda aplicación, a saber, que en nuestra relación con Dios, siempre debemos mezclar los sentimientos de reverencia, temor y admiración junto con los sentimientos de seguridad, ternura y amistad.

Una de las cosas más extraordinarias que he descubierto recientemente es que estas dos dimensiones de nuestra relación con Dios no solo se mantienen juntas a través de las Escrituras, sino que, de hecho, la experiencia adecuada de una depende de la otra.

Por ejemplo, el Salmo 25:14 dice, "Los secretos del SEÑOR son para los que le temen” Pero, ¿no es cierto que la comunión íntima echa fuera el temor? Sí, echa fuera el temor que acobarda, que paraliza, que engendra odio, que está cargado de culpa, mas no el temor reverencial. Los secretos del SEÑOR son para los que le temen.

Otro ejemplo está en Isaías 66:2, "Pero a éste miraré:
 al que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante mi palabra". ¿Queremos que el rostro del Señor brille sobre nosotros? ¿Queremos que nos muestre su rostro y nos sonría con calidez y ternura? El Señor nos dice en este versículo, "Pero a éste sonreiré, al que tiembla ante mi palabra". Su comunión es para con los que le temen, y su rostro para con los que se estremecen.

Un ejemplo más en Salmos 103:13, "Como un padre se compadece de sus hijos,
 así se compadece el SEÑOR de los que le temen".

¿Quién verá y conocerá la misericordia de Dios? ¿Quién descansará en su misericordia, y aún más preguntaré, ¿quién disfrutará de la gran misericordia de Dios? Aquellos que se inclinen con temor reverencial y honren al Padre majestuoso.

No hay contradicción, a menos de que sea la contradicción de nuestros propios corazones rebelándose contra la misericordia o la majestad de nuestro Padre celestial. Que tal rebelión sea superada en todos nuestros corazones, porque ciertamente la experiencia que Dios tiene para todos nosotros en esta mañana es la de una relación más profunda y satisfactoria en el mundo.

Oración final

Que no nos acobardemos o quedemos estupefactos ni paralizados ante la presencia de nuestro Padre misericordioso, ni que seamos frívolos o descuidados, ni triviales o presuntuosos en la presencia de nuestro Padre majestuoso, sino que descubramos en el poder del Espíritu Santo, el misterio de la santidad:

▪ una ruptura audaz,
▪ una relajación reverencial,
▪ una familiaridad temerosa,
▪ una ternura estremecedora,
▪ un asombro afectivo.

Dios Todopoderoso y Padre celestial, el mundo necesita cristianos como estos, nuestros hijos necesitan padres como estos. ¡Cómo se glorificaría tu plenitud en una iglesia como esta! ¡Haz que seamos un pueblo como este! Porque tú eres el SEÑOR de los ejércitos, el dueño de todas las cosas, el gran Rey de todas las naciones, por medio de Cristo Jesús, amen.


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