Huye de la oscuridad

De Libros y Sermones Bíblicos

CARTA A UNA POSIBLE ADÚLTERA

Querida esposa:

Realmente he luchado con lo que Dios quiere que comparta en una carta como esta. Me detuve y comencé cientos de veces. Me he encontrado pensando: "¡Ya lo han escuchado todo!" Y luego recuerdo que Pablo, cuando escribía a las iglesias, solía decir cosas como: "No tengo inconveniente en recordarte estas cosas" (véase Filipenses 3:1)

Creo que me preocupa que suene demasiado obvio. Pero tal vez necesites que te recuerden lo obvio. Sé que lo hago, ¡sobre tantas luchas diferentes! Por lo tanto, me alegra recordarte el porqué nunca querrías tener un corazón adúltero hacia tu esposo y, lo que es más importante, hacia Dios.

Me he imaginado sentado frente a ti, sin saber toda tu historia, pero apasionadamente obligado a alejarte de la oscuridad.

Necesidad ferviente por la presencia de Dios

El pecado invita a la separación de Dios, y la separación de Dios debería aterrorizarnos. Pero nuestros corazones son fácilmente engañados, y 1 Juan 1: 6 dice: "Si decimos que tenemos comunión con Él, pero andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad". Oro para que todavía tengas presencia suficiente del Espíritu en tu vida para reconocer lo que te esté conduciendo a la oscuridad en este momento.

¿Dónde está tu pelea? ¿Dónde está tu lucha, esfuerzo y presión? Lo digo con lágrimas en los ojos, pero ¿dónde está tu deseo de conocer la presencia de Dios en tu vida?

¡La presencia del Dios viviente debe ser algo sin lo cual no puedes vivir! La cercanía con él debería ser el grito más desesperado de nuestros corazones. Con David, debemos declarar: "No me eches de tu presencia y no quites de mí tu santo Espíritu" (Salmo 51:11). ¿Estás tan lejos de Dios que ya no amas el sonido de su voz? ¿Se ha perdido en tu corazón el valor supremo de conocer a Cristo?

Muchas mujeres piensan que el adulterio ocurre cuando la pasión por su marido está en guerra con su pasión por alguien más. Pero el adulterio realmente sucede cuando tu pasión por el poder y la presencia de Dios en tu vida está en guerra con las pasiones de la lujuria y la autocomplacencia.

Jesús dijo: "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados" (Mateo 5: 6). Veo a muchas mujeres hambrientas y sedientas de muchas cosas (atención, cosas materiales, libertad de responsabilidad, afirmación, algo nuevo). ¿Pero un deseo y una necesidad ferviente de ser rectos?

Si desarrollas un apetito por la rectitud, Dios mismo te satisfará. Su presencia y amor te abrumarán.

Ora por el poder de Dios

Recuerda que esta lucha contra las tentaciones adúlteras y por la presencia de Dios no es una batalla que puedas ver.

Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales (Efesios 6:12).

Este pasaje solía sonar un poco dramático para mí, tal vez incluso alarmista. Me avergüenza admitirlo, pero es verdad. Pero aquí estoy ahora, abrumado por la intensidad de la guerra espiritual que abunda. ¿Luchamos contra las fuerzas espirituales del mal? Sí, lo creo ahora. ¿Y tú?

Si es verdad, si nuestra batalla es principalmente espiritual, entonces debemos luchar con las armas espirituales. Conozco a una mujer que estaba descorazonada después de descubrir que su esposo estaba luchando terriblemente con la pornografía. Pero en lugar de desmoronarse a los pies del enemigo, se comprometió a ayunar y orar regularmente por su esposo y su matrimonio. Sé de otras parejas que ayunan y oran semanalmente juntas porque saben cuán feroz es la batalla por sus afectos.

Cuando uno de mis amigos escuchó que una joven esposa en su iglesia estaba luchando contra pensamientos lujuriosos hacia otro hombre, ella le dijo audazmente: "Quiero que me llames cada vez que sientas esa atracción y estés luchando, y vamos a orar en el nombre de Jesús por la libertad y la liberación". Qué sorprendente respuesta a algo de lo que no podemos hablarle a la gente. "El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha" (Juan 6:63).

De nuevo, para declarar lo obvio, libra batallas espirituales con armas espirituales. No puedo imaginar que estés tan lejos en el camino hacia el adulterio, y aun así digas que estabas orando y ayunando fielmente y buscando a Dios.

¿No quieres ver que Dios intervenga poderosamente? No estoy hablando de intervenir haciendo que tu esposo parezca perfecto de repente, o quitándole todo deseo pecaminoso. Pero si te actúas con humildad y oras, Dios te rescatará del enemigo.

Enumera tus días

"Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo" (Efesios 4:32). No sé por qué es tan difícil ser amable a veces. ¿Te describiría tu esposo como amable y cariñosa?

Hace un par de años, tuve una cita médica que no fue muy alentadora. Vieron algunos puntos sospechosos y quisieron hacer más pruebas. Después de que me llamaron para más exámenes, tuve que esperar el fin de semana antes de obtener los resultados. Fue uno de los mejores fines de semana de mi vida.

Llámame pesimista, pero tenía planeado mi funeral para el viernes por la noche. Eso me dio dos días para ver todo bajo una luz diferente. Fue una especie de experiencia fuera del cuerpo, pero de la mejor manera. Era tan cariñosa con mi esposo, me acurruqué más tiempo con mis hijos, parecía saber instintivamente de qué no preocuparme, y todo lo que quedaba era el disfrute puro de la dulzura de la vida y el amor. Por la noche le contaba a Dios todos mis temores, y dejaba que su Espíritu me consolara. No puedo decirte lo bueno que fue para mí.

La vida es corta. Por favor, no olvides eso. Suplica al Señor para que suavice tu corazón, ofrece perdón y recíbelo. Si podemos ver cuán cerca está la muerte y cuán preciosa es la vida, el adulterio se verá como la mentira marchita y satánica que realmente es.

Si caminas por ese camino que conduce a todo menos a la rectitud, retrocede. Estoy orando para que escuches la voz de Dios llamándote a ti mismo, y dejarás todo y correrás hacia él.

Él lo merece.