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English: Jesus Saves

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Por Jonathan Parnell sobre Salvación

Traducción por Mariana Ramirez


Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido (Lucas 19:10 LBLA).

El cristianismo se resume en estas palabras: Jesús vino a buscar y salvar a los que se habían perdido. Si se nos pidiera describir en una oración el corazón del evangelio, sería así.

No hay otra noticia como esta.Todas las demás religiones lo dicen al revés. El resto de religiones nos dicen que busquemos. Nos dicen que subamos montañas como Zaqueo, que dependamos de nuestro propio esfuerzo para cualquier esperanza de alcanzar lo divino. Se nos dice que debemos de buscar la forma de sanar los problemas con nuestro propio esfuerzo. Si quieres la salvación, dicen, entonces buscala.

En cierto sentido, así es el mundo - vivimos en un planeta lleno de buscadores. Somos, de una forma u otra, escaladores de árboles, maniobrando para ganar ventaja, para lograr alguna perspectiva, encontrar paz persona. Entonces viene Jesús.

Estamos perdidos en nuestra propia búsqueda hasta que Jesús llega y nos dice, “Date prisa y desciende” (Lucas 19:5). Para tu búsqueda. Para de salvarte a ti mismo. He venido a buscar y salvar lo que se había perdido.

Nuestro esfuerzo es silenciado. Nuestra búsqueda - nuestro intento de alcanzar lo divino por nosotros mismos - es silenciado cuando aprendemos que lo divino nos ha alcanzado a nosotros… al convertirse en uno de nosotros. Aquí estamos, volviéndonos locos tratando de alcanzar a Dios, y luego Dios, a pesar de nuestras obras de menosprecio, viene a nosotros. Eso que no podíamos sanar, es la carga que Él pone sobre sí mismo.

Estábamos perdidos, pecadores que justamente merecen el juicio de Dios. Aún así Jesús viene a tomar ese juicio por nosotros. Él tomó nuestro lugar en la cruz, murió y fue sepultado, y en el tercer día resucitó a la vida. Él ascendió a la derecha del Padre donde reina sobre todo. Jesús nos buscó, y nos ha salvado si confiamos en él. ¿Lo crees? ¿Sientes la maravilla de la salvación?

Jesús, tú eres el que salva, no nosotros. Gracias por el descanso, por calmar los vientos furiosos de nuestras obras sin fe. Gracias por detener los esfuerzos de nuestras almas. Vencenos cada vez más con la gloria de tu gracia, y haz que nuestra postura hacia los demás sea un eco de tu evangelio: “ el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”.


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