Judas Iscariote, el suicidio de Satanás y la Salvación del mundo

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English: Judas Iscariot, the Suicide of Satan, and the Salvation of the World

© Desiring God

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Por John Piper sobre Historia Redentora
Una parte de la serie Spectacular Sins and Their Global Purpose in the Glory of Christ

Traducción por Nelly Alister


Lucas 22:1-6

Se acercaba la fiesta de los panes sin levadura, llamada la Pascua. 2 Y los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo dar muerte a Jesús, pues temían al pueblo. 3 Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que pertenecía al número de los doce; 4 y él fue y discutió con los principales sacerdotes y con los oficiales sobre cómo se lo entregaría. 5 Ellos se alegraron y convinieron en darle dinero. 6 El aceptó, y buscaba una oportunidad para entregarle, sin hacer un escándalo.

Este es el último mensaje de la serie Los pecados espectaculares y su propósito global en la gloria de Cristo. El objetivo es mostrar que en repetidas oportunidades a través de la historia del mundo, la época de toma de pecados que cambió el curso de la historia no anula los propósitos globales de Dios sino que sólo los satisface para glorificar a Su Hijo y salvar al pueblo.

Mi oración es que estas grandes vistas históricas de la soberanía de Dios sobre el pecado se encuentren en nuestros pensamientos renovados, las cuales tienen un efecto profundamente práctico, nos fortalecen ante las dificultades y nos hacen audaces para Cristo ante la oposición peligrosa. Esta es la fuerza que exalta a Cristo en la calamidad y el valor que exalta a Cristo en los conflictos. Oro al Señor para que teja cuerdas de acero y seda en el tejido de tu alma.

Contenido

El Pecado Más Grande de la Historia: La muerte de Jesús

El pecado más grande que se ha cometido en la historia es la muerte de Jesús. Jesús, divino Hijo de Dios, moralmente perfecto e infinitamente digno. El acto más despreciable en torno a su muerte fue la traición de Judas Iscariote, uno de sus amigos cercanos.

Judas era uno de los doce apóstoles elegidos por Jesús, quien lo acompañó durante todo Su ministerio. A Judas se le había encomendado la bolsa con el dinero para todo el grupo (Juan 13:29). En la última cena él se encontraba cerca de Jesús y mojó el pan en el mismo plato (Marcos 14:20).

“Satanás Entró en Judas”

En la noche de la última cena, Lucas dice en Lucas 22:3-6 que “Satanás entró en Judas…y él fue y discutió con los principales sacerdotes y con los oficiales sobre cómo se lo entregaría (Jesús). Ellos se alegraron y convinieron en darle dinero. Y él prometió, y buscó oportunidad para entregárselo en ausencia del pueblo. Luego, Judas condujo a las autoridades al Huerto de Getsemaní, donde se encontraba Jesús y se acercó a Él y lo traicionó con un beso (Lucas 22:47-48). Con esto, la muerte de Jesús quedó sellada.

Cuando Lucas dice en el versículo 3 “Satanás entró en Judas” nos vienen muchas preguntas a la mente. 1) Una de ellas es que si Satanás simplemente llegó a dominar a un buen Judas o si Judas ya estaba siguiendo el camino del mal y Satanás aprovechó ese momento. 2) Otra pregunta es porqué Satanás haría esto si la muerte y resurrección de Jesús serían su derrota. Existe una buena razón para pensar que Satanás tenía conocimiento de esta situación. 3) Y la tercera pregunta y la más importante ¿Dónde estaba Dios cuando esto sucedió? ¿Cuál era su participación o no participación en el pecado más grande que se haya cometido? Analicemos estas preguntas una por una.

1) El Poder de Satanás en las Pasiones Pecaminosas de Judas

Al leer Lucas 22:3 “Satanás entró en Judas” ¿Cómo podemos pensar en la voluntad de Judas y el poder de Satanás? Cuando Satanás entró en Judas, él no era un simple inocente. Juan dice que él era un ladrón (Juan 12:6). Cuando Judas se quejó de que María había malgastado el dinero en perfume para ungir a Jesús, Juan comenta: “Pero dijo esto, no porque se preocupara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella”.

Si esto parece increíble, imagínense el comportamiento vergonzoso hoy en día de los que se hacen llamar líderes cristianos y que utilizan los regalos del ministerio y gastan $ 39.000 en ropa y $ 29.000 para las vacaciones de sus hijos en Bahamas, y manejan un Lexus blanco y un Mercedes rojo. Así como Judas se sentó al lado de Jesús con su rostro piadoso y religioso y salió a expulsar a los demonios en el nombre de Jesús, él no era un devoto de Jesús. Judas amaba el dinero. Amaba el placer y el poder que el dinero podían comprar.

Pablo explica como sucede esto junto al poder de Satanás. Efesios 2:1-3: “Y él os dió vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire [observe la conexión: muertos en pecados, siguiendo a Satanás], el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás”. Muertos en nuestros delitos y pecados, estamos caminando en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos y por tanto siguiendo al príncipe de la potestad del aire.

Satanás no mantiene cautivo a los inocentes. Los inocentes no existen. Satanás tiene el poder donde prevalecen las pasiones pecaminosas. Judas amaba el dinero y lo disimuló con una relación falsa y externa con Jesús. Y luego lo vendió por 30 monedas de plata. ¡Cuántos como él existen hoy en día! No te conviertas en uno de ellos y tampoco te dejes engañar.

2) La participación de Satanás en su propia destrucción

La segunda pregunta es, porqué Satanás llevó a Judas a traicionar a Jesús. ¿No sabía acaso que la muerte y resurrección de Jesús eran su derrota (Colosenses 2:13-15; Apocalipsis 12:11)?

Existe una buena razón para pensar que Satanás tenía conocimiento de esto.

Cuando Jesús comenzó Su ministerio hacia la crucifixión, Satanás trató de apartarlo del camino del sufrimiento y sacrificio. Satanás tentó a Jesús mientras estaba en el desierto para que convirtiera las piedras en pan y se lanzara de la parte más alta del templo para así ser adorado y tener la soberanía del mundo (Mateo 4:1-11). El punto de todas estas tentaciones es que: No vayas por el camino del sufrimiento, del sacrificio y de la muerte. Que uses tu poder para escapar del sufrimiento y si eres el Hijo de Dios, muestres tu derecho a reinar. Yo puedo ayudarte. Hagas lo que hagas no caigas en la crucifixión.

Recuerdan cuando Jesús declara que sufriría muchas cosas por parte de los ancianos y los principales sacerdotes, que sería asesinado, y reprendido por Pedro. Pedro dice: ¡No lo permita Dios, Señor! Eso nunca te acontecerá” (Mateo 16:22). En otras palabras, nunca permitiré que te maten. Jesús no lo elogió por esto y le dijo: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! Me eres piedra de tropiezo; porque no estás pensando en las cosas de Dios, sino en las de los hombres (Mateo 16:23). La obra de Satanás es impedir que Jesús llegue a la crucifixión. Satanás no quiere que Jesús sea crucificado. Es su perdición.

Pero en Lucas 22:3 Satanás entra en Judas y lo impulsa a traicionar al Señor para llevarlo a la crucifixión. ¿Por qué este cambio? ¿Por qué Satanás trata de desviarlo de Su camino a la cruz y luego toma la iniciativa de llevarlo hacia ella? No se nos ha dicho. Este es mi esfuerzo para responder a esta pregunta: Satanás vió que sus esfuerzos por desviar a Jesús del camino a la cruz estaban fracasando. En repetidas oportunidades Jesús mantuvo el curso de su camino. Su rostro se endureció como un pedernal para morir y Satanás llegó a la conclusión que no había nada que lo detuviera. Por tanto, determinó que si no podía detener a Jesús, por lo menos trataría de hacer las cosas lo más dolorosas y lastimosas posible. No solamente la muerte, sino que la muerte a través del engaño. La muerte por abandono. La muerte por negación (ver Lucas 22:31-32). Si él no podía detenerlo, arrastraría a otros a hacerlo, haciendo el mayor daño posible. Esta secuencia dramática de pecados fue lo que llevó a Jesús a morir en la cruz.

3) La Participación de Dios en la Muerte de Su Hijo

Lo que nos lleva ahora a la tercera pregunta, la más importante de todas: ¿Dónde estaba Dios? O para ser más preciso: ¿Cuál fue la participación o la no participación de Dios en la muerte de Jesús, el pecado más espectacular que jamás haya sucedido?

Para responder a esta pregunta debemos taparnos la boca y guardar silencio de nuestras especulaciones filosóficas. Nuestras opiniones aquí no cuentan. Lo único que cuenta es lo que Dios nos ha mostrado con su palabra. La primera cosa que Él nos revela es que los detalles relacionados con la muerte de Jesús fueron anunciados por la palabra de Dios cientos de años antes.

Las Escrituras revelan que los hombres malos debían rechazar a Jesús.

En Mateo 21:42 Jesús dice (citando el Salmo 118:22):¿Nunca leísteis en las Escrituras: “La piedra que desecharon los constructores, esa, en piedra angular se ha convertido; esto fue hecho de parte del Señor, y es maravilloso a nuestros ojos?

Las Escrituras revelan que debían odiar a Jesús.

En Juan 15:25, Jesús cita el Salmo 35:19: “Pero han hecho esto para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: “Me odiaron sin causa””.

Las Escrituras revelan que Jesús sería abandonado por sus discípulos.

En Mateo 26:31, Jesús cita a Zacarías 13:7: “Esta noche todos vosotros os apartaréis por causa de mí, pues escrito está: “Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño se dispersarán””.

Las Escrituras revelan que Jesús sería clavado en la cruz, pero que sus huesos permanecerían intactos.

Juan cita el Salmo 34:20 y Zacarías 12:10: “Pero uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza ….es para que se cumpla la escritura: “El guarda todos sus huesos; ni uno de ellos es quebrado”. Y nuevamente otra Escritura dice: “Mirarán al que traspasaron”.

Las Escrituras revelan que Jesús sería traicionado por un amigo cercano por treinta monedas de plata.

En Juan 13:18 Jesús cita el Salmo 41:9 y dice: “No hablo de todos vosotros; yo conozco a los que he escogido; pero es para que se cumpla la escritura: “el que come mi pan ha levantado contra mi su calcañar””.

Mateo 26:24, Jesús dice: “A la verdad el Hijo del hombre va, como está escrito de Él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado!”

Mateo 27:9-10: “Entonces se cumplió lo anunciado por medio del profeta Jeremías, cuando dijo: y tomaron las treinta piezas de plata, el precio de aquel cuyo precio había sido fijado por los hijos de Israel; y las dieron por el campo del alfarero, como el Señor me había ordenado (Jeremías 19:1-13; Zacarías 11:12-13).

Y no sólo las Escrituras revelan los detalles de la muerte de Jesús, sino que Él mismo lo anuncia.

Marcos 10:33-34, Jesús dice: “He aquí, subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles. Y se burlarán de Él y le escupirán, le azotarán y le matarán, y tres días después resucitará”.

Y aquella última noche, Jesús le dijo a Pedro: “De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces“ (Mateo 26:34).

Según Su soberana voluntad

De todas estas profecías, sabemos que Dios había previsto esto y no hizo nada para prevenirlo, incluyendo que su Hijo fuera rechazado, odiado, abandonado, engañado, negado, condenado, escupido, azotado, burlado, crucificado y asesinado. Dios sabía lo que sucedería, así como el plan divino que Él tenía para Jesús. Estas cosas sucedieron. Dios las predijo a través de su palabra y pudo haberlas evitado, pero no lo hizo. Todo sucedió según Su soberana voluntad.

Todas las profecías son malignas. Son pecados. Rechazar, odiar, abandonar, engañar, negar, condenar, escupir, azotar, crucificar y asesinar al moralmente perfecto, infinitamente digno, Hijo divino de Dios, son pecados. Y la Biblia aún es clara y explícita al decir que Dios planeó todo esto. Es explícita, no solamente en todos los textos proféticos que hemos visto, sino que también en pasajes donde indica claramente que Dios permite que sucedan las cosas.

Dios permite que sucedan las cosas

Por ejemplo, en Isaías 53:6 y 10 dice: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino: mas el Señor cargó en Él el pecado de todos nosotros…Con todo eso el Señor quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento”. Así, la mano invisible y el plan divino de Dios están detrás del escupir, de los azotes, de las burlas y de la crucifixión.

Y digo esto cuidadosamente y con cierto temor. Esta es una verdad muy grande, muy importante e impactante como para ser simplista y fanfarrón. Pienso que la mano invisible y el plan divino de Dios están detrás de todos estos pecados más espectaculares de todo el universo - más dolorosos y más impresionantes que la caída de Satanás o de cualquier otro tipo.

La mano invisible y el plan divino de Dios

En Hechos 4:27-28, podemos ver de manera más clara y explícita que detrás de la horrenda crucifixión de Su Hijo está la mano de Dios y el plan divino. “Pues verdaderamente se juntaron contra tu santo Hijo Jesús, a quien tú ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer lo que tu mano (cheir) y tu consejo (boule) habían predeterminado que se hiciese”. La mano de Dios y su plan son los términos utilizados.

Resulta extraño decir que la mano de Dios y el plan divino estaban predestinados a suceder. Uno no piensa que la mano de Dios pueda predestinar algo. ¿Cómo puede predestinar? Creo que esto significa que la mano de Dios normalmente es sinónimo del poder ejercido por Dios – no se refiere al poder en lo abstracto, sino en forma terrenal, ejercicio de poder de manera eficaz. El punto es que al unir el poder con el “plan” se puede decir que no es sólo un plan teórico, sino que es un plan realizado por la mano de Dios.

Isaías 53:10 dice: “Con todo eso, el Señor quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento”. O dicho literalmente, según la versión del rey James “Pero quiso el Señor quebrantarle, sometiéndole a padecimiento”. El Señor lo sometió a padecimiento. Detrás de Herodes, Poncio Pilato, los gentiles y el pueblo de Israel estaba su propio Padre, quien tenía un amor infinito por Jesús.

El Evangelio: Dios en la obra de la muerte

¿Por qué es importante? Es importante porque si Dios no fuera el actor principal en la muerte de Cristo, su muerte no nos salvaría de nuestros pecados, y pereceríamos en el infierno eternamente. La razón por la cual la muerte de Cristo es el corazón del evangelio - el corazón de las buenas noticias - es porque es obra de Dios. Romanos 5:8: “Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Si no cumples con la actividad de Dios en la muerte de Jesús, será como abandonar el evangelio. Esto es obra de Dios. Es el punto más alto y profundo de Su amor por los pecadores. Es Su amor por nosotros.

Romanos 8:3: “enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y como ofrenda por el pecado, condenó al pecado en la carne, ”. Dios condenó el pecado en la carne de Jesús con nuestra condena. Por esto, somos salvos.

Gálatas 3:13: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros”(porque escrito está: Maldito todo el que cuelga de un madero). Dios maldijo a Jesús con la maldición que nos pertenecía. Por esto, somos salvos.

2 Corintios 5:21: “Al que no conoció pecado, le hizo pecador por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en El.”. Dios imputó nuestro pecado en Él y ahora estamos libres de la justicia de Dios.

Isaías 53:5: “Mas Él fue herido por nuestras transgresiones,molido por nuestras iniquidades.”. Fue herido y molido por Dios. Por esto, somos salvos.

La cruz de Cristo: la obra y el amor de Dios

Esta serie de mensajes son importantes porque si abrazamos la verdad bíblica (y rezo para que así sea) donde Dios ordena los espectaculares pecados para la gloria de Su Hijo, nosotros, sin dejar de ser, de ninguna manera espirituales o justos en ese acto, no debemos retroceder ante la cruz de Cristo como obra de Dios. No estaremos entre aquellos que llaman “el abuso del niño divino” al acto más amoroso que se haya realizado “. Llegaremos a la cruz, se nos caerá la cara y diremos: Esto no es una mera conspiración humana. Esto es obra y amor de Dios. Lo recibiremos como el mejor regalo. Seremos salvados y Cristo nos glorificará. Nuestra oración no habrá sido en vano.



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