La Chequera del Banco de la Fe/30 de Enero

De Libros y Sermones Bíblicos

Saltar anavegación, buscar

Recursos Relacionados
Leer más Por Charles H. Spurgeon
Indice de Autores
Leer más sobre Vida Devocional
Indice de Temas
Recurso de la Semana
Cada semana enviamos un nuevo recurso bíblico de autores como John Piper, R.C. Sproul, Mark Dever, y Charles Spurgeon. Inscríbete aquí—es gratis. RSS.

Sobre esta Traducción
English: Faith's Checkbook/January 30

© Public Domain

Compartir esto
Nuestra Misión
Esta traducción ha sido publicada por Traducciones Evangelio, un ministerio que existe en internet para poner a disponibilidad de todas las naciones, sin costo alguno, libros y artículos centrados en el evangelio traducidos a diferentes idiomas.

Lea más (English).
Como Puedes Ayudar
Si tú puedes hablar Inglés bien, puedes ofrecerte de voluntario en traducir

Lea más (English).

Por Charles H. Spurgeon sobre Vida Devocional
Capítulo 31 del Libro La Chequera del Banco de la Fe

Traducción por Allan Aviles


30 de Enero

“He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres.” Génesis 28: 15.


¿Necesitamos misericordias para el camino? Aquí tenemos unas muy especiales: la presencia de Dios y Su preservación. En cualquier lugar necesitamos ambas, y en cualquier lugar las tendremos si acudimos al llamado del deber y no vamos meramente siguiendo nuestra propia fantasía. ¿Por qué habríamos de mirar el cambio de domicilio a otro país como una triste necesidad cuando nos es asignado por la voluntad divina? En todas las tierras el creyente es igualmente un peregrino y un extranjero; y, sin embargo, en cualquier región el Señor es la morada del creyente, como lo ha sido para todos Sus santos en todas las generaciones. Podríamos echar de menos la protección de un monarca terrenal, pero cuando Dios dice: “te guardaré”, no estamos expuestos a ningún peligro real. Este es un bendito pasaporte para un viajero, y una escolta celestial para un emigrante.Jacob no había abandonado nunca antes su hogar paterno: había estado siempre bajo la protección de la madre, y no había sido un aventurero como su hermano. Sin embargo, se fue lejos, y Dios fue con él. Llevaba poco equipaje, y no contaba con ayudantes; sin embargo, ningún príncipe viajó jamás con un protector personal más noble. Aun cuando dormía al aire libre, los ángeles lo cuidaban, y el Señor Dios le habló. Si el Señor nos ordena que vayamos, digamos con nuestro Señor Jesús: “Levantaos, vamos de aquí.”


Vota esta traducción

Puntúa utilizando las estrellas