La Pereza y la Diligencia

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English: Sloth & Diligence

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Por Ken Jones sobre Trabajo y Vocación
Una parte de la serie Tabletalk

Traducción por Joel Santiago


Cuando uno piensa en el legado de la Reforma Protestante del siglo XVI, hay una serie de conceptos que vienen a la mente tales como la justificación solo por la fe en Cristo, solo de acuerdo con la Palabra de Dios, y solo para su gloria. Pero hay otro punto destacado de la Reforma que a menudo es pasado por alto. Este punto se ha conservado en el lema "la ética de trabajo del protestante". Esta expresión ha llegado a asociarse con otras tales como "una paga honesta por un día de trabajo honesto." Pero la razón por la cual es llamada, "la ética de trabajo del protestante", se debe a que uno de los conceptos articulados o restablecidos por los reformadores, fue la idea de que todo trabajo que sea legal (no sólo el trabajo religioso o relacionado con las iglesias), es santificado por Dios. En resumen, los reformadores retomaron el concepto bíblico de la dignidad del trabajo humano.

Para entender lo importante que es el trabajo del ser humano en las Escrituras todo lo que hay que hacer es considerar los muchos pasajes que denuncian la ociosidad y la pereza en los términos más severos: "La mano de los diligentes gobernará, pero el perezoso será sujeto a trabajos forzados" (Prov. 12:24). "Desde el otoño, el perezoso no ara, pide en la cosecha, y no hay nada" (20:4). "El deseo del perezoso lo mata, porque sus manos rehúsan trabajar" (21:25). "Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma. Porque oímos que algunos entre vosotros andan desordenadamente, sin trabajar, pero andan metiéndose en todo. A tales personas les ordenamos y exhortamos en el Señor Jesucristo, que trabajando tranquilamente, coman su propio pan"(2 Tes. 3:10-12). Como indican estos pasajes, es un pecado de no poca importancia el que una persona sana no trabaje. El apóstol Pablo hace valer este punto con plena claridad en 1 Timoteo 5:8: "Pero si alguno no provee para los suyos, y especialmente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo."

La ética de trabajo del protestante no sólo hace hincapié en la virtud del trabajo honrado, sino también en el ser diligente en el trabajo. Proverbios 18:9 declara lo siguiente: "También el que es negligente en su trabajo es hermano del que destruye." A lo largo de Proverbios no es sólo elogiado el hombre que trabaja sino el que trabaja con diligencia. En otras palabras, debemos esforzarnos a lo máximo en nuestro trabajo.

Sin embargo, a causa de nuestro estado caído, algunos son perezosos y se niegan a trabajar, mientras que otros son perezosos y descuidados en su trabajo. El pecado hace que algunos vean el trabajo de manera egoísta - exclusivamente desde una perspectiva financiera. En otras palabras, estos tienen poca consideración al servicio que podrían estar prestando a Dios o a la gloria que se le debe. Ellos ven el trabajo sólo como una forma de conseguir dinero y por consiguiente, cosas para sí mismos.

El pecado hace que algunos lleguen a estar tan inmersos en su trabajo que descuidan a sus familias e incluso su propio bienestar espiritual. La mentalidad del buscavidas y el adicto al trabajo tan característica de muchos en nuestros días, se hace pasar por la diligencia que hablan las Escrituras. Pero esto es un autoengaño. El trabajar diligentemente no debe convertirse en competencia contra Dios y la familia.

El pecado hace que algunos tengan un concepto exaltado acerca de sí mismos (y consecuentemente, un concepto bajo de los demás) debido al tipo de trabajo que realizan. Nuestra cultura está llena de puestos de trabajo glamurosos los cuales nos engañan haciéndonos pensar que somos intrínsecamente mejores que los demás, debido a nuestras posiciones de trabajo. Esto lleva a tener prejuicios sobre el trabajo, el carácter y la dignidad de las personas que no tienen puestos de trabajo glamurosos.

Los cristianos debemos cuidarnos de tales nociones distorsionadas acerca del trabajo y arrepentirnos cuando esos pensamientos se nos revelan. Por esta razón, cualquier discusión sobre el trabajo desde una perspectiva cristiana debe incluir el día de reposo. Génesis 2:3 dice: "Y bendijo Dios el séptimo día y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que Él había creado y hecho." Así como reflejamos y glorificamos a nuestro Creador en nuestro trabajo, debemos reflejar y glorificarlo observando el día de reposo también. Es allí donde nuestro trabajo es puesto en la perspectiva adecuada. El escritor de Hebreos dice que Cristo es nuestro descanso final y nuestro reposo (3:7-4:10). Cuando tomamos una pausa de nuestro trabajo para contemplar a Cristo y a su obra en nuestro favor, nuestra gratitud se vuelve a encender y nuestra perspectiva sobre la vida y el trabajo se mantienen en un enfoque centrado en Cristo. Así que, ¿cuáles son algunas de las implicaciones de la ética de trabajo del protestante? La pereza y la ociosidad son manifestaciones de la rebelión humana contra nuestro Creador y una deshonra para su gloria.

Si permitimos que nuestros pensamientos acerca del trabajo sean amoldados por el mundo, seremos propensos a hacer de nuestra vocación un ídolo. No es suficiente trabajar sino trabajar con diligencia para que no demos lugar a la pereza, ni simplemente nos convirtamos en personas que solo quieren agradar a los hombres.

Debemos tomar en serio el fuerte lenguaje de las Escrituras acerca de la pereza y la holgazanería. En nuestro trabajo y en todas las áreas de nuestra vida hemos de vivir para la gloria de Dios.


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