La Verdad Eterna para el Gozo deTodos los Pueblos

De Libros y Sermones Bíblicos

Saltar anavegación, buscar

Recursos Relacionados
Leer más Por John Piper
Indice de Autores
Leer más sobre Misiones
Indice de Temas
Recurso de la Semana
Cada semana enviamos un nuevo recurso bíblico de autores como John Piper, R.C. Sproul, Mark Dever, y Charles Spurgeon. Inscríbete aquí—es gratis. RSS.

Sobre esta Traducción
English: Everlasting Truth for the Joy of All Peoples

© Desiring God

Compartir esto
Nuestra Misión
Esta traducción ha sido publicada por Traducciones Evangelio, un ministerio que existe en internet para poner a disponibilidad de todas las naciones, sin costo alguno, libros y artículos centrados en el evangelio traducidos a diferentes idiomas.

Lea más (English).
Como Puedes Ayudar
Si tú puedes hablar Inglés bien, puedes ofrecerte de voluntario en traducir

Lea más (English).

Por John Piper sobre Misiones

Traducción por Ruben Saenz Serrano


Salmo 117 (LBLA)

«Alabad al SEÑOR, naciones todas: alabadle, pueblos todos.
Porque grande es su misericordia para con nosotros,
y la verdad del SEÑOR es eterna. Aleluya»

¿Quiénes Son los "Pueblos," y las Naciones?

Comencemos con las palabras "naciones" y "pueblos." "Alabad al SEÑOR, naciones todas: alabadle, pueblos todos". Hace unos cuantos años, después de predicar un sermón acerca de las misiones, una niña de nuestra iglesia preguntó a su mamá "¿pueblos, es una palabra?" Ella había aprendido que la palabra "pueblo" (en su significado de "gente") es ya plural y no necesita añadirle una "s". Pero allí está en el Salmo 117:1. De hecho, esto sucede 234 veces en la versión ESV de la Biblia.

La razón es que esta palabra puede ser hecha plural de la misma forma que "grupo" Un "grupo" está compuesto por gente. Y un "pueblo" también está compuesto por gente. Pero un grupo es un grupo porque hay algo que une a la gente. Y pueblo es un pueblo, porque algo une a la gente. Por tanto, puede haber "grupos" y puede haber "pueblos."

Lo que une a un "pueblo", en la forma como la Biblia usa el término pueblos no es principalmente la ubicación, sino la cultura, incluyendo cosas como el lenguaje y las costumbres, así como características físicas. "Naciones" y "pueblos" en la Biblia, no se refieren a estados políticos como Estados Unidos, España, Brasil, China, sino a agrupaciones étnicas, culturales o de lenguaje, dentro de esos estados políticos. Por ejemplo, si entras al sitio de internet "Origen Chino" (China Source) puedes ver, para comenzar, una lista de sesenta "pueblos" Chinos: (Dulong, Li, Lisu, Shui, Salar, Yao, etc.) Y en la Biblia puedes leer acerca de los "Jebuseos, los Amorreos, los Gergeseos, los Heveos, los Araceos, los Sineos, los Arvadeos, los Zemareos y los Amateos. (Génesis 10:16-18)

Entonces, cuando el Salmo 117:1 dice "Alabad al SEÑOR, naciones todas: alabadle, pueblos todos", significa: ¡Alabad al Señor Beluchistán de Pakistán! ¡Alabad al Señor Maninka de Guinea! ¡Alabad al Señor Bugis de Indonesia! ¡Alabad al Señor Wa de China! ¡Alabad al Señor Somalíes y Dakotas de Minneapolis!" Estos son la clase grupos a los que Jesús se estaba refiriendo cuando dijo, después de su resurrección: "Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones (panta ta ethne, la misma frase que en el Salmo 117:1, LXX) Estos son los grupos a los que Jesús se refirió cuando dijo: "Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin" (Mateo 24:14).

Entonces, ahora la gran pregunta para los seguidores de Jesús es, o debe ser, ¿Cuántos pueblos están allí y cuántos todavía no han sido alcanzados con el evangelio del reino? ¿Cuántos todavía no tienen una iglesia para obedecer al Salmo 117:1 y alabar al Señor?

Vamos a tomar como ejemplo, solamente un esfuerzo confiable de investigación, la inmensa Junta Internacional de Misiones de los Bautistas del Sur. Para propósito de sus misiones ellos calculan en 11.227 los grupos de gente en el mundo. De todos esos, 6.614 tienen menos del 2% de cristianos evangélicos. De esos, 68 pueblos tienen una población de 10 millones; 433 con poblaciones de 1 a 10 millones; 1.452 entre cien mil y 1 millón.

Si oyes a alguien decir que el día de las misiones de occidente ha terminado, inmediatamente sabes que hay algo equivocado en su cabeza o en su corazón. Tal vez no creen que Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo debe ser alabado por todos los pueblos. O tal vez no creen que muchos perecen sin escuchar el evangelio. O creen que la gente local puede hacer un mejor trabajo que la gente de occidente (no entienden el punto principal: no hay ninguno –o ninguno lo suficientemente fuerte– de los locales, capacitado para hacer el trabajo; ese es el significado de “no alcanzado”; y la gente cercana ya alcanzada puede ser culturalmente menos aceptable que los accidentales.) El día del fin de las misiones de occidente no ha terminado. Y el día que pensemos que se han terminado, ese será el día que pueden escribir “desamparada” sobre la puerta de esta iglesia. Dios quiere que nosotros nos involucremos con él para cum- plir con el Salmo 117:1 Alabad al SEÑOR, naciones todas: alabadle, pueblos todos.

Si tienes hijos que no saben que “pueblos” es una palabra, y por qué es una palabra, te sugiero que te suscribas al Global Prayer Digest, (Revista de Oración Mundial) les leas una historia y oren por un grupo diferente de gente cada día. Nuestros muchachos crecieron con las historia del Global Prayer Digest a la hora del desayuno cada día, y ahora Talitha lo hace. Es por eso que nuestros cuatro hijos hicieron viajes misioneros mientras eran adolescentes. Oh, si fuéramos una iglesia donde los niños y los jóvenes conocieran que “pueblos” es una palabra, pero que también consideraran las misiones cortas como unas vacaciones normales y que también consideraran los peligros y las cargas y el gozo de las misiones vocacionales como un regalo que todos deben considerar recibir.

Oh, que los niños, los jóvenes y los adultos de la Iglesia Belén se puedan liberar de nuestro pequeño mundo de familia, amigos e iglesia y de la cultura americana. Jesucristo está construyendo su iglesia en todo el mundo. Nosotros debemos pensar, sentir y trabajar junto con El en esta causa. Quien sabe cuántos de nuestros problemas personales se deben a nuestro pensamiento estrecho y a nuestros afectos tan pequeños en relación a los propósitos mundiales de Dios. Que el Señor nos dé una mente y un corazón capaz de conocer, amar y alcanzar a toda la gente del mundo para la gloria de nuestro Salvador.

No debemos estar entre el número de personas que no ven que el mundo y la iglesia han cambiado dramáticamente en los últimos cien años –el siglo misionero más grande de nuestra historia. Escuchemos lo que dice Andrew Walls en su libro El Proceso Trans-Cultural en la Historia del Cristianismo.

El siglo veinte ha visto esta gran recesión de la fe cristiana en el occidente, e igualmente a habido este ascenso masivo de esa misma fe en el mundo no occidental. Al inicio de este siglo, más del 80 por ciento de aquellos que profesaban el cristianismo, vivían en Europa o en Norte América.. Ahora cerca del 60 por ciento vive en el sur de los continentes de Africa, Asia, América latina y el Pacifico; y esa proporción crece anualmente. El cristianismo comenzó el siglo como una religión occidental, en verdad, la religión de occidente; pero terminó el siglo como una religión no occidental, y con la tendencia a continuar progresivamente más en ese camino. (Maryknoll, N.Y.: Orbis Books, 2002, pp. 63-64)

Nosotros no estamos en el centro. Dios puede o no haber terminado con nuestra absorbente prosperidad en América. Pero ciertamente, El está poniendo a otros en el mapa cristiano para humillarnos y llamarnos a confesar y disfrutar que otros sean más efectivos en terminar la Gran Comisión que nosotros. La dinámica de la iglesia y de las misiones nunca será la misma.

Un pequeño ejemplo es la forma en que el debate en la iglesia anglicana acerca de clérigos homosexuales, se está haciendo a escala global. Hay más anglicanos en Nigeria que en Inglaterra y Estados Unidos juntos. Sus obispos son bíblicamente conservadores y ellos votan. ¿Quién habría soñado hace treinta años, que los poderosos y liberales obispos occidentales serían llamados bíblicamente a cuentas por las iglesias que ellos plantaron en Africa?

Este es el nuevo mundo en el cual vivimos. Este es el mundo que Dios está guiando y dando forma para su gloria. Por lo tanto vamos a unirnos a El en su gran propósito global y a no estar limitados en nuestros pensamientos, en nuestros sentimientos y en nuestras acciones hacia nuestras preocupaciones locales. Vamos a entregarnos a las misiones, ya sea yendo o enviando.

El Propósito de Dios para las Naciones y los Pueblos

El propósito de Dios para la gente de la tierra es claro en el Salmo 117, y vamos a ir a esa segunda palabra. La primera palabra fue naciones o pueblos. Ahora la segunda es alabar. Versículo 1: Alabad al SEÑOR, naciones todas: alabadle, pueblos todos. Este es el propósito de Dios: que El sea alabado por toda la gente, que sea muy alabado; que El sea visto y probado y revelado como grande.

Las misiones son un movimiento trans-cultural dirigido a ayudar a la gente a concentrarse mucho en ellos mismos y comenzar a concentrarse en su Creador. Las misiones son un esfuerzo trans-cultural para transformar los corazones de la gente, de manera que El sea más digno de alabanza que las estrellas deportivas, o el poderío militar, o los logros artísticos o cualquier otra cosa que Dios haya creado. Las misiones son un intento trans-cultural para ayudar que la gente experimente a Dios como el Tesoro que está por encima de todos los tesoros de la tierra para siempre. Es una lucha de vida o muerte para darle a la gente vida eterna, la cual consiste en conocer y disfrutar de Dios para siempre.

Las misiones le están diciendo a las naciones que alaben a Dios, y luego dándoles evidencias de que esto es bueno y enseñándoles cómo Dios preparó el camino para que lo hagan, por medio de la sangre y la rectitud de Jesucristo. Los misioneros no dicen solamente el Salmo 117:1 Alabad al SEÑOR, naciones todas. Ellos dicen también el Salmo 117:1 Alabad al SEÑOR porque es bueno cantar alabanzas a nuestro Dios; porque es placentero y un canto de alabanza es lo correcto. Nosotros no decimos solamente: Alabad al Dios verdadero a través de su Hijo Jesús. Damos también las razones. Explicamos quién es El y cómo es El y cómo El ha trabajado a través de la historia y cómo nos ha hablado en la Biblia y en su Hijo. Nosotros damos las razones de por qué alabar a Dios es la única respuesta segura y satisfactoria para El. Lo ponemos claro: No alabar es perecer.

Aquí vamos a enfrentar un problema. No todo el mundo escucha el Salmo 117:1 como buenas noticias. La orden de Dios de alabarle suena realmente vana a mucha gente. Por ejemplo, Michael Prowse, escribiendo en el London Financial Times el 31 de Marzo pasado, dice:

La adoración es un aspecto de la religión que siempre encontré difícil de entender. Supongamos que tenemos un ser omnipotente, el cual, por razones inescrutables para nosotros decide crear a otro más que él mismo. ¿Por qué este ser esperaría que nosotros le adoremos? Nosotros no pedimos ser creados. Nuestras vidas son casi siempre problemáticas. Sabemos de aquellos hombres que se convirtieron en tiranos, hinchados de orgullo, con ansias de ser adulados y homenajeados. Pero un Dios moralmente perfecto, seguramente no tendría defectos de carácter. Por lo tanto, ¿Por qué está esa gente de rodillas todos los domingos? (Financial Times, Marzo 31 2002, p.2)

En otras palabras, el único incentivo que Prowse puede pensar para que Dios demande nuestra alabanza, es que El tiene una necesidad, es decir un defecto. Pero, ¿Qué pasa si nosotros tenemos la necesidad, y esa necesidad es ver una infinita belleza y gozarla tanto que se derrame en autentica alabanza? Y ¿Qué pasa si la admiración realmente es el más alto placer y Dios es el ser más admirable del el universo? Si ese fuera el caso, ¿no sería la demanda de Dios de que le alabemos, una demanda para nuestra máxima alegría? ¿Y no le llamaríamos a eso amor? C. S. Lewis batalló con la misma cosa, e hizo un gran descubrimiento:

Pero el hecho más obvio acerca de la alabanza, sea a Dios o a cualquier cosa, extraña-mente se me escapa; lo pensé en términos de cumplido, aprobación, o el de dar honor. Nunca noté que ese gozo brota espontáneamente. Y se desborda en alabanza, aún cuando algunas veces la vergüenza o el temor de aburrir a otros, es traído deliberada-mente para controlarlo. El mundo resuena con alabanzas –amantes alabando a sus amadas, lectores a sus poetas favoritos, caminantes alabando el paisaje, jugadores alabando su juego favorito— se alaba el clima, los vinos, los platillos, los actores, los motores, los caballos, los colegios, los países, los personajes históricos, los niños, las flores, las montañas, estampas raras, escarabajos raros, y algunas veces hasta a políticos y estudiosos. No había notado cómo la más humilde y al mismo tiempo más equilibrada y capaz de las mentes alababa más, mientras que los locos, los inadaptados y los descontentos alaban menos.

Tampoco había notado que justamente cuando el hombre alaba espontáneamente lo que él valora, también espontáneamente no urge a unirnos a él en alabanza: “¿No es ella preciosa? ¿No es esto glorioso? ¿No crees que es magnífico?” Cuando el salmista le dice a todo el mundo que alabe a Dios, está haciendo lo que todos los hombres hacen cuando hablan de lo que les importa. Mi entera y más general dificultad acerca de alabar a Dios depende de mi absurda negación de nosotros, en relación con el supremamente valioso, que nos deleitamos en hacer lo que verdaderamente no podemos dejar de hacer, acerca de todo aquello que valoramos.

Pienso que nos deleitamos en alabar lo que disfrutamos, porque la alabanza no solamente expresa, sino que complementa el gozo; es su consumación asignada. (C. S. Lewis, Reflexiones de los Salmos, New York: Harcourt, Brace and World, 1958, pp. 93-95)

La razón por la cual Dios busca nuestra alabanza no es porque El no sea completo hasta que la tenga. El está buscando nuestra alabanza porque El no estará feliz hasta que se la demos. “Alabad al SEÑOR, porque es bueno cantar alabanzas a nuestro Dios, porque es agradable.” (Salmo 147:1) Por lo tanto, cuando decimos que las misiones son el esfuerzo trans-cultural de ayudar a la gente para alabar a Dios, queremos decir que las misiones son amor, no arrogancia.

Las misiones están llamando al mundo a hacer aquello para el cual fue creado, principalmente el disfrutar a Dios por siempre. Si las misiones no alcanzan a los pueblos con el evangelio de la gloria de Dios, en el nombre de Cristo, Dios será deshonrado y la gente será miserable, por siempre. Por lo tanto, somos movidos por dos motivos (que resultan ser uno solo) la gloria de Dios y el bienestar del hombre. Son uno solo porque la alabanza a Dios es la consumación del gozo en Dios.

La base Para la Alabanza de los Pueblos

Finalmente, note la base para la alabanza de los pueblos. Alabad al SEÑOR, naciones todas: alabadle, pueblos todos.Porquegrande y firme es su amor hacia nosotros, y la fidelidad del Señor perdura para siempre. Alabad al SEÑOR.

Sorprendentemente, esta base nos lleva inevitablemente a Jesucristo, como la base de la alabanza de las naciones. ¿Cómo es esto? Note que la base de la alabanza de las naciones es el amor y fidelidad de Dios hacia Israel. Alabad al SEÑOR, naciones todas: alabadle, pueblos todos, porquegrande y firme es su amor hacia nosotros. Dios es amoroso y fiel a Israel. Por lo tanto, alaben a Dios todas las naciones y pueblos que están fuera de Israel.

¿Por qué es la bendición del amor y fidelidad de Dios a Israel la base para la alabanza de todas las naciones y todos los pueblos? Una respuesta correcta de la Biblia dice lo siguiente cuando Dios escogió a Abraham como padre de la nación de Israel: «Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra» (Génesis 12:2-3) Todas las familias de la tierra –todas las naciones, todos los pueblos– serán benditos a través de Abraham.

¿Cómo? Porque la decisiva y fundamental semilla de Abraham fue el Mesías, el Hijo de Dios, el Salvador del mundo, Jesucristo. Pablo lo puso de esta manera en Gálatas 3:16: «Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: y a tu simiente, la cual es Cristo» Este Jesucristo se ofrece a sí mismo el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo, no solamente el pecado de Israel (Juan 1:29) El dice que todos los que creen en El no perecerán sino que tendrán vida eterna (Juan 3:16) El extiende sus manos a Israel y a las naciones, y dice: «Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar» (Mateo 11:28) Y luego, les dice a sus discípulos: «Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto id y haced discípulos a todas las naciones…y yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mateo 28:18-20)

Entonces, cuando el Salmo 117 dice: Alabad al SEÑOR, naciones todas: alabadle, pueblos todos, porque grande es su amos hacia Israel, eso significa finalmente, alabad a Dios todos los pueblos porque a través de Israel, un Salvador vendrá al mundo. El llevará vuestros pecados. El cumplirá las demandas de Dios en vuestro nombre. El morirá por vosotros y resucitará y se sentará a la diestra de Dios. Y El vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.

Y hasta que llegue ese momento El está reuniendo a sus elegidos de entre todos los pueblos de la tierra, a través de la labor fiel de las misiones de su iglesia. Un día, El será alabado por toda lengua, tribu, pueblo y nación. Esa es su meta. Y El nos llama a todos a ir o a enviar.



Vota esta traducción

Puntúa utilizando las estrellas