La tolerancia, la proclamación de la verdad, la violencia y la ley

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'''3.''' Es Amor señalar los errores y el daño que causan las religiones que reniegan de Cristo. El perjuicio consiste, no sólo en determinados efectos temporales, sino especialmente, en el dolor eterno causado por negar la verdad de Cristo. Este aviso debe ser dado con la seriedad y el deseo por el bien de aquellos que están en peligro de padecer las consecuencias de no confiar en Cristo. (Lucas 6:31-32; Romanos 13: 10; 1 Timoteo 4:8; 2 Tesalonicenses 1: 8-9; 2 Corintios 5:20)  
'''3.''' Es Amor señalar los errores y el daño que causan las religiones que reniegan de Cristo. El perjuicio consiste, no sólo en determinados efectos temporales, sino especialmente, en el dolor eterno causado por negar la verdad de Cristo. Este aviso debe ser dado con la seriedad y el deseo por el bien de aquellos que están en peligro de padecer las consecuencias de no confiar en Cristo. (Lucas 6:31-32; Romanos 13: 10; 1 Timoteo 4:8; 2 Tesalonicenses 1: 8-9; 2 Corintios 5:20)  
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'''4.''' Nosotros los Cristianos debemos reconocer nuestros pecados y la acuciosa necesidad de redención mediante un Salvador crucificado y resucitado, de modo que no asumamos .una postura como merecedores de la salvación, como si poseyésemos un intelecto o sabiduría o bondad superior. Somos mendigos que hemos, por gracia, encontrado el pan de la vida de la verdad, el perdón y la alegría. Deseamos ofrecerlo a todos, de forma que se unan a nosotros en la admiración y el disfrute de la grandeza de Cristo por siempre. (1 Corintios 1:26-30; 4:7; 1 Pedro 5:6; James 4:8-10; Lucas 18: 13-14;  
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'''4.''' Nosotros los Cristianos debemos reconocer nuestros pecados y la acuciosa necesidad de redención mediante un Salvador crucificado y resucitado, de modo que no asumamos .una postura como merecedores de la salvación, como si poseyésemos un intelecto o sabiduría o bondad superior. Somos mendigos que hemos, por gracia, encontrado el pan de la vida de la verdad, el perdón y la alegría. Deseamos ofrecerlo a todos, de forma que se unan a nosotros en la admiración y el disfrute de la grandeza de Cristo por siempre. (1 Corintios 1:26-30; 4:7; 1 Pedro 5:6; James 4:8-10; Lucas 18: 13-14; Mateo 10:8b)
'''5.''' Debemos presentar a Cristo, no como el triunfo de una disputa entre religiones sino como la persona más digna de confianza, hermosa, importante e inapreciable de la Historia y como nuestro sustituto desesperadamente necesitado y amado en dos sentidos: 1) El absorbió mediante su sufrimiento y su muerte, la ira de Dios en lugar nuestro; y, 2) El devino nuestra virtud ante el Santísimo Dios al vivir una vida sin pecado, la cual nos fue atribuida como virtud cuando creímos en Jesús. (1 Corintios 2:1-2; 2 Corintios 4:4; 1 Pedro 2:6-7; Romanos 3: 24-26; 5:18-19; Gálatas 3:13; 2 Corintios 5:21)  
'''5.''' Debemos presentar a Cristo, no como el triunfo de una disputa entre religiones sino como la persona más digna de confianza, hermosa, importante e inapreciable de la Historia y como nuestro sustituto desesperadamente necesitado y amado en dos sentidos: 1) El absorbió mediante su sufrimiento y su muerte, la ira de Dios en lugar nuestro; y, 2) El devino nuestra virtud ante el Santísimo Dios al vivir una vida sin pecado, la cual nos fue atribuida como virtud cuando creímos en Jesús. (1 Corintios 2:1-2; 2 Corintios 4:4; 1 Pedro 2:6-7; Romanos 3: 24-26; 5:18-19; Gálatas 3:13; 2 Corintios 5:21)  

Revisión de 13:19 18 may 2011

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English: Tolerance, Truth-Telling, Violence, and Law

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Por John Piper sobre Religiones del Mundo

Traducción por Caridad Adriana Zayas Velázquez


Los Principios que indican como los Cristianos deben relacionarse con otras personas que profesan diferentes credos.

Desde el 11 de septiembre de 2001, la cuestión de cómo Cristianos y Musulmanes, deben.relacionarse los unos con los otros, ha adquirido un carácter más urgente. Este aspecto forma parte de un problema aún mayor: ¿Cómo los Cristianos han sido llamados a vivir en un mundo pluralista. Más específicamente, ¿Cómo debemos nosotros, como Cristianos norteamericanos pensar y actuar en lo concerniente a la libertad de credo o religión en un contexto pluralista definido por los ideales de la democracia representativa? En particular, ¿Cómo vamos a dar testimonio acerca de la primacía de Cristo en un mundo en el cual poderosas culturas y religiones no comparten el amor por la libertad o los ideales de la democracia?

Los ancianos de la Iglesia Bautista de Belén, el 26 de agosto de 2002, aprobaron los siguientes 20 Principios como guía de fe para los Cristianos. Nosotros los encomiamos, Primero, a la Iglesia bajo nuestro cuidado por su orientación y, Segundo, a la más amplia comunidad Cristiana por sus serias consideraciones y beneficios y, Tercero, a aquellas comunidades No Cristianas por el bien del entendimiento mutuo. Nuestro principal objetivo es ayudar a los Cristianos a encomiar la singularidad y supremacía de Jesús Cristo con humildad y coraje, de modo que, otros lo puedan honrar por la fe y ganar la vida eterna.

1. Ya sea aprobado o desaprobado por otros, debemos con agradecimiento y alegría mantenernos firmes en la verdadera comprensión bíblica de Dios y las vías de salvación que ha dispuesto y la vida de amor y pureza y justicia que Cristo ha forjado y enseñado (1 Corintios 15:2, Hebreos 3:6; 4:14; 6:18; 10:23; Revelación 2:13, 25; 3:11)

2. Tanto en la Iglesia como en la Tierra debemos dejar claro y de forma explícita todo el Consejo de Dios revelado en su inspirada palabra, la Biblia -tanto las partes aprobadas por los No Cristianos como las que no. No debemos esconder aspectos de nuestra fe por evitar críticas o desaprobación. (Mateo 10: 27-28; Efesios 6:19-20; 2 Corintios 4:2; Gálatas 1:10)

3. Es Amor señalar los errores y el daño que causan las religiones que reniegan de Cristo. El perjuicio consiste, no sólo en determinados efectos temporales, sino especialmente, en el dolor eterno causado por negar la verdad de Cristo. Este aviso debe ser dado con la seriedad y el deseo por el bien de aquellos que están en peligro de padecer las consecuencias de no confiar en Cristo. (Lucas 6:31-32; Romanos 13: 10; 1 Timoteo 4:8; 2 Tesalonicenses 1: 8-9; 2 Corintios 5:20)

4. Nosotros los Cristianos debemos reconocer nuestros pecados y la acuciosa necesidad de redención mediante un Salvador crucificado y resucitado, de modo que no asumamos .una postura como merecedores de la salvación, como si poseyésemos un intelecto o sabiduría o bondad superior. Somos mendigos que hemos, por gracia, encontrado el pan de la vida de la verdad, el perdón y la alegría. Deseamos ofrecerlo a todos, de forma que se unan a nosotros en la admiración y el disfrute de la grandeza de Cristo por siempre. (1 Corintios 1:26-30; 4:7; 1 Pedro 5:6; James 4:8-10; Lucas 18: 13-14; Mateo 10:8b)

5. Debemos presentar a Cristo, no como el triunfo de una disputa entre religiones sino como la persona más digna de confianza, hermosa, importante e inapreciable de la Historia y como nuestro sustituto desesperadamente necesitado y amado en dos sentidos: 1) El absorbió mediante su sufrimiento y su muerte, la ira de Dios en lugar nuestro; y, 2) El devino nuestra virtud ante el Santísimo Dios al vivir una vida sin pecado, la cual nos fue atribuida como virtud cuando creímos en Jesús. (1 Corintios 2:1-2; 2 Corintios 4:4; 1 Pedro 2:6-7; Romanos 3: 24-26; 5:18-19; Gálatas 3:13; 2 Corintios 5:21)

6. Debemos dejar claro que la fe cristiana, la cual nos une a Cristo y a todos sus beneficios de salvación, es una infantil, auto-desesperante confianza en el valor y en la labor de Cristo, no una meritoria labor nuestra. Nuestro llamado a la conversión de otros al Cristianismo no es un llamado a trabajar para Dios o para ganar su aprobación realizando obras de virtud y amor. Estamos llamando a las personas a renunciar a toda auto-dependencia y confiar por completo en la vida y muerte salvadora de Jesús Cristo. (Efesios 2:8-9; Tito 3:5; Romanos 4:4-5; Romanos 10: 1-4; Philippians 3:9)

7. Creemos que es algo justo y amoroso el señalar públicamente los errores de otras creencias, siempre que se realice con la evidencia suficiente de que las sagradas escrituras o sus portavoces en efecto expresan estas errores. Es fundamental que nos esforcemos por evitar tergiversar otras creencias, dado que ello no sólo sería irrespetuoso sino que también socava nuestra propia credibilidad. (Actas 6:8-7:53; Marcos 12:24; Marcos 8:33; Actas 3:15; 5:30; Exodo 20:16; Efesios 4:25).

8. Mientras exponemos los errores de otras religiones, debemos sentir y expresar pena y compasión por aquellos que no abrazan a Cristo para ser salvados (Lucas 19:41-42; Philippians 3:18; Romanos 9:1-3; 10:1)

9. Debemos dejar en claro que somos, primero, Cristianos y norteamericanos, en segundo lugar. Somos extranjeros y exiliados en la Tierra y nuestra más profunda y verdadera ciudadanía está en el cielo. Nuestro definitivo Señor y Líder es Jesús Cristo, no el Presidente de los Estados Unidos de América. Esta primaria y más profunda alianza nos une a los Cristianos de todos las naciones más firmemente que nuestra secular ciudadanía nos une a otros norteamericanos. En lo que respecta a muchos valores y comportamientos norteamericanos somos ciudadanos disidentes. La Cultura Norteamericana no es la Cristiandad. No creemos sea anti-patriótico el criticar los aspectos injustos e impíos de nuestra propia cultura (Philippians 3:20; Pedro 2:11; Mateo 22:21; Actas 5:29; 1 Timoteo 6:14-15; Revelación 17:14; Efesios 5:11)

10. No debemos esperar una “lucha justa” en un mundo por siglos hostil a Dios e incómodo en cuanto a la verdad de Cristo. Por consiguiente, nuestra respuesta a los abusos o distorsiones o calumnias no debe ser un resentimiento furioso sino, testigo paciente de la verdad, en la esperanza y con el ruego de que pagar un mal con un bien puede abrir los corazones a la verdad. Debemos reconocer que la persecución de diferentes clases es normal y que mucha de la protección que tenemos en Norte-América es algo anormal en la historia y en el mundo. Nuestro testimonio no se fomentar “ jadeando y resoplando” resentidos sobre nuestros derechos. Progresará por “el sufrimiento pero, siempre alegres” y por el triunfo del bien sobre el mal y por las declaraciones firmes y las defensas razonables de la Verdad. (Mateo 5:43-45; Romanos 12:17-21; Corintios 4: 12-13; 1 Tesalonicenses 5:15; 2 Timoteo 3:12; 1 Pedro 2:15, 19-24; 3-9; 4:12)

11. Debemos renunciar a toda forma de violencia como medio de difundir nuestras creencias. Los Cristianos bíblicos no tratan de expandir sus creencias mediante el uso de una política de violencia o la violencia sobre las personas. Los Cristianos difunden sus creencias por medio del sufrimiento, no causando sufrimiento. Los auténticos Cristianos no pueden ser coaccionados por la fuerza o por manipulación (Lucas 10:3; 2 Corintios 5:11; Colosos 2:24; 1 Pedro 2:19-24; Revelación 12:11)

12. Debemos conocer y proclamar que Cristo en su presencia, castigará a aquellos que lo han repudiado. Les destinará en el Juicio Eterno a los sufrimientos del Infierno. Sin embargo, debemos dejar bien claro que la violencia de Cristo al final del tiempo es una razón decisiva, no debemos ni podemos ejercer violencia contra otros debido a sus creencias. Este es un derecho de Cristo, no nuestro (Mateo 25:46; Romanos 12:19; Tesalios 1:7-9; 1 Pedro 2:20-23 ; Revelación 6:16)

13. En el tiempo presente, previo a la llegada del propio Cristo en persona, las autoridades civiles no deberían utilizar la fuerza física o cualquier otro medio de coacción por la fuerza o denegación de ayuda para recompensar o castigar a las personas por sus creencias. (Implícito en el patrón bíblico de la fe voluntaria buscado por el poder de la persuasión y el ejemplo, y en la necesidad de promulgar la gracia mediante la conversión. (2 Corintios 5:11; 1 Tesalios 1:5-6; Efesios 2:8-9; Acatas 6:14; Philippians 1:29; 2 Timoteo 2:24-26)

14. Ninguna fuerza física ni ninguna otra coacción de poder , o el denegar ayuda, puede ser utilizada por las autoridades para castigar a las personas por causa de sus palabras o sus escritos o su arte, a menos que, pueda demostrarse el sentido del mensaje, a través de un apropiado proceso legal, que revele las intenciones de cometer actos criminales o ayudar a otros a cometerlos (Ver el soporte para el No. 13)

15. Creemos que Dios ha dado a los gobiernos civiles, no a los individuos ni a la Iglesia, el deber de “blandir la espada” por la justicia y la seguridad (Mateo 26:52; Romanos 13:1-4; Romanos 12:17-21; 1 Pedro 2:20-23; 3:9, 14)

16. Debemos distinguir entre una guerra justa de defensa frente a una agresión y una guerra en contra de los pueblos debido a sus creencias. Debemos reconocer que esta distinción no será, probablemente, reconocida por ciertas religiones que definen sus creencias incluyendo el derecho de la dominación cultural por la fuerza. Pero, debemos insistir en esta distinción más que aceptar el reclamo del agresor de que nuestra resistencia a su agresión es un ataque religioso a su fe. Debemos debatir que el fundamento de esa defensa nacional es el derecho a la libertad (de culto y expresión, de prensa y de reunión) no la desaprobación de la religión subyacente al ataque. Nosotros diferimos profundamente con otras religiones pero, ese desacuerdo no es el fundamento de la defensa nacional armada. Debemos distinguir entre la resistencia militar de facto en contra de una fuerza motivada por la religión, de una parte y, el motivo de nuestra resistencia de la otra parte, la cual no es el rechazo a religión alguna sino, la libertad de todas las religiones de ganar adeptos por los medios no violentos de la persuasión y la atracción (Implícito en los principios anteriores)

17. Debemos reconocer que las creencias ya las conductas no tienen el mismo rango ante la ley. Ninguna creencia debe ser reprimida por las autoridades civiles. Pero, algunas conductas basadas en las creencias pueden estar fuera de la ley y, por ende, ser punibles por las autoridades civiles. Estas conductas pueden incluir: asesinatos, asaltos, robos, diferentes formas de discriminación, etc. Cuáles comportamientos están legalmente prohibidos en una sociedad basada en la libertad de credo y de culto, serán determinados en un proceso de persuasión y debate y elección de los representantes de hacer valer la ley, mediante chequeos y balances proporcionados por las ramas ejecutiva y judicial y por las salvaguardas constitucionales de los derechos de las minorías. Se reconocen ambigüedades (Ver el respaldo del No,. 13 y las implicaciones de los principios previos en su conjunto).

18. Debemos hacer una distinción entre el derecho de criticar creencias erróneas y conductas pecaminosas, de una parte y, la falsa deducción que algunos sacan de esta crítica, ya que los propulsores de las creencias criticadas pueden, por ende, ser legítimamente víctimas de malos tratos. No debemos aceptar el reclamo de que ser criticados o denunciados como falsos o como pecadores es una forma de “maltrato”. No es un crimen (acoso o cualquier otro) llamar públicamente erróneas o dañinas a las creencias de alguien, o denunciar el comportamiento de algunos como pecaminoso y destructivo. Una parte necesaria en todo debate en torno a creencias y conductas y propuestas es el razonamiento de que algunos son erróneos, infundados y tienen efectos nocivos. Así es como transcurre todo debate político. No es ilegítimo en la esfera religiosa. Por ejemplo: si alguien asaltase violentamente a un Senador norteamericano en la calle después de que éste hubiese sido criticado en el seno del Senado porque su Proyecto de Ley era flowed y basado en la desinformación y podría conducir a lesionar a las personas, no culparíamos al Senador crítico por el posterior ataque ni lo acusaríamos de incitar a la violencia. Por lo tanto, debemos distinguir entre la crítica pública de creencias y conductas, de una parte y, la ilegítima inferencia de que estas creencias erróneas y los comportamientos pecaminosos avalan el ser maltratado. (Ver el respaldo para el No. 3 y el No. 7).

19. Creemos que los diferentes credos cambian el sentido interno de todas las convicciones y comportamientos. De ahí que, por ejemplo, dos personas pueden tener diferentes creencias pero, mantener la misma convicción y conducta ante lo concerniente al aborto. Deseamos que todas las personas compartan la fe en Cristo y tuviesen convicciones y conductas cuyo sentido interno fuese que Cristo es el Seño0r y el tesoro de la vida. Pero, aún así, nos sentimos contentos cuando nuestras convicciones y comportamientos son compartidos por aquellos que difieren de nosotros en la fe. Creemos que es posible hacer causa común con ellos en los asuntos sociales a condición de que esta acción no socave las bases ni el significados de nuestra convicción exaltadora de Cristo ( 1 Corintios 10:31; Colosos 3:17; Romanos 14:23)

20. Creemos que toda religión, cosmo-visión , o filosofía de la vida puede, libremente, procurar influir y conformar nuestra cultura. Apoyamos la predicación de los Evangelios, la promulgación de la verdad, los modelos de amor y justicia, el poder de la oración, el uso de la persuasión y la participación en el proceso político. Reconocemos que todas las leyes “imponen” las convicciones conductuales de un grupo sobre los demás. Así como no es una crítica convincente el decir que una ley que controla las conductas es mala porque “impone la moralidad de algunos” a la sociedad. Sin embargo, esto hace que para todos sea más importante el apoyar principios, leyes y políticas que protejan las libertades legales de las minorías que no cuentan con la membresía necesaria para influir en los procesos legislativos. El alcance de estas libertades está determinado por los principios anteriormente expuestos, especialmente el No. 17 (Implícito en los principios y respaldos previos.


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