Las Consecuencias Actuales De Temblar Ante La Ira De Dios

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English: The Present Effects of Trembling at the Wrath of God

© Desiring God

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Por John Piper sobre La Ira de Dios
Una parte de la serie Romans: The Greatest Letter Ever Written

Traducción por Desiring God


Romanos 12:19

No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor

Mi objetivo hoy es simple y directo. Quiero mostrar a partir de las Escrituras el efecto emocional de creer en la ira de Dios. Y entonces mostrar cómo esa creencia y emoción transforma 1) la manera en que hacemos el culto corporativo, 2) la manera en que criamos a los niños, y 3) la manera en que hacemos evangelismo y mostramos la gloria de Cristo.

Contenido

Apocalipsis 19:15

La última vez vimos en la Biblia que la ira de Dios es eterna, terrible, merecida y se puede huir de ella a causa de la muerte y resurrección de Cristo. Sigamos al apóstol Juan que nos recuerda, con sus más terribles imágenes, cuan terrible y eterna es la ira de Dios.

En Revelación 19:15b describe a Cristo en su segunda venida: “De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso”. Note las cuatro partes de este terrible cuadro del juicio de Dios en aquéllos que no se arrepienten.

  • Primera, Dios es “Todopoderoso”. Estamos tratando aquí no con un simple gobernante mundial, como el presidente de los Estados Unidos o el primer ministro chino. Ellos son nada comparado al poder del Creador del Universo. Todopoderoso significa que Dios tiene todo el poder en el universo. Todo el poder atómico. Todo el poder electromagnético. Todo el poder gravitatorio. Todo el poder en las más grandes explosiones que son o alguna vez han estado entre las más grandes estrellas de espacio.
  • Segunda, este Dios Todopoderoso verterá su ira. Él no es sólo un Dios de amor, sino de santidad, justicia e ira.
  • Tercera, su ira está llena de furor. Juan habla del “furor y de la ira del Dios Todopoderoso”. La ira no es una oposición tranquila, es una oposición furiosa y enfadada.
  • Y cuarta, y quizás la más terrible, el propio Jesús se presenta como quien pisotea el lagar del vino de su furor. Eso significa que aquellos que se rebelaron y no se arrepintieron están como uvas bajo los pies del furor de Cristo y son aplastados hasta que su sangre corra como el vino por la presión.

Temblor Divino

El punto hoy es que creer en esta realidad produce un miedo y temor apropiados que transforma todo en la vida de un cristiano. Preste atención a los tantos pasajes de Las Escrituras que muestran este temblor divino. Del Viejo Testamento escuchamos el Salmo 114:7, “A la presencia de Jehová tiembla la tierra, A la presencia del Dios de Jacob” ElSalmo 119:120, “Mi carne se ha estremecido por temor de ti, Y de tus juicios tengo miedo.” Isaías 66:2b. “pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.

Y del Nuevo Testamento escuchamos a Filipenses 2:12, “Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” Si usted conoce a Dios –si realmente conoce a Dios- si le conoce en la grandeza de su santidad, justicia, ira y gracia, usted temblará en su presencia. Y esto no es algo desde donde usted crecerá. De hecho, el inmaduro debe crecer hacia esto.

Los Dos Significados de "No Temas"

Si usted dice--y debería--“¿Pero la Biblia no nos enseña a no temer? ¿No están allí muchas órdenes como: no temas, porque yo estoy contigo? ¿Qué nos quieren decir?” Quieren decir dos cosas: no tema al hombre, tema a Dios. Y segundo, no tema Dios como su enemigo, témale como a aquel que una vez fue su enemigo y todavía es infinito en Poder y Santidad. Aquí está el apoyo para estas dos maneras de no temer.

Primero, Mateo 10:28, “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.” En otras palabras, no tema al hombre, tema a Dios. Tiemble ante la posibilidad de desconfiar de Dios, tratando de no desagradar al hombre. Escuche como Isaías lo expresa, “No llaméis conspiración a todas las cosas que este pueblo llama conspiración; ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo. 13A Jehová de los ejércitos, a él santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo. 14Entonces él será por santuario” (Isaías 8:12-14) No tema desagradar al hombre, tema desconfiar de Dios (Vea Éxodo 20:20) El primer significado de ‘no temas’ es no temer al hombre sino a Dios.

El segundo significado es: Si usted es su niño querido, tema a Dios no como a su enemigo, sino como a quien una vez fue su enemigo y todavía es infinito en Poder y Santidad. Si usted estuviera atrapado en la cornisa de un edificio, cincuenta pisos por encima de la calle, a punto de perder el equilibrio y entonces, repentinamente, un policía le agarra y trae seguro adentro, usted no dejaría de temblar solo porque ya está a salvo. La altura todavía estaría en su mente. El viento todavía estaría en su mente. La debilidad y la vulnerabilidad todavía estarían en su mente. Ahora usted está totalmente seguro, este temblor es diferente del que experimentaba cuando estaba en la cornisa.

¿No hay algo así reclamado en la Biblia? Considere el Salmo 130:3-4, “JAH, si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse? Pero en ti hay perdón, Para que seas reverenciado.” Cuando nuestras iniquidades cayeron ante nosotros en un terrible derrumbe, exclamamos ¡¿quién puede estar de pie?! Entonces fuimos arrebatados por la gracia -solo por la gracia soberana- y ahora somos libres. Somos perdonados. Y temblamos, no porque Dios es nuestro enemigo, sino porque lo era, y ¡cuan terrible habría sido si no nos hubiera salvado!

Así que digo de nuevo, en la vida cristiana--la que está perdonada, atada al cielo, eternamente segura, y donde mora el Espíritu--hay un temor apropiado y un temblor que transforma todo. Así que echémosle una mirada a unas pocas de las cosas que transforma.

El Temblor Transforma La Adoración Corporativa

Lo primero que debemos decir es que este temor y temblor cristianos deben sentirse sobre todo en nuestros servicios de adoración. La adoración corporativa es la experiencia de venir colectiva y conscientemente ante el rostro de Dios. Aquí, sobre todo aquí, habrá un temor y temblor apropiado. Considere cómo la Biblia relaciona la adoración y el temor del Señor.

Salmo 96:9, “Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad; Temed delante de él, toda la tierra.”Apocalipsis 14:7, “Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.” Apocalipsis 15:4, “¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.”

Pero ahora aquí hay una gran realidad transformadora del temor, y esto explica por qué los cristianos cantan con gozo en la adoración y los musulmanes no. El temor y temblor no son porque Dios es nuestro enemigo sino porque nos salvó de su ira a través de Cristo, y ahora nosotros estamos de pie al borde del Gran Cañón de su santidad, justicia, gracia e ira con asombro inexplicable, nuestras rodillas se tambalean y nuestras manos tiemblan, pero nos vence la adoración su profunda majestad, sin temor de caer en ella.

Escuche la manera en que la Biblia lo dice tan paradójicamente, y todavía, todos los santos verdaderos saben lo que estas palabras significan. Salmo 2:11, “servid a Jehová con temor, Y alegraos con temblor. Este miedo se llena de gozo. Isaías 11:3 (NVI), “Él se deleitará en el temor del SEÑOR; no juzgará según las apariencias” Este temor está lleno de deseo, “oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración [...] de tus siervos, quienes desean temer tu nombre”, Nehemías 1.11 (RVR1909). Este temor es el que los santos desean experimentar.

Aquéllos que han visto y saboreado la santidad, justicia, ira y gracia de Dios, nunca podrán restarle importancia a la adoración. Es tan triste cuando alguien oye un mensaje como este y entonces viene y dice, “¿No cree usted que podemos divertirnos en la adoración?” Lo que es triste en esta respuesta es que su corazón es tan pequeño que la única alternativa a temer que ellos pueden pensar es divertirse. No me gusta usar la palabra “diversión” para lo que hacemos en la adoración -o en el ministerio para ese asunto. Es un triste comentario establecido sobre la superficial condición de nuestros tiempos. Una de las cosas dichas más comúnmente sobre las buenas experiencias en el ministerio y la adoración es “nos estamos divirtiendo.”

El punto no es que los cristianos no pueden ser alegres. Usted está probablemente enfermo si no puede ser alegre. El punto es, hay un tiempo y una época para todo bajo el sol. Y algo debe pasar en el culto, ante el rostro del infinitamente Santo Dios que invita a un vocabulario diferente al que se experimenta en el parque de diversiones.

Somos cristianos hedonistas. Seguimos la alegría con todas nuestras fuerzas, porque creemos que Dios es más glorificado en nosotros cuando estamos más satisfechos en él. Y los cristianos hedonistas pueden oler las llamas de infierno. Los cristianos hedonistas aun tiemblan en la cornisa de la que fuimos rescatados. Los cristianos hedonistas ven a aquéllos que están cayendo en la ira como personas que simplemente son como nosotros, pero todavía no han sido rescatados de la cornisa por la sola gracia de Dios. Los cristianos hedonistas tienen un potencial tremendo para el gozo--el gozo infinitamente serio--en el Dios de santidad, ira y gracia quien es tan grande que rompería nuestro corazón si no nos diera la habilidad divina de llevar el peso de nuestra felicidad sin ser aplastados por esta.

¡Oh, que gran diferencia en el culto cuando se conoce y siente la ira de Dios! Se van las bromas y la necedad, las payasadas, las mezquindades, el jugueteo y la liviandad. Escuche a Carlos Spurgeon:

Debemos conquistar--especialmente algunos de nosotros--nuestra tendencia a ser livianos. Existe una gran distinción entre el gozo santo, que es una virtud y esa liviandad general, que es un vicio. Hay una liviandad que no tiene suficiente valor para reírse pero se entretiene con todo; es irrespetuoso, hueco, irreal. Una risa fuerte es tan liviana como un lamento fuerte. (Charles Spurgeon, Lectures to My Students, p. 212).

Una y otra vez, nosotros en el Cuerpo Administrativo en Desiring God y Bethlehem nos recordamos a 2da a los Corintios 6:10 mientras vigilamos el hedonismo cristiano: “como entristecidos, mas siempre gozosos (lupoumenoi aei de chairontes)” “Servid a Jehová con temor, y alegraos con temblor.” (Sal 2.11) Ése es lo que pasa en la adoración corporativa cuando usted cree y siente la ira de Dios.

El Temor y Temblor Transforma Nuestra Familia

Yo dije hace unos minutos, si usted conoce el Dios, quién realmente reina en la grandeza de su santidad, justicia, ira y gracia, temerá en su presencia. Y esto no es algo que podrá detener. De hecho el cristiano inmaduro debe crecer en el temor. Y mi palabra a los padres, especialmente a los hombres, es que sean el tipo de padre que ayuda a sus niños a temer con gozo en la presencia de Dios.

Mencionaré solo algo a los padres (si no hay padres en casa, las madres pueden mostrar la imagen del padre): Padres, sean el tipo de padre que sus hijos disfrutan temer. Así los ayuda a conocer a Dios. Tome su propio lugar como la representación especial de Dios en su familia y muestre a Dios de tal forma que sus hijos puedan deleitarse en su temor.

Si ellos solamente le temen a usted y no hay deleite en esto, algo está mal y no está funcionando. Si ellos solo se deleitan en usted y no le temen, también está mal y no funciona. En ambos casos habrá hecho que sea muy difícil que sus hijos abracen al verdadero Dios, el Dios de ira y de misericordia.

Por un lado, padres, escuchen Proverbios 13: 24, “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.”. ¿Por qué? Porque esta es la manera de Dios. Hebreos 12: 6, “Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo.”Así que cuando disciplinas a tu hijo, estás representando el juicio de Dios.

Pero, por otra parte, padres, escuchen esta palabra de Efesios 6:4, “padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. Usted está en el lugar de Dios, usted está impartiendo su disciplina. Sus hijos aprenderán a ser como Jesús, y ¿cómo es él realmente? Sal 103: 13-14 “Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen. Porque él conoce nuestra condición; Se acuerda de que somos polvo.” ¿Y acaso no nos deleitamos en temerle?

Oh que sea usted tan semejante a Dios en su compasión e ira que sus hijos se deleiten en temerle. Que le digan las palabras de Isaías, “Papá, desobedecerte me llena de temor y estoy agradecido de que sea así. Pero, oh ¡Eres como un santuario para mí! ¡Cuanto amo vivir la luz de tu fuerza y gozo!”

El Temor Y Temblor Transforman El Evangelismo Y La Gloria De Cristo

Esto nos lleva al evangelismo y a una pregunta: ¿Cómo el temor y temblor a la ira de Dios cambia la manera en que ayudamos a otros a ver y disfrutar la Gloria de Cristo? La respuesta es: necesitamos ayudar a otras personas a conocer que están bajo la ira de Dios por sus pecados.

Hay demasiada ‘buenas intenciones’ para mostrarles a los pueblos el amor de Dios, sin percatarse que el amor de Dios en Cristo es un amor que nos rescata de la ira de Dios. Escuche cuidadosamente y muy agradecido a Romanos 5.8-9, “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. 9Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira”. El amor de Dios nos rescata de la ira de Dios.

Esto significa que tanto en Estados Unidos, hoy, como en un buen terreno misionero, no será muy fácil presentar a Dios como un Dios amoroso y cuidador. El evangelio no será contra evangelio si lo ponemos con ese telón de fondo. Solo tendrá sentido con el telón de la verdad. Dios es Santo y Glorioso. Hemos todos pecado contra él y no resistimos su gloria. Estamos bajo su justa ira y sin esperanza. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree sea salvo –salvo de la ira (Jn 3:16, 36). Las relaciones no salvan a nadie, pueden ser la matriz para la verdad y para un evangelio dador de vida, pero más tarde o temprano usted necesitará pedir unos minutos a su amigo para compartir el evangelio. Entonces déjelo salir, estos serán los diez minutos más llenos de amor que nunca antes haya vivido.

Cuando Pablo, el prisionero, tuvo una oportunidad para hablar a Félix el gobernador, Lucas nos dice: “Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero” Hch 24:25. Félix necesitaba comprender la ira de Dios.

El evangelismo, la paternidad, la adoración –esto, y todo lo demás de la vida- existen para magnificar la Gloria de Jesucristo. Esa gloria fue mostrada en su profundo amor y mayor belleza cuando Jesús voluntariamente fue a la cruz para cargar la ira de Dios contra los pecadores. Ni nuestro evangelismo, ni nuestra paternidad, ni nuestra adoración corporativa mostrarán nunca la gloria de Cristo como debieran hasta que la ira de Dios sea conocida y temida.

Entonces nuestros corazones se gozarán con amor, gratitud, gozo y temor cuando digamos,

“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. 5Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. 6Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.” Isaías 53: 4-6.

Esto tan cierto hoy día como entonces. Así que les invito a abrazar a Cristo como el más preciado tesoro de sus vidas, quien nos libra de la ira venidera, (1ra a los Tesalonicenses 1:10).


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