Las Crónicas de Narnia: la imaginación de C.S. Lewis

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English: The Chronicles of Narnia: The Imagination of C.S. Lewis

© Ligonier Ministries

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Por Leland Ryken sobre Biografía Cristiana
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Traducción por Pilar Peña


Las lecciones más importantes que podemos aprender de las Crónicas de Narnia de C.S. Lewis son las que este autor quería que aprendiéramos. Da la casualidad que Lewis decía lo suficiente sobre la literatura en general y sobre los libros de Narnia en particular lo que hace posible leer las historias clásicas de niños con el propio autor.

Uno de los consejos muy importantes que Lewis dió a sus lectores de literatura es que debían recibir una obra literaria en vez de utilizarla. Lewis escribió: “Una obra de … arte puede ser 'recibida' o 'utilizada'. Al 'recibir' la, empleamos los sentidos, la imaginación y otros poderes según el patrón que ha sido creado por el artista. Al 'utilizar' la, la empleamos como una ayuda para nuestras propias actividades" (importancia agregada). De acuerdo con esta línea de pensamiento, “La primera exigencia de cualquier obra de arte es nuestra entrega. Mira. Escucha. Percibe. Lograr salir del camimo.”

Esto no niega que debemos hacer uso de lo que leemos. Es más una advertencia de dejar que las historias fijen su propia agenda de asuntos en el orden creado por el autor y no imponer nuestra propia agenda según nuestro horario a medida que avanzamos en la lectura. La regla general de Lewis consistía en dejar que las historias “contaran su propia moraleja” y no "ponernos en ellas." Referente a las historias de Narnia lo importante es que los aspectos religiosos de las historias normalmente no aparecen hasta casi la mitad de la obra. Muchos lectores cristianos se muestran impacientes y con ello hacen de los capítulos introductorios lo que su autor no pretendía.

El segundo aviso que dio el autor se trata de no reducir las obras literarias a un conjunto de ideas. Afirmaba que “uno de los logros principales de toda buena obra de ficción no tiene nada que ver con la verdad o la filosofía”. El considerar una historia “fundamentalmente un vehículo para … la filosofía es una atrocidad para la obra que nos ofrece el poeta”. Las obras literarias “son objetos complejos y realizados con sumo cuidado. Nuestro primer paso debería ser prestar atención a dichos objetos”. Esto también debería hacernos evitar la manera en que muchos lectores cristianos afrontan las Crónicas de Narnia.

Cómo Fueron Compuestos las Historias de Narnia

Aparte de las indicaciones generales para leer literatura, Lewis nos ofreció algunos consejos útiles a la hora de leer las historias de Narnia en particular. Por ejemplo, Lewis dijo que “todos mis siete libros de Narnia… empezaron con imágenes en mi cabeza. Al principio no eran historias, sólo imágenes." De este modo El León, la Bruja y el Vestuario “empezó con una imagen de Fauno (hombre cabra) llevando un paraguas y paquetes en un bosque nevado." Apenas que nos recuperamos del shock de esta revelación, Lewis añade: “Esta imagen ha estado en mi mente desde que tenía casi 16 años." Entonces un día cuando tenia como 40 años me dije a mi mismo: 'Intentemos hacer una historia acerca de ella.'"

Solo en el caso de que pensáramos que no fuera posible que hubiéramos escuchado correctamente, Lewis nos sorprende con otra afirmación no menos impactante. En contrarrestar a la afirmación de alguno de sus lectores sobre él “empecé preguntándome cómo podría contar algo del cristianismo a los niños”, Lewis afirmó que "En principio no había ni siquiera nada de cristiano acerca [sus historias]."

El orden de composición sugiere un orden de lectura. Si seguimos el ejemplo del propio Lewis, una lección mayor que podemos extraer de las historias de Narnia es que son principalmente historias — historias de aventuras, historias de fantasía, historias infantíles. Estas características narrativas no son simplemente “un disfraz para algo más 'adulto'.”

Cómo las Historias de Narnia fueron Convertidas en Clásicos Cristianos

Por supuesto esto no quiere decir que debemos abandonar nuestra convicción de que las Crónicas de Narnia son clásicos cristianos — historias donde las experiencias y doctrinas cristianas son personificadas emotivamente. En el mismo pasaje que Lewis afirmaba que no había nada de algo del cristianismo sobre las historias, añadía: “Dicho elemento es empujado dentro de su propio acuerdo." Así que existe una dimensión cristiana en las historias, como lo hemos sabido desde nuestro primer encuentro con ellas. En una carta que Lewis esribió un año y medio antes a su muerte, decía que existía “un significado más profundo detrás” de los detalles superficiales de las historias.

La clave de los significados religiosos de estas historias es el personaje de Aslan. Cuando Lewis, a la edad de 40, decidió crear una historia de sus imágenes mentales de “un fauno (hombre cabra)con su paraguas, una reina en su trineo, un león espléndido," apenas él "tenía muy poca idea de cómo sería la historia. Pero entonces llegó de repente Aslan saltando dentro de la historia. … una vez que Aslan ya estaba incluído, él enlazó toda la historia y pronto lo hizo también con las otras seis posteriores."

Es obvio que Aslan no sólo sirvió para traer todas las historias juntas, sino también la visión religiosa de las historias. El mismo Lewis lo dijo: en la carta anteriormente mencionada, Lewis decía que "toda la historia Narniana trataba de Cristo.”

Lecciones Espirituales y Morales de Narnia

Un nivel del significado cristiano en las Crónicas de Narnia es la visión moral plasmada en las historias. Es la historia de una gran lucha cósmica entre el bien y el mal — y la necesidad de cada criatura de elegir entre ambos. La visión de las historias se corresponde a la de Lewis sobre el mundo en sí que describe, en uno de sus trabajos, como un universo donde “no existe suelo neutral” y donde “cada centímetro cuadrado, cada segundo es reclamado por Dios y reconvenido por Satán.”

Además de esta visión moral, las historias Narnianas expresan una visión teológica. En el centro de esa visión aparece la figura de Aslan que representa a Cristo. Por tanto, las cualidades atribuídas a Aslan, los actos que realiza, las formas en las que ser refiere a los personajes de las historias y los personajes con respecto a él, la devoción que obtiene de aquellos que creen en él y le siguen — todo ello implica la imagen de la vida cristiana. No estamos así mal encaminados si enfocamos la historia de Aslan como la de Cristo. Las partes de las historias donde Aslan es un participante activo puede leer como devocional, y de hecho, así es como los lectores cristianos asimilan la historias intuitivamente.

El mirar fuera de este centro cristológico del mundo narrativo narniano son temas cristianos más generales. Las historias en sí cubren la misma metanarrativa (“gran historia”) que la Biblia presenta. Dentro del género fantástico, leemos sobre la creación del mundo; la caída de aquel mundo de una inocencia original, la lucha entre el bien y el mal (o Cristo y las fuerzas de la oscuridad) a lo largo de toda la historia degenerada por la caída del hombre; la muerte y la resurrección expiatoria y sustitutiva de Cristo y el final escatológico del mundo y el inicio de la eternidad. No sería ilógico decir que la misma Biblia forma el subtexto de las historias Narnianas.

Según volvemos a los contornos de la historia de la salvación en las historias narnianas, eso nos lleva a contemplar el resumen de la doctrina cristiana. El máxime de estas doctrinas es lo que se podría llamar la doctrina de Dios. De estas historias obtenemos la imagen de Dios como creador, juez, soberano y como aquél que guía la historia hasta su fin y como aquél que salva. La imagen de la persona emerge sólidamente también. Sus principales principios son que las personas son agentes morales que le eligen o rechazan a Dios, y que esas personas poseen una doble capacidad para hacer much bien y gran mal. La doctrina del mal también emerge fuertemente, a medida que somos conscientes del tremendo poder del mal en el mundo y su última derrota por Cristo (El tema del Cristo victorioso).

La última lección que tenemos que aprender con referencia a la profundidad espiritual de las historias consiste en que los significados religiosos son plasmados en la forma de la fantasía narrativa. Como lectores primero necesitamos experimentar y saborear las historias como si fueran de niños. Se puede confiar en que los significados religiosos se manifiesten en los momentos de la narración (principalmente las partes donde Aslan es un personaje activo) en los que Lewis pretendía que estuvieran presentes.

Dr. Leland Ryken es profesor de Wheaton College en Wheaton, Illinois, y es autor de La imaginación de Cristo.
Extraído de: "http://gospeltranslations.org/wiki/The_Chronicles_of_Narnia:_The_Imagination_of_C.S._Lewis"


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