Lo más extraño que Jesús dijo

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Revisión a fecha de 22:51 16 feb 2020; Kathyyee (Discusión | contribuciones)
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English: The Strangest Thing Jesus Said

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Por Jon Bloom sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por Jeannette Blanco

"¿Por qué no le trajisteis?" Los fariseos estaban exasperados porque los oficiales aún no habían arrestado y entregado a Jesús. ¿Cómo explicaron los oficiales su fracaso? "¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!"

Para cuando llegamos al capítulo siete de Juan, Jesús se había convertido en un grave problema religioso y político en Palestina. Donde quiera que iba, creaba controversia. Algunas personas dijeron que estaba demonizado con paranoia (Juan 7:20). Algunos se preguntaron seriamente si él podría ser el profeta del que Moisés había hablado (Juan 7:40; Deuteronomio 18: 15-18), o incluso el Cristo (Juan 7:31, 41). Otros dijeron que la hipótesis del Cristo no podía ser cierta, ya que obviamente el Cristo vendría de Belén, y Jesús era de Galilea (Juan 7:42), y por supuesto, ningún profeta jamás había venido de allí (Juan 7:52).

Una cosa que ayudó a alimentar los rumores entre las multitudes fue el hecho de que, a pesar de todo lo que Jesús decía, los líderes judíos aún no lo habían arrestado. ¿Era esto una señal que incluso ellos creían que Jesús podría ser el Cristo (Juan 7:26)?

Cuando los principales sacerdotes y fariseos se enteraron de esto, decidieron disipar ese rumor arrestándolo, por lo que enviaron oficiales para que precisamente lo arrestaran (Juan 7:32). Sin embargo, los oficiales regresaron con las manos vacías. Cuando los líderes judíos les preguntaron por qué, los oficiales respondieron: "¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!"

El enigma de la historia

El eco de esta oración ha resonado a través de la historia. "¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!" La prueba de su veracidad está en el pudín del resultado histórico: las palabras de Jesús han moldeado el curso de la historia mundial más que cualquier otra voz humana.

Cuando se observa como un fenómeno histórico, es la cosa más extraña. ¿Cómo llegó Jesús a ser el hombre más famoso de la historia? Dos mil años después, las palabras de nadie se han leído más, estudiado más, citado más, debatido más, meditado más, escrito y dado conferencias más, traducido a más idiomas, generado más esfuerzos para darla a conocer en todo el mundo y moldeado culturas más diversas que las palabras de Jesús de Nazaret.

A lo largo de los siglos, se han ofrecido muchas teorías no religiosas debido a la influencia tenaz, masiva y cada vez más global de este rabino judío errante, del primer siglo, con raíces campesinas y discípulos ordinarios. Ninguna le hace justicia. Las explicaciones políticas, institucionales, económicas, sociales, culturales y psicológicas demuestran ser reduccionistas y demasiado simplistas. No explican por qué la gente encuentra a Jesús tan convincente.

Cuando vemos todo lo que dijo y enseñó, ¿qué fue lo que Jesús dijo Jesús que ha sido tan profundo históricamente? Dijo que era Dios.

Afirmó que era Dios.

Muchos han tratado de argumentar que él no afirmó esto. Los intentos han sido inútiles. El Nuevo Testamento, el registro más confiable que tenemos de las palabras de Jesús, es inequívoco en esta afirmación. Cualquier lectura honesta es inconfundible. Y la afirmación de Jesús acerca de su divinidad es la única razón por la que ha sido y sigue siendo una fuerza tan increíble en la historia mundial. Escuchemos solo algunas de sus incomparables declaraciones.

La mujer en el pozo le dijo a Jesús: “Sé que el Mesías viene (el que es llamado Cristo). Cuando Él venga nos declarará todas las cosas." Jesús le respondió: "Yo soy, el que habla contigo." Jesús sabía que él era el Mesías judío profetizado.

Cuando Jesús preguntó a sus discípulos: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" Pedro respondió: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente." ¿Y qué dijo Jesús sobre eso? "Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos." (Mateo 16:15-17). Jesús no solo afirmó su condición de Mesías, pero afirmó el título de "Hijo de Dios," y el uso de este término por parte de Pedro es clara y exclusivamente divino.

"Yo soy"

Si eso no es convincente, esto debería serlo. Cuando el Sumo Sacerdote lo interrogó durante el infame juicio de medianoche, cuando su respuesta lo podía llevar a la crucifixión o librarlo, se le preguntó directamente: “¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?” Jesús respondió: “Yo soy, y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder y viniendo con las nubes del cielo.” (Marcos 14:61–62). Todos en esa sala sabían exactamente a qué se refería Jesús: el divino Hijo del Hombre profetizado en Daniel 7:13–14, por eso lo llamaron blasfemia.

¿Alguna vez ha hablado alguien como este hombre?

La mayor afirmación jamás hecha

Pero quizás la declaración más poderosa que Jesús haya hecho de "Yo soy", la que encierra la razón más grande por la que ha influido en el mundo como ningún otro hombre, es esta:

"Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá, y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?” (Juan 11: 25–26)

¿Quién ha dicho algo así? ¿Por qué alguien escucharía palabras tan absurdas? No es cumplir un deseo. Movimientos masivos de personas no siguen a un loco. Solo hay una razón por la cual tales palabras ganaron tracción histórica: la tumba de Jesús estaba vacía el primer domingo de Pascua por la mañana. Demasiadas personas presenciaron y testificaron que estaba vivo (1 Corintios 15: 6), demasiadas de estas personas pagaron con sus vidas por afirmar haberlo presenciado vivo, y demasiadas personas a lo largo de la historia se han encontrado con Jesús como una presencia y un poder real y vivo, y encontraron vida eterna en sus palabras (Juan 6:68).

Jesús afirmó ser Dios. Él profetizó que lo matarían y resucitaría de la muerte tres días después. Lo mataron y su tumba estaba vacía tres días después. Y cientos de testigos que no tenían nada material que ganar (y mucho que perder) al declarar su resurrección, afirmaron que era así.

¿Quién dices Tú que es?

La breve instantánea que vemos en Juan 7 captura el controvertido efecto que Jesús de Nazaret tuvo sobre aquellos que tuvieron contacto directo o indirecto con él. Y este sigue siendo el controvertido efecto que tiene sobre aquellos que entran hoy en contacto con él. Algunos todavía lo consideran demoníaco, algunos lo consideran delirante, algunos creen que está distorsionado por sus biógrafos y sus primeros seguidores, y algunos lo consideran divino.

Pero una cosa es segura, Jesús no se va. Seguimos hablando de él, para ira de ciertos poderes fácticos. Una y otra vez la gente sigue tratando de enterrar a Jesús, y él sigue negándose a permanecer muerto. Él sigue hablando y sus palabras siguen dando vida a las personas.

Solo un puñado de discípulos lo escucharon decir: "El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán." (Mateo 24:35). ¿Cuánta audacia tuvo tal declaración el día que se pronunció? ¿Cuánto más ridículos parecía cuando colgaba de una cruz unos días después? Sin embargo, ahora, dos mil años después, leemos estas palabras a la luz del extraño, inesperado e inigualable impacto que Jesús ha hecho en la historia. Debe hacer que todos y cada uno de nosotros nos preguntemos, obligándonos a responder su pregunta por nosotros mismos: "¿Quién decís que soy yo?" (Mateo 16:15).

Di lo que te plazca acerca de Jesús, una cosa es cierta: Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre.


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