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English: The Greatest Thing You Could Do Today

© Desiring God

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Por Francis Chan sobre Vida Devocional

Traducción por Laura Coloma


Imagina escalar una montaña solo. Pero no es cualquier montaña. La tierra debajo de ti tiembla y toda la montaña está cubierta de humo. En la cumbre hay una nube densa con relámpagos y truenos. Dios desciende en fuego sobre la montaña y cada vez que tratas de hablarle, él responde con truenos. Esto es lo que vivió Moisés en Éxodo 19.

Compara esta experiencia con la última vez que rezaste.

Distraído, obligatorio, cotidiano – Dudo que alguna de estas palabras pasaran por la mente de Moisés mientras subía la montaña. Pero casi tres mil años después, rara vez nos maravillamos que Dios permita en su presencia a humanos imperfectos.

¿Cómo fue que lo impactante se convirtió en algo cotidiano? ¿Es acaso posible que nuestras experiencias con Dios sean así de fascinantes?

Contenido

Subiendo la montaña

Uno de mis mentores vive en India. El año pasado me llamó llorando, preocupado por la situación de la iglesia en Estados Unidos. “Parece que la gente en Estados Unidos se conforma con tomarse un selfie (auto-foto) con Moisés. ¿Acaso no saben que ellos mismos pueden subir la montaña? ¿Por qué no quieren subir la montaña?

¿Cuándo fue la última vez que pasaste un rato agradable y significativo con Dios? Un rato tan agradable que no querías irte. Estabas tú solo, leyendo la palabra de Dios, en su santa presencia.

Tenía quince años cuando mi pastor de jóvenes me enseñó a rezar y a leer la Biblia a solas. Ahora, más de treinta años después, todavía no puedo encontrar una mejor forma de empezar mis días. No puedo imaginar cómo sería mi vida si no subiera a la montaña diariamente para encontrar un nuevo enfoque.

Es estando a solas con él cuando me libero del orgullo, de las mentiras y del estrés.

Expertos en reunir

Con frecuencia gastamos mucho tiempo y esfuerzo reuniendo creyentes. Nos hemos hecho expertos en reunir a cristianos alrededor de importantes bandas de música, oradores y eventos. En lo que hemos fallado es en enseñar a los creyentes a estar solos con Dios. ¿Cuándo fue la última vez que escuchaste a alguien jactarse del momento en el cual estuvo solo con Jesús en su palabra? Reunir a creyentes que no pasan tiempo a solas con Dios puede ser algo peligroso.

En 'Vida en Comunidad, (Life Together) Dietrich Bonhoeffer escribe:

El que no sepa estar solo, que tenga cuidado con la comunidad. No podrá sino hacerle daño y hacerse daño a sí mismo. Solo estabas ante Dios cuando él te llamó y solo respondiste a su llamada; solo tuviste que cargar con tu cruz, luchar y orar, y solo morirás y darás cuenta a Dios de tu vida. No puedes huir de ti mismo, porque es Dios mismo quien te ha puesto aparte. Rehusando estar solo rechazas la llamada que Cristo te hace personalmente y no podrás tomar parte en la comunidad de los llamados. (Vida en Comunidad. Trad. Francisco Tejeda, p. 70, Salamanca: Ediciones Sígueme, 2003)

Hoy en día, la palabra comunidad es utilizada con frecuencia en los círculos cristianos. Pero nuestras reuniones pueden ser tóxicas si no pasamos tiempo a solas con Dios. He estado en muchos grupos donde la gente comparte sus puntos de vista. El problema no es solamente que nuestros puntos de vista no son tan profundos como creemos que son, sino que estamos muy ansiosos de compartir pensamientos que se originan en nuestra propia mente, cuando tenemos un Dios que nos dice,

Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos,
ni vuestros caminos mis caminos – declara el Señor.
Porque como los cielos son más altos que la tierra,
así mis caminos son más altos que vuestros caminos,
y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. (Isaías 55:8-9)

Quiero conocer los pensamientos de Dios. Quiero reunirme con gente que ha estado leyendo la palabra de Dios, gente que ha rezado e interactuado con él. Quiero ser compañero de quienes son compañeros de Dios. No me importa en lo absoluto si tienes un doctorado en teología o sesenta años de experiencia de vida. Prefiero hablar con alguien de quince años que ha estado en presencia de Dios.

¿Pueden gustarte mucho los sermones?

Se habla mucho de los libros, los sermones y las conferencias. No estoy en contra de ellos. Al fin y al cabo, he dedicado gran parte de mi vida predicando sermones y escribiendo libros y asistiendo a conferencias. Pero a veces me pregunto si es hora de cambiar nuestro enfoque.

Debemos ver los hechos. Los cristianos en Estados Unidos leen más sermones y libros que cualquier otro grupo en la historia del mundo, pero tengamos en cuenta la situación de la iglesia. ¿El aumento de recursos ha llevado a una mayor santidad? ¿Hay más intimidad con Jesús?

Puedes argumentar que la situación de las iglesias sería aún peor sin estos recursos. Tal vez ese sea el caso. ¿O puede ser que estos recursos (incluso este artículo) tienen el potencial de distraer a la gente de la propia Fuente? Tal vez todos estos libros y sermones sobre Jesús en realidad han mantenido a las personas alejadas de la interacción directa con él. Puede sonar a blasfemia sugerir que nuestra vida de oración puede verse debilitada por todo el consumo de material cristiano. Sin embargo, quería mencionarlo.

Vivimos en una era en la cual la mayoría de las personas tienen dificultades para concentrarse en cualquier cosa. Estamos buscando constantemente la forma fácil y la solución más rápida. Así que la idea de sentarse tranquilamente a meditar acerca de las Escrituras y rezar profundamente en silencio puede ser reemplazada con facilidad por la idea de escuchar un sermón mientras manejamos al trabajo. Aun cuando definitivamente es mejor que nada (tomando en cuenta todos los demás mensajes con los cuales nos bombardean a diario), el punto de este artículo es explicar que nada sustituye el estar a solas con Dios.

Debemos aprender a estar tranquilos otra vez.

Algo debe irse

Para Pablo era muy sencillo. Él amaba estar con Jesús. “El vivir es Cristo y el morir es ganancia” (Filipenses 1:21).

Conocer a Cristo lo consumía profundamente (Filipenses 3:8). No hay sustituto a estar a solas con Dios. Si no tienes tiempo, debes renunciar a algo para darle espacio. Omite una de las comidas. Cancela una reunión. Pon punto final a algún compromiso cotidiano. Literalmente, no hay nada más importante que puedas hacer hoy.

Dios, definitivamente, determina si vuelves a respirar o no. “Él da a todos vida y aliento y todas las cosas” (Hechos 17:25). ¿Puede haber algo más importante que encontrarte con el Único que decide si sobrevives hoy? ¿Puede haber algo mejor? ¿Cómo no podemos buscar el tiempo para estar con el Creador del tiempo?

¿Qué planes tienes hoy que consideras tan importantes que pasarás corriendo al Creador para alcanzarlos?



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