Los Derechos de Renuncia y Exigencia: Dos Clases de Amor

De Libros y Sermones Bíblicos

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English: Surrendering and Demanding Rights: Two Kinds of Love

© Desiring God

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Por John Piper sobre Amando a los otros
Una parte de la serie Taste & See

Traducción por Noris La Valle


2 Tesalonicenses 3:6-15

Hermanos, en el nombre del Señor Jesucristo les ordenamos que se aparten de todo hermano que esté viviendo como un vago y no según las enseñanzas recibidas de nosotros. 7 Ustedes mismos saben cómo deben seguir nuestro ejemplo. Nosotros no vivimos como ociosos entre ustedes, 8 ni comimos el pan de nadie sin pagarlo. Al contrario, día y noche trabajamos arduamente y sin descanso para no ser una carga a ninguno de ustedes. 9 Y lo hicimos así, no porque no tuviéramos derecho a tal ayuda, sino para darles buen ejemplo. 10 Porque incluso cuando estábamos con ustedes, les ordenamos: «El que no quiera trabajar, que tampoco coma.». 11 Nos hemos enterado de que entre ustedes hay algunos que andan de vagos, sin trabajar en nada, y que sólo se ocupan de lo que no les importa. 12 A tales personas les ordenamos y exhortamos en el Señor Jesucristo que tranquilamente se pongan a trabajar para ganarse la vida. 13 Ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien.14 Si alguno no obedece las instrucciones que les damos en esta carta, denúncienlo públicamente y no se relacionen con él, para que se avergüence. 15 Sin embargo, no lo tengan por enemigo, sino amonéstenlo como a hermano.

Al renunciar a un derecho y exigirlo al mismo tiempo, Pablo ejemplificó dos formas de amor.

  1. En los versos 8-9, él renunció al derecho a ser pagado por la iglesia por su ministerio: “Nosotros no vivimos como ociosos entre ustedes, 8 ni comimos el pan de nadie sin pagarlo. Al contrario, día y noche trabajamos arduamente y sin descanso para no ser una carga a ninguno de ustedes. 9 Y lo hicimos así, no porque no tuviéramos derecho a tal ayuda, sino para darles buen ejemplo”. Por lo tanto, Pablo tiene derecho a ser retribuido simplemente por predicar. Pero en este caso, él renuncia a ese derecho para lograr algo más: dar un ejemplo a la iglesia sobre el trabajo secular como una forma de autonomía.
  2. Pero Pablo también exigió un derecho en el verso 10 – el derecho a recibir trabajo por una retribución: “El que no quiera trabajar, que tampoco coma”.

Ambas formas – la renuncia a un derecho, y la exigencia de un derecho— son formas de amor. Renunciar a un derecho es amor porque Pablo sacrifica su propio derecho para demostrar una forma de vida productiva. Exigir un derecho es amor porque no se apunta al auto-engrandecimiento, sino al bien del hermano. Esto es lo que los versos 14-15 ponen de manifiesto:

14 Si alguno no obedece las instrucciones que les damos en esta carta, denúncienlo públicamente y no se relacionen con él, para que se avergüence. 15 Sin embargo, no lo tengan por enemigo, sino amonéstenlo como a hermano.

El objetivo no es la alienación, sino la reparación del comportamiento destructivo, a través de una ardua tarea amorosa que insiste sobre el cambio.

Otra forma de manifestar esto es decir que Pablo estaba dando ejemplo de misericordia y justicia. Misericordia: porque, llevando a cabo un trabajo secular para ganarse el pan, daba más tiempo y esfuerzo de lo que se le requería, y exigía menos de lo que tenía derecho a recibir. Justicia: porque, al exigir que los demás trabajaran, les estaba prohibiendo que exigieran misericordia de la iglesia e insistiendo para que se ganaran su comida.

Ahora bien, ¿Cuándo aplicar una y otra? ¿Cómo sabemos cómo amar con misericordia y cuándo con justicia? Tres pautas:

  1. Conócete bien y controla no dejarte llevar por tu inclinación en forma irresponsable. Si por naturaleza eres una persona compasiva, ten en cuenta seriamente a la justicia. Si eres una persona naturalmente judicial, ten en cuenta seriamente a la misericordia. Somos muy proclives a abandonarnos a nuestra inclinación natural a costa del amor.
  2. Cuanto más personal y privado es un asunto, es más probable que los derechos de renuncia sean la vía amorosa. Pero cuanto más colectivo y público sea, es más probable que los derechos de exigencia sean la vía amorosa. La razón por ello es que, en público, los derechos de exigencia pueden ser vistos como una forma de cuidar de los demás, no solamente de uno mismo; pero en privado un derecho de exigencia seguramente comunicará un mensaje de auto-engrandecimiento y el fracaso al valorar a Cristo por encima de todas las cosas.
  3. En cualquiera de los casos, -amar con misericordia o amar con justicia -asegúrense que vuestra carga sea el mayor bien para la mayor cantidad de personas. Es decir, procuren ayudar para que la mayor cantidad de personas disfrute mucho de Cristo eternamente.

Aprendiendo con ustedes cómo vivir como un exiliado,

Pastor John


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