Los Salmos

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English: The Psalms

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Por Benjamin Shaw sobre La Biblia
Una parte de la serie Tabletalk

Traducción por Adriana Quintero

Probablemente se han publicado más comentarios, guías de estudio y libros de ayuda sobre el libro de los Salmos que de cualquier otro libro de la Biblia. No es mi propósito suplantar esas otras obras. Más bien, quiero ofrecer algunas sugerencias al cristiano de como utilizar los Salmos para que pueda entonces utilizar esas otras obras sobre los Salmos más provechosamente.


Los Salmos mismos fueron escritos a través de toda la época de revelación del Antiguo Testamento desde el tiempo de Moisés (Salmo 90) al periodo después del exilio (Salmo 126). Se le atribuyen a David los títulos de setenta y dos salmos, mientras otros son de Salomón, Asaf, Hemán, y los hijos de Coré. Algunos de los salmos pudieron haber sido utilizados en el culto del templo (por consiguiente la frase “Para el director del coro” vista en más de cincuenta salmos). Los salmos son de distintos tipos. Algunos son lamentos, tanto individuales (Salmo 42) como colectivos (Salmo 44). Algunos son salmos de acción de gracias (Salmo 100), mientras otros son himnos o cantos de alabanza (Salmo 96). Algunos de estos salmos son hoy en día son comúnmente conocidos como salmos de “sabiduría”, tal como los Salmos 1 y 119. Estos salmos tienden a ser reflexiones sobre la Palabra de Dios. Algunos salmos, tales como los salmos 69 y 109 se les refieren como salmos “imprecatorios”, en la cual la esencia del salmo es una oración contra los enemigos de Dios (una imprecación).


Los autores del Nuevo Testamento hacen referencia al libro de los Salmos más a menudo que a cualquier otro libro del Antiguo Testamento. Esto le dice al lector que uno de los mayores enfoques de los salmos es la obra del Mesías y Su reino. Ya que Cristo aun no había aparecido, se habla de Él generalmente en tipos y sombras en el carácter del rey Davídico. Sin embargo, en algunos salmos, llamados tradicionalmente los "salmos mesiánicos" se habla de Cristo directa y claramente. Estos salmos mesiánicos incluyen los Salmos 2, 22,45, 72 y 110. Por consiguiente, una de las utilidades del libro de Salmos para el lector moderno es de buscar a Cristo ahí. (Una guía muy útil para esta tarea es Los Salmos Su Historia, Enseñanzas y Usos, por William Binnie, reimpreso recientemente como Una Senda Hacia el Salterio (A Pathway into the Psalter: The Psalms, Their History, Teachings And Use), por Solid Ground Christian Books, 2005).


Sin embargo, el libro de los Salmos también tiene otra utilidad. Es, como dice Calvino, "una anatomía de todas las partes del alma". Es una guía a la piedad para el creyente. En particular, el libro de los Salmos proporciona guía para el cristiano en cuatro aspectos: meditación, amonestación, oración y canto. En nuestra época, el arte de la meditación cristiana es en gran parte un arte perdido aunque nuestros antepasados Puritanos y Reformados escribieron docenas de tratados sobre el tema. La palabra meditación ha sido adueñada por los practicantes de las religiones Orientales y de la Nueva Era. A tal grado que la meditación que ha entrado a la iglesia evangélica, a menudo ha entrado bajo el nombre de estas ideas de la Nueva Era. La meditación, como la comprenden y la practican las religiones de la Nueva Era, es vaciar la mente. Es el intento de alcanzar un tipo de condición espiritual irreflexiva en la cual la persona meditando se abre a las "fuerzas espirituales", habiendo sido vaciado de sí mismo, por decirlo así, y por tanto aparentemente abierto a la presencia de Dios. El libro de los Salmos, por otra parte, enseña al lector lo que es la verdadera meditación bíblica. Considera el Salmo 1:2: “…En la ley del Señor está su deleite, y en su ley medita de día y de noche!” Para comprender el sentido que hace este verso, primero se debe comprender que la ley aquí no es limitada a las secciones legales del Antiguo Testamento. La traducción de la palabra ley es torah, y no solo significa declaraciones legales sino de “todo lo que procede de la boca del Señor” (Deut. 8:3). De esta manera, la práctica de la meditación cristiana es un ejercicio intelectual y espiritual en el cual el creyente reflexiona en y considera la Palabra de Dios, primero buscando comprenderla y segundo, aplicarla a sí mismo. La palabra meditar tiene la idea de “murmurar”, por lo tanto la idea de repetición, reflexionando sobre lo que se ha leído. El Salmo 119 es un ejemplo para el creyente de una meditación sobre la palabra de Dios. Prácticamente cada verso en el salmo se refiere al torah, o algún otro sinónimo conforme verso tras verso, el salmista busca comprender el significado de la Palabra de Dios para su propia vida. Una cantidad de salmos son guías particularmente útiles para la meditación, entre ellos los Salmos 1, 34,37, 49, 111, 112 y 119.


Amonestación es otra palabra que ha desaparecido prácticamente del vocabulario del cristiano moderno. El verbo amonestar se define en el Nuevo Diccionario Colegial de Webster como “razonar diligentemente con una persona con el propósito de disuasión o amonestación”. En el contexto del uso de los Salmos, este tiene la idea de razonar seriamente consigo mismo para corregir sus puntos de vista o su comportamiento. En este sentido, hablando consigo mismo no es algo malo. Es un paso mas allá de la meditación en lo que se toma lo que la persona ha aprendido de la Palabra de Dios, lo sostiene como un espejo a sus creencias y costumbres, y se esmera en corregir esas creencias y costumbres. De esta manera, un hombre tentado al pecado puede amonestarse a si mismo en cuanto a la deshonra a Dios, el daño que se hace a si mismo, y el daño mas grande que esto le hace a la iglesia en general. Esta es una manera significativa en la cual el cristiano desarrolla activamente una cosmovisión bíblica. Un número de salmos son guías excelentes para la práctica de la amonestación. Por ejemplo, en el Salmo11, David ha caído en la desesperación, o desánimo, por la pregunta: “Si los fundamentos son destruidos; ¿qué puede hacer el justo?” (v.3). En otras palabras, las cosas se están derrumbando, así que es mejor darse por vencido. David responde al recordarse a si mismo que “El Señor está en su santo templo”, “El Señor prueba al justo” y aborrece al malvado, y “los rectos contemplaran Su rostro”. (vv. 4–7). En otras palabras, David se recuerda a sí mismo, basado en las cosas que ha aprendido de la Palabra de Dios, que a pesar de como parezcan las cosas Dios todavía está en control y El es el juez de toda la tierra. Otros salmos que proporcionan ejemplos útiles para la amonestación son los Salmos 34, 37, 42,43 y 62.


A menudo es una cosa triste escuchar al pueblo de Dios orar. Por lo menos en las oraciones públicas (las únicas oraciones que otros pueden evaluar), al pueblo de Dios a menudo les falta vocabulario para la oración. Si alguien utiliza el modelo de la oración ACAS (Adoración, Confesión, Acción de gracias, y Suplica) generalmente hay una breve mención de la grandeza y bondad de Dios, quizás alguna referencia genérica de nuestra condición como pecadores, algunas palabras de gratitud por oraciones especificas que nos ha concedido Dios, y una lista enorme de suplicas por aquellos que sufren de alguna enfermedad o cualquier otra cosa. El cristiano que medita en los Salmos, en cambio, puede desarrollar un vocabulario poderoso para la oración. No solo son muchos de los Salmos ejemplos de oración, sino que aun aquellos que no lo son nos ofrecen recursos maravillosos para abrir nuestros propios corazones a Dios. Por ejemplo, mira los primeros versículos del Salmo 18. David le llama a Dios su fuerza, su roca, su baluarte, su libertador, su refugio, su escudo, el cuerno (es decir, la fuerza) de su salvación, y su altura inexpugnable. ¡Qué declaraciones de adoración y acción de gracias tan grandiosas! Además, una meditación pequeña aquí le recordará al cristiano que David sabía que se encontraba en medio de una guerra espiritual en la cual Dios era la única base para su bienestar, fuerza y liberación. El cristiano moderno también está en medio de una guerra espiritual, aunque a menudo parece que se le olvida y sigue con su vida como si sus enemigos verdaderos con los cuales debe batallar son aquellos en el lado opuesto del espectro político. Otros salmos que dan ejemplos de oraciones de tipos distintos son demasiado numerosos para listar aquí, pero el lector atento fácilmente los puede encontrar.


Finalmente, los Salmos pueden usarse para enseñar a cantar al cristiano. Las iglesias Reformadas desarrollaron una devoción viril a través del canto de los Salmos. Algunos tienen el punto de vista que los cristianos están obligados a cantar en el culto publico solo los Salmos. Mientras que tengo alguna simpatía por ese punto de vista, no estoy de acuerdo. Sin embargo, la falta absoluta del canto de los Salmos es una característica de nuestra época que ha contribuido a la debilidad espiritual de nuestra iglesia. No todos los salmos fueron pretendidos para ser canciones, pero muchos lo son. Pueden ser puestos a melodías viejas o nuevas, pero la iglesia (o el cristiano individual) que busque añadir el canto de los Salmos a su culto se enriquecerá enormemente. Los Salmos 95-100 son ejemplos de canciones de alabanza particularmente poderosos que tienen un entendimiento profundo y sustancioso de quien es Dios, y Sus maneras y propósitos entre los hijos del hombre.


En pocas palabras, el hombre que quiera crecer como cristiano se beneficiará al leer y meditar en cualquier porción de la Palabra de Dios. Pero si un hombre crecerá en la devoción vibrante que es el centro de la vida cristiana viril, no podrá hacer mejor que sumergirse en el libro de los Salmos. De ellos, aprenderá lo que es meditar sobre la Palabra de Dios. De ellos, aprenderá como amonestarse consigo mismo en aplicar la Palabra de Dios a sus propios desánimos y angustias de su alma. De los Salmos aprenderá a orar con poder y entendimiento. Y finalmente, de los Salmos el cristiano aprenderá lo que significa cantarle alabanza a nuestro misericordioso Dios Salvador.


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