Los fieles parecerán necios - por ahora

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English: The Faithful Will Look Foolish — for Now

© Desiring God

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Por Jon Bloom sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por Andrew Fainer

La sabiduría de Dios a menudo sólo se ve plenamente en retrospectiva. Cuando la sabiduría del hombre ha pasado como una moda, la montaña de la verdad de Dios permanece. Mientras que el tiempo expone la sabiduría del mundo, sólo reivindicará la de Dios, y a cualquiera que la haya declarado fielmente al mundo.

Si quieres tener una buena imagen de cómo se ve la iglesia ante el mundo, piensa en Jesús ante Poncio Pilato. Posiciónate como observador en el cuartel general del gobernador esa mañana, presenciando la interacción entre los dos. ¿Quién parecía débil y quién parecía fuerte? ¿Quién sonaba necio y quién sonaba sensato? ¿Cuál parecía estar buscando el mejor resultado para todos los involucrados?

El Gobernador y el Señor

"¿Eres el Rey de los Judíos?" (Juan 18:33).

"Mi reino no es de este mundo" (Juan 18:36).

¡Tienes que estar bromeando! Pilato se frotó los ojos de la exasperación.

Para Poncio Pilato, el hombre que estaba delante de él era un gran inconveniente. La agenda del gobernador romano para aquel día no incluía juzgar a un rabino renegado en problemas con el Sanedrín. ¡Y a primera hora de la mañana! El consejo quería que declarara a este hombre culpable de traición capital. Hoy. Antes de la Pascua. Pilato se resintió por la presión. Su paciencia se tensó en las costuras.

Había oído hablar de este controvertido Jesús antes, pero no había sentido la necesidad de molestarse con Él. Los informes de inteligencia que había recibido sólo perfilaron a otro maestro místico judío. Algunos afirmaban que tenía poderes milagrosos. Pero no había informes de que Jesús denunciara al emperador o llamara a la revuelta contra Roma. Aparentemente, incluso había inspirado a algunos soldados romanos, pero no había informes de deslealtad como resultado de ello.

Salida fácil

No era que Pilato tuviera reparos en despachar a un alborotador judío cuando fuera necesario. Pero esta situación le dio un mal presentimiento. Jerusalén estaba a rebosar de personas celebrando la Pascua, y no era buen momento para un "despacho" político. Si Jesús mismo no había llamado a una revuelta, ejecutarlo sí que podría provocarla. Era popular entre los campesinos, y los zelotes judíos aprovecharían cualquier momento oportuno.

Sin embargo, Jesús no estaba ayudando a su propia causa. ¿No tenía intuición política en absoluto? Al preguntar: "¿Eres el Rey de los Judíos?" Pilato esencialmente le había ofrecido una salida rápida de la ejecución. Todo lo que Jesús tenía que hacer es proporcionar un par de negaciones rápidas y claras y estaría fuera del insoportable anzuelo de Roma. El Sanedrín tendría que resolver su propio problema, y el gobernador podría continuar con la importante labor del día.

Pero la respuesta de Jesús —"Mi reino no es de este mundo"— acababa de empeorar una situación de por sí innecesaria. Vamos, hombre. Si no quieres morir, ¡no menciones un reino (imaginario o no) al gobernador romano! Ahora Pilato se veía obligado a investigar más.

¿Quién deliraba?

"Así que eres rey?" preguntó Pilato. Jesús le respondió: "Tú [acertadamente] dices que soy rey. Para esto yo he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz" (Juan 18:37, LBLA).

Pilato no pudo evitar un sardónico gruñido. Justo lo que pensaba: un místico judío con la cabeza en las nubes. ¿Delirante? Claramente. Pero ¿era una amenaza política real para Roma o alguien más? Claramente no. Jesús era un Rey de la Verdad cuyos únicos súbditos eran aquellos dispuestos a escuchar su voz. Pilato pensó que nunca llegarían a ser suficientes para una rebelión. Además, los siervos de Jesús no querían luchar contra los poderes mundanos (Juan 18:36). Esto era locura religiosa, no traición. No había necesidad de matar a Jesús.

Entonces Pilato tuvo una idea. Había una manera de salir de este lío, una manera de liberar a Jesús de forma que Roma pareciera benevolente, el Sanedrín salvase la cara, y las masas judías fueran aplacadas: ¡La liberación del prisionero de la Pascua! Conforme se levantaba para presentar la idea a los judíos, comentó sarcásticamente al Rey de la Verdad: "¿Qué es la verdad?" (Juan 18:38)

Mundo e Iglesia

Sentado en su cuartel general esa mañana, Pilato tenía toda la autoridad del Imperio Romano respaldándole. Jesús parecía no tener a nadie; allí estaba, de pie, "despreciado y desechado" (Isaías 53:3).

Las palabras de Pilato debieron haber sonado razonables, dado el contexto aparente. Las palabras de Jesús debieron haber sonado delirantes y extrañas. Pilato parecía estar siguiendo un curso políticamente pragmático que evitaría una ejecución injusta, frustrando pero no alienando al consejo judío, y manteniendo la paz civil en Jerusalén. Jesús, inexplicablemente, parecía no hacer nada para evitar la crucifixión.

Sin embargo, con el beneficio de la retrospectiva, vemos que Jesús fue fuerte y Pilato fue débil: Pilato sólo ejerció la autoridad por decreto de Dios (Juan 19:11). Vemos que Jesús fue sabio y Pilato necio: el gobernador sólo encontró las palabras de Jesús ininteligibles porque las oyó como un "hombre natural" (1 Corintios 2:14). Y vemos que Jesús, no Pilato, sabía lo que sería el mejor resultado de todos los involucrados: Pilato no tenía idea de la paz que Jesús perseguía para miles de millones, mientras buscaba simplemente mantener la paz de la ciudad.

Esta es la posición de la iglesia en el mundo. Aunque Dios pondrá a su pueblo en lugares de influencia gubernamental como "Josés" y "Danieles" y "los de la casa de César" (Filipenses 4:22), la iglesia no ejercerá el poder del mundo. Permanecerá en los lugares débiles, diciendo verdades que suenan delirantes para las autoridades mundanas, y persiguiendo objetivos que serán malentendidos y malinterpretados. Pero su posición, en realidad, será fuerte, porque "la necedad de Dios es más sabia que los hombres" (1 Corintios 1:25).

Seréis mis testigos

Tal como Jesús testificó ante sus autoridades en el gobierno, y tal como Pablo testificó a las suyas (y se le dijo: "Pablo, estás loco", Hechos 26:24), así Jesús nos dice: "Seréis mis testigos" (Hechos 1:8). Para algunos de nosotros, eso significará literalmente "comparecer delante de gobernadores por su causa" (Marcos 13:9).

Pero ya sea que estemos llamados a presentarnos ante funcionarios del gobierno, compañeros de trabajo, vecinos, o familiares, lo que tenemos que decir a menudo, en el contexto inmediato, sonará extraño. Sentiremos lo necio que les suena, y sentiremos nuestra posición aparentemente débil.

En ese momento es cuando necesitamos recordar a Jesús antes de Pilato. Lo que importa no es cómo parecen y suenan las cosas en el momento incómodo o incluso mortalmente grave. Lo que importa es ser fiel a la verdad, incluso si esa afirmación audaz sólo provoca una risa sardónica. Lo que en última instancia es significativo, lo que Dios realmente está haciendo en y a través de ese momento, con frecuencia sólo se ve en retrospectiva.


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