Los profetas: Antes del exilio

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English: The Prophets: Before the Exile

© Ligonier Ministries

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Por Alex Motyer sobre Figuras Bíblicas
Una parte de la serie Tabletalk

Traducción por Maria Luisa Yudice


No nos hacemos un favor llamando “Antiguo Testamento” a la primera parte de nuestras Biblias. Porque, solo el titulo, nos sugiere algo que termino. Por supuesto estamos muy lejos en el camino para descartar esta descripción, pero necesitamos recordar constantemente que el Señor Jesús no lo hubiera entendido. Para Él, lo que nosotros llamamos el “Antiguo Testamento” simplemente eran “Las Escrituras” (Juan 5:39) o la Palabra de Dios (Marcos 7:13), entonces ¿Cómo pudo haber terminado?, al contrario, está viva y permanece para siempre (Isaías 40:8), y si no encontramos las palabras inspiradas de los profetas apasionantes, la culpa seguramente será nuestra.

Hacedores de Fechas Límites: Hombres en las Noticias

En sus días nadie los hubiera encontrado anticuados o incluso oscuros. Sus mensajes eran todos muy claros. Tanto que Amos tuvo una orden de deportación contra él (Amos 7:10-13), porque su mensaje era la comidilla del país, y (de acuerdo al sacerdote) inapropiado para los oídos reales. Jeremías sufrió una flagelación y una noche en el cepo (Jer.20:2) por lo que dijo. Entonces, ¿Por qué los profetas no son noticias frescas para nosotros? ¿Por qué los encontramos difíciles y (Dios nos perdone) aburridos? La respuesta es ignorancia y falta de esfuerzo. Ya que los libros de los profetas son la Palabra de Dios inspirada tanto como digamos, las Epístolas, merecen la misma lectura repetida, lenta, pensativa (atenta), que en todas las partes de la Biblia, permite que la Palabra de Dios ministre su significado clarificando nuestras mentes así también como nuestros corazones y vidas.

Los profetas del pre exilio: Nombres y años

Cuanto más ceros tiene una fecha, mas fácil es de recordar, y afortunadamente, para nuestros propósitos, 920 y 750-600 A.C serán esplendidas. Aproximadamente en la primera de estas fechas, el hijo incompetente de Salomón, Roboam (1 Reyes 12) tuvo éxito en dividir su reino en dos partes hostiles: La gran “Israel” en el norte, la pequeña “Judá” en el sur. Poco después del 600 A.C (2 Reyes 25) cayó ante Babilonia y el exilio comenzó. “Israel” (2 Reyes 17) había caído hace mucho (772 A.C) ante Asiria, el precursor de Babilonia como “superpotencia” mundial, y había sido deportado a Mesopotamia. Nuestros profetas vivieron y trabajaron en estos tiempos intensamente difíciles. A lo largo de dos siglos que llevaron a la destrucción de Jerusalén, los dos reinos del pueblo de Dios fueron acosados por la rivalidad mutua, constantemente acosados por las ambiciones agitadas de Egipto hacia el sur y por los intereses imperialistas de Asiria y luego de Babilonia y la constante amenaza de una invasión desde el norte.

¡Introduzcamos a los profetas!

Aunque Abraham es llamado profeta (Gen.20:7), el verdadero fundador de la orden profética fue Moisés (Deut. 34:10). Muchos notables le siguieron como Samuel, Elías, Eliseo, asi también como aquellos profetas anónimos en Jueces 6:8 y 1 Reyes 13:11. Pero el grupo que llamamos “profetas del pre-exilio” son especiales porque ellos dejaron registros escritos de su ministerio.

Oseas ministró en el Reino del norte durante su auge final bajo Jeroboam II (2 Reyes 14:23. Amos vino un poco más tarde para revelar la decadencia del reino. Ambos profetas incluyen a los reyes relevantes de Judá en sus fechas, no solo por lo que ellos fueron inspirados a decir al pueblo entero de Dios, sino también porque, como Elías con su altar de doce piedras (1 Reyes 18:31) ellos rehusaron aprobar la división del reino de David y esperaban con paciencia su restauración (Oseas 3:5|, Amos 9:11-15).

Los ministerios de Jonás, Nahúm y Habacuc fueron esparcidos durante el periodo Asirio. Jonás pertenece a los primeros tiempos, ya que sus profecías registradas sobre los éxitos de Jeroboam II deben preceder al 750 A.C. Nahúm pertenece al tiempo de la maldad desenfrenada de Asiria, y él predijo su caída. Habacuc lucho con el problema de por qué el Señor tolero tal mal y previó lo peor por venir.

Isaías y Miqueas eran profetas contemporáneos en Judá, más o menos del año 740 A.C. un poco más allá del siglo VIII. Así como Oseas y Amos, los profetas del “Norte” se preocupaban además juntamente de Judá, Isaías (vea 28:1) y (Miqueas 3:1) mantenían el pueblo del norte en mente. Todos los profetas hablaron al pueblo del pacto al completo (Amos 3:1), y por lo tanto ahora, a nosotros los hijos de Abraham en Cristo (Gal. 3:29).

Jeremías y Sofonías dan las mismas fechas de ministerios, durante los años finales del reino de Judá. Abdías no ofrece fechas, pero su mensaje se refiere a lo que sucedió (versículos 11-14) cuando cayó Jerusalén en 586 A.C. Encontramos a Jeremías, un hombre muy común de Anatot ministrando a reyes y cortesanos (ver 34:2; 36:11-15), mientras que Sofonías quien pudo haber sido un miembro de la familia real, parece no haber tenido tal ministerio. Su libro, una obra literaria pulida y construida con cuidado, se lee como un estudio elegante de los planes santos y triunfantes del Señor para la historia mundial.

¡Que gente tan variada! Oseas, cuyas penas matrimoniales (Oseas 1-3) fueron el trabajo de campo de su ministerio. Amos el “gigante apacible,” granjero, Jeremías que nunca quiso ser profeta (1:6) e Isaías que parece nunca haber querido otra cosa (6:8), Jonás quien huyó (1:3); Nahum, resuelto e inquebrantable en talla moral, y Habacuc luchando con los problemas de la divina providencia. Verdaderamente, cuanto más cerca son traídas las personas hacia el Señor más claramente individuales se vuelven. Inspirados a decir exactamente lo que el Señor habría dicho si viniera en persona en lugar de enviarlos a ellos- esto es lo que “Así dice el Señor” significa.- las personalidades de los profetas, aun sus idiosincrasias, florecieron a una madurez gloriosa.

Sí, pero ¿Qué dijeron?

Ellos fueron “profetas”, hombres de la Palabra de Dios. Primero y principal nos convocan a vivir en obediencia a la verdad divinamente revelada. Amos (1:3-2:3) acusó a las naciones por crímenes contra la humanidad, violación de los dictámenes de conciencia, pero (2:4-6), cuando recurría al Pueblo de Dios, su acusación era que ellos rechazaron la ley (que es la enseñanza revelada) del Señor. Isaías (1:11-15), Jeremías (7:1-23), Oseas (6:6), Amos (5:21-24), y Miqueas se unen para condenar el ritualismo (la idea de que usted pueda hacer buenos actos y así torcer el brazo de Dios) y en un llamado por vivir por la Palabra. De esto “tratan los profetas”.

Ellos tenían un duro mensaje de juicio. En la tradición de Moisés (Deut. 28-29) ellos sabían que la desobediencia retribuye castigo. La visión de Nahum comenzó con un mundo bajo juicio, en las manos de un Dios soberano de ira y salvación (1:1-2:7). Por lo tanto la caída de Nínive era inevitable (2:8-3:11). Pero lo mismo es aun mas cierto (Amos 3:1-2) en aquellos que han sido privilegiados con la verdad de Dios (Isaías 30:8-17, Jer.7:9-15).

Ellos nunca desistieron de la esperanza de gloria que vendría. Amos comienza con el mundo entero bajo juicio (1:3-2:11), pero termina con el mundo entero bendito bajo David (9:11-15). Isaías se regocijó en esperanza: en el contexto de la monarquía fracasada ( por ejemplo, 3:12-15), el previó el Rey mesiánico (9:1-7;11); cuando el pecado (capitulo 39) llevó al exilio, el predijo el Salvador mesiánico (42:1-4;49:1-6;50:4-11; 52:13-53:12), y previó las continuas dificultades de los redimidos en un mundo hostil (56:9-12), buscó la llegada del ungido Conquistador mesiánico (59:20-21; 61:1-3; 61:10-62:12; 63:1-6). La ciudad escogida que fallo (1:21-24) introdujo las expectativas de la ciudad que aun debía ser (1:25-26) gloriosamente realizada en (65:17-25). Oseas supo que el amor demostrado en el éxodo finalmente no podría fallar (11:1-9) Jeremías sabia que el primer pacto se convertiría en un nuevo pacto (31:31-34.) Sofonías tuvo la visión de un día sin esperanza (1:2-2:3), pero encontró esperanza en el desastre (2:4-3:8), una esperanza que sería seguramente consumada (3:9-20). Los del pre-exilio creían en el Dios cuyo nombre, Yahweh (Ex. 3:15; 6:6-7) es la abreviatura de uno que redime a su pueblo y derroca a sus enemigos.

Donde comenzar

Use una Biblia que divida el texto en razonables párrafos (Biblia de las Américas, Reina Valera), lea lentamente, pregunte (y escriba las respuestas) ¿Qué está diciendo el profeta? Y ¿Por qué lo está diciendo? Estas dos preguntas le ayudaran mucho más que solo saber cuándo lo escribieron. La Biblia se volverá más clara con un lector perseverante. El Señor bendiga a aquellos que reflexionan en su Palabra.



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