Los seis regalos de la Resurrección

De Libros y Sermones Bíblicos

Revisión a fecha de 18:33 19 mar 2012; Mollymullery (Discusión | contribuciones)
(dif) ← Revisión anterior | Revisión actual (dif) | Revisión siguiente → (dif)
Saltar anavegación, buscar

Recursos Relacionados
Leer más Por John Piper
Indice de Autores
Leer más sobre Resurrección de Cristo
Indice de Temas
Recurso de la Semana
Cada semana enviamos un nuevo recurso bíblico de autores como John Piper, R.C. Sproul, Mark Dever, y Charles Spurgeon. Inscríbete aquí—es gratis. RSS.

Sobre esta Traducción
English: Six Gifts of the Resurrection

© Desiring God

Compartir esto
Nuestra Misión
Esta traducción ha sido publicada por Traducciones Evangelio, un ministerio que existe en internet para poner a disponibilidad de todas las naciones, sin costo alguno, libros y artículos centrados en el evangelio traducidos a diferentes idiomas.

Lea más (English).
Como Puedes Ayudar
Si tú puedes hablar Inglés bien, puedes ofrecerte de voluntario en traducir

Lea más (English).

Por John Piper sobre Resurrección de Cristo

Traducción por Juliana Mora


Domingo de Pascua

1 Corintios 15:12-20

Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de los muertos? Y si no hay resurrección de los muertos, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado; y si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana también nuestra fe. Aún más, somos hallados testigos falsos de Dios, porque hemos testificado contra Dios que El resucitó a Cristo, a quien no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. Pues si los muertos no resucitan, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado; Y si Cristo no ha resucitado, vuestra fe es falsa; todavía estáis en vuestros pecados. Entonces también los que han dormido en Cristo han perecido. Si hemos esperado en Cristo para esta vida solamente, somos, de todos los hombres, los más dignos de lástima. Mas ahora Cristo ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron.

La semana pasada recibí una llamada telefónica de parte de una revista que me pedía que escribiera un pequeño artículo acerca del amor que debemos tener a Dios por lo que Él es y no por lo que nos da. Yo conteste: “Creo que entiendo a lo que se refieren. Es como en un matrimonio: no deberías casarte con una mujer por su dinero. Deberías casarte con ella por quién ella es, no por lo que tiene. Lo mismo sucede con Dios. Debemos amarlo por lo que Él es, no por los beneficios materiales que pueda darnos”.

“Pero necesito dejar en claro", dije, " Que yo no veo un conflicto entre el Dios que vive para su propia gloria y el Dios que vive para satisfacer los deseos de mi corazón. En realidad, la esencia de mi teología,” continúe, “y el corazón de mi ministerio es la siguiente oración: Glorifico más a Dios cuando más satisfecho en Él estoy. Por lo tanto, cuando en la Biblia lo veo trabajar para satisfacer mi alma, lo veo trabajar para glorificar su nombre. Para mí, la noticia más importante en todos los mundos es que Dios ha creado un universo en el que Dios es el centro y esto es la base de mi alegría infinita".

Nuestros deseos y el centralismo de Jesús

Así que me pidieron escribir el artículo. Pero la razón por la que empiezo con esto es porque es muy importante lo que veo que sucede en este pasaje de las Escrituras, particularmente en los versos 12-20. Veo a Pablo proclamar las buenas nuevas de que la resurrección de Jesús satisface seis de nuestros más profundos necesidades y deseos. Pero al hacerlo, no nos coloca en el centro. Pone a Jesús en el centro, y a Dios, quien lo resucitó de entre los muertos.

Mi oración esta mañana para nosotros es que todos sintamos estos seis deseos, que creo se encuentran en todos los corazones humanos, y que vean a Jesús resucitado como la respuesta a ellos y que, al hacerlo, se sientan satisfechos en Él y que Él se glorifique en ustedes.

Yo no he inventado esos deseos y tampoco los he copiado de ningún libro. Ellos aparecen directamente en este texto. Déjenme mostrarles cómo los veo claramente.

“Si Cristo no ha resucitado . . .”

Pablo nos dice que hay seis cosas que estarían en desorden si Cristo no hubiese resucitado. Y luego, el verso 20 revierte todo el párrafo: “Pero si Cristo fue realmente resucitado de entre los muertos”. Observemos esas seis cosas.

  1. El verso 14 nos dice: “Si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación”. Pero como Cristo ha resucitado, nuestra predicación no es vana.
  2. Verso 14: " . . . Y vana también vuestra fe”. Pero como Cristo ha resucitado, nuestra fe no es vana.
  3. Verso 15: Y si Cristo no ha resucitado, “hemos representado de manera incorrecta a Dios [literalmente: somos hallados testigos falsos], porque hemos testificado contra Dios que Él resucitó a Cristo”. Pero como Cristo ha sido resucitado, los apóstoles no son testigos falsos del trabajo de Dios.
  4. Verso 17: “Si Cristo no ha resucitado, vuestra fe es falsa; todavía estáis en vuestros pecados”. Pero como Cristo ha resucitado, no estamos en nuestros pecados.
  5. Verso 18: Si Cristo no ha sido resucitado, "los que han dormido en Cristo han perecido”. Pero como Cristo resucito, los que han dormido en Él no han perecido.
  6. Verso 19: Si Cristo no ha resucitado, entonces “somos, de todos los hombres, los más dignos de lástima”. Pero como Cristo ha resucitado, no somos dignos de lástima.

Reformular lo negativo en términos positivos

Pero lo que realmente me iluminó y me mostró las buenas nuevas de que seis de mis deseos más profundos eran saciados por la resurrección de Jesús fue que intenté reformular cada una de estas seis revelaciones en términos positivos. Hasta el momento, hemos usado negativos: “la predicación no es vana . . . la fe no es vana . . . etc”. Ahora necesitamos ver lo que Dios ha hecho realmente por nosotros al resucitar a Jesús de entre los muertos. Lo vemos cuando transformamos todas estas oraciones negativas en positivas.

Voy a cambiar el orden en esta oportunidad porque cuando la resurrección llena nuestros deseos, existe un patrón que conocemos a través de la experiencia. Quiero seguir ese patrón mientras revisamos cómo nuestros deseos son satisfechos.

1. Somos perdonados por nuestros pecados

Primero, en el verso 17, en lugar de decir negativamente que no estamos en nuestros pecados, podemos decir positivamente que por medio de la resurrección somos perdonados por nuestros pecados.

Pongo esto en primer lugar como la necesidad básica de nuestros corazones porque si Dios no perdonará nuestros pecados - ¡y todos hemos pecado! – entonces no habría esperanza de recibir nada más de parte de Dios. La base de todas las demás bendiciones de Dios es que Él perdona nuestros pecados. Todo depende del perdón.

¿Cómo se conectan la resurrección y nuestro perdón? ¿No es acaso la muerte de Jesús lo que nos limpia de nuestros pecados porque Él los asumió y fue juzgado por ellos (1 Corintios 15:3)? Si. Pero la conexión con la resurrección es muy importante. Romanos 4:25 lo muestra de esta manera. “El cual fue entregado [a la muerte] por causa de nuestras transgresiones y resucitado por causa de nuestra justificación.”

Esto significa que con su muerte, Él pagó el castigo por nuestros pecados y consiguió nuestra absolución, nuestra justificación, nuestro perdón. Y como el alcance de la cruz fue tan completo y el trabajo en nuestra justificación tan decisivo, Dios resucitó a Jesús de entre los muertos para validar nuestro perdón, para reivindicar la rectitud de su Hijo y para celebrar el trabajo de la justificación.

Todos los que estamos en este lugar esta mañana necesitamos perdón y muy dentro, incluso cuando no pensamos en ello, lo deseamos. Deseamos ser aceptados por Dios. Tememos el distanciamiento por nuestra culpa. Pero Pablo nos dice que, debido a que Cristo ha resucitado de entre los muertos, no estamos en nuestros pecados. Este es el primer y más básico deseo de nuestros corazones.

2. Nuestra fe tiene bases firmes

En segundo lugar, en el verso 14, en lugar de decir negativamente que nuestra fe no es en vano, podemos decir que a causa de la resurrección nuestra fe tiene bases firmes. O, para decirlo de una forma más personal, debido a la resurrección de Jesús existe alguien en que podemos confiar absolutamente.

Creo que en lo profundo del corazón de cada persona existe el deseo de encontrar a alguien en quien poder confiar de manera absoluta. Alguien absolutamente confiable. Alguien en quien poner nuestra fe sin que esto sea en vano. Él no te traicionará. Él estará siempre presente. Lo deseamos porque fuimos hechos para eso. Dios puso al hombre y a la mujer en el Jardín del Edén para glorificarlo, confiando en Él para todo aquello que necesitaran.

Esa necesidad nunca cambió, aún a pesar del pecado. Y ahora que ya no tenemos pecados, esta necesidad es también satisfecha por la resurrección de Jesús. La muerte de Jesús prueba su amor por nosotros y la resurrección prueba su poder por sobre el enemigo de la vida. Y así, hay alguien en quien podemos confiar. Alguien de nuestra más absoluta confianza. Alguien que nunca nos defraudará. Jesús vive para que confiemos en Él. “La vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20).

3. Los Apóstoles predican lo que es cierto

En tercer lugar, en el verso 15, en lugar de decir negativamente que los apóstoles no son testigos falsos de las obras de Dios, podemos decir positivamente que a causa de la resurrección los apóstoles predican la verdad. Ellos no son testigos falsos de Dios. Son verdaderos.

A nuestros jóvenes se les enseña (y a muchos de nosotros nos han enseñado) que no existe la verdad absoluta, algo que sea cierto en todos los tiempos y en todos los lugares, le guste o no a la gente. Es poco común que un adolescente el día de hoy sea valiente y tenga la independencia para decir, por ejemplo, en una clase de educación sexual que el sexo premarital es malo. Malo para todos, no solo para aquellos que piensan que está mal. La homosexualidad está mal, no sólo para aquellos que piensan que lo está, sino para todos.

Sin la convicción de que existen absolutos que pueden compartirse y convertirse en las bases de la sociedad, el fin último será la anarquía, en donde cada uno hará lo que está bien a su propio parecer. Así, la necesidad de una verdad es una necesidad profunda del alma humana y de la sociedad. Y Jesús vino al mundo para decirnos: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). Y después se levantó de entre los muertos para reivindicar su predicamento. Jesús tiene el derecho a decirnos lo que es absolutamente verdad porque, en la resurrección, Dios probó que Él es verdad absoluta.

4/5. Somos dignos de ser envidiados

En cuarto y quinto lugar, en el verso 19, en lugar de decir negativamente que no somos dignos de lástima, podemos decir que debido a la resurrección podemos ser envidiados. Nuestro predicamento no es en vano: es completo, significativo, valido, valuable.

Si Cristo no fue resucitado de entre los muertos, entonces vivir por Él, hacer lo que Él nos dice, haciendo su voluntad es una gran ilusión. Seríamos dignos de lástima como aquellas personas enfermas que viven de alucinaciones. Pero como Él se ha levantado de entre los muertos, está vivo y reina como rey para siempre, toda nuestra obediencia, todo nuestro amor, toda nuestra auto negación no debe dar lástima, sino ser positivamente envidiable. “Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación,” nos dice Pablo (2 Corintios 4:17).

Y existe en cada uno de nosotros el deseo de que nuestras vidas sean bien vividas, que nuestras vidas cuenten para algo, que tengan significado y uso, que no lleguemos al fin de nuestros días y digamos “todo fue en vano, vacío, sin sentido, sin valor, insignificante, digno de lástima".

Pablo sabe esto. Es por eso que termina este capítulo sobre la resurrección (v. 58) con estas palabras: “Estad firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es vano”.

¡No es vano! Ese es el deseo de nuestras vidas. Oh Señor, no dejes que sean usadas sin sentido. No me dejes llegar a mi tumba y decir: “La he malgastado”. No tiene que ser así. Cristo fue resucitado y todo lo hecho en su nombre, por su fuerza y por su gloria, no es en vano. Es envidiable. Significativo. Valioso. Eterno.

6. Aquellos que han dormido están vivos

Finalmente, existe el deseo de vivir para siempre en alegría. El deseo de no llegar a un final vacío después de haber vivido una vida plena y valiosa. Que no seamos un cero o, peor, condenados. Y por esto Pablo nos dice en el verso 18 que debido a que Cristo fue resucitado, aquellos que han dormido en Él, aquellos que han muerto en la fe, no perecieron. O que, positivamente, están vivos. Ellos vivirán por siempre. Ellos viven de la forma que Cristo vive. Ellos entrarán en la alegría de su Maestro.

La noticia más grande de todo el mundo

La noticia más grande en todo el mundo es que Dios y su Hijo son más glorificados en ustedes cuando ustedes están más satisfechos con ellos. Y para qué hacer esto verdad, Dios resucitó a su Hijo Jesús de entre los muertos para que reine eternamente.

Y al levantarlo de entre los muertos

Por esto, los insto esta mañana con todo mi corazón a elevar sus corazones y decir con los coros en la tierra y en el cielo:

El Cordero que fue inmolado digno es de recibir el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, el honor, la gloria y la alabanza. Amén.


Vota esta traducción

Puntúa utilizando las estrellas