Mucho peor que el ser sorprendido

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==== Peleando pecado con temor  ====
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Hay algo más terrible en este mundo que cuando Dios nos hace miserables debido a nuestro pecado: cuando Dios usa más pecado para hacernos miserables debido a nuestro pecado.  
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Hay algo más terrible en este mundo que cuando Dios nos hace sentir miserables a causa de nuestro pecado: cuando Dios usa ''más'' pecado para hacernos sentir miserables debido a nuestro pecado.  
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Esto es más terrible porque la miseria puede ser una llamada de atención que lleva al arrepentimiento. Pero más pecado significa esclavitud ''más profunda y más'' culpa.  
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Es más terrible porque esa sensación de miseria puede ser una llamada de atención que lleva al arrepentimiento. Pero ''más'' pecado significa una esclavitud ''más profunda'' y ''más'' culpa.  
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==== Precioso lugar del temor  ====
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==== Precioso lugar de temor  ====
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Por lo tanto, si estamos a punto de entrar en pecado, deberíamos sentirnos doblemente temerosos. Deberíamos temer la amenaza de la miseria. Y aún más, debemos temer el fracaso de la fe que conduce a la esclavitud final y nada más que la miseria.  
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Por lo tanto, si estamos a punto de entrar en pecado, deberíamos sentirnos doblemente temerosos. Deberíamos temer la amenaza de la miseria. Y aún más, deberíamos temer el fracaso de la fe que conduce a la esclavitud final, sin nada más que la miseria.  
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Y, sí, hay un temor divino por el cual luchamos por la fe y la vida: “Tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino ''teme''” (Romanos 11:20).  
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Y, sí, hay un temor piadoso por el cual luchamos por la fe y la vida: “Tú por la fe te mantienes firme. No seas altanero, sino ''teme''” (Romanos 11:20, LBLA).
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He probado bastante de mis propias capacidades para la incredulidad y el autoengaño para saber cuán fácilmente sería esclavizado al pecado si Dios no despertara el temor. ''El temor y el temblor'' no son palabras inútiles para mí cuando Pablo dice: “Ocupaos en vuestra salvación con ''temor y temblor''” (Filipenses 2:12). Tampoco me acobardo cuando Jesús me dice: “No temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a Aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mateo 10:28).  
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He probado bastante de mi propia capacidad para la incredulidad y el autoengaño como para saber cuán fácilmente estaría esclavizado al pecado si Dios no despertase el temor. ''El temor y el temblor'' no son palabras sin sentido para mí cuando Pablo dice: “Ocupaos en vuestra salvación con ''temor y temblor''” (Filipenses 2:12). Tampoco me sorprendo cuando Jesús me dice: “No temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed a aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno” (Mateo 10:28).  
==== El valor de las advertencias  ====
==== El valor de las advertencias  ====
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Una de las advertencias misericordiosas de Dios es decirnos que hay algo más terrible que cuando Él nos hace miserables a causa de nuestro pecado. Es decir, cuando Él ''usa el pecado'' para hacernos miserables por nuestro pecado. ¡Oh, cuán preciosa es la Palabra de Dios para darnos advertencias tan alarmantes!  
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Una de las advertencias misericordiosas de Dios es decirnos que existe algo más terrible que cuando Él nos hace sentir miserables a causa de nuestro pecado. Es decir, cuando Él ''usa el pecado'' para hacernos sentir miserables por nuestro pecado. ¡Oh, cuán preciosa es la Palabra de Dios para darnos advertencias tan alarmantes!  
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Si estás a punto de pecar, piensa cuál es peor: ¿la misericordia de la miseria asignada por Dios o el marchitarse en el poder de tu maldad? Entonces leemos la advertencia: “Escondiste de nosotros Tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades” (Isaías 64:7).  
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Si estamos a punto de pecar, pensemos qué es peor: ¿La misericordia de la desdicha asignada por Dios, o el marchitarse en manos de nuestra propia maldad? Así, leemos la advertencia: “Has escondido tu rostro de nosotros
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y nos has entregado al poder de nuestras iniquidades” (Isaías 64:7).  
==== LUJURIA  ====
==== LUJURIA  ====
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¿Cuál sería la peor consecuencia por coquetear con la pornografía? ¿El ser sorprendido por tu cónyuge o el pasar al adulterio? Entonces leemos: “Fosa profunda es la boca de la mujer extraña; ''aquel contra el cual Jehová estuviere airado caerá en ella''” (Proverbios 22:14; véase también Eclesiastés 7:26). En otras palabras, más vale que esperemos —con temblor— que la ira del Señor nos saque el ojo en vez de caer en el abismo del adulterio. Un ojo es un mejor precio a pagar que la profundidad de ese hoyo.  
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¿Cuál sería la peor consecuencia por coquetear con la pornografía? ¿El ser sorprendidos por nuestros cónyuges o el pasar al adulterio? Así, leemos: “Fosa profunda es la boca de las mujeres extrañas; ''el que es maldito del Señor caerá en ella''” (Proverbios 22:14; véase también Eclesiastés 7:26). En otras palabras, más vale que esperemos —con temblor— que la ira del Señor nos saque el ojo, que caer en el abismo del adulterio. Un ojo es mejor precio a pagar que la profundidad de esa fosa.  
==== TERQUEDAD  ====
==== TERQUEDAD  ====
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Y si caemos en un tiempo tedioso y no escuchamos la voz del Señor ni nos sometemos a Sus palabras, ¿qué es peor: el tropezar hacia la ruina financiera o el ser entregado al orgullo de un cuello endurecido? Entonces leemos: “Pero mi pueblo no oyó Mi voz, e Israel no Me quiso a Mí. Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; caminaron en sus propios consejos” (Salmo 81:11-12). La miseria financiera sería un regalo comparado con el ser abandonado a un corazón terco.  
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Y si entramos en una temporada de sordera y no escuchamos la voz del Señor ni nos sometemos a Sus palabras, ¿Qué es peor: tambalearse hacia la ruina financiera, o el ser entregado al orgullo de una dura cerviz? Así, leemos: “Mi pueblo no escuchó mi voz; Israel no me obedeció. Por eso los entregué a la dureza de su corazón, para que anduvieran en sus propias intrigas” (Salmo 81:11-12). La miseria financiera sería un regalo comparado con ser abandonado a un corazón terco.  
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==== MUNDANIDAD ====
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==== MUNDANALIDAD ====
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Si estás enamorándote del mundo y estás a punto de intercambiar la gloria de Dios por el sueño del oro, considera que es peor: ¿el despertarte con grava en la boca o el ser entregado a una perversión cada vez más profunda? Entonces leemos: “Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos… Dios los entregó a pasiones vergonzosas… Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen” (Romanos 1:24-28).  
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Si estamos enamorándonos del mundo y a punto de intercambiar la gloria de Dios por el sueño del oro, consideremos que es peor: ¿Despertarse con cascajo en la boca, o ser entregados a una perversión cada vez más profunda? Así, leemos: “Dios los entregó a la impureza en la lujuria de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos . . . Dios los entregó a pasiones degradantes . . . Dios los entregó a una mente depravada, para que hicieran las cosas que no convienen” (Romanos 1:24-28).  
==== DUDA  ====
==== DUDA  ====
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Si estás a punto de rendirte a tus dudas y llamar a Cristo una ilusión, ¿qué sería peor: una bala de la verdad a través del brazo de tu carne o una hermosa canción de engaño interminable? Entonces leemos: “No recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira” (2 Tesalonicenses 2:10-11).  
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Si estamos a punto de rendirnos a las dudas y llamar a Cristo una ilusión, ¿Qué sería peor: una bala de la verdad a través del brazo de nuestra carne, o una hermosa canción de engaño interminable? Así, leemos: “No recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les enviará un poder engañoso, para que crean en la mentira” (2 Tesalonicenses 2:10-11).  
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==== Pon atención a las alarmas  ====
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==== Prestemos atención a las alarmas  ====
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¡Oh, qué misericordioso es Dios para darnos tales advertencias! ¡Qué bueno es para sacudirnos de las actitudes lúdicas y juguetonas acerca de la vida cristiana! Qué dulce para hacernos serios sobre las cosas mucho mejores. Cuán paciente es en ofrecer dolor en lugar de esclavitud, castigo en lugar de cadenas, dolor en lugar de perdición.  
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¡Oh, qué misericordioso es Dios para darnos tales advertencias! ¡Qué bueno es para sacudirnos de las actitudes fáciles y juguetonas acerca de la vida cristiana! Qué dulce para hacernos serios sobre cosas mucho mejores. Cuán paciente es en ofrecer tristeza en lugar de esclavitud, castigo en lugar de cadenas, dolor en lugar de perdición.  
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Toda esta misericordia, bondad, dulzura y paciencia te espera en Su Palabra.  
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Toda esta misericordia, bondad, dulzura y paciencia nos esperan en Su Palabra.
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Última versión de 15:04 26 oct 2017

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Sobre esta Traducción
English: Far Worse Than Being Caught

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Por John Piper sobre Miedo y Ansiedad

Traducción por Javier Matus


Contenido

Combatiendo el pecado con temor

Hay algo más terrible en este mundo que cuando Dios nos hace sentir miserables a causa de nuestro pecado: cuando Dios usa más pecado para hacernos sentir miserables debido a nuestro pecado.

Es más terrible porque esa sensación de miseria puede ser una llamada de atención que lleva al arrepentimiento. Pero más pecado significa una esclavitud más profunda y más culpa.

Precioso lugar de temor

Por lo tanto, si estamos a punto de entrar en pecado, deberíamos sentirnos doblemente temerosos. Deberíamos temer la amenaza de la miseria. Y aún más, deberíamos temer el fracaso de la fe que conduce a la esclavitud final, sin nada más que la miseria.

Y, sí, hay un temor piadoso por el cual luchamos por la fe y la vida: “Tú por la fe te mantienes firme. No seas altanero, sino teme” (Romanos 11:20, LBLA).

He probado bastante de mi propia capacidad para la incredulidad y el autoengaño como para saber cuán fácilmente estaría esclavizado al pecado si Dios no despertase el temor. El temor y el temblor no son palabras sin sentido para mí cuando Pablo dice: “Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” (Filipenses 2:12). Tampoco me sorprendo cuando Jesús me dice: “No temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed a aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno” (Mateo 10:28).

El valor de las advertencias

Una de las advertencias misericordiosas de Dios es decirnos que existe algo más terrible que cuando Él nos hace sentir miserables a causa de nuestro pecado. Es decir, cuando Él usa el pecado para hacernos sentir miserables por nuestro pecado. ¡Oh, cuán preciosa es la Palabra de Dios para darnos advertencias tan alarmantes!

Si estamos a punto de pecar, pensemos qué es peor: ¿La misericordia de la desdicha asignada por Dios, o el marchitarse en manos de nuestra propia maldad? Así, leemos la advertencia: “Has escondido tu rostro de nosotros y nos has entregado al poder de nuestras iniquidades” (Isaías 64:7).

LUJURIA

¿Cuál sería la peor consecuencia por coquetear con la pornografía? ¿El ser sorprendidos por nuestros cónyuges o el pasar al adulterio? Así, leemos: “Fosa profunda es la boca de las mujeres extrañas; el que es maldito del Señor caerá en ella” (Proverbios 22:14; véase también Eclesiastés 7:26). En otras palabras, más vale que esperemos —con temblor— que la ira del Señor nos saque el ojo, que caer en el abismo del adulterio. Un ojo es mejor precio a pagar que la profundidad de esa fosa.

TERQUEDAD

Y si entramos en una temporada de sordera y no escuchamos la voz del Señor ni nos sometemos a Sus palabras, ¿Qué es peor: tambalearse hacia la ruina financiera, o el ser entregado al orgullo de una dura cerviz? Así, leemos: “Mi pueblo no escuchó mi voz; Israel no me obedeció. Por eso los entregué a la dureza de su corazón, para que anduvieran en sus propias intrigas” (Salmo 81:11-12). La miseria financiera sería un regalo comparado con ser abandonado a un corazón terco.

MUNDANALIDAD

Si estamos enamorándonos del mundo y a punto de intercambiar la gloria de Dios por el sueño del oro, consideremos que es peor: ¿Despertarse con cascajo en la boca, o ser entregados a una perversión cada vez más profunda? Así, leemos: “Dios los entregó a la impureza en la lujuria de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos . . . Dios los entregó a pasiones degradantes . . . Dios los entregó a una mente depravada, para que hicieran las cosas que no convienen” (Romanos 1:24-28).

DUDA

Si estamos a punto de rendirnos a las dudas y llamar a Cristo una ilusión, ¿Qué sería peor: una bala de la verdad a través del brazo de nuestra carne, o una hermosa canción de engaño interminable? Así, leemos: “No recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les enviará un poder engañoso, para que crean en la mentira” (2 Tesalonicenses 2:10-11).

Prestemos atención a las alarmas

¡Oh, qué misericordioso es Dios para darnos tales advertencias! ¡Qué bueno es para sacudirnos de las actitudes fáciles y juguetonas acerca de la vida cristiana! Qué dulce para hacernos serios sobre cosas mucho mejores. Cuán paciente es en ofrecer tristeza en lugar de esclavitud, castigo en lugar de cadenas, dolor en lugar de perdición.

Toda esta misericordia, bondad, dulzura y paciencia nos esperan en Su Palabra.


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