Ninguno sea desleal a la mujer de vuestra juventud

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English: Let None Be Faithless to the Wife of His Youth

© Desiring God

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Por John Piper sobre Matrimonio
Una parte de la serie Malachi: The Sun of Righteousness Will Rise

Traducción por Karla Alvarado


Malaquías 2.10-16
¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué nos portamos deslealmente unos contra otros, profanando el pacto de nuestros padres? Deslealmente ha obrado Judá, y una abominación se ha cometido en Israel y en Jerusalén; pues Judá ha profanado el santuario del Señor, que El ama, y se ha casado con la hija de un dios extraño. Que el Señor extermine de las tiendas de Jacob al hombre que hace esto (sea testigo o defensor) aunque presente una ofrenda al Señor de los ejércitos. Y esta otra cosa hacéis: cubrís el altar del Señor de lágrimas, llantos y gemidos, porque El ya no mira la ofrenda ni la acepta con agrado de vuestra mano. Y vosotros decís: “¿Por qué?” Porque el Señor ha sido testigo entre tú y la mujer de tu juventud, contra la cual has obrado deslealmente, aunque ella es tu compañera y la mujer de tu pacto. Pero ninguno que tenga un remanente del Espíritu lo ha hecho así. ¿Y qué hizo éste mientras buscaba una descendencia de parte de Dios? Prestad atención, pues, a vuestro espíritu; no seas desleal con la mujer de tu juventud. Porque yo detesto el divorcio —dice el Señor, Dios de Israel— y al que cubre de iniquidad su vestidura —dice el Señor de los ejércitos—. Prestad atención, pues, a vuestro espíritu y no seáis desleales.

La semana pasada vimos en el versículo 8 de este capítulo que el resultado del fracaso sacerdotal es hacer tropezar a muchos. “Pero vosotros [los sacerdotes] os habéis desviado del camino, habéis hecho tropezar a muchos en la ley”. En otras palabras, cuando la verdad y el poder de Dios comienzan a desaparecer de la comunidad cristiana, entonces comienzan a desaparecer otras dos cosas, a decir,

1. la claridad de visión para evitar las trampas morales, y 2. la fuerza para mantenerse en pie cuando todo el mundo le arrastre hacia abajo.

Cuando hay hambre de la Palabra de Dios en la tierra, desaparecen los nutrientes espirituales que le permiten al ojo ver el pecado como pecado. Falta la proteína espiritual que fortalece el músculo moral del alma para hacer lo que es correcto y el ojo espiritual se enferma por la desnutrición, y las líneas claras entre el pecado y la justicia empiezan a desdibujarse. El músculo moral de la voluntad se atrofia y se debilita, y el resultado es que el llamado del mundo gana pues no hay fuerza para oponerse a él. Cuando el ministerio de la Palabra falla, muchos tropiezan.

Contenido

Tres áreas en las que Israel se tambaleaba

El texto de hoy nos explica tres áreas en las que el pueblo de Israel se estaba tambaleando.

  1. En el versículo 10 se indica el área general de las relaciones personales: “¿Por qué nos portamos deslealmente unos contra otros?” Hubo deshonestidad generalizada. El pueblo no estaba cumpliendo su palabra. Se quebrantaba la confianza. “¿Por qué nos portamos deslealmente [o traicioneros] unos contra otros?” Es decir, ¿por qué no podemos confiar en los demás? ¿Por qué toda esta ruptura de la fe?
  2. En los versículos 11-12 Malaquías se concretiza y señala el área del matrimonio para los no creyentes. La última frase del versículo 11 dice que Judá “se ha casado con la hija de un dios extraño”. Eso significa que muchos de los hombres se estaban casando con las mujeres que no eran creyentes del Dios verdadero. Este fue un tropiezo muy serio ante los ojos de Dios.
  3. En los versículos 13-16 Malaquías trata el tema del divorcio. El versículo 16 lo aclara: “yo detesto el divorcio —dice el Señor, Dios de Israel”.

Lo que hablaremos y no hablaremos hoy

Ahora bien, sólo contamos con 25 minutos para abarcar estas tres áreas. Entonces, ¿cómo vamos a limitarnos? Lo que he decidido hacer es simplificar la voluntad de Dios tanto como se pueda, pues está explícita en estos tres pasajes, y exponer las razones por las que debemos obedecerla. Así que mi objetivo es fortalecer su capacidad espiritual de resistir tres tentaciones: la tentación de quebrantar la confianza en sus relaciones, la tentación de casarse con un incrédulo, y la tentación de divorciarse de su cónyuge. Se aplica una o más de estas tentaciones a todas las personas en este lugar, desde los niños hasta el más anciano entre nosotros.

Ahora bien, esto deja cientos de preguntas sin responder. ¿Qué pasa si alguien quebranta su confianza? ¿Qué pasa si su hijo se casa con un no creyente? ¿Qué pasa si su cónyuge le abandona y le pide el divorcio? La Biblia tiene respuestas para orientarnos en todas estas áreas. Y le pido a Dios que guíe nuestros estudios en los próximos meses y años. Espero que toda la gama de verdad bíblica y toda la gama de necesidades humanas sean tocadas de una manera que sólo Dios podría diseñar para nuestro bien.

Cirugía de espalda

Como parte pequeña de ese objetivo de vida, quiero intentar hacer cirugía de espalda esta mañana. Algunos de ustedes recordarán a Nancy, mi amiga de escuela, quien llegó a Minneapolis hace un tiempo para tener una cirugía de espalda por escoliosis severa, lo cual es una curvatura de la columna vertebral. La operaron y le pusieron unas barras de acero en su espalda. El objetivo era enderezar su postura y aliviar el dolor, y fortalecerle la espalda.

Bueno, eso es lo que quiero hacer. Creo que la palabra de Dios en este texto, sobre todo las razones que Dios da a sus mandamientos, es como el acero. Si una persona está dispuesta a recibirla, y la cirugía se realiza correctamente, su vida puede enderezarse más, puede evitarse muchos dolores, y su columna vertebral moral puede fortalecerse enormemente. Así que vamos a intentarlo juntos. Usted prepárese para la cirugía y yo intentaré manejar estas barras de acero tan delicadamente como pueda.

1. Malaquías 2:10 – Relaciones generales

En primer lugar, en el versículo 10 Malaquías nos dice la voluntad de Dios para nuestras relaciones generales, y nos da tres razones por las que debemos estar dispuestos a cumplirla.

¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué nos portamos deslealmente unos contra otros, profanando el pacto de nuestros padres?


La sencilla voluntad de Dios para nuestras vidas

La voluntad de Dios para su pueblo es evidente a partir de este versículo. Él quiere que no seamos desleales unos con otros. Esta palabra de “ser desleal” o “traicionar la fe” o “ser infieles” se utiliza en las tres secciones de nuestro texto de esta mañana (2:10-16). El versículo 10 dice: “¿Por qué nos portamos deslealmente unos contra otros?”, refiriéndose a la desconfianza general en nuestras relaciones. En el versículo 11 dice: “Deslealmente ha obrado Judá ... y se ha casado con la hija de un dios extraño”, refiriéndose al matrimonio con los no creyentes. Y el versículo 14 dice “tú y la mujer de tu juventud, contra la cual has obrado deslealmente“, refiriéndose al divorcio .

Así que el pecado que se comete en cada una de estas áreas de la vida es la desconfianza, el fracaso ha mantener un compromiso. Es la ruptura de un acuerdo o convenio o contrato o promesa.

Dos alternativas para vivir en comunidad

Entonces, lo que Malaquías hace con esta palabra clave es mostrar que la vida comunitaria debería ordenarse por el fiel cumplimiento de las promesas y los contratos, los juramentos, los pactos y los compromisos. Sin embargo, esta orden ha dado paso al desorden que se produce cuando las personas acceden a los impulsos emocionales egocéntricos .

En otras palabras, al utilizar consistentemente esta palabrita bagad (del hebreo que significa tratar deslealmente, engañosamente, infielmente) y rastreando la falta de fe en todas las relaciones del texto, Malaquías deja en claro dos alternativas para que las personas intenten vivir en una comunidad.

Una de ellas es lo que podríamos llamar la orden del pacto, que es a lo que el Antiguo Testamento se refiere con Shalom. Todas las relaciones son apacibles y puras al cumplir los pactos y las promesas, los juramentos, los contratos y los compromisos. De niños a padres, y los padres a los niños, de esposos a esposas y de esposas a los esposos. De patrono a empleado y del empleado al patrono, de ciudadano al estado y del estado a los ciudadanos. La paz, prosperidad y alegría, el Shalom, de la comunidad se mantienen en unidad por el profundo y fuerte espíritu de guardar el pacto que impregna la comunidad. La estructura misma de la comunidad es la confianza de su pueblo. ¿Mantienen sus compromisos?

La otra alternativa para que el pueblo intente vivir unido en comunidad es lo opuesto a la orden del pacto; es lo que podríamos llamar el desorden de la auto-indulgencia. En esta comunidad, el espíritu de hacer compromisos y de mantener los compromisos se reemplaza por un espíritu de impulso emocional y físico. El tejido moral de la fidelidad a los pactos, a las promesas y a los contratos se deshace y lo que queda son los hilos individuales de gratificación privada.

Mensaje muy importante de Malaquías

Les voy a dar una cita de un estudio sociológico secular de nuestros días para mostrar cómo las alternativas se dividen entre estas dos formas de vida comunitaria.

Una mujer se da cuenta de que está embarazada y quiere abortar, o un hombre se siente agobiado por los compromisos del trabajo, de su cónyuge e hijos, y quiere salirse de esto. Los padres de avanzada edad de una persona están interfiriendo con sus placeres y quiere que alguien más se ocupe de ellos. Un hombre quiere acostarse con su secretaria, o está cansado de ganarse la vida y desea liberarse de sus compromisos. El meollo del problema es la forma en que nosotros, como sociedad y como individuos vemos las decisiones tomadas respecto a cumplir estos deseos. (Daniel Yankelovich, New Rules, 1981, p. 248).

El mensaje de Malaquías a nosotros esta mañana no podía ser más pertinente o necesario. En este texto nos advierte cinco veces a que no “actuemos deslealmente”, o dicho de manera positiva, nos insta a hacer pactos y a mantener los pactos de la estructura de nuestra vida juntos. Nos advierte contra la pseudo-libertad de la auto-indulgencia individualista, e intenta ayudarnos a ver la fuerza, la belleza, la alegría y la paz (Shalom) de ser fieles en todas nuestras relaciones y nuestros compromisos.

Tres razones para no ser desleales unos con otros

Las tres razones que se dan en el versículo 10 son las siguientes:

  1. Tenemos un Padre: “¿No tenemos todos un mismo padre?” (v. 10). En otras palabras, cuando traicionamos la confianza, traicionamos la familia de Dios. Engañamos a nuestra propia carne y deshonramos a nuestro Padre.
  2. Tenemos un Creador. “¿No nos ha creado un mismo Dios?” (v. 10). Si le soy desleal a usted, y quebranto mi compromiso con usted, actúo como si usted y yo le rindiéramos cuentas a dos creadores distintos. Actúo como si mi Creador me permitiera funcionar bajo un conjunto de términos, como la auto-indulgencia que ignora mi compromiso con ustedes, mientras espero que su Creador tenga otro conjunto de términos para ustedes, como el respeto por mis derechos y que no se metan conmigo. Pero si los dos dependemos completamente y le rendimos cuentas a un mismo Creador, esa doble moral no es válida.
  3. La tercera razón por la cual no debemos ser desleales con los demás es porque ello profana el pacto de nuestros padres. “¿Por qué nos portamos deslealmente unos contra otros, profanando el pacto de nuestros padres?”

¿Cuál era este pacto? El compromiso de Dios a ser el Dios de Abraham, de trabajar para él y bendecirle, y darle vida y esperanza, y no sólo a él, sino a toda su descendencia verdadera, incluyéndonos a usted y mi en Cristo Jesús la simiente de Abraham. En otras palabras, cada vez que usted o yo mentimos o esquivamos nuestros deberes, o traicionamos la confianza, actuamos como si Dios no fuere capaz de cuidar de nosotros, de protegernos y de darnos una vida plena si mantuviéramos nuestros compromisos. Y cuando actuamos como si Dios no pudiera o no nos diera lo que es mejor para nosotros en el camino de la lealtad, profanamos su pacto. Actuamos como si fuera poco fiable y sin valor.

Esos son los argumentos de Malaquías: tenemos un Padre, un Dios nos creó, y su pacto con nosotros en Cristo Jesús es la garantía de su ayuda y amistad. Por lo tanto, seamos un pueblo de integridad y lealtad radical en todos nuestros tratos ¡cueste lo que cueste!

2 . Malaquías 2:11-12 – El matrimonio con incrédulos

En los versículos 11-12 Malaquías pasa de las relaciones en general al tema específico del matrimonio con incrédulos. Dios considera esto como otro ejemplo de ser desleal o quebrantar la confianza. Él lo llama una abominación. ¿Por qué? Leamos el versículo 11:

Deslealmente ha obrado Judá, y una abominación se ha cometido en Israel y en Jerusalén; pues Judá ha profanado el santuario del Señor, que El ama, y se ha casado con la hija de un dios extraño.


El problema principal

El problema principal aquí es que la persona con la que el hombre de Judá se iba a casar no amaba ni confiaba ni seguía a Jehová, el verdadero Dios de Israel. Ella no era una hija del Dios verdadero, ella era la hija de un dios extranjero.

Así que el punto de este versículo es que cuando decimos que amamos a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas, y luego deliberadamente decidimos unirnos a un no creyente en la unión personal más íntima en la tierra, profanamos la santidad de Dios. Actuamos como si el impulso emocional de la intimidad humana fuera más importante que afirmar la hermosura de la santidad y cercanía de Dios.

Dios llama a esta elección una abominación y él dice en el versículo 12 que los que andan en ella con los ojos abiertos, le están pidiendo a Dios que les de la espalda. “Que el Señor extermine de las tiendas de Jacob al hombre que hace esto (sea testigo o defensor) aunque presente una ofrenda al Señor de los ejércitos”.

Lo que se dice y lo que no

No oigan más de lo que el texto está diciendo aquí.

  1. No está diciendo que es imposible en todos los casos que un cónyuge incrédulo se convierta. No es imposible. Lo hemos visto pasar y 1 Pedro 3 dice que debemos vivir a fin de hacer que suceda.
  2. No está diciendo que si está casado con un incrédulo se deba ir. Quinientos años después, algunos creyentes en Corinto llegaron a esa conclusión y Pablo les escribió para decirles que precisamente no se separaran (1 Corintios 7:12-13).

Más bien lo que este texto nos está diciendo claramente en esta mañana es lo siguiente: si la elección de matrimonio aún la tiene por delante, acepte en su mente ahora mismo nunca casarse con alguien que no ame al Señor Jesús con todo su corazón. No eres demasiado joven para hacerlo. Desde el momento en que tenía 13 años de edad, esa fue una de las convicciones establecidas en mi corazón: me guardaré de todo afecto romántico a cualquier muchacha que no fuera una verdadera cristiana. Y por la gracia de Dios no sólo me libró de una vida de tragedia, sino que me dio un matrimonio y una familia tan pacífico y satisfactorio como cualquiera que haya conocido.

3 . Malaquías 2:13-16 – Divorcio

Por último, Malaquías señala la tercera y última instancia de actuar deslealmente, a saber, divorciarse del cónyuge. El versículo 16 dice: “Porque yo detesto el divorcio —dice el Señor, Dios de Israel”.

Las versiones difieren tanto en el versículo 15 que nos llevaría demasiado tiempo escoger la mejor traducción. Así que voy a simplemente extraer tres razones claras y sencillas de los versículos 14 y 16 del por qué Dios detesta el divorcio y el por qué los cristianos nunca deben tratar de anular su unión con su cónyuge.

El matrimonio es un pacto

En el versículo 13 vemos que Dios se niega a aceptar las ofrendas del pueblo. En el versículo 14 preguntan, “¿Por qué” Y se les da la respuesta:

Porque el Señor ha sido testigo entre tú y la mujer de tu juventud, contra la cual has obrado deslealmente [¡bagad!], aunque ella es tu compañera y la mujer de tu pacto.

La razón por la que el divorcio ha encendido la ira de Dios es que el matrimonio es un pacto. La vida en común tiene sus raíces no en la arena de la satisfacción emocional, sino en la roca de un pacto de compromiso. Y dos cosas en este texto aclaran qué tipo de pacto es:

Es un pacto ante Dios

Se encuentra en la primera parte del versículo 14: “Porque el Señor ha sido testigo [del pacto] entre tú y la mujer de tu juventud”.

“Yo, John, te tomo a ti, Noël, como mi esposa, y prometo y hago un pacto ante Dios y estos testigos de ser tu esposo amoroso y fiel hasta que la muerte nos separe”.

“PACTO ANTE DIOS” Esa es la esencia del matrimonio. Y cuando Dios es testigo de las promesas del pacto del matrimonio, se convierte en más que un acuerdo meramente humano. Dios no es un espectador pasivo en una ceremonia de bodas. En efecto dice, he visto esto, lo confirmo y lo grabo en el cielo. Y le otorgo a este pacto con mi presencia y mi propósito, la dignidad de ser una imagen de mi propio pacto con mi esposa, la Iglesia.

Dios tiene un pacto con su esposa, su pueblo.

Lo sabemos por Efesios 5, pero hay un indicador de esto en el versículo 16, y esta es mi observación final del texto. El versículo 16 dice: “Porque yo detesto el divorcio—dice el Señor, Dios de Israel”. Esta es la única vez en todo el libro en el que Dios se llama a sí mismo el “Dios de Israel”. No creo que sea un accidente, pues la razón de fondo del por qué Dios detesta el divorcio es que es básicamente una contradicción a su pacto con su esposa, su pueblo.

Él es el Dios de Israel. La comunión podrá quebrantarse. Es posible que haya exilio y separación. Puede haber ira y lágrimas. Pero cuando se cuenta toda la historia, la suma de todo se encuentra en Isaías 54:4-8:

Porque tu esposo es tu Hacedor,
 el Señor de los ejércitos es su nombre;
 y tu Redentor es el Santo de Israel,
 que se llama Dios de toda la tierra. Porque como a mujer abandonada y afligida de espíritu, 
te ha llamado el Señor,
 y como a esposa de la juventud que es repudiada
—dice tu Dios. Por un breve momento te abandoné,
 pero con gran compasión te recogeré. En un acceso de ira
 escondí mi rostro de ti por un momento,
 pero con misericordia eterna tendré compasión de ti
—dice el Señor tu Redentor.

Dios nunca anulará su matrimonio con los elegidos. Cristo nunca abandonará a su Esposa, la Iglesia. Él es un creador de pactos y un guardián del pacto. Y ese es el significado del matrimonio.

El Dios misericordioso del pacto

Y donde quiera que se encuentre esta mañana en sus relaciones, y ninguno de nosotros está precisamente donde debemos estar, recordemos estas palabras del pacto: “El Señor, el Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y fidelidad; el que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado” (Éxodo 34:6-7).

Te invito a apartarte de todo pecado. Moldea tu ser a la misericordia de Dios. Y en la seguridad y la libertad de su pacto inquebrantable

▪ no le de la espalda a sus compromisos
▪ no se case con un incrédulo y
▪ no se divorcie de su esposa del pacto.

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