No Sin Un Juramento

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English: Not Without an Oath

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Por Ligonier Ministries Staff sobre Los Pactos
Una parte de la serie Tabletalk

Traducción por Javier Matus


“Porque los otros ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes; pero Éste, con el juramento del que le dijo: ‘Juró el Señor, y no se arrepentirá: “Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”’” (Heb. 7:21).

- Hebreos 7:20-21

El pueblo de Dios siempre ha tenido la esperanza de la salvación. Desde el principio, se le ha prometido que la serpiente sería destruida (Gn. 3:14-15). Pero bajo el Antiguo Pacto, esta esperanza era sólo una sombra. El sistema levítico proporcionó una solución temporal al problema del pecado al ofrecer la reconciliación con Dios. Pero este sistema no podía eliminar el pecado; no podía perfeccionar a nadie (Heb. 7:11).

La esperanza de la salvación ofrecida bajo el Nuevo Pacto es mucho mejor. Bajo el Nuevo Pacto tenemos un sacerdote permanente, un sacerdote según el orden de Melquisedec. Jesús, el León de la tribu de Judá, ha sido ordenado como nuestro sacerdote eterno por Su vida indestructible (7:16). Desde que esto fue hecho, la anterior imperfección del sacerdocio levítico ha sido puesta a un lado a favor de la perfección garantizada por Cristo (v. 17). El sacerdocio de Cristo garantiza que podamos acercarnos a Él (v. 19). A diferencia de la mayoría de los santos del Antiguo Pacto, podemos dejar el atrio del templo y acercarnos a Dios en el lugar santo (10:19-22).

La discusión extendida que hemos visto hasta el momento, en relación con el sacerdocio de Melquisedec de Cristo, nos dice que esta idea puede haber no sido bien conocida por el público original de Hebreos. No debemos necesariamente culparlos demasiado por esto ya que no es un tema enfatizado durante el ministerio terrenal de Jesús. Sí vemos indicios de Su oficio sacerdotal (por ejemplo, Mat. 20:28), pero el Espíritu Santo no hizo una divulgación completa de este hecho hasta después de la ascensión de Cristo. Como resultado, muchos habrían dudado de esta enseñanza y habrían necesitado confirmación de que Jesús verdaderamente era su Sumo Sacerdote.

El autor hace hincapié en la garantía del sacerdocio eterno de Cristo, citando de nuevo el Salmo 110. En Hebreos 7:20 se nos recuerda que Dios nunca juró que el sacerdocio de Aarón sería eterno. Más bien, esta permanencia pertenece al sacerdote según el orden de Melquisedec. Esta permanencia, como nos dice el versículo 21, está garantizada por el juramento de Dios. Esto es muy notable. Como ya hemos comentado, algunas de las promesas de Dios son implícitamente condicionales y pueden suceder o no, dependiendo de la respuesta del pueblo (Jer. 18:5-10). Pero esto no es así cuando Dios hace un juramento. Los juramentos de Dios significan que Él absolutamente hará lo que Él ha jurado. Él ha jurado que Cristo es nuestro Sumo Sacerdote eterno y no hay absolutamente nada que cambiará eso jamás.

Coram Deo

Dios ha jurado que Cristo será sin duda Sumo Sacerdote para siempre. Su pacto nunca pasará. Nunca tenemos que temer si confiamos solamente en Cristo, porque Él nos hará santos y Él nos reivindicará al final. Recuerde que podemos pararnos con valentía frente al peligro porque pertenecemos a un reino que no tendrá fin.

Pasajes para Estudio Adicional

2 Sam. 7:1-17
Sal. 9:7-8
Mat. 24:35
Ap. 22:1-5


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