No hay vergüenza en la pérdida

De Libros y Sermones Bíblicos

Saltar anavegación, buscar

Recursos Relacionados
Leer más Por Jasmine Holmes
Indice de Autores
Leer más sobre Sufrimiento
Indice de Temas
Recurso de la Semana
Cada semana enviamos un nuevo recurso bíblico de autores como John Piper, R.C. Sproul, Mark Dever, y Charles Spurgeon. Inscríbete aquí—es gratis. RSS.

Sobre esta Traducción
English: There Is No Shame in Loss

© Desiring God

Compartir esto
Nuestra Misión
Esta traducción ha sido publicada por Traducciones Evangelio, un ministerio que existe en internet para poner a disponibilidad de todas las naciones, sin costo alguno, libros y artículos centrados en el evangelio traducidos a diferentes idiomas.

Lea más (English).
Como Puedes Ayudar
Si tú puedes hablar Inglés bien, puedes ofrecerte de voluntario en traducir

Lea más (English).

Por Jasmine Holmes sobre Sufrimiento

Traducción por Jeannette Blanco


Sobre abortos espontáneos y anuncios de embarazo

Soy muy mala para anunciar mis embarazos a mi marido.

En ambas ocasiones, salí del baño, con la prueba en mi mano, una expresión de asombro en mi rostro y envuelta en llanto. La primera vez, lloré porque habíamos estado casados por un largo tiempo de cinco semanas y ahora ya éramos padres. La segunda vez, fue porque, apenas nueve meses antes, había sentido cómo la vida que llevaba dentro de mí se me escapaba antes de que mi bebé tuviera siquiera un nombre.

En ambas ocasiones, mi esposo me abrazó, me aseguró que estaba feliz de ser papá y me guio a través de todas las emociones que surgen al comienzo de una maternidad. Sin embargo, la segunda vez estuvo plagada de los campos de minas emocionales de una maternidad muy pronta después de una pérdida. Y una de las preguntas más importantes en mi mente en estos días informativos ha sido: ¿Cuándo deberíamos anunciárselo a la gente?

Contenido

Gente complaciente

Ahora, antes de que el lector me critique como una Millennial ensimismada cuyo único pensamiento es cómo aparezco en las redes sociales, permítanme explicarles: con nuestro embarazo anterior, lo gritamos desde los tejados apenas a las cinco semanas de gestación. Nuestra fecha estaba desplazada, y creímos que estábamos en la séptima semana, pero como sea que lo barajeemos, lo pregonamos antes de lo normal. Nuestra lógica era que queríamos honrar la vida que crecía dentro de mí lo antes posible. Aunque sabíamos el riesgo de un aborto espontáneo, queríamos proclamar, incluso a través de cualquier dolor potencial, que había comenzado una obra hermosa (Salmo 139: 1).

Dos semanas después terminamos teniendo que tragarnos nuestras palabras al no poder cumplir con lo que decíamos cuando el técnico de ultrasonido manipuló torpemente la varita y murmuró hacia la pantalla borrosa más que para nosotros: "Debería haber un latido ahora, pero no estoy obteniendo nada."

Experimentamos lo que muchos describen como la pesadilla de tener que revertir nuestras emocionantes noticias.

La segunda vez

Y aquí estamos otra vez. Nuestro bebé tenía un latido del corazón, una fecha de parto sólida y esta vez se convirtió en un pequeño bulto de bebé. Y, sin embargo, Facebook mantuvo este hecho en completo silencio.

Le dijimos a nuestra familia, a nuestros amigos y – después de que las náuseas matutinas comenzaron a mostrarse en mi rostro – a mis compañeros de trabajo para que no pensaran que estaba sometiendo a una gripe nefasta a mis estudiantes de secundaria y preparatoria a quienes doy clases. Y, sin embargo, Instagram permanecía vacío.

Mi esposo dio un gran paso hacia atrás en las redes sociales a principios de este verano. Se tomó un descanso de Twitter e hizo su cuenta de Facebook más exclusiva, y desde entonces ha estado luchando entre lo que son las proclamaciones públicas y la vida privada. Yo no prometí nada, pero mi perfil de Twitter también se volvió más silencioso, al igual que mi Facebook, a pesar de estar al comienzo de un año escolar desafiante.

Y, aun así, nuestro bebé está creciendo.

Padres nuevamente

La decisión sobre cuándo anunciar un embarazo se ha vuelto cada vez más variada. Mientras que la costumbre solía imponer esperar hasta bien entrado el segundo trimestre, la conciencia del aborto espontáneo y el daño de mantenerse callado ha crecido. Una mera búsqueda en Google acumulará innumerables artículos de madres que no se avergonzaron de sentir la alegría del embarazo y el dolor del aborto espontáneo en voz alta. Y yo fui una de ellas.

Aunque algunas mujeres se sintieron avergonzadas por haber anunciado tempranamente sus embarazos después de un aborto espontáneo, yo me alegré de haber compartido la noticia de nuestro primer bebé mientras aún estaba feliz. Si hubiéramos esperado las doce, catorce, dieciséis o veinte semanas asignadas que algunos consideren necesarias, habríamos tenido que dar noticias sombrías, o habría estado sufriendo en silencio.

Mi primer hijo me hizo mamá, y estoy muy contenta de tener fotos mías feliz sosteniendo esa primera foto de ultrasonido con una sonrisa lo suficientemente grande como para desgarrarme la cara. Pero cuanto más esperaba para anunciar mi segundo embarazo, más gente asumía que había aprendido la lección del primero y que no volvería a cometer el mismo error de anunciarlo temprano. “Sé que debe ser muy difícil decírmelo”, me dijo un querido amigo cuando le compartí la noticia.

Pero nada podría estar más lejos de la verdad.

¿A quién le importa lo que piense la gente?

Soy la mayor de nueve hermanos estadounidenses negros educados en escuela en casa. No me criaron para que me importara lo que piense la gente. Pero me criaron para dar honor a la vida. Para mí, anunciar tempranamente un embarazo no se trata de la atención, la fanfarria o la posible angustia. Para mí, se trata de decirle a nuestras futuras hijas: “El embarazo es maravilloso. Si quieres anunciarlo en el momento en que veas una señal positiva, está bien, porque hay vida allí. Y no hay vergüenza en experimentar una pérdida ".

Para mí, cuanto más me daba cuenta de que, incluso para los más cercanos a mí, la falta de un anuncio se interpretaba como: “La última vez disparé la noticia muy rápido, amigos”, me sentí motivada a anunciarlo, una vez más. Porque, aunque mi andar cristiano exige que le dé la espalda a lo que piense el mundo, también exige que proclame la santidad de una pequeña vida en crecimiento.

¿Cuándo dar el anuncio?

Entonces, ¿cuándo se debe anunciar un embarazo?

He encontrado mi propia respuesta a esa pregunta, como lo hacen todas las madres. Y no creo que esa respuesta se aplique a todas las personas. Pero quiero dejar en claro que, para mí y para cualquier pequeña vida que esté creciendo dentro de mí, ya sea que ese anuncio sea una prueba de embarazo positiva, el primer ultrasonido del bebé, la primera foto de la barriga de mamá o la gran revelación de género del bebé, no hay vergüenza en sufrir una pérdida. Así como no hay vergüenza en el amor de una madre.

Estoy embarazada de nuevo. Nombramos a nuestro primer bebé Oseas, y amamos mucho a ese niño. Al segundo, simplemente lo llamamos "jellybean" por ahora. Y mientras crece la pequeña joroba de mi primer trimestre, me complace decirles que, pase lo que pase a continuación, me siento honrada de ser mamá para ambos.


Vota esta traducción

Puntúa utilizando las estrellas