No temas, yo estoy contigo, yo soy tu Dios

De Libros y Sermones Bíblicos

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English: Fear Not, I Am with You, I Am Your God

© Desiring God

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Por John Piper sobre Miedo y Ansiedad
Una parte de la serie The Righteous are As Bold as a Lion

Traducción por Laura Bazzana


Isaías 41:1-13

“Guardad silencio ante mí, costas, y renueven sus fuerzas los pueblos; acérquense y entonces hablen, juntos vengamos a juicio. ¿Quién ha levantado del oriente al que El llama en justicia a sus pies? Ante El entrega naciones, y a reyes somete. Los deja como polvo con su espada, como hojarasca dispersa con su arco. Los persigue, pasando seguros por una senda por donde no habían andado sus pies. ¿Quién lo ha hecho y lo ha realizado, llamando a las generaciones desde el principio? Yo, el SEÑOR, soy el primero, y con los postreros soy. Las costas han visto y temen, tiemblan los confines de la tierra, se han acercado y han venido. Cada uno ayuda a su prójimo, y dice a su hermano: Sé fuerte. El artífice anima al fundidor, y el que alisa a martillo al que bate el yunque, diciendo de la soldadura: Está bien. Entonces asegura su obra con clavos, para que no se mueva. Pero tú, Israel, siervo mío, Jacob, a quien he escogido, descendiente de Abraham, mi amigo; tú, a quien tomé de los confines de la tierra, y desde sus lugares más remotos te llamé, y te dije: "Mi siervo eres tú; yo te he escogido y no te he rechazado:" No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia. He aquí, todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y humillados; los que contienden contigo serán como nada y perecerán. Buscarás a los que riñen contigo, pero no los hallarás; serán como nada, como si no existieran, los que te hacen guerra. Porque yo soy el SEÑOR tu Dios, que sostiene tu diestra, que te dice: "No temas, yo te ayudaré."

Contenido

El regalo de mi padre hacia mí

Finalizo esta serie sobre el coraje con al texto que ha servido para aliviar mis miedos más frecuentemente que cualquier otro texto de la Biblia – como Isaías 41:10. Ya les he contado la historia. Pero ya que es el día de los padres, se las contaré de nuevo, como una especie de tributo a mi padre – y mi padre celestial.

Yendo a Alemania.

El 27 de julio de 1971, Nöel y yo abordamos un 707 para volar desde Nueva York a Munich, Alemania. Creíamos que Dios nos abría la puerta para que fuéramos a estudiar a la Universidad de Munich. Yo tenía 25 años, y me había graduado del Seminario Fuller el mes anterior. Dios había dado la vuelta a mi vida en el seminario, así que yo estaba ansioso por los estudios, no por su propio bien, sino por Cristo y su Iglesia.

Había escrito en mi diario el 12 de julio:

Mi deseo es lanzarme hacia la Iglesia y que el Señor me emplee para hacer lo que él haría en este día y a través de mí. No estoy alienado de ella. Estoy enamorado de ella. Quiero enseñar en ella y ser educado en ella. Quiero ser un canal de vida para ella y recibir vida a través de ella. Quiero ahora estar relacionado con mis estudios en preparación, y agradezco a Dios por estos momentos en casa para atender algunas necesidades – de la iglesia y mías. Cuán imperfecto y débil me siento en casa por no estar amando como debería. Estoy a una larga distancia hasta lograr la santidad.

La promesa de Isaías 41:10

Ahora, con aquél sentido del deseo para servir a la iglesia y aquél sentido de debilidad e imperfección, estaba en Nueva York, 15 días después, listo para ir a Munich por tres años. Mi padre no pudo estar ahí para vernos partir porque estaba realizando el trabajo de evangelista en otro estado. Mi madre y mi abuela estaban allí. Para dar un sentido de realismo aquí, déjenme leerles la entrada en mi diario dos días más tarde:

Buscamos a madre y a MaMohn y nos dirigimos a Nueva York. Alrededor de las 2 PM encontramos al Cargo Hanger 67 en el Aeropuerto Kennedy donde bajamos nuestras 400 libras de equipaje extra y pagamos $253 para que nos las envíen en nuestro propio vuelo. Luego fuimos a Manhattan a ver la ciudad, y decidimos que sería preferible quedarnos en Radio City Music Hall a pelear ese tráfico loco y el calor. Desde Radio City llamamos a mi papá a larga distancia para despedirnos. Me sentí tan frustrado por hacer que nuestra despedida fuera apropiada. Estuve al borde de llorar más allí que cuando dejé a mi madre y a MaMohn en Pan Am. Él me dio tres lecturas para que lea: Is 41:10 [el texto de hoy]; Is 50:7; II Tim 4:1-5. Nöel y yo leímos estos juntos antes de acostarnos esta noche. Cuánto quiero a papá. Creo que cada vez que me lanzo a una nueva situación en la que puedo sentirme con miedo o solo, mi mente gira hacia el tipo de vida que papá ha sido llamado a vivir durante casi 30 años. Lo amo por haber seguido ese llamado. Cuánto rezo para tener la fe y la confianza que él tiene en nuestro Señor en los tiempos difíciles.

Durante tres años en Alemania, Isaías 41:10 estuvo en mis labios y en mi corazón durante tiempos de ansiedad más que cualquier otro versículo. De hecho se volvió tan instintivo decirlo, que incluso hoy cuando mi mente es neutral, la marcha está en Isaías 41:10. Recuerdo manejar mi bicicleta antigua de segunda mano, con ruedas de globos en las calles traseras llenas de baches con adoquines de Munich, a lo largo del río Isar en el viaje a una clase donde podría tener que usar mi alemán en frente de los demás estudiantes, diciéndome a mí mismo una y otra vez "Fuerchte dich nicht, denn ich bin mit dir; shau dich nicht aenchstlich um, ich bin ja dein Gott. Ich staerke dich, ich helfe dir, ich stuetze dich mit der rechten hand meiner Gerechtigkeit.", y viendo a Dios una y otra, y otra vez viniendo hacia mí.

Pasándolo a mis propios hijos

Y ahora soy un padre con hijos. Y me regocijo en poder hacer por ellos lo que mi padre hizo por mí. Entonces el pasado miércoles a la tarde justo antes de que Benjamin se fuera al campamento de entrenamiento en Fort Jackson, Carolina del Sur, todos nos sentamos en la sala de estar y dije: “hay un versículo especial que quiero enviar contigo, porque mi padre lo envió conmigo. Me sirvió mucho, y te servirá mucho a ti. “No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia”. Cuando buscaba un texto concluyente para estas series sobre coraje y audacia y toma de riesgos, tenía que ser el que Dios ha usado en mi vida más que cualquier otro para ayudarme en los momentos difíciles de estrés y temor.

Dos mandos apoyados por cinco razones.

Veamos el versículo, Isaías 41:10, y luego veamos cómo los versos que preceden intensifican el punto del versículo.

Hay dos órdenes en el versículo para no temer, y cinco pilares de audacia. “No temas” es la primera orden al comienzo del versículo. Y luego el segundo es “no te desalientes”.

Como siempre en la Biblia, hay razones para los mandos. Los mandos no se sostienen en el aire sin base en la realidad. Si Dios nos manda a hacer algo, hay buenas razones para hacerlo. Y el poder viene de entender y creer en esas razones.

Aquí están las cinco razones – llámalas.

Los cinco pilares de la intrepidez.

  1. “Porque yo estoy contigo” – “No temas, porque yo estoy contigo”.
  2. “Yo soy tu Dios” – “No te desalientes, porque yo soy tu Dios”.
  3. “Te fortaleceré”.
  4. “Ciertamente te ayudaré”.
  5. “Sí, te sostendré con la diestra de mi justicia”.

Reformulados, los cinco pilares de la intrepidez son:

  1. Dios está conmigo
  2. Dios es mi Dios.
  3. Dios me fortalecerá.
  4. Dios me ayudará.
  5. Dios me sostendrá.

Cuando Dios te llama a ser libre de temor mientras evangelizas, mientras haces una evaluación, mientras enfrentas una entrevista, mientras te opones ante una práctica de negocios injusta y tomas un riesgo en un nuevo negocio, cuando enfrentas una operación o tratamiento, cuando pierdes a una pareja o amigo – cuando Dios te llama a estar libre de temor (para superar esta emoción natural y tener paz), no deja el mando suspendido en el aire. Pone pilares bajo este. Cinco pilares. Esa es la naturaleza de todos los mandos bíblicos. Ellos vienen con apoyo divino.

  1. No temas… Dios está contigo.
  2. No temas… Dios es tu Dios.
  3. No temas… Dios te fortalecerá.
  4. No temas… Dios te ayudará.
  5. No temas… Dios te sostendrá.

La clave para superar el temor

La clave para superar el temor es apoyarse en los pilares de las promesas de Dios.

Regresaremos a estos pilares en un momento. Mira por un minuto a los versículos que llevan al versículo 10 y ve cómo intensifican estas promesas y fortalecen estos pilares. Si la clave para la intrepidez es creer que Dios es tu Dios y que está contigo y va a fortalecerte y ayudarte y a sostenerte, entonces conocer la grandeza de este Dios intensificará tu fe y tu intrepidez.

Cuatro vislumbres de la grandeza de Dios

Entonces, mira los vislumbres de la grandeza de Dios que Isaías da.

Vislumbre #1: El juez de toda la Tierra.

En Isaías 41:1, Dios dice: “Guardad silencio ante mí, costas, y renueven sus fuerzas los pueblos; acérquense y entonces hablen, juntos vengamos a juicio”.

Aquí hay una imagen de Dios llamando a todas las costas y todos los pueblos, que preparen todas sus fuerzas y vayan a él para su juicio. El Dios de Isaías 41:10 es el juez de toda la Tierra. Él llama a todas las naciones para que rindan cuentas de sus vidas y religiones, y sus pensamientos. Él no es llamado a rendir cuentas. Él no está en un juicio. Ellos lo están. Ellos entran al tribunal. Él es el juez de todo y pasará sentencia sobre cada persona. Ese es el Dios que está contigo para fortalecerte y ayudarte.

Vislumbre #2: El gobernante de todos los gobernantes.

En Isaías 41:2-3, Isaías pregunta: “¿Quién ha levantado del oriente [probablemente Cyrus el rey persa a quien Dios levantó para vérselas con Babilonia] al que Él [Dios] llama en justicia a sus pies? Ante El entrega naciones, y a reyes somete. Los deja como polvo con su espada, como hojarasca dispersa con su arco”.

Aquí hay una imagen de Dios levantando a un rey y conduciéndolo a la conquista y trayendo todas las naciones ante él. Entonces, el Dios de Isaías 41:10 es el Gobernante de los gobernantes de la historia. Él controla los asuntos de los hombres y las naciones para su propósito. Ese es quien da los pilares para la intrepidez en Isaías 41:10.

Vislumbre #3: Los no creados primeros, Yahvé.

En Isaías 41:4, Isaías pregunta: “¿Quién lo ha hecho y lo ha realizado, llamando a las generaciones desde el principio? Yo, el SEÑOR, soy el primero, y con los postreros soy“.

Aquí hay una imagen de Dios no solo juzgando las naciones y gobernando a los gobernantes de la Tierra, sino que llamando a todas las naciones de la Tierra para ser - “llamando a las generaciones desde el principio”. Dios es el primero – es la realidad absoluta ante todas las otras realidades y de la que las otras realidades dependen. Él es el primer no creado. Y Él estará allí con el último cuando todo haya sido realizado de acuerdo con su propósito eterno.

Cuando Dios responde “Yo, el SEÑOR, soy el primero…”, la palabra “Señor” es “Jehová” o Yahvé. Franz Delitzsch comenta sobre este versículo: “Es el significado completo del nombre Jehová lo que se despliega aquí; porque Dios es llamado Jehová como el Yo absoluto, el Ser absolutamente libre, dominando toda la historia, y aún por encima de toda la historia, como Él quien es Señor de Su propio Ser absoluto, revelando que Él es puramente auto-determinado; en una palabra, como el libre incondicionalmente y la personalidad inmutablemente eterna” (citado en .J. Young, The Book of Isaiah, vol. 3, p 76). Ese es el Dios de Isaías 41:10 que fortalece y ayuda y sostiene.

Vislumbre #4: El Dios que elige su propia gente.

En los versículos 5-7, Isaías nos muestra los intentos desesperados de las naciones de persuadirse a ellos mismos que ellos y sus dioses son fuertes. Versículo 5: ellos tienen miedo y se juntan. Versículo 6: ellos tratan de incentivarse entre sí para que no tengan miedo, y dicen: “¡sean fuertes!”. Versículo 7: los trabajadores que alisan el metal y clavan los ídolos con clavos tratan de incentivarse a sí mismos, y dicen “está bien”.

En otras palabras, hay una imagen de las naciones que no se arrepienten que tratan desesperadamente de convencerse a sí mismas que los dioses forjados por ellos, hechos mediante soldaduras y clavos, son realmente adecuados para sus necesidades.

En opuesto a esta desesperación de confianza en uno mismo e idolatría, Dios le dice a su gente en los versículos 8-9: “Pero tú [eres] Israel, siervo mío, Jacob, a quien he escogido, descendiente de Abraham, mi amigo; tú, a quien tomé de los confines de la tierra, y desde sus lugares más remotos te llamé, y te dije: "Mi siervo eres tú; yo te he escogido y no te he rechazado””.

En los versículos 1-9 hay una imagen del Dios que juzga a las naciones, y gobierna a los gobernantes de las naciones y llama a las naciones para que existan, eligiendo su gente para él mismo, llamándolos desde sus distancias perdidas a él, y llamándolos para que sean sus sirvientes”.

Esto es lo que Dios ha hecho por nosotros en Cristo. Él nos eligió antes de la fundación del mundo. Él nos llamó de la muerte y la oscuridad. Y Él nos tomó para Él, para que seamos suyos. Para hacer de Él nuestro Dios.

Estos vislumbres intensifican los cinco pilares.

Ahora todo eso, digo, intensifica los cinco pilares de la intrepidez en Isaías 41:10.

Ese Dios nos dice a los que creemos:

Luego vienen las órdenes – sobre estos pilares


Por lo tanto, no temas.

O cambia la imagen por un momento. No cinco pilares, sino que Dios en cinco relaciones contigo expresadas en diferentes preposiciones.

Sobre ti, a tu lado, desde dentro de ti, alrededor de ti, debajo de ti.

Por lo tanto, no temas.

Una base final para la intrepidez

Llegamos a la base de esta serie con una base maravillosa para la intrepidez – ¡DIOS!

Te llamo en esta mañana a que dejes de definir y limitar tu futuro en los términos de tu pasado, y a que comiences a definirlo en los términos de tu Dios.

Te llamo a reconocer que Dios es más grande que tu personalidad. Dios es más grande que tus experiencias pasadas de timidez. Dios es más grande que tu “familia de origen”. Y Dios te llama a la intrepidez gozosa.

El factor crucial en tu vida intrépida no es tu familia, sino que Dios.

“¡No dejen que sus corazones se disturben, CREAN EN DIOS”. ¡Crean en Dios!, ¡Confíen en Dios! ¡Deja que Dios sea tu Dios! Tu ayuda, tu fortaleza. Él te sostendrá con la diestra de su justicia.


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