Nosotros no nos ponemos a juzgar la Biblia

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English: We Don’t Get to Judge the Bible

© Desiring God

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Por John Piper sobre Hedonismo Cristiano
Una parte de la serie Message Excerpt

Traducción por Romina Mendoza


Transcripción de audio

El llamamiento a los cristianos no es para que la felicidad sea entendida como una experiencia periódica, sino perpetua. Así que Pablo dice dos veces, “Regocíjate siempre” (Filipenses 4:4; 1 Tesalonicenses 5:16). Y Jesús dice, “Regocíjate cuando seas odiado, perseguido, injuriado, maltratado y calumniado. Eso no es un motivo para detenerse” (véase Mateo 5:12; Luca 6:23).

Ahora, podríamos responder a la declaración de que no se supone que el júbilo en la vida cristiana sea algo periódico sino perpetuo, diciendo que no es posible porque es absolutamente contradictorio emocionalmente con el dolor que existe en este mundo. Presencia las Filipinas. Presencia las inundaciones de Carolina del Norte. Presencia tu propio matrimonio, quizás. Podrías decir, “Abre tus ojos, flautista. Por el amor de Dios, eso es tan disparatadamente irreal. Vive en el mundo. Sale más.”

Si tú respondes así al Nuevo Testamento, Jesús responde a tu contestación de una manera, y Pablo responde de otra, y ambas respuestas son en esencia la misma. Te daré las respuestas de los dos. Jesús responde así: “No, yo no me contradigo. Diré otra vez lo que ya dije en Mateo 5 y Lucas 6. Precisamente cuando te odian, cuando te persiguen, cuando te asesinan, es cuando se supone que debes regocijarte. No de forma periódica, de la manera: mi felicidad será completa llegado a ese punto, se detendrá ahí, y si huyo, comenzaré otra vez. No, eso no es lo que yo enseño.”

Aquí está la respuesta de Pablo: Él nos permite vislumbrar la experiencia del regocijo constante, que es su mandamiento, cuando dice en 2 Corintios 6:10, estoy “entristecido, mas siempre gozoso.” Entonces Pablo no lo permitirá. El no dejará que planifiques tu vida de esa manera. El no te dejará. Yo estoy entristecido y, siempre regocijándome en mi tristeza.

Bien, en un nivel de nuestra vida emocional, hay una secuenciación. Salmo 30:5: “El llanto puede tardar lo que dure la noche, pero el gozo llegará con la mañana.” Este es el tipo de cosas que pensamos aquí en Belén. ¿Qué vas a hacer con esos dos textos? Pensar que el regocijo en Dios será solamente una realidad periódica es una simplificación excesiva de la experiencia cristiana. Es una simplificación excesiva, y Pablo no lo permitirá. Hay grados de júbilo que son periódicos, y existe otro júbilo que no debería ser contínuo, sino durar a lo largo de la noche del llanto. Algunos de ustedes saben a lo que me refiero.

Y yo debería advertirte que si te encuentras en el nivel de la experiencia emocional cristiana donde eso puede sonarte a un lenguaje ambiguo sin sentido, deberás colocar tu mano sobre tu boca y caminar al lado de Jesús y de su palabra durante unos cuantos años más, durante unas cuantas tristezas más. Nosotros no estamos aquí para juzgar la Biblia. La Biblia nos juzga a nosotros. Cuando pensamos que la Biblia es emocionalmente contradictoria, es nuestro problema. No hemos crecido aún. No hemos profundizado lo suficiente todavía. No hemos vivido suficiente. No hemos visto bastante. No vengas aquí si vas a juzgar la Biblia. Aquí no hacemos eso. A nosotros se nos juzga.

Uno de mis objetivos con este mensaje es ayudarte a crecer en este tipo de madurez emocional, aunque yo sé que para conseguirlo se requiere experimentar duros golpes en la vida. Pero la palabra tiene que acompañarte durante esos golpes o no sobrevivirás.

Tengo 72 años, y con el apóstol Pablo digo, yo no he llegado a esto. Pero sí que hago una cosa: renunciar a todos mis fracasos anteriores y al efecto paralizador de todos mis fracasos emocionales pasados — renunciar a todo eso — continúo adelante creciendo en la tristeza pero siempre con regocijo, para tratar mejor a mi mujer, a mis hijos, a ti, y sé cómo hacer realidad esa riqueza en lugar de decir simplemente “Eso no puede ser.” Así que acompáñame mientras crecemos.



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