Para tu gozo/¿Por qué se trata todo de Dios?

De Libros y Sermones Bíblicos

Revisión a fecha de 19:46 2 abr 2018; Pcain (Discusión | contribuciones)
(dif) ← Revisión anterior | Revisión actual (dif) | Revisión siguiente → (dif)
Saltar anavegación, buscar

Recursos Relacionados
Leer más Por John Piper
Indice de Autores
Leer más sobre El Evangelio
Indice de Temas
Recurso de la Semana
Cada semana enviamos un nuevo recurso bíblico de autores como John Piper, R.C. Sproul, Mark Dever, y Charles Spurgeon. Inscríbete aquí—es gratis. RSS.

Sobre esta Traducción
English: For Your Joy/Why Is It All About God?

© Desiring God

Compartir esto
Nuestra Misión
Esta traducción ha sido publicada por Traducciones Evangelio, un ministerio que existe en internet para poner a disponibilidad de todas las naciones, sin costo alguno, libros y artículos centrados en el evangelio traducidos a diferentes idiomas.

Lea más (English).
Como Puedes Ayudar
Si tú puedes hablar Inglés bien, puedes ofrecerte de voluntario en traducir

Lea más (English).

Por John Piper sobre El Evangelio
Capítulo 6 del Libro Para tu gozo

Traducción por Desiring God


Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios. - 1 Pedro 3.18

Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. - Efesios 2.13

Entraré al altar de Dios, al Dios de mi alegría y de mi gozo. - Salmo 43.4

AL fi n y al cabo, Dios es el evangelio. La palabra evangelio signifi ca “buenas noticias.” El cristianismo no es principalmente teología, sino noticias. Es como los prisioneros de guerra que oyen por una radio escondida que los aliados han desembarcado y que el rescate es sólo cuestión de tiempo. Los guardas se preguntan a qué se debe tanto alborozo.

Pero ¿cuál es el bien último que encontramos en las buenas noticias? Todo termina en una cosa: Dios mismo. Todas las palabras del evangelio apuntan a Él; si no, no son evangelio. Por ejemplo, la “salvación” no es una buena noticia si sólo salva del infi erno, pero no salva para Dios. El “perdón” no es una buena noticia si sólo nos alivia de la culpa, pero no nos abre el camino hacia Dios. La “justifi cación” no es una buena noticia si sólo nos hace aceptables a Dios legalmente, pero no produce comunión con Dios; la “redención” no es una buena noticia si sólo nos libera de la esclavitud, pero no nos acerca a Dios. La “adopción” no es una buena noticia si sólo nos pone en la familia de Dios, pero no en sus brazos.

Este punto es crucial. Muchas personas parecen aceptar las buenas noticias sin aceptar a Dios. No existen pruebas de que tengamos un corazón nuevo porque queramos escapar del infi erno. Ese es un deseo totalmente natural, no sobrenatural. No hace falta tener un corazón nuevo para querer el alivio psicológico que suponen el ser perdonado, o el librarse de la ira de Dios, o el heredar el mundo de Dios. Todas estas cosas se pueden desear sin ningún tipo de cambio espiritual. No hace falta nacer de nuevo para querer estas cosas. Los demonios también las quieren.

No está mal desearlas. De hecho, sería una locura no hacerlo. Sin embargo, la prueba de que ha habido un cambio en nosotros es que deseamos estas cosas porque así podemos disfrutar de Dios. Esta es la mayor razón por la que murió Cristo: “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3.18).

¿Por qué es esta la esencia de las buenas noticias? Porque fuimos hechos para experimentar la felicidad plena y duradera que alcanzamos cuando vemos y saboreamos la gloria de Dios. Si nuestro mayor gozo proviene de cualquier otra cosa, somos idólatras y deshonramos a Dios. Él nos creó de manera que su gloria se muestre a través de nuestro gozo en ella. El evangelio de Cristo es la buena noticia de que Dios, pagando con la vida de su propio Hijo, ha hecho todo lo necesario para cautivarnos con aquello que nos dará una felicidad eterna y cada vez mayor: él mismo.

Mucho antes de la venida de Cristo, Dios se reveló a sí mismo como fuente de gozo pleno y verdadero. “Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha” (Salmo 16.11, NVI). Luego envió a Cristo a sufrir “para llevarnos a Dios.” Es decir, que envió a Cristo para ofrecernos el gozo más profundo y duradero que puede experimentar un ser humano. Escucha, pues, la invitación: Huye de “los deleites temporales del pecado” (Hebreos 11.25) y ven a la “dicha eterna.” Ven a Cristo.


Vota esta traducción

Puntúa utilizando las estrellas