Pensamientos pastorales el poder de la prédica: El deseo (1 Tesalonicenses 1:2-5), Parte 2 de 3

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English: Pastoral Pensées: Power in Preaching: Desire (1 Thessalonians 1:2–5), Part 2 of 3

© The Gospel Coalition

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Por Raymond C. Ortlund Jr sobre La Predicación y la Enseñanza
Una parte de la serie Themelios

Traducción por Pilar Daza Pareja


Contenido

Pensamientos pastorales El poder de la prédica: El deseo (1 Tesalonicenses 1:2-5), Parte 2 de 3 [1]

Empezamos con una pregunta relativa a la traducción. Muchas traducciones finalizan con un punto tras la palabra "convicción" en 1 Tesalonicenses 1:5: "En el poder y en el Espíritu Santo y con plena convicción." [2] A continuación, comienza una nueva frase: "Sabéis qué clase de persona demostramos ser". . . .” Pero, en el texto de Pablo hay una conjunción: "En el poder y en el Espíritu Santo y con plena convicción; como [καθώς] sabéis qué clase de persona demostramos ser. . . .” Si pasamos por alto este natural nexo de unión: [καθώς], perdemos la fuerza de lo que expresa Pablo. Si las incluimos el texto se aclara.

Pablo no solo alinea la fuerza de su prédica con su forma de vida, sino que también establece una correlación entre el poder de su prédica y su forma de vida. Pablo no solo nos recuerda el poder de su prédica y de su forma de su vida. sino que nos explica el poder de su prédica en relación con su forma de vida: "...nuestro evangelio no vino a vosotros solamente en palabras, sino también en poder y en el Espíritu Santo y con plena convicción; como sabéis qué clase de personas demostramos ser entre vosotros... ". . . .”

El Espíritu Santo no descendió sobre el ministerio de Pablo por una maravillosa casualidad. El poder de la prédica de Pablo a los Tesalonicenses dependía del tipo de persona que Pablo fue entre los ellos, y es el corazón de este texto. El poder divino de lo que predicamos a la gente va emparejado con la clase de persona que somos con la gente. Pablo se reafirma en 1 Tesalonicenses 2:10 y 13:

Vosotros sois testigos, y también Dios, de cuan santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los creyentes;...cuando recibisteis de nosotros la palabra del mensaje de Dios, la aceptasteis no como la palabra de hombres, sino como lo que realmente es, la palabra de Dios, la cual también hace su obra en vosotros los que creéis.

Los tesalonicenses vieron en Pablo la encarnación viva de lo que predicaba, y ello aumentó el impacto que dejó su mensaje. ¿Como podría ser de otra manera? Pero esto es lo maravilloso: Pablo nunca pretendió impresionarles; él sólo quería estar cerca de ellos. Ese amor es lo que causó dicho impacto, puesto que el amor humano que veían en Pablo hizo que el amor divino que él predicaba fuese real. He aquí, pues, lo que debemos llevarnos de 1 Tes 1-2: El poder divino con el que nosotros predicamos a la gente es inseparable de la clase de hombres que somos con la gente.

Reflexionemos esto mediante dos preguntas. En primer lugar, ¿que impacto causó Dios a través de la prédica de Pablo? En segundo lugar, ¿qué tipo de persona era Pablo en su vida?

1. ¿Que impacto causó Dios a través de la prédica de Pablo? (1 Tesalonicenses 1:5)

1.1. Las palabras del Evangelio

...nuestro evangelio no vino a vosotros solamente en palabras. . . (1 Tesalonicenses 1:5).

Pablo no dice: "Vinimos a vosotros". Él dice: "Nuestro evangelio vino a vosotros". Estaba tan concentrado en el Evangelio que, cuando Pablo llegó a la ciudad, el Evangelio llegó a la ciudad. Tampoco dice Pablo, "nuestro evangelio no vino a vosotros en palabras." Él dice: "... nuestro evangelio no llegó a vosotros solamente en palabras". La comunicación del Evangelio exige más que palabras, pero no admite menos. El evangelio tiene un contenido específico que necesita palabras dignas y claras. Sus palabras eran tan importantes para Pablo que le pidió a los Efesios que oraran "para que me sea dada palabra al abrir mi boca" (Efesios 6:19). Piensen en Jeremías. Dios extendió su mano y tocó la boca de Jeremías y puso sus palabras en la boca de ese hombre (Jeremías 1:9-10). Jeremías se sentía muy inepto porque lo era. Lo importante para todos nosotros no son nuestras bocas, sino de quien son las palabras que ponemos en nuestras bocas. Como alguien dijo recientemente, Billy Graham puede ser mejor predicador que tú, pero su evangelio no es mejor que el tuyo. El evangelio que predicais tiene todo el poder de Dios para crear una nueva raza humana, que es exactamente lo que está haciendo, y tu eres parte de ese milagro.

A Francisco de Asís se le ha citado, diciendo: "Predicad el evangelio en todo momento; si es necesario, usad las palabras". Ese concepto es incorrecto. Queremos que nuestras vidas estén en consonancia con lo que decimos. Es ahí donde entra Pablo. Pero incluso una vida perfecta sin palabras no es suficiente. Jesús predicó. Dios ha dado a las palabras del evangelio el poder para derribar los baluartes de falsedad de nuestro pensamiento, y para crear nuevos mundos de paz, alegría y justicia. Es por eso que el diablo quiere silenciaros. A él le parece bien que viváis "una buena vida cristiana", siempre que mantengais la boca cerrada. ¿De que forma amenazó el Sanedrín a los apóstoles? "... les ordenaron no hablar ni enseñar en el nombre de Jesús" (Hechos 4:18). Y los apóstoles, conmocionados por ello (¿os imagináis ver vuestra cara en carteles de "Se busca" por toda la ciudad?), regresaron a la iglesia y se reunieron en oración. ¿Qué le pidieron a Dios que hiciese? No que hiciera desaparecer todos los carteles de "Se busca". Esto es lo que rogaron a Dios: "Y ahora, Señor, considera sus amenazas, y permite que tus siervos hablen tu palabra con toda confianza" (Hechos 4:29). Cuando Pablo llegó a Tesalónica, el Evangelio también llegó. Llegó en forma de palabras. Pero había más.

1.2. El Evangelio en Poder

Nuestro evangelio no vino a vosotros solamente en palabras, sino también en poder... . . (1 Tesalonicenses 1:5).

Algunos interpretan estas descripciones de poder con referencia a la experiencia de Pablo: Pablo sentía el poder y el Espíritu Santo y una convicción plena mientras predicaba. Sin duda lo sentía. Pero ese no es su argumento aquí. El les está recordando a los Tesalonicenses lo que estaban experimentando mediante su prédica. ¿Cómo lo sabemos? Debido a la función de 1:5 en el argumento. En 1:4, Pablo dice, "sabiendo, hermanos amados de Dios, su elección de vosotros". ¿Cómo sabe Pablo que Dios les ha escogido? ¿Cuál es la evidencia de su elección? El versículo 5: "pues nuestro evangelio no vino a vosotros solamente en palabras, sino también en poder". Su argumento es la prueba de la elección en el poder que se experimenta en el ministerio del evangelio.

Por cierto, ¿no es también Pablo quien dice que los no elegidos pueden sentarse en nuestras iglesias y escuchar el evangelio, pero todo lo que les sucede es la experiencia cotidiana de la comunicación humana? Podría incluso hacerles derramar lágrimas. Puede ser que, al igual que los demonios, crean y tiemblen. [3] Pero lo que hace que se distingan los elegidos es el poder de Dios al hacer que el evangelio no sólo sea un mensaje sino una experiencia permanente del selecto amor de Dios en sus corazones como el nuevo centro ardiente de su existencia. Así como los no elegidos sólo escuchan una idea, aunque sea una idea emocionante, los elegidos son afectados por un poder más allá de este mundo. Cuando William C. Burns predicó en Perth en 1840 y un hombre cuya vida cambió, dijo: "Seguramente es algo completamente sobrenatural que ha llegado a la ciudad"[4]. Eso es lo que Dios puede hacer. Y aun hay más.

1.3. El Evangelio en el Espíritu Santo

Nuestro evangelio no llegó a vosotros solamente con palabras, sino también en poder y en el Espíritu Santo. . . (1 Tesalonicenses 1:5).

La experiencia dada a los Tesalonicenses fue misteriosa, milagrosa y sagrada. "... así es todo aquel que es nacido del Espíritu" (Juan 3:8). No entendemos cómo actúa el Espíritu Santo, pero el pueblo de Dios sabe lo que significa para él acercarse como una presencia real a través del ministerio humano del evangelio. Al igual que nuestros cuerpos son multisensoriales, también lo son nuestras almas. En el milagro de de regeneración dada por el Espíritu, nuestros sentidos espirituales cobran vida de nuevo hacia Dios. El oído del alma se abre. Jesús dijo: "Mis ovejas oyen mi voz" (Juan 10:27). Pablo preguntó: "¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído?" (Romanos 10:14)[5]. Afirmado de modo positivo: "Creerán en aquel al que escuchen predicar el evangelio" Los ojos de vuestro corazón son iluminados (Ef 1:18) cuando Cristo nos alumbra (Ef 5:14). Nosotros recibimos la luz del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo (2 Corintios 4:6). Las sales de olor del Evangelio despierta en nosotros la conciencia de un olor de vida para vida (2 Corintios 2:16). Jesús se percibe como una ofrenda y sacrificio de fragante aroma para Dios (Efesios 5:2). Probamos el don celestial y la bondad del Señor, y anhelamos la leche pura de la palabra (Salmos 34:8; Hebreos 6:4-5; 1 Pedro 2:2-3). El Espíritu Santo trabaja con el evangelio para volver a sensibilizar el corazón a las cosas de Dios. Jesucristo crucificado se hace más real y más maravilloso que las cosas tangibles de este mundo. Pero aun hay más.

1.4. El Evangelio con plena convicción

Nuestro evangelio no llegó a vosotros solamente con palabras, sino también en poder y en el Espíritu Santo y con plena convicción. . . (1 Tesalonicenses 1:5).

Pablo no tuvo que convencer a los tesalonicenses, ni ellos tampoco tuvieron que obligarse a creer. El Espíritu Santo de Dios les dio el don de la certeza, y no tuvieron ni dudas, ni sientieron el "remordimiento del comprador". En vuestro corazón tenéis algo parecido a un interruptor de la luz. Tocáis el interruptor, las luces se encienden, y todo cambia. Pero ese interruptor se encuentra demasiado profundo dentro de vosotros para que lo alcanceis. Nadie puede, sino sólo Dios. Lo hace a través de la prédica del evangelio. Dios hace que la verdad de Cristo sea tan clara y definida que ésta toma el lugar que le corresponde en la mente de la gente, en una posición de autoridad tal que todas las demás ideas se relegan a un segundo plano. El evangelio se convierte en la luz del sol con la que los creyentes ven todo lo demás. El evangelio no es sólo lo que ven, sino con lo que ven. Ellos aprecian las señales como un estímulo, pero no ven la necesidad de dichas señales. Ya no buscan un "mundo real" disponible de forma independiente, desde donde puedan mirar hacia abajo y evaluar la veracidad, el valor, la autoridad y la relevancia del evangelio. Ellos ven que el Evangelio es la verdad y es su verdad. Este es el ministerio de Dios de la "plena convicción". Y crea cristianos heroicos que se pueden enfrentar a cualquier cosa.

Cuando Pablo llegó a Tesalónica, el Evangelio llegó, al igual que Dios. Dios realizó milagros del Evangelio a través de Pablo, quien en si mismo relaciona este impacto con el tipo de hombre que él y su equipo fueron: "... nuestro evangelio no vino a vosotros solamente en palabras, sino también en poder y en el Espíritu Santo y con plena convicción; como sabéis qué clase de personas demostramos ser entre vosotros por amor a vosotros." (1:5). La siguiente pregunta es obvia.

2. ¿Qué tipo de persona era Pablo? (1 Tesalonicenses 1:5; 2:1–20)

La clave está en la última frase en 1:5: "por amor a vosotros." Cuando el mensaje de amor divino que transmitió Pablo y la vida de amor humano que veían en Pablo fluían juntas, el evangelio se afianza en sus vidas. Nada egoísta en Pablo lo complicaba. El maravilloso ser humano que era personificaba la hermosa verdad que predicaba, y los Tesalonicenses lo podían ver. Pablo no dice aquí en 1:5, "solamente como demostramos que sería de alguna forma entre vosotros. " Él dice, "solamente como sabéis qué clase de personas demostramos ser entre vosotros por amor a vosotros". Pablo hace un llamamiento a aquello que ellos mismos pueden confirmar. En 2:1 Pablo dice: "Vosotros sabéis, hermanos." En 2:2 dice, "Como vosotros sabéis". En 2:5 dice de nuevo: "Como vosotros sabéis". En 2:9 dice, "Os acordáis, hermanos." En 2:10, "Vosotros sois testigos." En 2:11, "Vosotros sabéis". Cuando Pablo recupera estos recuerdos, no está preocupado por lo que puedan pensar. Puede dejarles que saquen sus propias conclusiones, porque saben cómo vivía Pablo entre ellos. Su probado historial de amor desinteresado hace que la frase "por amor a vosotros" al final de 1:5 brille con la credibilidad de la belleza humana, y en el resto del pasaje Pablo explica las palabras "por amor a vosotros". Él les presenta más y más recuerdos de su feliz experiencia juntos, y prestamos atención a la conversación, para saber qué clase de predicador es el que puede buscar el poder, el Espíritu Santo, y la plena convicción en su ministerio.

En el capítulo 2, Pablo nos muestra cuatro indicios del tipo de persona que fue entre los tesalonicenses por amor a ellos: audacia en respuesta a la oposición (2:1-4); delicadeza en respuesta a la inmadurez (2:5-8); trabajo en respuesta a la necesidad (2:9-12); y el anhelo en respuesta a la separación (2:17-20). La característica más evidente del capítulo 2, y la más importante, es el tono rebosante de la misma. Las emociones incluidas en las simples palabras "por amor a vosotros" explotan con color, plenitud y belleza en el capítulo 2.

2.1. La audacia en respuesta a la oposición (1 Tesalonicenses 2:1-4)

Algunos predicadores son verdaderamente insoportables. Su audacia es carnal bravuconería. El motivo oculto es el uso de personas con el fin de satisfacer las necesidades personales de su ego. Pablo era audaz, pero no de esa manera. Su amor desinteresado es el proposito de este sermón. Pablo soportó muchos conflictos. El hombre que veneramos hoy como el gran apóstol fue en su tiempo percibido como polémico. ¿Por qué? Llevó las implicaciones del evangelio a un nuevo nivel en su ministerio a los gentiles. Lo hizo con valentía. En el Nuevo Testamento la palabra audacia está formada por παν y ρησια[6] (Pablo utiliza la forma verbal en 2:02), lo que sugiere que la audacia es la sinceridad y la franqueza de "decirlo todo" . La audacia dice: "no rehuí declarar a vosotros todo el propósito de Dios" (Hechos 20:27), aunque fue piedra de tropiezo para los Judios y necedad para los gentiles (1 Corintios 1:23).

Pablo pagó un precio por ello. Él ya había sufrido en Filipos. Luego pasó a Tesalónica "en medio de mucha oposición" (1 Tesalonicenses 2:2). Que mantenía su osadía? Él puso su corazón en Dios: "Hablamos, no como agradando a los hombres, sino a Dios que examina nuestros corazones" (2:4). Y lo maravilloso fue que sintió la aprobación de Dios: "Hemos sido aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio." No realizaba su ministerio para que Dios le aprobase, sino por que Dios le había aprobado. El llevó a cabo su ministerio no por un vacío emocional sino por plenitud emocional. La sonrisa de Dios que sentía le dio la objetividad personal para amar a la gente en lugar de utilizarla.

Si necesitamos gente que se halla en el camino equivocado, sólo para que nos ayude a levantarnos como hombres, vamos a terminar manipulandoles para satisfacer nuestras propias necesidades. Eso sería desagradable a Dios y restaría autoridad al Evangelio. Pero si estamos de pie sobre la sólida base emocional de la aprobación desbordante de Dios en Cristo, entonces podemos amar a la gente. Es ahí cuando tenemos algo para darles, que es coherente con el evangelio en sí mismo - la sonrisa de Dios en términos de la gracia por medio de Jesucristo crucificado. Richard Lovelace nos lo pone en bandeja de plata a los predicadores cuando escribe:

Sólo una parte del actual grupo de cristianos que profesan se ha [Sic] apropiado firmemente de la obra justificadora de Cristo en sus vidas. . . . Solo unos pocos saben lo suficiente como para empezar el día con una postura decidida sobre la plataforma de Lutero: sois aceptados, mirando hacia la fe y reclamando la justicia totalmente ajenas a Cristo como la única base para la aceptación, descansando en esa clase de confianza que produce la santificación que aumenta a medida que la fe está activa en el amor y la gratitud. Para que una obra pura y duradera de renovación espiritual tenga lugar dentro de la iglesia, muchos dentro de ella habrán de ser guiados hacia la construcción de su vida sobre estos cimientos.[7]

Hermanos, dejemos que esa renovación comience con nosotros. Vamos a comenzar cada día con este asombroso pensamiento: Ya tenemos la aprobación de Dios, y en los términos de la gracia en Cristo. No es necesario que os convirtais en el próximo predicador de renombre en Norteamérica para sentir que vuestra vida merece la pena. Si os moveis en esa dirección, sereis incapaces de amar a la gente. Vuestro ministerio será sobre vosotros. Pero si empezais cada día con la feliz verdad de que sois aceptados en Cristo, tendreis algo que dar. Pero vigildad a vuestro corazón como un halcón. Cada corazón es capaz de una alquimia inversa, mediante la cual el dorado evangelio se convierte en leyes de plomo. Martín Lutero escribió,

Es el arte supremo del diablo hacer la ley a partir del Evangelio. Si puedo mantener la distinción entre ley y evangelio, le puedo decir siempre y en cualquier momento que me debería besar el trasero. . . . Una vez que discuto acerca de lo que he hecho y he dejado de hacer, estoy acabado. Pero si respondo en base al evangelio, "El perdón de los pecados lo cubre todo," he ganado. [8]

Ganamos la batalla contra el ministerio egocentrico cuando interiorizamos lo que Cristo nos ha dado y no discutiendo entre nosotros acerca de lo que nos merecemos. Además, Cristo nos ha distinguido como predicadores de este evangelio liberador. Dios debe querernos mucho. Permite que la felicidad de saberlo conforte tu corazón.

Pero a pesar de que la audacia de Pablo es tan instructiva, aun le buscamos una explicación más completa a la frase, "por amor a vosotros."

2.2. Gentileza en respuesta a la inmadurez (1 Tesalonicenses 2:5-8)

La clave está en 2:7: "Más bien demostramos ser benignos entre vosotros, como una madre que cría con ternura a sus propios hijos". Pablo no era la niñera, aguantando las travesuras de los hijos de otro hasta que regresaran a casa. Se preocupaba por ellos como una madre lo hace por sus hijos. Era dulce, amable, suave, afable, sosegado, tranquilizador, desapasionado, deseable y bondadoso. Apreciaba lo poco que los nuevos conversos entendían. Pero para Pablo su falta de madurez no resultaba más problemética de lo que un bebé recién nacido puede serlo para sus padres. La alegría está en el propio niño, la nueva vida, el futuro. Pablo amaba a estos nuevos cristianos no sólo por lo que eran sino por lo que Dios haría de ellos. Él los quería en la esperanza, y este amor lo poseía, llevandolo a extremos de sacrificio que sólo un padre entiende: "Teniendo así un gran afecto por vosotros, nos hemos complacido en impartiros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas, pues llegasteis a sernos muy amados" (2:8). Al contrario de lo que se lee en la ESV (Versión estándar de la Biblia en inglés), Pablo no dice que estaba preparado para darse a si mismo; sino que en realidad lo hizo: "nos deleitamos en compartir con ustedes. . .” (NVI). El no se sentía molesto por lo que le habían costado, ni estaba enfadado pensando: "No se imaginan el precio que estoy pagando por ellos." Él no esperaba una gran gratitud. Se sentía feliz de entregarles su vida. Escribe "estamos encantados" en el tiempo imperfecto, pues esta era su mentalidad. No sentía envidia de sus límites. A cada momento, la cuestión en su mente era: "¿Cómo puedo entregarme en este instante a estas personas tan queridas?"

Hemos llegado al eje central del pasaje. Contemplamos lo que realmente significa la frase "por amor a vosotros" que vimos en 1:5. Vemos el tipo de persona que era Pablo. Les deseaba. No desaba su dinero o sus alabanzas, o ejercer poder sobre ellos. Les deseaba - y no lo que le darían a él, sino lo que ellos le permitirían dar. La palabra traducida como "grande es nuestro afecto" en 2:8 (ὁμειρόμενοι) sólo se utiliza aquí en el Nuevo Testamento, y rara vez fuera de éste. Esta palabra se encuentra inscrita en una tumba del siglo IV que describe la añoranza de unos padres por su hijo allí enterrado. [9] ¿Hay algún anhelo más tierno?

Pablo no tenía segundas intenciones interesadas, y se llenó de una verdadera emoción maternal por los tesalonicenses, y no se avergonzó de demostrarlo. Y recordad, Pablo no les está diciendo aquí lo él que sentía; les está recordando lo que ellos mismos vieron en el tipo de persona que era. ¿Cómo no iban a tomar en serio a un hombre así? ¿Cómo no iba su mensaje a causar una gran impresión?

George Whitefield amaba a la gente, y la gente lo sentía. En su diario escribió sobre un momento de su prédica:

Empecé a hablar, pues el Señor me daba las palabras. Al principio, la gente no parecía inmutarse, pero hacia la mitad de mi discurso, el poder del Señor Jesús vino sobre mí, y sentí como una angustia por la gente como no la había sentido antes. Los oyentes inmediatamente comenzaron a debilitarse y a llorar mucho; y teníamos buenas razones para esperar que el Señor quería el bien para muchos.[10]

Que ese poder amoroso descienda sobre nosotros.

2.3. El trabajo como respuesta a la necesidad (1 Tesalonicenses 2:9-12)

Ahora, Pablo cambia su símil de una madre a un padre, en su esfuerzo por avanzar en el lenguaje para describir la experiencia relacional y emocional que todos compartimos juntos: "así como sabéis de qué manera os exhortábamos, alentábamos e implorábamos a cada uno de vosotros, como un padre lo haría con sus propios hijos, para que anduvierais como es digno del Dios que os ha llamado a su reino y a su gloria." (2:11-12). Eso es lo que hacen los buenos padres. Ellos inspiran a sus hijos. Mamá los educa. Papá los reta. Los niños necesitan ambas cosas, y Pablo hizo ambas cosas. En conversaciones individuales, Pablo les miró a los ojos y les exhortó firmemente hacia la llamada de Dios en Cristo Jesús. Él tenía la autoridad moral para hacerlo, porque como su padre espiritual, trabajó duro para mantenerlos: "trabajando de día y de noche para no ser carga a ninguno de vosotros" (2:9).

En 2:13-16, Pablo crea un elemento adicional. Regresa al punto que estableción en 1:5, el fuerte impacto del Evangelio, ampliandolo con una descripción más completa sobre el precio que los tesalonicenses han pagado por su nueva fe. En este apartado su atención pasa del tipo de hombre que era Pablo, a la clase de conversos en los que se han transformado los tesalonicenses. Demuestra que entiende la lucha a la que se enfrentan, pero impide que la idea de rendirse llegue a penetrar en sus mentes. Les muestra la nobleza de su causa y las consecuencias eternas que están en juego. Sin embargo, su crisis abre la puerta a Pablo para tranquilizarlos aún más acerca de sus sentimientos por ellos, ahora en un intenso flujo de amor.

2.4. Anhelo en respuesta a la separación (1 Tesalonicenses 2:17-20)

"Pero nosotros, hermanos, [fuimos] separados de vosotros por breve tiempo" (2:17). O, como el BDAG (Lexico griego inglés del Nuevo Testamento) traduce, "nos quedamos huérfanos al separarnos de ti."[11] Pablo se sintió como una madre o como un padre para ellos y ahora siente su ausencia. ¿De qué profundidad emocional no es ese hombre capaz? Podemos pensar, "Pablo, ¿no estás exagerando? Vos mismo habeis dicho es sólo "por poco tiempo." "Pero nuestra tacañería emocional es la debilidad que el Espíritu Santo, con delicadeza trae a la superficie mostrandonos el corazón generoso de Pablo. Hay muchos "unos a otros" en el Nuevo Testamento. ¿Cuando dice la Biblia, "Amaos unos a otros moderadamente"?

Apilando términos sobre términos, Pablo describe sus sentimientos como "gran deseo", en 2:17, así como sentía "un gran afecto" por ellos en 2:8. Pero aqui, en 2:17, utiliza una palabra diferente: el sustantivo que frecuentemente se utiliza en otras partes del Nuevo Testamento para designar la "lujuria". ¿Qué desea Pablo con tanto ardor? Sólo esto: "verles cara a cara." Hay algo insustituible, casi místico, en el encuentro cara a cara. El correo electrónico puede ser la forma más cruda de comunicación que jamás se haya inventado. Es mejor de esta forma: "verles cara a cara." Es tan sencilla, tan eficaz. Como Jean-Paul Sartre dijo: "La revolución es vernos mucho." [12] El trabajo conjunto hace que todo sea bastante más poderoso. Pablo, el predicador dijo: "Nos propusimos con mayor entusiasmo y con gran deseo veros cara a cara." Él les estaba escribiendo esta carta para decirles eso. Esta carta en sí misma no podía lograr todo lo que él quiere. La carta es buena, pero el encuentro cara a cara es mejor. Satanás lo sabe. El mayor estratega contra la causa de Cristo en todo el universo orienta sus terribles intenciones una y otra vez con el fin de que no nos podamos ver los unos a los otros, como observamos en 2:18.

Por último, con un lenguaje que podría parecer temerario o, peor aun, idolatría, Pablo abre su corazón sin reservas: "Porque ¿quién es nuestra esperanza, gozo o corona de gloria? ¿No lo sois vosotros en la presencia de nuestro Señor Jesús en su venida? ¿No lo sois? Pues vosotros sois nuestra gloria y nuestro gozo"(2:19-20). ¿Cuál es la joya de la corona, el orgullo y la alegría de la misión de vida de Pablo? ¿No son los tesalonicenses? Es así como imprudentemente, si se me permite decirlo, Pablo se identifica con su pueblo. Y al llevar la corona que representan para él y al sentir la alegría que son para él "ante nuestro Señor Jesucristo en su venida" se entiende que es permanente. Es un hecho reconocido por el mismo Señor Jesús como auténtico y digno. El amor especial entre el pastor y su gente comienza a tiempo, pero no termina por toda la eternidad. Incluso si Satanás entorpece la reunión de Pablo con sus amigos en esta vida, se reunirán de nuevo como pastor y pueblo, y serán inmensamente felices para siempre.

3. Conclusión

Cuando el Señor resucitado de la iglesia te envía a un pueblo como su pastor, no te está enviando a ellos como su crítico, sino como su amigo. Pueden ser inmaduros. Pueden estar estancados en la tradición o deslumbrados por las nuevas modas. Pero ellos son vuestros por el misericordioso nombramiento de Cristo, y los conoceréis siempre. Si teneis la esperanza de que el evangelio obre en sus corazones con el poder y en el Espíritu Santo y con plena convicción, como supongo que lo deseais, entonces no sólo debeis predicarles, sino desearles. No desees lo que ellos pueden hacer por ti sino lo que tu puedes hacer por ellos. Amales, disfruta de ellos, regocijate en ellos y honrales. Cuando otros pastores se quejen de sus iglesias, tú marca otra pauta. Eleva su espíritu. Se su adalid y defensor. Ellos serán tu gloria y alegría en la Segunda Venida. Termino con una cita de Spurgeon:

Un hombre que tiene mucho que ver con los hombres deberá amarlos y sentirse como en casa con ellos. Es preferible que una persona que no tiene la genialidad en su interior sea un empresario de pompas fúnebres y entierre a los muertos, ya que nunca conseguirá influir en los vivos. . . . Un hombre debe tener un gran corazón, si quiere tener una gran congregación. Su corazón debe ser tan amplio como los amplios puertos a lo largo de nuestra costa, que disponen de suficiente espacio para dar cabida a una flota. Cuando un hombre tiene un corazón grande y amoroso, los hombres van a él como los buques al puerto y se sienten en paz cuando han anclado bajo la protección de su amistad. Un hombre así es generoso, tanto en público como en privado; su sangre no es fría y viscosa, pero el es cálido como vuestro hogar. El orgullo y el egoísmo no os dan escalofríos cuando os acercais a ellos; tiene todas sus puertas abiertas para recibirte, y que te sientas como en casa. Me gustaría persuadiros a cada uno de vosotros de que fueseis un hombre así. [13]

  1. Los tres artículos de esta serie son manuscritos editados superficialmente a partir de las ponencias de E. Y. Mullins presentadas en el Seminario Teológico Bautista del Sur el 30 de septiembre y el 1 y 2 de octubre de 2008 (disponible en http://www.sbts.edu/resources/Audio_Resources/Mullins_Lectures.aspx). La parte 1 ("El poder en la prédica: Decidir [1 Corintios 2:1-5] ") fue publicado en Themelios 34 (2009): 79-86, y la parte 3 ("El poder de la prédica: El Gozo [2 Corintios 12:1-10] ") se publicará en Themelios 34:3 (2009).
  2. Las citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS © Copyright 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usadas con permiso. Todos los derechos reservados.
  3. Cf. Dane Ortlund, A New Inner Relish: Christian Motivation in the Thought of Jonathan Edwards (Ross-shire, Escocia: Christian Focus, 2008), 104-5: Los no cristianos pueden comprender el evangelio tan bién cómo los creyentes. . . . De hecho, según la Escritura, no tenemos que limitar esto a lo humano: los demonios también pueden comprender las cosas divinas con perspicacia. Santiago 2:19 nos dice que "también los demonios creen y tiemblan" El diablo y sus secuaces superarían los exámenes que figuran en nuestros mejores seminarios. Su ortodoxia es impecable. No existe un hereje entre ellos. En el sermón "True Grace Distinguished from the Experience of Devils", Edwards escribe provocativamente: "El diablo es ortodoxo en su fe; él cree en el verdadero esquema de la doctrina; él no es deísta, sociniano, arriano, pelagiano, o antinómico; los artículos de su fe son todos sólidos, y en ellos se establece a fondo". A los habitantes del infierno se les debían otorgar premios internacionales como "Mejores teólogos". Y si Satanás fuese su papa, sin duda es infalible. Si el pensamiento de la post-Ilustración era justo al atribuir la preeminencia de lo cognitivo sobre lo afectivo, vamos a reclutar a los demonios para enseñar en nuestro próximo seminario de Evangelismo Explosivo. Sin duda, ellos entienden la verdad del evangelio mejor que nadie.
  4. Islay Burns, Memoir of the Rev. Wm. C. Burns: Missionary to China from the English Presbyterian Church, (Londres: Nisbet, 1870), 144.
  5. Corrección de la ESV. Cf. C. E. B. Cranfield, A Critical and Exegetical Commentary on the Epistle to the Romans (2 vols.; Edimburgo: T&T Clark, 1975 a 1979), 2:534.
  6. Cf. BDF §11(1).
  7. Richard F. Lovelace, Dynamics of Spiritual Life: An Evangelical Theology of Renewal (Downers Grove: IVP, 1979), 101-2.
  8. Citado en Slenczka Reinhard, "Luther’s Care of Souls for Our Times", Concordia Theological Quarterly 67 (2003): 42.
  9. Cf. MM, sv. ὁμείρομαι.
  10. Citado en Alexander Archibald, The Log College: Biographical Sketches of William Tennent and His Students (1851; reimpresión, Londres: Banner of Truth, 1968), 19.
  11. BDAG, sv ἀπορφανίζω.
  12. Citado por Peter Collier y David Horowitz, Destructive Generation: Second Thoughts on the Sixties (New York: Conferencia de 1989), 80.
  13. C. H. Spurgeon, Lectures to My Students (repr., Grand Rapids: Zondervan, 1970), 169.


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